El pensamiento mágico y su influencia en el contexto psicoterapéutico humanista integrativo.

01/07/2016

RESUMEN

La presente tesina ha sido concebida como una aportación personal al estudio del pensamiento mágico en el contexto terapéutico y explorar cuál es su influencia en los primeros momentos de la intervención. Entiendo por pensamiento mágico la proyección de características mágicas en la figura del terapeuta o en el proceso relacional y que implican una “salvación”.

El tema central gira entorno a la aproximación al concepto y los datos recopilados a lo largo del periodo de prácticas. Aporto, desde mi breve experiencia en psicoterapia, aprendizajes realizados durante mi  formación.

Entiendo que acercarnos a esta realidad de un modo terapéutico fortalece la relación y promueve la autonomía. Este fenómeno está presente en números “juegos de consultorio” a los que los psicoterapeutas noveles somos más sensibles. Para elaborarla me he nutrido del Modelo de Análisis Transaccional, la Psicoterapia de la Gestalt, las aportaciones realizadas por Muriel James y Dorothy Jongeward así como el paradigma de la Psicoterapia Humanista Integrativa con el objetivo de formar un todo coherente.

INTRODUCCIÓN

El objeto del presente estudio es exponer cómo influye el pensamiento mágico del paciente en el desarrollo de la terapia.

Por pensamiento mágico me refiero a la creencia irracional o fantasía, más propia de una etapa infantil, de la “salvación” a través de la acción del terapeuta o a través del proceso terapéutico.

Este término también aparece definido en el DSM IV-TR (APA, 2002) como “creencia errónea de que los propios pensamientos, palabras o actos causarán o evitarán un hecho concreto de un modo que desafía las leyes de causa y efecto comúnmente aceptadas. El pensamiento mágico puede formar parte del desarrollo normal del niño”.

Desde el enfoque de Análisis Transaccional encontramos su origen en el estado Niño del yo. Según Muriel James, las fantasías son la forma en la que el adulto experimenta a su Niño Natural. Independientemente de la edad de la persona, es un estado valioso; añade encanto, espontaneidad y familiaridad a las relaciones interpersonales.

El Niño Natural se caracteriza por ser afectuoso, impulsivo, sensual, no censurado y curioso. También es miedoso, inmoderado, egocéntrico, rebelde, agresivo. Dependiendo de la interacción entre la autogestión interna y las características contextuales, se manifestará de un modo u otro. Es importante que la persona conecte con su Niño Natural en un espacio y de una forma constructiva.

Las intuiciones y construcciones a priori son propias del estado Adulto del Niño o Pequeño Profesor. A menudo, toma decisiones carentes de información o dispone de información sesgada lo que puede inducir a error. Si actúa de manera conjunta con el Adulto puede aportar creatividad y espontaneidad (proyectar un nuevo edificio, mejorar las relaciones humanas, componer una nueva obra, desarrollar un nuevo trabajo, investigar nuevas curas para enfermedades…).

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Las intuiciones y construcciones a priori son propias del estado Adulto del Niño o Pequeño Profesor. A menudo, toma decisiones carentes de información o dispone de información sesgada lo que puede inducir a error. Si actúa de manera conjunta con el Adulto puede aportar creatividad y espontaneidad (proyectar un nuevo edificio, mejorar las relaciones humanas, componer una nueva obra, desarrollar un nuevo trabajo, investigar nuevas curas para enfermedades…).

El Pequeño Profesor proyecta creativamente las fantasías que elabora, las cuales pueden o no hacerse realidad. Atribuye “poderes mágicos” tanto a sí mismo (si hago las cosas bien entonces no pasará nada malo) como a sus figuras paternas. Atribuyen la capacidad de incumplir las leyes naturales y obrar cosas extraordinarias. Los niños creen frecuentemente en la magia de los objetos y las personas.  Cuando un adulto entra en contacto con este estado puede llevar a cabo rituales o disponer de amuletos mágicos que le aseguren el éxito en la consecución de un objetivo, les protejan contra enfermedades o desgracias, les provean de grandes riquezas…Siempre tienen en común que se trata de un suceso inesperado y poco probable que altere el curso actual de sus vidas y les conceda lo deseado.

