Transexualidad y Psicoterapia Humanista Integrativa

03/12/2018

RESUMEN

El proceso de sexuación es aquel que hace que seamos hombre o mujer. Puede haber situaciones muy diversas de este proceso. ​La transexualidad no es sino una modalidad posible del proceso de sexuación. Expongo en este trabajo el caso de un chico transexual de 21 años (Fran desde ahora). L​a identidad que Fran se da a sí mismo está en clara discrepancia con la identidad sexual que el resto del mundo le asigna. Como oveja verde desde su niñez y preadolescencia lucha por mostrarse tal cual es, debatiéndose entre la sobreadaptación y la rebeldía contra su entorno y en ocasiones contra sí mismo. Como psicoterapeuta, y siguiendo el Modelo Humanista Integrativo, he tenido la suerte de acompañar a Fran unos kilómetros de su camino hacia el re-establecimiento de la funcionalidad saludable de su Niño interior, la descontaminación de su Adulto y una vida libre de Guión como persona autónoma e integrada. Realizo al final una reflexión ​sobre la introducción del cuerpo en el trabajo terapeútico: la restauración del sentido del “yo” a la experiencia corporal, que no he podido llevar a cabo en el proceso de terapia de Fran pero aparece en mi cabeza en las últimas sesiones. Palabras clave: sexuación, identidad sexual, Niño interior, Modelo Humanista Integrativo, Adulto integrado.

ABSTRACT

The process of sexual differentiation is the one that makes us male or female. There may be very different situations in this process. Transsexuality is only a possible modality of the process of sexual differentiation. In this work I present the case of a 21-year-old transsexual boy (Fran since now). The identity that Fran gives to himself is in clear discrepancy with the sexual identity that the rest of the world assigns to him. As a green sheep since childhood and pre-adolescence, he struggles to show himself as he is, struggling between over-adaptation and rebellion against his environment and sometimes against himself. As a psychotherapist, and following the Integrative Humanist Model, I have been fortunate to accompany Fran a few kilometers on his way to the re-establishment of the healthy functionality of his inner Child, the decontamination of his Adult and a free life of Script as an autonomous and integrated person. At the end of this paper, I reflect on the introduction of the body in therapeutic work: the restoration of the sense of «I» to body experience, which I have not been able to carry out in Fran’s therapy process but was in my head during the last sessions. Key words: sexual differentiation, sexual identity, inner Child, Integrative Humanist Model, Integrated Adult.

 

INTRODUCCIÓN

Conceptos aclaratorios

Los procesos de​sexuaciónson aquellos elementos estructurales y estructurantes del sexo. Aquellos que hacen que seamos hombre o mujer. Está constituido por una sucesión de acontecimientos biológicos, intrapsíquicos y socioculturales que hace que seamos (y no podamos no ser) seres sexuados: hombres o mujeres. Hablamos pues de acontecimientos sexuantes que finalizan con resultados sexuados. Aquí hay multitud de niveles que cronológicamente se van sucediendo unos a otros (genético, gonadal, genital interno y externo, hormonal, cerebral, de asignación, crianza…).

Como resultado de todos los procesos de sexuación, cada persona acaba siendo de un sexo determinado. Al fin y al cabo este proceso busca establecer una coherencia entre todos sus niveles para ser “hombre” y “mujer”. El concepto de​sexualidadhace referencia al modo de sentir esta condición sexuada (sexo) y a la vivencia subjetiva de esta condición. Mi manera peculiar de ser el hombre o la mujer que soy; a nivel personal y en la medida en que vivo rodeado de otros hombres y mujeres. Sería cómo vivo mi realidad de hombre y mujer; y también cómo me siento orientado hacia los hombres o las mujeres que me rodean.
La ​erótica hace referencia a la expresión gestual de la sexualidad. Aquellas producciones, hechos, realizaciones e interacciones a través de las cuales vivenciamos y expresamos que somos sexuados y sexuales.
La ​sexación hace referencia al etiquetado sexual que se hace en el sentido personal y social. Yo mismo me etiqueto y etiqueto a los demás como hombre o mujer. La sexación es un elemento clave para poder construir la identidad sexual (contenido más amplio al mero “etiquetado”; pero imposible de realizar sin él.

 

Identidad sexual

El fenómeno de adquisición de identidad de sí misma, se inicia desde etapas muy tempranas en la vida, como un proceso dinámico y didáctico, resultado de las primeras etapas del autoconocimiento por exploración y posteriormente de una interrelación de la persona con el medio social, de la confrontación con los y las demás.

Esta búsqueda de identidad personal que es en realidad un sentido de identidad humana, comprende la búsqueda de una serie compleja de identidad dentro de las cuales se encuentra la identidad sexual.

De la sucesión de todos los niveles de sexuación, llegaremos, siguiendo el proceso, a una identidad sexual, cuyo contenido irá cambiando en sus matices definitorios o aspectos significativos (del nacimiento a la vejez); pero que permanecerá invariable en un resultado:
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soy hombre o soy mujer. Se produce un ejercicio de reducción o “redondeo” a solo una de dos posibilidades.

Nacemos seres sexuados con un sexo biológico determinado y nos hacemos sexuales con una identidad de género específica.

 

Qué es la transexualidad

En los procesos de sexuación o suma de niveles que me van construyendo en tanto hombre o mujer puede haber situaciones muy diversas.

