El camino hacia la autonomía desde el trabajo terapéutico con las NALIS

01/03/2015

Rosario Castillo Mayén

Rosario Castillo Mayén

Este trabajo de investigación se centra en las Necesidades Arcaicas Legítimas Insatisfechas y en cómo la intervención terapéutica sobre ellas puede promover en el paciente tomar decisiones más autónomas. Estas necesidades se consideran como heridas que se han producido durante la experiencia vital de la persona, y que al encontrarse insatisfechas pueden dar lugar a conductas y decisiones auto-limitadoras.

“Un día alguien te va a abrazar tan fuerte que todas tus partes rotas se juntarán de nuevo”.
Anónimo.

Resumen

Durante la revisión teórica se describen y relacionan los conceptos de autonomía y de Necesidades Arcaicas Legítimas Insatisfechas. Posteriormente, se describe el estudio cualitativo realizado con dos pacientes con las que se trabajó este tipo de necesidades surgidas durante el proceso terapéutico, así como los resultados obtenidos. Finalmente, se discute el alcance de estos resultados, destacando la utilidad de conocer los rasgos de personalidad de las pacientes y, especialmente, de la contratransferencia para intervenir sobre estas necesidades evitando juegos psicológicos. Como conclusión, se señala la utilidad del trabajo psicoterapéutico sobre las Necesidades Arcaicas Legítimas Insatisfechas como una “experiencia reparadora” para el paciente que le puede permitir avanzar en su autonomía.

Introducción

Un proceso psicoterapéutico, desde la perspectiva de la Psicoterapia Humanista, tiene como fin último facilitar y promover el crecimiento personal de quien ocupa el rol de paciente, que esa persona sea más ella misma (Rosal, s.f.). Este crecimiento supone un proceso de desarrollo que nos lleva a conectar con nuestra auténtica esencia. A modo de ilustración, podemos visualizarlo como un proceso en que la persona se va descubriendo a sí misma, y que, como si jugara con muñecas rusas y junto con su psicoterapeuta, va abriendo y quitando las muñecas externas que protegían y ocultaban su interior.

En este proceso hacia su esencia, la persona se irá encontrando con diferentes capas, máscaras, o muñecas para continuar con la metáfora, y también con heridas, experiencias dolorosas, conflictos internos, algunos aún por resolver. Así, la persona se dará cuenta de que, muy sabiamente, durante su vida había construido esas otras imágenes de sí misma que hasta ahora le habían ayudado a protegerse, en un intento de curar sus heridas. Esta persona también descubrirá, quizás asombrada, la cantidad de recursos de los que dispone, los que ha utilizado y los que puede aún desarrollar para ser más feliz. El descubrimiento de su propia esencia, la decisión de desprenderse de esas máscaras que ya no le sirven, le permitirá integrar y estar en contacto con todas las esferas de su existencia, es decir, con su cuerpo, emociones, pensamientos, conductas y con su parte espiritual o transcendental. Esta integración y conexión interna le permitirá a su vez que se encuentre en armonía consigo misma, con los demás y con el mundo.
Desde la Psicoterapia Humanista Integrativa (PHI) se considera esencial el vínculo afectivo que se establece entre terapeuta y paciente en este proceso de autodescubrimiento, un vínculo afectivo cuya característica primordial es el amor incondicional del [1] terapeuta hacia su paciente, y que éste irá integrando durante su proceso (Zurita y Chías, 2009). Este amor será el ingrediente indispensable para el camino hacia nuestra esencia, para el desarrollo de nuestro verdadero ser. Desde la PHI, dicho proceso implica también la curación de los conflictos personales del paciente, la sanación de las viejas heridas que le impiden vivir plenamente (Módulo 1, 2012). La sanación de tales heridas requerirá, con frecuencia, un trabajo emocional profundo dentro de un proceso de duelo. En términos del Análisis Transaccional (AT), vivir en plenitud se lograría cuando se alcanza la autonomía.
Así, una relación terapéutica será más que acompañar a que la persona se descubra a sí misma. Una relación terapéutica consiste en tratar bien a la persona para que cure sus heridas y que así pueda caminar hacia su autonomía (Cuadra Pérez, 2014). Para ello será esencial “(…) que en la relación terapéutica el paciente sienta el AMOR incondicional de su terapeuta, sobre el que se podrá construir la confianza básica profunda necesaria para la resolución de los conflictos primarios” (Zurita y Chías, 2009, p. 69).
El objeto de estudio de este trabajo de investigación es explorar cómo el trabajo terapéutico con algunas de las heridas del paciente, basado en ese vínculo afectivo descrito anteriormente, puede facilitar que avance en su camino hacia la autonomía. Las heridas en las que nos centraremos son las Necesidades Arcaicas Legítimas Insatisfechas (conocidas como NALIS, acrónimo que se utilizará en adelante). Para ello, comenzaremos describiendo en qué consiste ser una persona autónoma, qué son las NALIS y cómo se relacionan con la autonomía. A continuación se plantean los objetivos e hipótesis que motivan este trabajo, focalizados en el abordaje de las NALIS dentro del proceso terapéutico. Más tarde se expone el método de estudio y algunos ejemplos obtenidos en sesiones reales con pacientes que servirán para ilustrar los resultados de la intervención terapéutica con las NALIS, para finalmente discutir tales resultados y ofrecer las conclusiones más relevantes para la PHI. Este trabajo se basa en mi experiencia como psicoterapeuta en formación, paciente, alumna del Máster en Psicoterapia Humanista Integrativa y Counselling, e indudablemente, en mi experiencia personal en este camino hacia la autonomía.