Cuando existe un funcionamiento de carácter patológico, el estado Adulto del yo se encuentra contaminado o no es plenamente funcional pueden darse comportamientos erráticos que conlleven dificultades para la persona y sentimientos de impotencia o inadecuación. En consecuencia pueden actuar como omnipotentes o impotentes y tratar a través de la manipulación de conseguir aquello que necesitan. En nuestra vida cotidiana, la manipulación de nuestro entorno puede representar una forma de supervivencia. No obstante, si la persona llega a depender de ella como única forma de relacionarse con el entorno el saldo es de insatisfacción. Una persona que actúe de manera habitual desde su estado Niño del yo puede elegir profesiones que impliquen contacto intenso o frecuente con sus emociones, como los actores, o profesiones que no impliquen una toma de decisiones Adulta, por ejemplo, en cadenas de montaje.

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El Pensamiento Mágico y El Guion De Vida

Este pensamiento mágico, característico del estado Niño del yo influiría también a la hora de decidir el guion de vida.

Al cumplir los 8 años de edad el niño cristaliza las creencias que tiene sobre él mismo y sobre los demás así como elige los roles a representar. Estas decisiones son tomadas con los datos de los que dispone un niño de esa edad por lo que aunque puedan parecer poco reales para un observador externo contienen la lógica de pensamiento en ese momento madurativo.

Este tipo de fantasías son contrarias al principio de autenticidad e individualidad concebida desde el AT.

La persona nace como ser único y diferente, provisto de potencialidades a desarrollar. A medida que crecemos recibimos de nuestro entorno mensajes que suponen descuentos personales. De esta manera en vez de convertirse en príncipes o princesas se convierten en ranas o bestias. Esto contribuye a la sensación de encontrarse hechizado y la consiguiente culpabilización improductiva que lo mantiene pasivo.

Las personas tienden a emprender conductas encaminadas a confirmar estas creencias, conocidas como creencias de guion. Algunas de ellas son autopercepciones, otras son creencias sobre los demás y otras hacen referencia a la concepción del mundo.

Los guiones podemos dividirlos en Ganadores, casi Ganadores y Perdedores.

Pocas personas son totalmente triunfadores o perdedores en su vida. Este atributo hace referencia a un continuo en el que uno puede colocarse. Incluso de forma diferente en cada faceta de su vida.

El perdedor que se sitúa en el futuro, espera el milagro que, como en cualquier cuento de hadas, podrá hacerle “vivir felices para siempre”; en lugar de buscar su propia vida, espera; se dedica a esperar un rescate mágico: que maravillosa sería la vida si… Podemos encontrar numerosos ejemplos en las literaturas infantiles. El denominador común siempre es un suceso mágico.

El concepto sería una especia de goma elástica que nos conecta con este fenómeno infantil propio del A1 que proyecta en el futuro un acontecimiento/acción/suceso que lo modifique todo.

La trama concreta de los guiones es individual y se configura a través de las experiencias de cada persona. No obstante, se ha observado que existen temas universales que comparten una serie de características que permiten agruparlos. Revisando la bibliografía de Muriel James a este respecto encontramos, en su libro Nacidos para triunfar, la relación existente entre los guiones y los cuentos infantiles. Las personas que viven al estilo de los personajes literarios, poco dispuestas a experimentar su propia unicidad, son con frecuencia “perdedores”.

El Pensamiento Mágico y Los Juegos Psicológicos

El guion de vida del cliente se perpetúa a través de los roles manipulativos y de los juegos psicológicos.

Berne definió los juegos como las series periódicas de transacciones a menudo repetitivas, superficialmente racionales, con una motivación oculta.

El juego es una de las formas que existen para estructurar el tiempo junto a los pasatiempos, los rituales o las ceremonias, los juegos, la intimidad y las actividades. Al elaborar una fantasía decidimos aislarnos en un mundo de fantasía mientras que en el momento de confirmarla recurrimos a los juegos.

Distingue a su vez tres niveles de juegos:

  • Un juego de primer nivel es socialmente aceptable en el contexto de las personas que lo practican.
  • Un juego de segundo nivel prefiere dejarse para ambientes más privados. No causan un daño permanente ni irreparable.
  • Un juego de tercer nivel tiene consecuencias trágicas para la persona (juzgado, hospital o incluso la muerte).