En esta evolución y más allá de patologías, puede haber “discrepancias” o “coincidencias”. Si la identidad que me doy (me siento hombre o mujer) coincide con la “identidad” sexual que el resto del mundo me asigna, la situación apenas si es percibida por el propio sujeto. Pero cuando la identidad que me doy (me siento hombre) está en clara discrepancia con la identidad que me asignan (me ven y me clasifican como mujer); entonces estamos ante una situación de transexualidad. Y para el sujeto, lo más relevante será sin duda lo que “siente” e intentará que los demás le “vean” como él se siente; antes del camino inverso: “sentirme” como los otros me “ven”.

Es decir, en un puro ejercicio competitivo, vale más el “cómo siento” que el “cómo me ven”; aún cuando pudiera ser deseable que fuese de otro modo, hablamos de evidencias, más que de “deseos” o cuestiones más o menos políticamente correctas.

De esta forma, Fran fue visto y clasificado por parte de los demás como niña, sin embargo se sentía y deseaba ser visto como un niño. A la vez, y para sumar dificultades a su conflicto interior convive con el cuestionamiento y la falta de aceptación por parte de su familia, con una separación física y emocional de su figura materna y con un rechazo en su ámbito escolar por parte de sus iguales. Las personas más cercanas y la sociedad no aprueba aquello que pretende mostrar de sí mismo y que siente como su verdad.

La transexuación no es sino una particularidad posible del proceso de sexuación. Los transexuales son uno más de los múltiples hechos de diversidad sexual; y que son además personas que sufren por la severa e inquebrantable tensión entre sus mecanismos autosexantes y los mecanismos alosexantes del resto del mundo (incluidos los suyos propios). Son un fenomenal contraejemplo del dimorfismo sexual y de nuestro rígido sistema de diferenciación entre hombres y mujeres.

Con motivo de esta tensión entre su existencia y el “orden sexual” a menudo nos hemos dejado tentar por dos negaciones posibles: bien negarles a ellos (en virtud de la evidencia de que solo existen dos sexos); bien negar los dos sexos (en virtud de su evidente existencia). No sé cuál de las dos negaciones es más grave y cuál insulta más la inteligencia y a la persona.

Aunque a menudo se les haga abanderados de tales o cuales liberaciones sexuales, los transexuales no pretenden subvertir el orden sexual, sino contrariamente ansían tener un 4
sitio en él. No tratan de cambiar de sexo sino permanecer en el que realmente se sienten con todas las consecuencias que eso suponga.

En nuestro tiempo y cultura, resolvemos este conflicto con modificación quirúrgica, endocrina, legal, etc. de los niveles de sexuación que consideramos como criterios fundamentales de sexación (fundamentalmente los genitales, los caracteres sexuales secundarios y el sexo legal).

Los transexuales resultan obsesivos en su esfuerzo por ser reconocidos en tanto lo que íntimamente se sienten. Cada quien con sus fuerzas, sus recursos y posibilidades, luchan (el verbo es muy adecuado) por lograr una identidad pública más armoniosa (o menos disarmónica) con su identidad privada. Muchos, gastan cantidades inmensas de energía, tiempo y dinero en lograr el reconocimiento público de su identidad íntima. A veces dedican tanta energía en esta empresa que claudican del resto de las facetas de la vida; incluso haciendo de ésta la razón única y definitiva de vivir. Y la mayoría caminan solos en esta lucha.

 

DESARROLLO, APEGO Y PERSONALIDAD

Según el modelo de Freud, se tiene en cuenta el inconsciente, y desde un aspecto dinámico considera que se compone de deseos e impulsos que luchan por salir a la luz y ser satisfechos, pero al no ser aceptados culturalmente, el consciente y el preconsciente se encargan de mantenerlos ocultos. Es en este momento cuando aparecen los conflictos. Esta represión contribuye a sepultar y mandar hacia el inconsciente la parte más caótica y desorganizada de los primeros años de vida, y que puede llegar a constituir una patología en nuestra personalidad de base o, cuando menos, afectar de alguna manera a la correcta funcionalidad de la persona.

El crecimiento humano es un ciclo de desarrollo compuesto de etapas que comienzan en la infancia y se repiten a lo largo de la vida. Por este motivo, otra de las opiniones que podemos tener en cuenta para entender cómo se ha ido creando la estructura de la personalidad, serán las etapas de desarrollo de Pamela Levin, quien nos indica en su artículo “El ciclo del desarrollo“, que para formar nuestra personalidad en la infancia o enriquecernos en la vida adulta, necesitamos intercambios fundamentales en nuestras relaciones con los demás para obtener la seguridad, la confianza y la estimulación necesarias para llevar a cabo las tareas inmediatas. En base a estos intercambios se generan decisiones de forma inconsciente que nos llevan a comportarnos de una forma u otra como seres individuales.

En cuanto las etapas del desarrollo humano, según Pamela Levin, en la 4ª etapa de 3 a 6 años, llamado estado fálico-edípico, el niño descubre sus órganos genitales como zonas de placer. Tiene la capacidad de diferenciar al niño y la niña. Es en esta etapa cuando tiene la necesidad de construir su identidad sexual y socializarse por lo que el permiso que necesita es a mostrarse, encontrar al otro y construir una coherencia entre sus deseos y las reglas sociales.

En la 5ª etapa, de 6 a 12 años (etapa de latencia), el niño tiene la necesidad de elaborar su propio sistema de valores, de pertenecer a un grupo y de socializar en coherencia con esos valores. El permiso es por lo tanto a pertenecer, a formar parte de algo.