Autonomía

Para Berne (1964/1973), el logro de la autonomía se manifiesta por la liberación o recuperación de tres capacidades: la consciencia, la espontaneidad y la intimidad. Más tarde, Carlo Moiso añadió a éstas la ética. Ser consciente implica vivir en el “aquí y ahora”, diferenciando lo que es objetivo (lo que es) de lo subjetivo (lo que he aprendido o lo que quiero que sea). Implica ser consciente de lo que hacemos, de dónde estamos, de lo que sentimos, y a partir de ahí la posibilidad de elegir qué hacer con ello (Módulo 2, 2012). Una pregunta que facilita reconocer esta capacidad sería ¿Dónde está mi mente cuando mi cuerpo está aquí? (Berne, 1964/1973).

La espontaneidad es la libertad de elegir y expresar nuestros sentimientos de entre aquellos que tenemos disponibles, y no sólo de tener los sentimientos que nos han enseñado (o hemos aprendido) a tener (Berne, 1964/1973). Esta capacidad también implica elegir libremente expresar mis pensamientos y necesidades, actuando en consecuencia, siendo quien soy hoy (Cuadra Pérez, 2014).

La intimidad es la capacidad de abrirnos a otra persona, compartiendo libremente nuestro pensar, sentir y actuar (Oller Vallejo, 2001). Implica proximidad, cercanía y ser personas auténticas, estando en pleno contacto con los demás (Cuadra Pérez, 2014).

Finalmente, la ética, según Moiso, es la capacidad de elegir actuar en cada momento respetando nuestros propios valores asumidos (Cuadra Pérez, 2014).

Lograr y mantenerse en la autonomía no es una tarea sencilla. Puede resultar adecuado concebir la autonomía como un camino, en el que conforme avanzamos conseguimos ser personas más autónomas ante cada vez más situaciones y acontecimientos de nuestra vida. Sobre todo ante situaciones que supongan estrés para la persona, será más probable que tendamos a actuar desde nuestro guión de vida, llevando a cabo conductas auto-limitadoras, es decir, opuestas a la autonomía. Una de las señales que nos indica que la persona no se está comportando de manera autónoma es cuando utiliza juegos psicológicos en sus relaciones interpersonales (Berne, 1964/1973). Estos juegos se inician con el objetivo de satisfacer una Necesidad Arcaica Legítima Insatisfecha, aunque su puesta en práctica no conseguirá satisfacerla, sino reforzar el guión (Módulo 12, 2013).

Necesidades Arcaicas Legítimas Insatisfechas y su Relación con la Autonomía

La conducta humana se rige fundamentalmente por una motivación básica que nos dirige a satisfacer nuestras necesidades. Los seres humanos sólo podemos mantenernos vivos, desarrollarnos y evolucionar en la medida en que somos capaces de interaccionar de manera adecuada con nuestro entorno físico y social de un modo tal que consigamos que nuestras necesidades estén satisfechas (Cuadra Pérez, 1998). Esta “manera adecuada” de interaccionar con nuestro entorno para satisfacer nuestras necesidades será mediante una conducta autónoma. Así, nuestro entorno, principalmente durante las primeras etapas del desarrollo evolutivo, también habrá de responder adecuadamente para que las necesidades de cada etapa queden cubiertas (Camín, 2012). El fallo en la satisfacción de las necesidades humanas puede dar lugar a consecuencias negativas en el desarrollo integral de la persona, y con ello impedir o dificultar, en mayor o menor grado, el camino hacia la autonomía.

Carlo Moiso introdujo el concepto de NALIS para definir aquellas necesidades de nuestro pasado que no lograron satisfacerse. Dado que no hay ningún trabajo publicado que describa este concepto, a continuación ofrezco una descripción de las NALIS basándome en el desarrollo teórico de Jesús Cuadra Pérez (comunicación personal, 22 de abril de 2014) y en mi experiencia personal y profesional.

Cualquier necesidad humana puede ser, potencialmente, una NALI. Teniendo en cuenta que desde la Psicoterapia Humanista Integrativa concebimos al ser humano desde una visión holística, una NALI podría, por tanto, proceder de cualquier esfera o dimensión humana, es decir, de la física o biológica, la individual o psicológica, la social o relacional, y la espiritual. Sin embargo, será más probable que aquellas necesidades que requieran de la interacción con otra persona para su satisfacción se conviertan en NALIS.

Al tratarse de una necesidad arcaica esto quiere decir que es una necesidad del pasado, y no del “aquí y ahora”. Así, una NALI en principio no sería una necesidad actual, sino una necesidad del ayer. Sin embargo, teniendo en cuenta el amplio espectro de necesidades humanas y su existencia a lo largo de todo nuestro desarrollo, considero posible que una NALI coincida con una necesidad del presente. En este caso, la intensidad de esta necesidad, actual y a su vez arcaica, podría ser mayor y las consecuencias de no ser satisfecha más intensas, dado que la persona no contaría aún con los recursos necesarios para satisfacerla de una manera autónoma. Es como si la herida se abriera cuando una necesidad actual coincide con una NALI.