Los juegos también pueden darse en cualquiera de los estados, oscilando entre juegos que imitan a figuras parentales (estado Padre del yo), calculados (estado Adulto del yo) o basados en experiencias tempranas de las niñez y con decisiones o posturas adoptadas en relación a sí mismo y al entorno (estado Niño del yo). Para centrarnos en el tema de la tesina diremos que el pensamiento mágico, tal y como ha quedado definido anteriormente, se englobaría dentro de los juegos desarrollados desde el estado Niño del yo.

Los juegos psicológicos tienen tres posiciones básicas desde las que las personas pueden interactuar. Un Salvador, una Víctima y un Perseguidor. Estas configurarían una especie de máscara que evita el pleno contacto con la experiencia y que dificultan el encuentro.

Un Perseguidor se define como aquella máscara preocupada por el cumplimiento de una norma excesivamente rígida o que la hace cumplir de una forma sádica. Una Víctima utiliza una máscara desde la que se cree impotente frente a una situación y atribuye la responsabilidad siempre a factores externos o no modificables. Un Salvador sería aquella máscara que con el pretexto de ayudar perpetúa la dependencia de alguien.

Los psicoterapeutas, por las características personales, serían vividos por el Niño del paciente como una especie de mago (Salvador). Para ser rescatada, una Víctima debe encontrar a alguien que se considere a sí mismo como Salvador, de igual manera que un Salvador precisa de una Víctima a la que recatar.

El Salvador a menudo tiene poderes mágicos que le son atribuidos. El cliente busca en sus prescripciones que se reduzca la sintomatología de forma rápida. En numerosas ocasiones, el terapeuta colabora en la elaboración de dicha fantasía desde un rol de Salvador. Es habitual que de repente se descubra ofreciendo una ayuda que no ha sido solicitada o acarreando un peso que en realidad no le es propio. Berne (1966) los definió, en Juegos en que participamos,  como “juegos de consultorio”. Algunos de los más comunes son “Invernadero”, “Campesino”, “Psiquiatría”, “Arqueología”, “Estúpido” o “Pierna de palo”.

Desde la perspectiva del terapeuta en rol de Salvador podemos encontrar Rescate (Steiner, 1980) o Solo trato de ayudarte (Berne, 1966) entre otros.

El Pensamiento Mágico y La Posición Vital

Esta fantasía de un rescate oportuno realizado por una figura externa de características mágicas supondría un posicionamiento vital englobado dentro de la segunda postura o postura proyectiva  (yo OK –tú no OK) haciendo recaer en los demás la culpa de sus desdichas. Implica esperar cambios mágicos en las personas de su entorno atribuyendo la responsabilidad a algo /alguien que se encuentra fuera de los propios límites.

En la posición (yo OK –tú no OK) la persona se encuentra impotente, desprovista de recursos que le permitan hacer frente a sus demandas internas y/o externas por lo que busca una objeto psicológico perfecto e idealizado del entorno como solución a sus problemas actuales.

En las primeras fases no resulta fácilmente accesible a la conciencia, es en las etapas finales cuando emerge. En este momento, es susceptible de ser elaborado por el Niño del paciente. Su superación a medida que la persona evoluciona conlleva la adquisición de mayor autonomía, vivenciando la sensación de poder hacerse cargo de sí misma, responsabilizándose de su ser y de su estar.

La persona nace como ser único y diferente, provisto de potencialidades a desarrollar. A medida que crecemos recibimos de nuestro entorno mensajes que suponen descuentos personales. De esta manera en vez de convertirse en príncipes o princesas se convierten en ranas o bestias. Esto contribuye a la sensación de encontrarse hechizado y la consiguiente culpabilización improductiva que lo mantiene pasivo. Este tipo de fantasías son  contrarias al principio de autenticidad e individualidad concebida desde el AT.

ELEMENTOS QUE CONTRIBUYEN A ELABORAR EL PENSAMIENTO MÁGICO EN PSICOTERAPIA HUMISTA INTEGRATIVA

La terapia constituye un nuevo escenario para la persona, en el cual representar un papel. El niño del paciente busca en el terapeuta un personaje congruente con su propia obra. Resulta fundamental ser consciente de qué papel jugamos en la vida del paciente a fin de que sea capaz de trabajarlo en el contexto terapéutico.