La 6ª etapa de 12 a 18 años es la llamada fase genital, maduran los órganos genitales y la personalidad de base y es la última oportunidad para resolver conflictos en contra de los padres y el orden establecido. En una etapa de búsqueda de sí mismo de construcción de una identidad propia además de consolidar todo lo que proviene de fases anteriores. El permiso es a oponerse y afirmarse como individuo, con su personalidad y sus diferencias.

En cuanto al caso que nos ocupa, y siguiendo las fases de desarrollo de Pamela Levin, Fran se ve con unos 3-4 años descubriendo su órgano genital y siente su primer momento de incoherencia física-mental. La necesidad de construir su identidad sexual se ve comprometida, y no tiene el permiso para mostrarse y encontrar al otro. Cuando a los 10-11 años el entorno le ve y reconoce como una chica, su necesidad de pertenecer a un grupo y socializar en coherencia con su identidad sexual y valores se ve de nuevo truncada. Fran afirma que esa niña sufrió mucho…En la etapa genital y mientras se forma su personalidad de base, Fran descubre la oportunidad de oponerse a los demás y lucha por encontrarse a sí mismo, definir su identidad y resolver el conflicto, él es un chico y así se quiere mostrar, así es como quiere que la sociedad le reconozca y acepte.
Según la teoría del apego de​John Bolwby,​el vínculo que el niño establece con su madre es clave para su desarrollo, pues le proporciona la seguridad emocional necesaria para vivir, crecer y experimentar un sano contacto con el mundo. El niño deberá contar con un vínculo próximo y constante en el que ser aceptado y protegido incondicionalmente.

Fran probablemente tuvo una madre hasta los 3 años inconsistente, inaccesible, con ausencia de contacto y caricias, no disponible para identificar las necesidades de su bebé, sin rutinas sincrónicas que impidieron la aparición de un vínculo afectivo, es decir una madre no responsiva con su propia historia de apego particular. Cuando Fran tiene 3 años esta madre abandona el hogar por lo que Fran se queda al cuidado de su padre y de una tía, el contacto con su madre se reduce a fines de semana que con el paso del tiempo pasa a ser contacto nulo. Fran ve por última vez a su madre a los 15 años después de varios sin verla. El estilo de apego que se crea con el padre es al igual inconsistente, con poca involucración en la crianza, y poco contacto físico y emocional. Su tía pasa a ser cuidadora principal y una persona muy crítica, invasiva y tóxica en la vida de Fran, tanto en su niñez como en la adolescencia y en la actualidad.
En mi opinión Fran ha desarrollado un apego evasivo o desvinculado ​ya que aprendió a sobrevivir en un mundo hostil, con un vínculo inseguro, crítico y en ocasiones invasivo y a desconectarse de sus necesidades de apego. Presenta también comportamientos y sentimientos profundos de apego desorganizado como permanecer en la posición existencial de “Yo no estoy bien, Tú no estás bien”, debido a que no se sintió aceptado ni  amado y tuvo que aprender a fragmentarse y a sentir un miedo profundo hacia sus cuidadores principales y hacia las conductas erráticas y negligentes.

Por lo tanto, en la vida de Fran, aparecen varias figuras parentales con estilos de apego diferentes, construyendo su personalidad en base al contacto con cada una de ellas.

De esta forma, Fran vivió su infancia con gran inseguridad, con sus necesidades básicas insatisfechas, y con falta de estabilidad y armonía interna, por lo que construye una determinada estructura de personalidad.

Según la Psicoterapia Humanista Integrativa, los síntomas no son más que la manifestación de la estructura. Es necesario mirar más allá de los síntomas para detectar los elementos constantes que subyacen al funcionamiento mental de la persona, como el tipo de angustia, el nivel de regresión de la energía psíquica, el modo de relacionarse, la naturaleza de los conflictos y las defensas empleadas.

Fran, en términos psicoanalíticos, o teniendo en cuenta las etapas de desarrollo de Pamela Levin que he descrito con anterioridad, parece que se ha quedado fijado en la etapa de 18 meses a 2 años y medio ó 3 años: la fase sádico anal, que podría justificar su estructura borderline de personalidad y ciertos rasgos obsesivos.

De igual forma, queda fijada la etapa de 2 años y medio hasta los 7 años: la fase fálica ó edípica, que pudiera justificar su estructura histérica a raíz de los síntomas que describe y el tipo de angustia.

Por lo tanto, durante el desarrollo evolutivo, Fran fue interactuando con sus figuras principales y fue incorporando mensajes. El niño crece y empieza a entrar en contacto con otras personas que están en el entorno, va asimilando lo que le rodea, pero ya en función de lo que ha integrado: todos los efectos nocivos e indeseables, tanto en el niño, en su desarrollo como persona, como en las dinámicas que se establecen en los sistemas humanos en los que está inserto (familia, clase, grupo, etc).