En otras palabras, la ausencia de satisfacción adecuada de la necesidad en el pasado podría dar lugar a que la persona no haya llegado a desarrollar, adquirir e integrar las estrategias apropiadas para satisfacer su necesidad, y por lo tanto tampoco contaría con ellas en el presente. Por lo tanto, la conducta autónoma cuando una necesidad actual coincide con una NALI sería más improbable.

Se considera una necesidad legítima porque surge de la experiencia subjetiva de la persona que la tuvo, correspondiéndose o no con la evaluación objetiva que pueda hacerse de la situación en la que el individuo experimentó esa necesidad. Dicha necesidad dependerá de la experiencia fenomenológica, relacional e histórica de la persona.

El que una necesidad arcaica esté insatisfecha tendrá consecuencias auto-limitadoras en la persona actual. Las consecuencias de su insatisfacción podrán evidenciarse en estrategias de supervivencia que impiden o dificultan su autonomía, y que la persona actual manifestará en sus relaciones y/o en su proceso mental, tales como mecanismos de defensa, creencias de guión, juegos psicológicos, resistencias, etc.

Si no logramos satisfacer nuestras necesidades, es decir, si algunas de nuestras necesidades están insatisfechas, éstas podrán ir formando heridas que influirán en nuestro desarrollo posterior. Estas heridas nos impulsarán a tomar decisiones auto-limitadoras, basadas en nuestro guión y no en nuestro desarrollo autónomo, y con ello, tenderemos a reproducir nuestro sentir, pensar y hacer que confirma y refuerza nuestro guión de vida.

¿Cuáles Pueden Ser las NALIS?

Teniendo en cuenta que, como decíamos anteriormente, todas las necesidades humanas podrían convertirse en una NALI, considero adecuado que para el trabajo terapéutico con estas necesidades contemos como herramienta con un listado que facilite su identificación. El estudio de la motivación humana es una pieza clave en la psicología, y por ello se han desarrollado un gran número de teorías para explicarla. La teoría de las necesidades humanas de Maslow (1954), primer impulsor de la psicología humanista, es quizás la más conocida. El AT también establece una teoría de la motivación para explicar nuestra conducta social, es decir, aquella que tiene que ver con nuestra relación con otras personas y con el entorno. De acuerdo con Berne, cuando interaccionamos con otras personas buscamos satisfacer fundamentalmente nuestras necesidades psico-sociales, a las que este autor denominó hambres psicológicas (Módulo 2, 2012). Éstas son el hambre de estímulo, de reconocimiento y de estructura.

El hambre de estímulo está asociada con las funciones biológicas y los estímulos neuronales. La estimulación física a través de todos los órganos sensoriales, especialmente del tacto, es una necesidad básica desde el nacimiento. El hambre de reconocimiento tiene que ver básicamente con ser reconocidos por el simple hecho de existir y ser tal y como somos. Esta necesidad se satisface mediante las caricias, entendidas como cualquier acto de reconocimiento de la presencia de otra persona (Berne, 1964/1973), y las expresiones de amor. El hambre de estructura se refiere a la necesidad de organizar e integrar el flujo de estímulos que constantemente recibimos del medio externo e interno (Módulo 2, 2012). Así, esta hambre tiene dos dimensiones, la necesidad de estructura externa, que implica a su vez a la necesidad de estructura temporal y de estructura espacial, y la necesidad de estructura interna, asociada con el desarrollo de nuestra identidad.

El analista transaccional Jesús Cuadra Pérez (1998) distingue distintos tipos de necesidades humanas que se corresponden con los diferentes niveles de identidad existencial. El listado de necesidades propuesto por el autor recoge y extiende las hambres psicológicas señaladas anteriormente, e incluye además las necesidades relacionales (Erskine y Trautmann, 1996) y las espirituales o del yo íntimo. La clasificación de las necesidades humanas que propone el autor puede verse en la Tabla 1.

NALIS y Rasgos de Personalidad

Conocer los rasgos de personalidad de nuestro paciente puede guiarnos en la identificación de sus necesidades más apremiantes. Según el tipo de personalidad podrá haber NALIS más relevantes que otras en la vida de una persona. Sin embargo, conocer la estructura de personalidad será necesario pero no suficiente debido a la gran variedad de necesidades humanas y a que el desarrollo de las NALIS dependerá de la experiencia vital de cada persona.

Tabla 1. Necesidades humanas (adaptado de Cuadra Pérez, 1998).

