¿Te engaña tu equipo? O cómo gestionar las percepciones.

01/12/2013

Te engaña tu equipo o como gestionar las percepciones

Si estás liderando un equipo lo normal es que prefieras pensar que no es así. O incluso creas que no es así.

Por otra parte si eres miembro de un equipo, y tus valores son como los de la mayoría de la gente honrada, seguro que piensas que tú desde luego no engañas a tu líder. Y tampoco creas que tus colegas lo hacen.

Pero si a su vez tienes alguien a tu cargo, de nuevo estás en el caso del primer párrafo.

Y no es que esté sugiriendo que la gente en las empresas se engañe. O no al menos de forma consciente. Bueno, alguno pensará que hay de todo. Y probablemente en algunos casos sea así. “Hay gente que hace lo que sea con tal de conseguir los objetivos, o de que no le pillen en un renuncio”.

Pero insisto no van por ahí mis intenciones con este post.

Tienen más bien que ver con un concepto que cuanto más lo trabajo en nuestra empresa, con nuestros clientes e incluso en mi casa, más me convenzo de que nos lo deberían enseñar en los colegios. Y me refiero a lo que en Análisis Transaccional llamamos el “imago”.

El imago es la imagen mental que tienes de otra persona, o grupo de personas, y del entorno en el que se encuentran. En el imago no incluyes sólo el aspecto físico del otro o del entorno, también consideras – aunque sea de forma inconsciente – cómo debería/n relacionarse contigo y los demás, cómo debería/n comportarse.

Lo normal es que cada persona en la vida vaya ajustando su imago de los demás. Pero a veces ocurre que no lo hacemos para poder mantener una opinión determinada sobre alguien.

El caso es que a partir de ese imago pueden surgir expectativas inconscientes que afecten a tu relación con esa persona o personas.

Y es aquí donde el “engaño” empieza.

Cuando lideras a una persona o personas y pactas que la relación funcione en base a la confianza, es fácil que des por hecho que el otro va a estar compartiendo contigo de forma continua lo que esté en su imago sobre ti. O sobre su equipo. Y sobre sus áreas de responsabilidad que al final, por jerarquía, también dependen de ti.

Cuando confías en tu gente estás convencid@ de que no se te van a “escapar” cosas porque tu equipo te las va a contar. Pero claro de lo que no te das cuenta es de los mecanismos que cada uno sigue para ajustar su imago.

Primero porque cada uno de los miembros de tu equipo tienen diferentes formas de ver la vida y por tanto distintas actitudes.

En la medida que cada uno tenga diferentes valores, que los tendrán, cada uno dará distinta importancia a lo que ocurre; será fácil que lo que para ti es crítico, no signifique nada en el marco de referencia de tu colaborador/a, y no quede ni siquiera registrado en su imago.

Las necesidades de cada persona son distintas y eso generará motivaciones específicas para cada uno; pero es que además las necesidades de cada rol son muy diferentes y eso hará que cada uno ponga el foco en aspectos particulares que de nuevo generan diferentes impresiones en la persona.

Como además cada uno tiene sus creencias, y a todos nos gusta tener razón, el foco habrá estado además centrado en lo que las confirme.

Y por si fuera poco, cada uno hará una proyección inconsciente, o feedforward, a futuro de lo que espera que ocurra para satisfacer sus necesidades, asegurarse el reconocimiento, y seguir cumpliendo con su rol.

Si te das cuenta es fácil que cada uno de los miembros de tu equipo funcione de modo que no te pase la información que esperarías – y necesitas por tu puesto – para poder ocuparte de satisfacer tus propias necesidades como responsable del equipo. Porque es fácil que no estuviesen en su imago en primer lugar.

Por tanto cuando necesites tener certeza de lo que pasa más allá de tu equipo, una forma segura de conseguirla es bajarte al ruedo y confirmar el gap entre lo que tu equipo te cuenta y lo que de verdad ocurre aguas abajo. No es desconfiar.

Es entender de primera mano lo que ocurre. Entender el gap entre lo que según tu imago debería ocurrir y lo que cada miembro de tu equipo te cuenta desde su imago.

¿No tienes tiempo para hacer eso?

Es posible que te lo parezca, pero si esperas demasiado a hacerlo, y sigues operando como si tu equipo no te “engañara”, quizás te encuentres un día, con que tu falta de ajuste de imago con la realidad sea el engaño que preferiste creer para no encontrarte con ella.

Y cuando esto ocurre con un caso muy especial, esto es con el imago que tienes del mercado, los costes pueden ser desastrosos.

Por último, si te preguntas las negrillas que has visto en el texto, son los primeros pasos de nuestro Modelo de Auto-Liderazgo, que te interese dominar para evitar esos “engaños”.

Si quieres saber más sobre cómo mejorar tu gestión del imago y de la tu equipo, no dudes en pedirnos una demo de nuestro Modelo de Auto-Liderazgo.

Matti Hemmi

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