En este sentido y de forma paralela, nuestra experiencia hace años con las personas zurdas puede darnos muy buenas pistas de nuestro afán corrector y “normalizador” de las incongruencias con las que nos topamos. El mensaje didáctico puede resumirse con la siguiente frase: “durante mucho tiempo tratamos de corregir a los zurdos haciéndolos diestros y sólo logramos zurdos contrariados e infelices; eso sí, escribiendo con la derecha”. Fran fue tratado como un zurdo en épocas pasadas, forzado a usar una identidad en base a su imagen corporal externa y contraria a la identidad que se otorga a sí mismo.
Para lograr el bienestar íntimo y social del transexual se trata de aceptar, por parte de la sociedad, la verdad de su sentir y de facilitarles el ingreso en un mundo que no está diseñado ni preparado para ellos. Todo ello se soporta exclusivamente sobre un cimiento: la aceptación comprensiva y comprendida del niño o niña, comprensiva en cuanto a contenidos actitudinales y comprendida en cuanto a contenidos cognitivos. El paso siguiente sería evolucionar hacia una sociedad que permitiera “ser” y diseñar el mundo en base a las personas y no a las personas en base al mundo.

 

ESTADO DEL YO NIÑO

Si hacemos una reflexión desde el Análisis Transaccional, uno de los pilares del Modelo Humanista Integrativo, nos ayuda a comprender cómo funciona y cómo expresa su personalidad Fran en términos de conducta. Así mismo nos ofrece información sobre su guión de vida y el desarrollo del niño.

El funcionamiento del estado del Yo Niño de Fran es Adaptado: la adaptación reproduce el ambiente opresivo en el que Fran creció, con falta de aceptación y rechazo. En estos casos, hay sentimientos de miedo, culpa o vergüenza. A veces Fran exterioriza la adaptación:

● como sumisión (Niño Adaptado Sumiso): cuando se somete a la realidad sin cuestionar si es o no lo que quiere para sí mismo.

● como rebeldía (Niño Adaptado Rebelde): esta forma de rebeldía no libera a la persona, porque en realidad no cuestiona la causa que le oprime.

El Padre o el Niño pueden interferir con el proceso de pensamiento del estado Adulto y distorsionar la percepción objetiva de la situación. Entonces Fran, frente a sucesos de su vida cotidiana, basará su comportamiento en sentimientos y en pensamientos arcaicos basados en la reacción del Padre o del Niño a la situación, más que en sentimientos y pensamientos autónomos del Adulto y relacionados con la percepción objetiva de la situación.

El poder ejecutivo no lo tiene el Adulto , está contaminado por el Padre o el Niño, pero la persona percibe que es su Adulto el yo real.
● La contaminación del estado del yo Adulto por el Padre ​es la base de los prejuicios. En el caso de Fran: “descansar es perder el tiempo y no valer para nada”.

● La contaminación del estado del yo Adulto por el Niño es la base de las ideas, fantasías y creencias ilusorias ​o autoengaños que la persona acepta como una realidad. Para Fran: ”si me muestro como soy no les voy a gustar”.

Por eso es fundamental en el proceso terapéutico la descontaminación del adulto que después veremos en el apartado de “intervención”.

GUIÓN DE VIDA

Para Eric Berne “el guión es un plan de vida basado en una decisión tomada en la infancia, reforzado por los padres, justificado por acontecimientos subsiguientes, y que culmina en una alternativa elegida”.

Aunque los padres no pueden determinar las decisiones del guión del niño, sí ejercen una gran influencia sobre ellas por medio de mensajes verbales y no verbales que conforman el entorno, y en cuya respuesta se toman las decisiones principales del guión.

En general, el modelo de apego suele ser estable a lo largo de la vida. Aunque el niño encuentre personas responsivas que atiendan sus necesidades, su tendencia le va a hacer filtrar las situaciones que viva en función de su modelo de apego. Así, encontramos una concordancia entre el guión de vida y el estilo de apego. Gran parte de las relaciones que construimos con los demás, estarán basadas en el estilo de apego que construimos en la etapa de la niñez.

Como niño, Fran se sentía en inferioridad en un mundo de adultos, y percibió falta de cuidados por lo que sus necesidades se quedaron insatisfechas. Cuando su madre abandona el hogar, teniendo 3 años, siente el miedo profundo a que no vuelva, rabia porque ella le ha dejado y tristeza porque ya no está. Sus respuestas aparecen ante un mundo hostil con sentimientos muy intensos. Cuando se queda a cargo de los cuidados de su tía, y tampoco el apego es seguro, Fran, en su lógica de niño, de lo particular a lo general puede decidir: “no se puede confiar en la gente”. Tuvo que tomar decisiones tempranas para sobrevivir emocionalmente a su entorno.

Desde la emoción profunda del miedo al abandono, Fran decide no dar problemas, es la “niña” que los adultos esperan que sea, muy estudioso, no pierde el tiempo, limpia la casa, cuida de su prima pequeña, incluso cocina. Todo en búsqueda del amor y la aceptación, de cubrir sus necesidades. Fran recuerda con profundo dolor su etapa escolar, rechazado por sus compañeros por tener excelentes calificaciones, por ser callado y “diferente”. Fue rechazado por sus iguales e insultado por su aspecto físico.

En su adolescencia se coloca en antiguión, decide no estudiar, mostrar su identidad sexual, evitar a las personas que le hacen daño y escapar del hogar. Pudiera parecer que se liberó de su guión, sin embargo sólo le dió la vuelta, deja de preocuparse de lo que va a suceder si ya no sigue sus decisiones tempranas. Más tarde, cuando la situación del aquí y ahora se percibe como estresante, o cuando viva como adulto alguna escena similar a la situación de la infancia, entrará de nuevo en su guión.