Físicas
y biológicas

Psicológicas
y emocionales

Relacionales

Espirituales

  • Oxígeno
  • Alimento
  • Actividad, descanso y placer
  • Dormir
  • Eliminación
  • Estimulación física (contacto) y sensorial
  • Sexo
  • Equilibrio térmico, hormonal e inmunológico
  • Reconocimiento: por lo que somos, por nuestras cualidades, y por lo que hacemos
  • Ser amado/amada
  • Amar
  • Autoestima
  • Pertenencia
  • Estructura: interna, externa temporal, y externa espacial
  • Seguridad
  • Contacto emocional
  • Estímulo emocional e intelectual
  • Logro
  • Seguridad relacional
  • Validación, afirmación e importancia dentro de una relación
  • Aceptación por otra persona estable, confiable y protectora
  • Confirmación de la experiencia personal
  • Autodefinición
  • Tener un impacto en la otra persona
  • De que la otra persona tome la iniciativa
  • Expresar amor
  • Espacio y tiempo
  • Nutrición del yo íntimo
  • Producción
  • Crecimiento y desarrollo de las capacidades del yo íntimo
  • Pasar por las fases del desarrollo espiritual: dolor, sabiduría y alegría
  • Estimulación y apertura del yo íntimo, y realización de actividades espirituales

Desde una perspectiva psicoanalítica y transaccional, se pueden señalar tres necesidades básicas que surgirán de manera cronológica y que se corresponden con diferentes estructuras de personalidad (Georges Escribano, comunicación personal, 26 de abril de 2014). En primer lugar, surgiría la necesidad de tener una estructura de referencia, de un espacio seguro. Esta necesidad es más relevante para las estructuras de personalidad psicóticas. En segundo lugar, emergería la necesidad de reconocimiento, de existir en los ojos de la madre, que se corresponde con la necesidad de las estructuras límites. Para la estructura neurótica, el reconocimiento no es suficiente. Esta estructura está asociada con la necesidad que aparecería en último lugar, la necesidad de pasar a la acción, de estimulación y de creatividad.

Así mismo, desde el modelo de terapia del proceso propuesto por Taibi Kahler, también sabemos que cada adaptación de personalidad se asocia con unas necesidades psicológicas que la persona necesitará satisfacer en mayor medida para evitar descender por los diferentes grados de estrés que finalmente confirmarían el guión de vida (Módulo 21, 2013). Las necesidades asociadas con cada adaptación de personalidad se incluyen en la Tabla 2.

Tabla 2. Necesidades según la adaptación de la personalidad.

Adaptación de personalidad

Necesidad

Emocional Atención personal, satisfacción sensorial, aprecio
Pensadora Reconocimiento por el trabajo y estructuración del tiempo
Lúdica Contacto lúdico, diversión
Emprendedora Excitación
Reflexiva Dirección y soledad
Íntegra Respeto por las creencias y reconocimiento por el trabajo

Identificación de las NALIS en el Proceso Terapéutico

Para identificar una necesidad, lo primero en que podemos pensar probablemente sería en preguntar directamente a nuestro paciente “¿Qué necesitas?” Sin embargo, es frecuente que el paciente no sepa qué responder a esa pregunta. Es posible que la necesidad esté olvidada, reprimida, oculta, ignorada, y que por tanto el paciente no pueda contactar con ella. Es posible que el paciente no se atreva a expresarla por algún miedo y que la esté protegiendo. Es posible también que esta pregunta no se realice en el momento preciso o de una forma adecuada o concreta.

Detectar los juegos psicológicos puede facilitar la identificación de las NALIS, pues un juego estará motivado por una necesidad de este tipo, en un intento de lograr satisfacerla. Sin embargo, considero que las NALIS no sólo están presentes en tales juegos, sino que pueden aparecer como resistencias durante el proceso terapéutico, como algo que impide al paciente hacer aquello que quiere o que necesita. Es por ello importante tener en cuenta nuestra contratransferencia para identificar si hay algo que el paciente pueda necesitar que esté demandando explícita o implícitamente. Así, para identificar una NALI, sería necesario, en primer lugar, detectar desde nuestra contratransferencia una resistencia en el paciente, y en segundo lugar, detectar y/o explorar si tras esa resistencia existe una demanda explícita o implícita de aquello que pueda necesitar. Identificar esta demanda será esencial para evitar que el terapeuta adopte una posición salvadora en el triángulo dramático, y para que se mantenga en su estado Adulto o de Padre Nutritivo Positivo. Es importante recordar que si damos al paciente lo que nos ha dicho que necesita, siempre y cuando que podamos y queramos darlo, no estaremos salvando (José Zurita y Macarena Chías, módulo presencial, 15 de febrero de 2014).

La siguiente cuestión sería qué podemos hacer con las NALIS dentro del proceso terapéutico una vez detectadas. En este punto considero esencial recordar que las NALIS se refieren a necesidades del pasado, y que por tanto ya no podrán satisfacerse en la situación o situaciones en que se produjeron. Ante esta insatisfacción, será necesario realizar un proceso de duelo (Cuadra Pérez, comunicación personal, 26 de abril de 2014). Durante el proceso terapéutico el paciente podrá lograr experiencias reparadoras en relación a esa NALI (Cuadra Pérez, comunicación personal, 26 de abril de 2014), por lo que el trabajo terapéutico con estas necesidades podrá ser una satisfacción puntual para el paciente. Sin embargo, considero que esta experiencia reparadora, que posteriormente podrá requerir un trabajo más profundo, puede ser una intervención significativa que facilitaría que el paciente continúe avanzando en su autonomía.