Si la persona se hace consciente de sus roles sociales, máscaras y finalmente argumento vital puede experimentar la libertad para decidir qué hacer con los falsos. La farsa puede ser abandonada a favor de la autenticidad.

La persona puede conscientemente determinar el curso de su vida y reescribir su drama de acuerdo con su personal unicidad. El terapeuta a este respecto acompaña a la persona en el viaje que supone el autoconocimiento. Desde la relación parental amorosa que se forma entre el terapeuta y el paciente éste puede contribuir a aportar un contexto de confianza que permita a la persona experimentar la autonomía y la autenticidad. Recordaría al naturalista de la Parábola del Águila, escrita por James Aggrey.

En ella un granjero alimenta y cría a un águila como si fuese un pollo. Un día un naturalista conoce al granjero y apuestan a ver si es capaz de enseñarle a volar. El naturalista, convencido de la capacidad del águila se propone enseñarle la capacidad que un día olvidó. Tras varios intentos y sin desanimarse subió con ella a lo alto de una montaña y la elevó hacia el sol. El águila había superado su miedo, extendió las alas y voló. Es posible que recuerde con nostalgia a su vida de pollo pero nunca más retomó lo que había dejado.

Al igual que el águila la persona puede redecir una nueva vida más acorde a sus capacidades y potencialidades. Eso no quiere decir que no experimente nostalgia por lo que deja atrás.

Como hemos visto antes el pensamiento mágico es un recurso del Niño del paciente que está activo en los inicios de la terapia. No es fácilmente accesible a la consciencia del individuo pero debe ser tenido en cuenta por el terapeuta.

Sirviéndome de mi experiencia práctica como psicoterapeuta novel y de la bibliografía recopilada con anterioridad expongo a continuación varios elementos que me han resultado útiles y necesarios para abordar las proyecciones mágicas.

Decido ver la terapia con un proceso continuo de relación que se va co- construyendo entre paciente y terapeuta.

Desde el paradigma de la Psicoterapia Humanista Integrativa damos especial relevancia al contacto dentro de la relación como forma de motivación primaria de la conducta y como medio de satisfacción de la necesidad.

El contacto se definiría como el auténtico encuentro de dos seres que, se ven y se reconocen mutuamente. Implica ser consciente de las propias sensaciones internas y externas tal y como las perciben los sentidos.

Supone estar presente en el aquí y en el ahora y dedicar todos los recursos atencionales a la exploración constante del paciente, en sintonía y con una implicación total al contacto – en relación.

Resulta altamente beneficioso para su co – construcción la validación de los sentimientos genuinos del paciente así como el reconocimiento de sus necesidades arcaicas legítimas.

La persona siempre es más que su problema. Citando a Hipócrates, “es más importante saber qué tipo de persona tiene una enfermedad que saber qué tipo de enfermedad tiene una persona”.

Actualmente, con la influencia de los manuales del DMS y del CIE así como de la psiquiatría, solemos tender a prestar más atención a la sintomatología asociada para establecer un cuadro diagnóstico que a la vivencia subjetiva y coherente de la persona.

Ronald Laing hace una aportación en este sentido y  propone abolir las concepciones tradicionales heredas de la psiquiatría, basadas en la etiquetación y optar por un modelo que incluya las características particulares de cada paciente y se concentre en los problemas que la persona experimenta en su vida. Concibo la necesidad de diseñar un lenguaje común que favorezca un mejor entendimiento entre los profesionales y para con el paciente, siempre y cuando no sea utilizado en perjuicio de la persona etiquetada.

En mi contexto profesional es habitual que las personas lleguen a ese primer contacto haciendo visibles sus mecanismos de defensa. Casi en su totalidad han experimentado numerosos tratamientos ineficaces, están acostumbradas a relatar episodios dolorosos de su vida a desconocidos saturados de trabajo y con un tiempo limitado de atención.

Les resulta sumamente curativo experimentar una actitud respetuosa por mi parte, un acercamiento auténtico a su sufrimiento y comprobar a través de la manera de comunicarme que estoy implicada en ese momento. La aceptación incondicional por parte del terapeuta es una fuerza extremadamente curativa para el paciente. Tomarse un tiempo para establecer una relación sólida de contacto resulta eficaz a medio y largo plazo ya que sus efectos no aparecen siempre de manera inmediata.