Fran presenta un Guión que Eric Berne describe como “Perdedor”; ha recibido mandatos muy duros, como “no existas”, “no pienses”, “no pertenezcas”, que le han conducido a situaciones y vivencias extremas como intentos de suicidio, autolesiones y periodos de hospitalización. Vive atrapado en un escenario rígido, su guión, en el que se han incorporado muy pocos permisos y que le conduce a un final trágico. Como adulto, Fran actúa desde su Niño de tal forma que elige sin darse cuenta conductas que le acercan al desenlace de su guión, está aún esperando resolver su problema básico de la infancia, obtener amor incondicional.

INTERVENCIÓN

El vínculo terapéutico

 

El Psicoterapeuta Humanista Integrativo, a través del vínculo con su paciente, proporciona las bases de un apego seguro para que el paciente pueda reconstruir su propio estilo de relacionarse con el mundo. Como terapeuta de Fran, he ofrecido Presencia, Potencia, Protección y Permisos. He integrado en mi estilo de terapia las características principales de una madre responsiva, respetando sus ritmos así como sus principales barreras de entrada. Sin la creación de este vínculo, Fran no se hubiera sentido seguro ni confiado en las sesiones para elaborar sus memorias traumáticas ni expresar las emociones asociadas, así como tomar nuevas decisiones vitales hacia su autonomía.

Para comprender e intervenir en el estilo de apego de Fran, desde el enfoque Humanista Integrativo, tengo en cuenta dos elementos fundamentales. Por un lado, a través del Análisis Transaccional, analizo las posiciones existenciales para comprender qué siente Fran hacia sí mismo y hacia el mundo. Por otro lado, dentro de la teoría de los cinco niveles, el miedo existencial profundo será la base de mi intervención; vemos la relación que existe entre el estilo de apego y estos dos importantes elementos de la personalidad:

Posición existencial de Fran:

● ¿cómo ve el mundo? Crea la base para incorporar el mundo y a los demás en sus vivencias. Si las vivencias son positivas: de aceptación, protección y amor incondicional, el niño introyectará al otro y al mundo como amables y confiables, sin embargo, en el caso de Fran, la condicionalidad, la incertidumbre, el maltrato o la separación, pueden generar en el bebé miedo y desconfianza, y llevarle a decidir: “TÚ NO ERES OK”.

● ¿cómo se ve a sí mismo? el niño siente que le tratan mal, con desprecio, que no le tienen en cuenta, que no conocen sus necesidades, ​“no soy importante para nadie”
​ , integrará que no es valioso, no se aceptará y podrá concluir “YO NO SOY OK”.

Cinco niveles:

● Nivel de Conducta: Conductas evitativas y autodestructivas: no descansa, le cuesta dormir, síntomas de ansiedad, mala relación con la comida, no se cuida, consumo de marihuana.

● Nivel de Pensamiento Social: “necesito fumar hierba o tabaco para dormir y relajarme”, “si como, me resulta desagradable sentirme lleno y tengo que vomitar”, “si duermo pierdo el tiempo”, ”no como bien porque paso muchas horas en el trabajo”.

● Nivel de Pensamiento Profundo: «No seas sano”, «No vales», «No pienses» o incluso «No vivas».

● Emociones Básicas: Mucha Rabia y muchísimo Miedo. También sentirá Tristeza.

● Emoción Profunda: Mucho Miedo existencial a la invasión y al abandono.

 

Tocar y abrazar

 

La privación de contacto temprano en el niño parece subrayar causativamente, o al menos significativamente contribuye a una amplia gama de problemas de la experiencia adulta, incluyendo adicciones, ansiedad, pánico, preocupaciones no realistas sobre la supervivencia, desórdenes psicosomáticos y tendencias automutilantes.

El contacto y el abrazo, son también un aspecto valioso de la terapia regresiva que se enfoca en la resolución de la privación pre y perinatal del niño, el trauma y experiencias traumáticas que, a su vez, han llegado a constituir un abanico de dificultades en la vida adulta.

En las sesiones de terapia, ha sido fundamental el contacto físico, sobre todo en los momentos en los que Fran ha llegado al pensamiento y emociones profundas: compresión del hombro, acariciar su espalda y abrazar como una manera de apoyar a Fran a través de la experiencia, particularmente cuando su lenguaje corporal indicaba un deseo de este apoyo y cercanía. Todo ello para facilitar el desarrollo de un vínculo entre el niño interno de Fran y una nueva persona parental sana, yo como terapeuta y en el papel de madre responsiva.

Durante la experiencia del abrazo, hablo con el Niño de Fran, con un tono que varía de acuerdo con el contexto del trabajo. Normalmente esto incluye afirmaciones sobre ser querido, protegido, seguro, amado, fuerte, y maravilloso. La experiencia de abrazo físico y caricias, permite la incorporación de una experiencia correctiva en niveles preverbales de desarrollo que es casi imposible de alcanzar de cualquier otra manera. Implica usar el mismo lenguaje corporal que fue usado cuando se incorporó el mensaje negativo inicial, pero esta vez para acompañarle a adoptar uno nuevo correctivo. Hacer sentir a Fran aquel amor incondicional que le faltó en su niñez.

 

Descontaminación del adulto

 

Un proceso extremadamente importante en el Análisis Transaccional es la descontaminación del Adulto, con el objetivo de que la persona pueda estar la mayor parte del tiempo en su estado del yo Adulto, o que al menos sea desde el estado del yo Adulto desde donde la persona dirige su vida.