Objetivos e Hipótesis

El objetivo general de este estudio es un trabajo de exploración inicial, en el que se desea profundizar en el estudio de las NALIS y en su utilidad terapéutica para lograr las metas de los pacientes. Como objetivos específicos, este trabajo pretende, en primer lugar, abordar las NALIS durante el proceso terapéutico de pacientes en prácticas, teniendo en cuenta su estructura de personalidad y por tanto las necesidades específicas de la misma, así como la observación terapéutica. En segundo lugar, pretende comprobar si una focalización más específica en las NALIS de los pacientes promueve en ellos un avance hacia la autonomía. Por último, este estudio pretende explorar la utilidad de la contratransferencia en la identificación e intervención con las NALIS.
Teniendo en cuenta que las NALIS pueden impedir o bloquear la conducta autónoma, la hipótesis de este trabajo es que mediante la satisfacción puntual de una NALI durante el proceso de terapia, la persona llevaría a cabo decisiones más autónomas, no auto-limitadoras, relevantes para su proceso personal.

Método

Este estudio se basa en mi experiencia con mis pacientes de prácticas. Proporcionaré dos extractos de sesiones de terapia que, a modo de ilustración, puedan servir como un ejemplo e inicio en el trabajo terapéutico con las NALIS.

Participantes
En este estudio participaron dos pacientes femeninas, Esmeralda, de 23 años, y Carmen, de 29 años. Por razones de confidencialidad, los nombres que se utilizan para identificar a las pacientes no se corresponden con los reales, y la información que se facilite sobre ellas no permitirá tampoco identificarlas.

Materiales
Los materiales relevantes en este estudio fueron aquellos relacionados con la evaluación y análisis. Éstos fueron:

  • Esquema de los 5 niveles propuesto por José Zurita (Módulo 6, 2013): incluye la identificación de la conducta, el pensamiento social, el pensamiento profundo, las emociones básicas y las emociones profundas.
  • Análisis Funcional del AT: explora la posición existencial, estados del Yo, mandatos, impulsores, posición en el triángulo dramático, juegos psicológicos, sentimientos parásitos y comportamientos pasivos.

Procedimiento
Solicité permiso a las participantes para incluir información sobre sus procesos terapéuticos en este trabajo, subrayando que su colaboración sería voluntaria y anónima. Ambas dieron su consentimiento informado.

Las sesiones terapéuticas con las pacientes eran semanales y en su mayoría fueron a través de video-llamada. Con Esmeralda realicé dos sesiones presenciales.
La recogida de datos cualitativos la realicé anotando los aspectos más relevantes de los procesos terapéuticos de cada paciente durante y después de cada sesión. De este modo, estos datos parten de mi observación y análisis de los contenidos tratados en las sesiones, así como de los procesos de transferencia y de la información obtenida en la supervisión de las sesiones, realizada por el psicoterapeuta Jesús Mena. La auto-observación también me permitió identificar mi contratransferencia.

Resultados

En relación a los rasgos de personalidad [2], el análisis de los 5 niveles y el funcional indicaron que ambas pacientes mostraban rasgos de la estructura neurótica. Para resumir los datos obtenidos de estos análisis me centraré en el pensamiento profundo y los impulsores. En Carmen los más destacados eran “Sé perfecta”, “Complace” y “Esfuérzate”. Sus rasgos estaban más asociados con la estructura obsesiva, también con la histérica y pasivo-agresiva, y su adaptación era la pensadora. En Esmeralda destacaban los impulsores “Complace” y “Sé fuerte”. Sus rasgos se relacionaban más con la estructura histérica y su adaptación era la emocional.

El objetivo terapéutico de Carmen era lograr sentir y expresar sus emociones de una manera auténtica y coherente con la situación. Uno de los temas que trabajamos durante su proceso fue el duelo de la relación con una ex pareja, hacia la que mantenía sentimientos de ambivalencia. Tras varias sesiones, Carmen decidió despedirse de esta relación, y comenzó a realizar el cuaderno de duelo (Zurita y Chías, 2009). Contestó a todas las preguntas y sólo faltaba que escribiera la carta de despedida para pasar al trabajo emocional. Debido a algunos problemas de salud y a que fueron prioritarios para ella otros temas, Carmen pospuso escribir esta carta, y la animé a que la realizara cuando se sintiera preparada, sin prisas. En mi contratransferencia percibía que Carmen necesitaba tener la libertad para decidir, aunque a veces me pidiera que yo le “mandara” que lo hiciera. Solía mostrar resistencias cuando abordábamos las emociones en terapia, por lo que consideré que lo más adecuado sería darle el tiempo que necesitara.
El tema de su duelo le afectaba ya menos, aunque seguía estando presente y causándole malestar. Pasados unos tres meses de completar el cuaderno, Carmen me escribió un email en que expresaba lo mal que se sentía en diferentes áreas de su vida sin saber por qué, y que quería encontrarse bien y no sabía cómo. En la siguiente sesión tras su email le propuse hablar con más detenimiento sobre lo que me había escrito. Carmen decía que necesitaba respuestas a sus “por qués” para poder controlar. Considerando su estructura de personalidad y desde mi contratransferencia, sabía lo importante que para ella era tener estas respuestas, y que esta necesidad podría ser una NALI. Le propuse que me preguntara lo que quisiera y que yo le respondería hasta donde tuviera alcance. Carmen mostraba resistencias a mis respuestas, apenas le valían. Decidí mantener como prioridad atender la necesidad de respuestas de Carmen. Así, acepté jugar a “Sí, pero…”, aunque para no entrar en el juego sin más, me mantuve en mi Adulta y Padre Nutritivo Positivo. En mi contratransferencia percibía que Carmen necesitaba jugar sin que yo me rindiera, que me mantuviera ahí aunque no tuviera una explicación convincente para ella. Entre mis respuestas y explicaciones a sus preguntas, le indiqué la necesidad de realizar un trabajo emocional, a lo que ella aún se negaba.