Se trata de un proceso dinámico, no lineal, que está sujeto a las necesidades del momento. En ocasiones esto implica dedicar más recursos a establecer una alianza con el Niño del paciente para satisfacer sus necesidades que avanzar en la toma de conciencia.

Mi primer objetivo con cada uno de los pacientes es conocer su realidad, construir y nutrir la alianza terapéutica.  Crear una relación terapéutica sólida es imprescindible si esperamos acompañar a nuestro paciente a través de su proceso, diversas investigaciones ponen de relieve el impacto de la relación terapéutica en toda psicoterapia Norcross, 2002; Orlinsky, Ronnestad y Willutzki, 2004; Wampold, 2011. Cada pequeño detalle contribuye a crear un ambiente favorable para la construcción de una base sólida y segura que permita al paciente desarrollar todas sus potencialidades a través del contrato establecido.

El Contrato Terapéutico

Uno de los instrumentos más utilizados para trabajar con el pensamiento mágico en terapia es el contrato terapéutico.

Entendemos un contrato como un compromiso del paciente consigo mismo para efectuar un cambio. Desde esta perspectiva entendemos a la persona como capaz de efectuar cambios en su realidad. La persona pasa de esperar una solución mágica revestida de prescripciones o directrices a experimentar ser protagonista del cambio. Fomentamos que la persona pase a ser pro activa y se perciba como una persona capaz y potente.

A través de dinamizar sus propios recursos exploramos nuevas vías de relación consigo mismo y con los demás que no impliquen manipulación.

Un contrato debe ser claro, conciso y directo. Comprende una decisión de hacer algo en relación a un problema específico, una declaración de una finalidad clara que debe ser expresada en un lenguaje lo suficientemente sencillo para que el Niño interior lo entienda y con posibilidad de que la finalidad se realice (James y Jongeward, 1978). Además, la conducta a modificar debe ser legal y ética, debe incluirse en una dimensión temporal y ser observable (Kertesz e Induni, 1977).

Los contratos, al igual que cualquier otra herramienta terapéutica debe ser utilizada de manera apropiada. En casos en los que la persona presente rasgos propios de la estructura obsesiva o de la adaptación de personalidad de tipo pensador, muy habituadas a hacer listados, es conveniente dedicar el tiempo y espacio terapéuticos “para ser”.

Es importante que el contrato sea elaborado desde el estado Adulto del yo del paciente. A este respecto cobra especial relevancia estar atentos a las posibles manipulaciones sutiles del Pequeño Profesor.

Elaborar las expectativas previas a las sesiones es de gran utilidad. En mi trabajo he constatado que desde el sector de atención a personas en riesgo de exclusión social es habitual encontrar dificultades a la hora de establecer un plan de intervención concreto, viable y que a su vez obtenga buenos resultados.

Al programa en el que trabajo llegan casos derivados desde los servicios sociales de forma habitual. Estos pacientes arrastran un largo historial de intervenciones poco satisfactorias que no aciertan a solucionar la raíz del problema. Cuando comencé mi vida profesional me sorprendió encontrar expedientes de familias aludiendo hasta a tres generaciones. En la práctica he constado que muchas veces se proponen muchos recursos a los que acudir y pocos objetivos concretos y posibles que les reporten sensaciones de valía.

Otra de las peculiaridades que me encuentro es que casi todos son contratos triangulares (F. English, 1978). Además de mi paciente y de mi está un tercer factor (familiar, institucional, judicial…) que demanda cambios en el paciente.

Me ha resultado sumamente complicado establecer con mis pacientes contratos que cumplieran los requisitos mencionados anteriormente. El pensamiento mágico acerca de mis posibilidades como terapeuta y de las suyas como paciente han condenado al fracaso a más de una intervención.

Ha resultado difícil lidiar con las, a veces, exigencias de los promotores y he decir que un intento de complacer he tenido que redefinir el contrato posteriormente.

El pensamiento mágico también está relacionado con numerosos juegos psicológicos más frecuentes en terapeutas noveles. En esos casos, mi opción ha sido devolverle la responsabilidad de sus acciones a él desde una actitud nutritiva y transmitiéndole mi confianza en sus capacidades.

En estos primeros momentos es habitual que el Pequeño Profesor del paciente comience a fabular y proyectar contenidos propios sobre el terapeuta. También he encontrado que todos acuden representando un papel influido por las informaciones del pequeño profesor, al tratarse de una organización sin ánimo de lucro el papel preferido suele ser el de Víctima.