Como ya he comentado, el estado de Niño de Fran es Adaptado Sumiso con impulsores: “sé fuerte”, “esfuérzate”, “complace”. Descontaminar el Adulto se trata de fomentar el Niño Natural o Niño Libre de Fran ​: es la parte del estado del yo Niño desde donde se muestran las emociones genuinas, muestra todo aquello que es espontáneo en él. Es el impulso vital con el que nace un niño que le lleva a vivir de manera natural, a expresarse, explorar, aprender, crecer y desarrollarse como persona. Se trata de identificar las necesidades que no cubrió de niño. Necesidad de ser amado, aceptado y tenido en cuenta como persona única y valiosa.

Experimentar física y emocionalmente la aceptación incondicional, la seguridad y la potencia por parte de su terapeuta facilitará los permisos necesarios a su Niño interior para expresarse tal cual es, con el objetivo de incorporar ese amor así mismo desde su Adulto sin ponerse de nuevo en peligro ni buscando una protección falsa. Incorporar los permisos a través del terapeuta y de la terapia.

 

Caricias atributivas

 

Las personas necesitamos caricias positivas por nuestras diferencias naturales, tanto físicas como psicológicas. Jordi Oller las llama caricias atributivas. Las caricias atributivas tienden un puente entre las caricias condicionales y las incondicionales. Es decir, por una parte se refieren a aspectos de nuestro «existir» en la vida, pero además también son aspectos que «hacemos» o «tenemos» de una manera natural.

Desde otra perspectiva, el uso de las caricias atributivas es un instrumento de ayuda para autorrealizarnos y nos ayudan a conocer y actualizar dicha «naturaleza interior esencial». Las caricias atributivas positivas nos transmiten información sobre nuestras diferencias idiosincráticas, vistas como cualidades.

He utilizado, en el proceso de terapia de Fran, las caricias atributivas para reforzar sus particularidades y fomentar su autoestima y amor hacia sí mismo. En el caso de Fran es importante particularizar estas caricias respecto a la situación concreta en la que se están generando. Al hacerlo así evito reforzar mandatos de contraguión y sus correspondientes subyacentes mandatos inhibidores de guión. Por ejemplo, en el guión de Fran es importante el mandato de contraguión «trabaja mucho», lo cual le lleva en su vida a trabajar mucho y a reforzar, por ejemplo, un mandato inhibidor «no disfrutes». Obviamente, si en una tarea dada en la que admiro cuánto ha trabajado, le decimos un generalizado «me gusta lo mucho que trabajas», lamentablemente sería una caricia atributiva que le invitaría a reforzar su mandato de contraguión. En cambio, si le digo «me ha gustado lo mucho que has trabajado en esta tarea», particularizando la caricia atributiva respecto a la situación dada, ayudaremos a evitar reforzarlo.

Las caricias atributivas constituyen un estímulo importante para actualizar y reforzar todo lo que, ya sea física o psicológicamente, somos de una manera única y singular. Por lo tanto, su uso en psicoterapia y en el trabajo de crecimiento personal, es un poderoso instrumento para ayudar a tomar conciencia de nuestras particularidades, facilitando la consolidación de un sentido de autoestima diferenciado y de una sólida identidad personal.

Reparentalización con muñecos

 

Esta técnica, creada por Alicia Gadea, ha sido fundamental en el proceso terapeútico de Fran. Fue en la novena sesión cuando comenzamos a trabajar con el muñeco que él mismo eligió. Ha permitido materializar a su niño interior y facilitar la conexión con él. Gracias a ello hemos tenido la posibilidad de trabajar las heridas primarias y la integración del Yo. En la primera intervención, con el permiso de Fran, yo sostuve al muñeco durante toda la sesión, abrazado a mi, acariciándolo, besándolo, cuidándolo( cuidado maternal).

A través del muñeco incorporé el permiso de existir, la aceptación y la protección incondicional hacia el Niño herido de Fran y atendiendo a sus necesidades arcaicas no satisfechas. Fran ha visto, sentido, escuchado a su niño interior a través del muñeco. Esa toma de conciencia permite desde el adulto escoger las conductas más adecuadas para aplicarlas al muñeco y satisfacer sus necesidades, es decir, a sí mismo, incorporándolas al estado de Yo Padre.

Facilitó además la regresión, ya que gracias a esta técnica, Fran tuvo un pie fuera de la regresión, donde el Adulto y el Padre se hicieron cargo y otro pie en el Niño y sus heridas. Esta situación permite la vuelta al aquí y ahora después del trabajo emocional profundo, hecho importante de cara a la estabilidad emocional de Fran. De esta forma, se facilita la conexión del Padre Nutritivo con el Niño y fomenta el Niño Libre. Además, potencia el Padre Nutritivo que puede llevar a un Adulto más integrado, propiciando la descontaminación de los Estados del Yo. Esta técnica le dió a Fran la posibilidad de crear una vía de amor a sí mismo, cuidados y límites sanos para su niño y adolescente, con el cese de conductas autodestructivas del Adulto.

Redecisión

 

Como Psicoterapeutas Humanistas Integrativos buscamos la curación de los conflictos más importantes que trae el paciente a terapia a nivel emocional profundo, y esto necesariamente pasa por el trabajo de su guión. En este trabajo conviene tener en cuenta que los guiones se diseñan para durar una vida, y que para cambiarlos la persona necesita redecidir sus decisiones tempranas.