En la siguiente sesión, sin embargo, Carmen concluyó decidiendo hacer un trabajo terapéutico más profundo. También había señalado que empezó a encontrarse mal cuando conoció a su ex pareja, por lo que le indiqué que cuando quisiera podíamos continuar con el proceso de duelo de esta relación. En la sesión posterior, a pesar de que esta relación le seguía afectando, Carmen la daba por finalizada, aunque aún no le “salía” escribir la carta de despedida. Nuevamente, acordamos que la escribiría cuando se sintiera preparada. Al día siguiente, me escribió un email porque había recibido noticias de su ex pareja y no sabía cómo abordarlo ni si responderle o no. Le propuse que escribiera todo lo que sentía en un folio, y que más tarde decidiera qué hacer. Me respondió diciendo que había escrito todo lo que le había removido y que había decidido reescribirlo para enviárselo explicándole las razones por las que ella ya no quería mantener ningún tipo de relación con él. Decidió que ésta se convertiría en su carta de despedida [3]. Desde entonces, Carmen se encuentra mejor consigo misma y, entre otras señales de cambio, se tiene más en cuenta, busca relaciones sinceras con quienes le rodean y sus emociones empiezan a ser más auténticas.

El objetivo terapéutico de Esmeralda consistía en realizar un proceso de duelo. Esmeralda dijo en la primera sesión que había decidido despedirse de la relación con una amiga de la infancia. Aunque la comunicación durante las sesiones era bastante fluida, la conexión emocional con el tema de su duelo la percibía de manera lejana desde mi contratransferencia, lo cual no se correspondía con el entusiasmo con que la paciente solía expresarse. En la cuarta sesión, Esmeralda señaló que cuando sentía rabia ésta desaparecía si se centraba en ella. Desde mi contratransferencia percibía que esto podría ocurrir porque ella no se permitía sentirla. Indagué sobre esta emoción en relación a su tema de duelo, e identificó rabia hacia una de sus figuras paternas. Reconocía que esta rabia se la tragaba; sentía miedo de experimentar esta emoción y no sabía si quería trabajarla. Exploramos qué necesitaría para poder trabajarla conmigo. Esmeralda decía que necesitaría sentirse aceptada, y para ello tendría que conocerme más para saber qué tendría que hacer para que yo la aceptara.

Entendí que esta necesidad de sentirse aceptada era una NALI, pues le impedía expresar su emoción auténtica (rabia) y su no satisfacción la conducía a actuar desde su impulsor “Complace”. Para trabajar esta necesidad me limité a transmitirle de manera auténtica mi aceptación y amor incondicional y a intervenir sobre las resistencias que iban apareciendo. Esmeralda reconocía que su Niña no se lo llegaba a creer y su parte crítica tampoco le permitía aceptarlo. Le pedí que le reconociera a esta parte crítica su utilidad hasta ahora, que se lo agradeciera y le pidiera que por un momento se mantuviera al margen. También le pregunté si su Niña estaría disponible para hablar con ella. Cuando lo estuvo le pedí permiso para acercar mi silla a la suya y le transmití mensajes verbales como “No tienes que hacer nada para que te acepte, te acepto incondicionalmente”, acompañándolos de una comunicación no verbal congruente. Fui comprobando si a su Niña le llegaba el mensaje de mi aceptación y si estaba convencida de ello, y dijo que finalmente lo había recibido. Le ofrecí mis manos para que pudiera cogerlas y nos mantuvimos calladas unos instantes. Después finalizamos la sesión con un abrazo. Esmeralda estaba alegre y yo también.

Dos semanas más tarde fue la siguiente sesión con Esmeralda. Comenzó diciendo que había decidido cambiar su tema de duelo por uno que le afectaba mucho más que el elegido. Las consecuencias de la situación de la que decidió despedirse, sobre la que seguimos trabajando, están muy vinculadas a creencias centrales de su guión y a su autoimagen.

En las primeras sesiones con Esmeralda, tenía aún dudas sobre su estructura de personalidad, y consideraba como posibles la histérica y la borderline, estructuras a menudo difíciles de diferenciar (Módulo 18, 2013). Fue a partir de la sesión en que identificamos y trabajamos con la NALI descrita y tras la puesta en común con el psicoterapeuta Georges Escribano en un módulo presencial del máster (26 de abril de 2014), que pude concluir que la estructura de esta paciente era la histérica. Así, las personas con estructura histérica tendrían miedo al rechazo, por lo que necesitan la aceptación. Por su parte, las personas con estructura borderline tendrían miedo a la ausencia, por lo que necesitan la constancia de la función maternal.