Técnicas Gestálticas

El objetivo de la Gestalt es ayudar al individuo a convertirse en un todo. La integración le ayuda a realizar la transición desde la dependencia hasta la autosuficiencia; del apoyo autoritario externo al apoyo interior auténtico. Descubre que las capacidades han estado siempre en sí mismo y que puede confiar en ellas. ”

El organismo funciona sanamente cuando tiene la capacidad de conciencia de sí mismo, del ambiente y de la relación entre ambos, “awareness”. También tiene conciencia de lo que necesita, orientación, acción y tiene desarrolladas habilidades polarizadas.

Para el terapeuta es fundamental intentar mantener al paciente en su aquí y en su ahora. Al eliminar el pasado y el futuro se cortan los dos pilares habituales de pensamiento lógico y la persona se mantiene “suspendida”. Esto permite que surjan nuevas posibilidades de reconstrucción del mismo.

El pensamiento mágico constituiría una interrupción el ciclo gestáltico entre la sensación y la conciencia a través del mecanismo defensivo de proyección. La proyección gestáltica es una fractura en el límite de contacto hacia fuera de forma que la persona atribuye características propias al entorno.

Estas atribuciones no son conscientes para la persona aún pero pueden inferirse a través de diversas técnicas concretas que facilitan un acercamiento a este contenido mágico y altamente sesgado.

Las aportaciones de la Gestalt a este aspecto son muchas y muy ricas. El trabajo con fantasías guiadas, cuentos, arte – terapia y con polaridades ayudan a que la persona se reapropie de su contenido.

A través de los cuentos la persona puede contactar con aspectos no conscientes o que le son difíciles de expresar de manera segura. A nosotros como terapeutas nos sirve para acercarnos al esquema de relación básico del paciente, nos puede dar información acerca de la posición vital, guion de vida…

El cuento también resulta una herramienta muy útil para detectar aspectos mágicos que deposita en la terapia con el fin de ayudarle o confrontarlos lo antes posible. Resulta útil para recoger información sobre las expectativas de Ganador, casi Ganador o Perdedor del paciente.

Existe una gran variedad de técnicas concretas. Desde mi punto de vista resultan especialmente relevantes el cuento de los animales y el cuento preferido de la niñez.

También se puede emplear la fantasía de visita al sabio para estos primeros momentos.

En mi práctica profesional he utilizado la silla vacía con varios pacientes. Esta técnica gestáltica es muy efectiva para confrontar las proyecciones de una forma segura. Manteniendo todas las precauciones posibles que aseguren el proceso del paciente, supone una re atribución de la fantasía. Los personajes pueden interactuar, confrontar, explicar, dar consuelo, limitar comportamientos… así como trabajar asuntos pendientes.

Me ha resultado muy útil dedicar unos minutos previamente a presentar el ejercicio. Para mis pacientes suponía un shock tener que hablarle a una silla vacía o un cojín enfrente suyo. En mi caso, he intentado lidiar con la desconfianza a través del humor y el permiso para con mi paciente de probar o de negarse.

Aportaciones de la Terapia de Redecisión

A medida que la intervención avanza podemos retomar el trabajo con el pensamiento mágico en las últimas fases. Resulta muy interesante revisar el trabajo de los Goulding y su terapia de re decisión.

Redecidir implica renunciar a las estrategias que elegimos en la niñez para sobrevivir y comenzar a tomar decisiones coherentes con el presente.

Cada niño se guion a a sí mismo basándose en la información que en ese momento recibe de su entorno. Las decisiones que se tomaron se pueden evaluar, aprender de ellas y renovarlas, no necesariamente en el contexto terapéutico.

Una vez que el Adulto ha sido descontaminado la persona posee más datos  que le permiten confrontar las concepciones propias del estado yo Niño.

La labor terapéutica se enfoca en apoyar al Niño Natural para que sea capaz de activarse; contribuir al empoderamiento del paciente lo que conseguirá que se enfrente a sus introyectos; ayudar al paciente a discernir entre mito y realidad, conteniéndolo para que experimente la redecisión de una forma segura y modelar los comportamientos sanos a fin de que se asimilen y acomoden los cambios.