Cuando a nivel cognitivo, el paciente toma conciencia de que su conflicto también se está dando a nivel emocional, y decide trabajar la emoción arcaica, le proponemos que tenga presente su decisión limitadora del pasado y la posibilidad de redecidir a nivel emocional, que es lo que nos interesa para que el cambio sea permanente. Cuando la persona ha expresado la emoción ligada al conflicto arcaico, está en contacto desde su estado Niño del yo. Ahí tiene la posibilidad de que ese Niño tome una nueva decisión abierta y sana, que desactive la decisión ligada a la emoción arcaica de la que se acaba de desprender. Cuando está implicado el Niño Libre bajo el control del Adulto integrado, y se realiza la redecisión, tras haber expresado adecuadamente la emoción ligada al conflicto arcaico, ésta provoca cambios potentes y duraderos. Según el Modelo Humanista Integrativo, para que sea plenamente efectiva una redecisión, deben estar implicados los 5 niveles de intervención, puesto que, si dejamos los niveles emocionales al margen, la redecisión podría quedarse en un mero propósito y venir con fecha de caducidad integrada. Es importante que como terapeuta de Fran me presente como una figura amorosa que ayude a reparar sus heridas, permitiendo expresar sus emociones asociadas, descubra su propia historia y tome nuevas decisiones vitales que supongan un giro en su guión de vida, para que con ello pueda crecer, explorar y convertirse en personas adulta y autónoma.

En el trabajo emocional propongo a Fran que conecte con experiencias tempranas. Se busca resolver las parálisis o impasses tomando nuevas decisiones deseadas que deshagan las decisiones autolimitantes que eligió en etapas anteriores.

1. Invito a Fran a re-experimentar la escena temprana
​ en primera persona, como si ocurriera ahora en el tiempo presente, actuando. Escenas de falta de cuidado por parte de sus figuras de apego.

2. Le pido que coloque, por una parte, los «otros» más significativos
​ en la escena y, por otra parte, a sí mismo.

3. Fran, va tomando el rol de los otros personajes importantes en la escena, así como el rol propio.

4. Como terapeuta escucho el/los mandatos
​ dados a Fran en ese momento, así como la decisión temprana en respuesta a dichos mandatos. Fran decidió no cuidarse ya que recibió el mensaje de que no merecía esos cuidados.

5. Invito a Fran a experimentar el poder y satisfacción
​ de la decisión temprana que mueve su energía de un Niño Adaptado hacia un Niño Natural.

6. Fran permanece con la decisión temprana hasta que una “redecisión” surja espontáneamente . ​La redecisión resulta o conduce a un nuevo comportamiento, que requiere de continua práctica para que se vuelva confortable para Fran. Decide que quiere cuidarse, que lo merece, que quiere sentirse bien, descansar , asearse, comer bien.

Es fundamental en Psicoterapia, después del trabajo emocional profundo, el Reconfortamiento. El paciente nunca debe confirmar que “ha sido abandonado o rechazado” como desenlace de un chantaje afectivo de la infancia​(“si sientes, o expresas tu emoción te dejo de querer”)
​ . Al acabar cada trabajo emocional con un reconfortamiento, aseguramos que Fran se sienta querido y seguro tras su actuación. Sintiéndose así apoyado, querido y con el permiso necesario para incorporar la nueva decisión a su vida una vez lejos en tiempo y espacio de la situación de terapia.

CUERPO Y PARTES RECHAZADAS

El objetivo del trabajo terapéutico en la proyección del cuerpo es la restauración del sentido del “yo” a la experiencia corporal. El cuerpo debe volverse sujeto de la experiencia recuperándolo como suministro de información para la conciencia.

Este último trabajo terapeútico no he podido llevarlo a cabo en el proceso de terapia de Fran pero aparece en mi cabeza las últimas sesiones que tuve con él y opino que sería muy positivo a la vez que potente. Lo describo someramente, sin embargo, podría contener material suficiente para un artículo independiente.

Actualmente Fran se encuentra en proceso de cambio de sexo. Hay una serie de pasos que se llevan a cabo, todos ellos especialmente traumáticos, tanto física como psicológicamente. La existencia de un acompañamiento psicoterapéutico en este proceso me parece fundamental para fomentar el Adulto integrado.

El tratamiento completo en el caso de Fran incluye:

a) Diagnóstico e informe de descarte de psicopatología.

b) Información, preparación y tratamiento psicosexual previo.

c) Hormonoterapia (modificación del balance hormonal hombre-mujer).

d) Uno o dos años de vida satisfactoria haciendo vida ordinaria en el papel del sexo de identidad con seguimiento psicoterápico.

e) Intervención quirúrgica pectoral (mamoplasia o mastectomia); extirpación gonadal de ovarios.

f) Cirugía genital: extirpación de genitales internos (histerectomía) y cirugía de reasignación de genitales externos.

g) Otras intervenciones quiroestéticas (tiroides, pómulos, caderas, etc.).

h) Psicoterapia de seguimiento.

i) Modificación legal de nombre y sexo.

No se producen necesariamente todos los pasos. Es especialmente notoria la ausencia de apoyo profesional psicológico y sexual desde el principio de todos estos procesos y la idea de que la persona se enfrente en soledad a cada uno de ellos es entristecedor. Con suma frecuencia también se excluyen las intervenciones quiroestéticas.

El orden en el que se ha expuesto es el habitual, pero no el orden lógico. En concreto, es del todo ilógico, además de lesivo, que la intervención judicial sea la última y la de menor tasas de logro con éxito, tanto por intento, como por tiempo, como por dinero.