Discusión

El objetivo de este trabajo era proporcionar una exploración inicial del trabajo terapéutico con las NALIS como estrategia que promueva en los pacientes avanzar en su autonomía. Para ello se tuvo en cuenta, mediante la observación y análisis terapéuticos, los contenidos de varias sesiones con dos pacientes de prácticas, así como mi contratransferencia mediante la auto-observación. También se tuvieron en cuenta los rasgos de personalidad de las pacientes como guía para identificar sus necesidades.

Los resultados obtenidos permiten en principio aceptar la hipótesis planteada con respecto a que una intervención terapéutica focalizada en una NALI que surge durante el proceso terapéutico promueve en las pacientes tomar decisiones más autónomas y relevantes para su proceso personal.

La NALI que apareció en el proceso de Carmen fue la necesidad de entender, de poder explicarse lo que le ocurría, de tener respuestas a sus por qués. Esta necesidad sería la de estructura interna, la cual responde a las cuestiones básicas sobre sí mismo, los otros y el mundo (Cuadra Pérez, 1998; Módulo 2, 2012). También pudo estar implicada la necesidad espiritual de espacio y tiempo (Cuadra Pérez, 1998) para tomar en libertad sus decisiones. Durante mi intervención terapéutica, que consistió en proporcionar las respuestas que tenía disponibles para sus preguntas evitando en todo momento entrar en el rol de salvadora, manteniéndome en un estado Adulto y Nutricio Positivo, también parecieron relevantes las necesidades de validación, afirmación e importancia dentro de una relación, y de aceptación por otra persona estable, confiable y protectora (Erskine y Trautmann, 1996). Otra intervención con Carmen fue ofrecerle el permiso para decidir cuándo realizar la carta de despedida, tomándose el tiempo que necesitara.

La NALI que surgió en el proceso de Esmeralda fue la de aceptación, que estaría asociada con las necesidades de reconocimiento y de ser amada (Cuadra Pérez, 1998). Durante mi intervención terapéutica, que consistió en hacer un minicontrato con su parte Crítica y en transmitirle mi aceptación incondicional de manera auténtica mediante el diálogo con su parte Niña, también cobraron importancia la necesidad de contacto (Cuadra Pérez, 1998), de seguridad relacional y de que la otra persona tome la iniciativa (Erskine y Trautmann, 1996).

En las sesiones posteriores a estas intervenciones terapéuticas con las NALIS de las pacientes, ambas tomaron decisiones más relevantes para su proceso personal y que reflejaban una mayor autonomía. Carmen decidió comenzar un trabajo terapéutico más profundo, y más tarde escribir la carta de despedida de la relación de la que había iniciado el duelo hacía unos meses. Esmeralda decidió cambiar su tema de duelo por uno que le afectaba más que el anteriormente elegido y que estaba más relacionado con sus creencias de guión y autoimagen. Las decisiones de ambas pacientes se pueden considerar autónomas ya que tuvieron más en cuenta su “aquí y ahora”, siendo más conscientes, al menos, de lo que sentían (consciencia), promovieron una mayor expresión emocional (espontaneidad), y comenzaron a compartir contenidos más íntimos, siendo más auténticas en su relación conmigo (intimidad).

Conocer la estructura de personalidad de las pacientes me sirvió como guía para identificar sus posibles NALIS. En ambas las NALIS que surgieron eran coherentes con sus rasgos y adaptaciones de personalidad. Así, la necesidad de comprender se asocia con estructuras obsesivas y adaptaciones pensadoras, mientras que la necesidad de aceptación se vincula con la estructura histérica y la adaptación emocional. No obstante, he de destacar que en el caso de Esmeralda fue la aparición de su NALI durante el proceso terapéutico lo que me permitió clarificar su estructura. Así, la focalización o análisis de las NALIS podría facilitar también la identificación de las estructuras de personalidad de los pacientes.

Considero también que tener en cuenta mi contratransferencia ha sido esencial para la intervención terapéutica con las NALIS de las pacientes. Mi contratransferencia me permitió estar atenta a las resistencias que observaba en ellas, especialmente en el caso de Esmeralda, y a tomar la decisión de seguir mi intervención con Carmen sin entrar en un juego psicológico, al menos de manera consciente. La observación de mi contratransferencia me sirvió para evitar, de nuevo al menos conscientemente, situarme en una posición de salvadora en el triángulo dramático, y me ayudó a mantenerme en mi parte Adulta y Nutritiva. Jugar a salvar cuando hablamos de necesidades de los pacientes puede resultarnos muy fácil a los terapeutas, y para ello tener en cuenta mi contratransferencia fue muy relevante.
Aunque los resultados en general parecen indicar la adecuación del trabajo terapéutico con las NALIS como vía para que el paciente avance en su autonomía, es importante señalar algunas limitaciones. En primer lugar, no es posible concluir que los resultados obtenidos se produjeran exclusivamente por la intervención terapéutica realizada. Otros factores que no se controlaron, dada la naturaleza de este estudio, pudieron contribuir en los mismos. Así, en los resultados pudieron influir factores tanto internos como externos de las pacientes e incluso de mí como psicoterapeuta que no fueron considerados. En segundo lugar, se trata de un estudio cualitativo basado en sólo dos pacientes, por lo que sería necesario seguir explorando la utilidad terapéutica de la focalización en las NALIS. En relación con estas dos limitaciones, la naturaleza cualitativa del estudio impide establecer relaciones causales, por lo que serían adecuados estudios posteriores cuantitativos y en los que se controlen otras variables. Un ejemplo sería desarrollar un cuestionario que permita identificar las NALIS, el cual podría ser útil tanto para el paciente como para el terapeuta.