VALORACIÓN

El pensamiento mágico es un fenómeno natural en el contexto terapéutico, forma parte de nuestro mundo psicológico y es importante tenerlo en cuenta.

Lleva aparejado lo que normalmente se conoce como intuición. Un contacto sano con este fenómeno, fruto de la integración en el Yo, es altamente beneficiosa para el individuo. Aporta creatividad y espontaneidad al funcionamiento psíquico de la persona.

También es uno de los elementos que facilitan el contacto y la empatía. Permite ponerse en el lugar de otra persona, inferir cómo se está sintiendo, qué puede necesitar… nos permite adelantarnos y dar una respuesta adecuada.

En el contexto terapéutico puede resultar un aliado. La persona proyecta en nosotros no sólo un “padre” o una “madre”, un “ogro” o un “hada”, un “mago” sino también una oportunidad de mejorar.

Opino que recoger esa motivación, proyectada en un primer momento, permite al terapeuta devolverle esa confianza al paciente y destapar sus propios recursos. El otro aparece como un espejo en el que somos capaces de ver todas las potencialidades no desarrolladas que no vemos de nosotros mismos”. Me pareció muy interesante el ejercicio practicado durante uno de los presenciales al que titulé “y yo también”.

En este ejercicio dos personas verbalizaban aspectos negativos del otro terminando la frase con un “y yo también lo tengo”. Veo un acercamiento a la realidad de la proyección desde el respeto, estableciendo un nexo de unión entre lo que pertenece al yo y lo que no.

Toda confrontación puede despertar resistencias en la persona por lo que es aconsejable practicarla si existe una alianza terapéutica sólida. La persona puede sentirse herida en un intento del terapeuta de hacer consciente algo que le parece obvio. Puede confirmarse su mecanismo defensivo y su proyección verse realizada.

El amor parental y la actitud de sana curiosidad por parte del terapeuta acaricia al Niño del paciente y le permite llegado el momento verbalizar eso que habita en su mente más allá de lo observable. En ese momento es susceptible de ser elaborado por el paciente; cobrar más relevancia si se produce en fases avanzadas del tratamiento.

Como terapeutas podemos fomentar un ambiente de aceptación de aquello que no pudo ser expresado o que no fue escuchado. Al realizar  actividades creativas con nuestro paciente entablamos contacto con su Niño Natural de una forma lúdica y segura. La persona puede probar nuevas formas de utilizar esa capacidad en beneficio de sí misma.

La persona no está dispuesta a dejar ir sus sentimientos rackets y adaptaciones a no ser que sean entendidos. La persona puede cambiar cuando es aceptada y conocida auténticamente por lo que es.

“Mucho después de que la razón haya privado al mago de su magia y para el resto de su vida, la creencia de que los deseos puedan producir hechos reales persistirá en una parte secreta del yo.”

Selma Fraigberg

BIBLIOGRAFÍA

Berne, E. (1974). ¿Qué dice usted después de decir hola?: La psicología del destino humano [What do you say after you say hello?: The psychology of human destiny] (N. Daurella, Trans.). Barcelona: Editorial Grijalbo. (Original publicado en 1972).

Berne, E. (1966) Juegos en que participamos: sociología de las relaciones humanas. México D.F: Diana

Muriel, J. & Jongeward, D. (1976) Nacidos para triunfar: análisis transaccional con experimentos Gestalt. Bogotá: Fondo Educativo Interamericano

Gimeno – Bayón Cobos, A. (2004) Comprendiendo la psicoterapia de la Gestalt. Barcelona: Instituto Erick Fromm de psicología humanista

Rosal Cortés, R. & Gimeno – Bayón Cobos, A. (2013) Análisis transaccional para psicoterapeutas (Vol. II). Lleida: Editorial Milenio.

Sellarés Biel, E. (2012) El contrato psicoterapéutico como herramienta de cambio de impulsores y resolutivo de la demanda inicial. Universitat Ramon Llull. Barcelona, España.

Beyebach, M. (2006) 24 ideas para una psicoterapia breve. Barcelona: Editorial Herder.

 

 

 

 

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1 respuesta

  1. Leticia Duran Gutierrez dice:

    Me gusto mucho el manejo del tema, la forma simple y profunda del contenido, se agradece, gracias Saludos desde Mexico

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