En investigaciones futuras también resultaría apropiado realizar un seguimiento más duradero de los pacientes tras el trabajo con las NALIS surgidas durante el proceso terapéutico, así como identificar las intervenciones más adecuadas para que el paciente adquiera las estrategias necesarias para lograr la satisfacción de sus necesidades de una manera autónoma.

En su conjunto, estos resultados parecen indicar que la focalización, al menos puntual, en las NALIS de los pacientes puede facilitar el avance de éstos en su autonomía. Para ello, conocer su estructura de personalidad puede guiarnos en la identificación de su NALIS, y éstas pueden detectarse mediante la observación tanto del proceso terapéutico como de la contratransferencia cuando se observen resistencias, cuando algo les impide avanzar. Sin embargo, debemos ser cuidadosos a la hora de querer “satisfacer” las necesidades de nuestros pacientes, pues esto podría dar lugar a juegos psicológicos desde la posición salvadora del psicoterapeuta. Así, el trabajo terapéutico con las NALIS sería más una “experiencia reparadora que puede servir para cicatrizar una herida del pasado” (Cuadra Pérez, comunicación personal, 26 de abril de 2014), cuya consecuencia para los pacientes puede ser continuar en el camino hacia su autonomía.

Referencias

Berne, E. (1973). Games people play. The psychology of human relationships. Londres: Penguin Books. (Trabajo original publicado en 1964).
Camín, L. (2012). Cuidado parental en psicoterapia: teoría y práctica. Parte II. Bonding. Recuperado de
http://institutogalene.com/bonding.es/jbonding/index.php?option=com_zoo&task=item&item_id=1121&Itemid=54
Cuadra Pérez, Jesús (1998). Las necesidades humanas y su satisfacción. Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, 40, 385-395.
Cuadra Pérez, J. (2014). Terapias Regresivas: Reparentamiento, Redecisión y Cura del guión. Material no publicado.
Erskine, R. G. y Trautmann, R. L. (1996). Methods of an integrative psychotherapy. Transactional Analysis Journal, 26(4), 316-328.
Maslow, A. H. (1954). Motivation and personality. Nueva York: Harper.
Oller Vallejo, J. (2001). Vivir es autorrealizarse. Reflexiones y creaciones en Análisis Transaccional (2ª ed. ren.). Barcelona: Kairós.
Rosal, R. (s.f.). ¿Qué son las psicoterapias humanistas? Recuperado de http://www.apih.es/articulos/que-son-las-terapias
Zurita, J. y Chías, M. (2009). El duelo terapéutico. La curación a través del duelo. Madrid: Ediciones Galene.

  • Apuntes del Máster en Psicoterapia Integrativa y Counselling utilizados:

Módulo 1 (2012). Introducción a la Psicoterapia Humanista Integrativa. Instituto Galene de Psicoterapia. 13ª Promoción.
Módulo 2 (2012). Análisis Transaccional I. Instituto Galene de Psicoterapia. 13ª Promoción.
Módulo 6 (2013). Los 5 niveles de intervención. Relación terapéutica y técnicas básicas. Instituto Galene de Psicoterapia. 13ª Promoción.
Módulo 12 (2013). Juegos psicológicos y estrategia transaccional. Instituto Galene de Psicoterapia. 13ª Promoción.
Módulo 18 (2013). Estructuras límite. Instituto Galene de Psicoterapia. 13ª Promoción.
Módulo 21 (2013). Manifestaciones psicopatológicas del guión. Instituto Galene de Psicoterapia. 13ª Promoción.

[1] En este trabajo, cuando no sea posible el uso de palabras neutras en cuanto al género, se utiliza el masculino genérico singular y plural para referirse tanto al género masculino como al femenino, teniendo en cuenta que es una convención lingüística de nuestro idioma y que no se utilizará de manera discriminatoria para ningún género.
[2] Considero esencial indicar que desde la PHI la identificación de las estructuras de personalidad de los pacientes está motivada en que ésta pueda orientar la elección de intervenciones y actitudes terapéuticas más adecuadas para los pacientes. En ningún momento pretende dar un diagnóstico rígido y permanente, y mucho menos estigmatizante o etiquetador. Mantiene una visión positiva de cada estructura, orientada a potenciar los talentos de cada estructura y flexibilizar los rasgos que puedan afectar negativamente a los pacientes.

[3] Aunque las cartas de despedida del duelo de una relación normalmente no tienen como objetivo enviárselas a la persona implicada, para Carmen era importante explicarle y hacerle saber sus razones para no mantener ningún tipo de relación, por lo que, respetando su decisión, le di indicaciones para que escribiera esta carta desde su Adulta, escribiendo el contenido emocional en otro papel y ofreciéndole la posibilidad de trabajarlo en las sesiones.

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