Las tasas de éxito con los tratamientos que efectivamente se hacen, en los cuales se contempla (si no exclusivamente, sí fundamentalmente) la faceta hormonal y quirúrgica, giran en torno al 95 %. El criterio de éxito es que “estén bien adaptados y sean estables”. Sólo se conoce una investigación de seguimiento de fracasos (arrepentimientos) que fue hecha en Suecia. Los datos que aportan son que un 3,8% de los intervenidos quirúrgicamente se arrepienten. Y sugieren como factores coadyuvantes de este arrepentimiento el manejo de la circunstancia por parte del entorno más inmediato al transexual ( fundamentalmente familia, amigos íntimos y parejas). Añado que quizá alguno de estos fracasos fueron en realidad dificultades para integrar los cambios que se fueron realizando en el cuerpo al sentido del “yo” y que hubieran necesitado un trabajo corporal profundo en cada paso y un acompañamiento psicoterapeútico.

En base a estos y otros muchos datos, Cohen-Kettenis y Gooren afirman que la SRS (acrónimo en inglés de cirugía de reasignación de sexo) no es la panacea y que es necesaria la psicoterapia.

Estos tratamientos mutilan, arrancan, separan, deforman, colocan, cambian, transforman el cuerpo, el objeto. ¿Donde queda el Yo interior de la persona en todos estos procesos? Sería necesario constantes restauraciones del sentido del Yo a la experiencia corporal (al nuevo cuerpo y las nuevas sensaciones). Necesario un duelo de cada parte rechazada y mutilada, de cada pérdida de sí mismo para generar un nuevo apego a lo nuevo.

¿Y qué pasaría si acompañamos a ese niño, a ese adolescente en la búsqueda de sí mismo desde el principio de su conflicto? Cubrir todas sus necesidades arcaicas insatisfechas, dar amor y aceptación incondicional para potenciar a su Padre Nutricio y dar paso a su Niño Libre a expresarse sin temor. Él mismo se cuidaría, sería capaz de amarse, de respetarse y de aceptarse, en definitiva, de mostrarse. El trabajo corporal sería fundamental para llevar su identidad sexual a conectar con su cuerpo, su imagen corporal externa con la posibilidad y el permiso de crecer sin juicios, aceptando su pecho/vagina aunque se sienta hombre, disfrutar siendo y sintiendo. Ser y sentir independientemente del cuerpo físico que cada uno posea.

Realizaría este trabajo a nivel corporal profundo con Fran, a través de la técnica que propone Alicia Gadea de reparentalización de órganos, variante de la técnica de reparentalización con muñecos. El paciente ​elige un objeto externo en el que poder proyectar ese órgano interno que puede ser un muñeco. Este método serviría para reducir el conflicto que puede provocar la “evitación del contacto” con el órgano rechazado. El paciente puede ir modificando y desarrollando el objeto que ha elegido y con ello favorecer una integración y aceptación más progresiva del órgano y de las características rechazadas por la persona.

Incluiría del mismo modo, en la terapia de Fran, el enfoque corporal experiencial del Focusing, que es al mismo tiempo proceso y técnica y que ​permite lo que Gendlin llama “estar en contacto con el fluir de las experiencias”. Con esta técnica se mejora la consciencia corporal y sensorial, potencia la sensación del gusto por estar con uno mismo y desde el asombro y la sorpresa, descubriendo todo como nuevo y como recién llegado. Soltar la actitud habitual de control y cambiarla por la de aceptación gratuita lleva a un ensanchamiento de las posibilidades y una receptividad más amplia de sí mismo.

Actualmente, el sufrimiento de Fran respecto al rechazo por su cuerpo es tal, que vive en continuo conflicto psicológico y físico y que le lleva a padecer estados de ansiedad al mirar o tocar su cuerpo. Espera ansiadamente la cirugía para encontrar la paz. Este posible trabajo corporal daría la oportunidad a Fran de aceptarse tal cual es por fuera y por dentro, conectando su interior con su exterior y vivir plenamente su identidad sexual sean como sean sus características corporales externas. Por supuesto sería un proceso largo en el tiempo y requeriría de una psicoterapia potente siendo únicamente posible desde una redecisión de Fran y desde un trabajo emocional profundo. Redecidir que aquel cuerpo definido como niña no supone una amenaza para ser quien realmente soy sino que puedo integrar mi ser interior en mi cuerpo exterior y mostrarme así al mundo.

Y citando a Lynn Conway, transexual y compilador de las últimas investigaciones a cerca de la identidad Sexual:

“Uno no construye estas sensaciones sexuales masculinas/ femeninas producidas por el Sistema Nervioso Central, ¡simplemente las experimenta! Los mecanismos básicos de percepción involucrados están «integrados» y no pueden ser cambiados por medios psiquiátricos de manera permanente más de lo que se podría cambiar nuestra percepción de frío o de calor. Cualquiera que sea el proceso «in-útero» que los produce, las sensaciones de género y la identidad de género de la persona, se encuentran en lo más profundo de su núcleo. La identidad de género es fija, inmutable, e irreversible por cualquier medio médico o psicológico. También sabemos que existe un solo medio para determinar tu identidad de género: ¡Preguntándotela! Tu género es una percepción: Solo tú conoces con seguridad cual es, y nadie más puede decírtelo.”

CONCLUSIÓN

Lo más deseable sería conocer y acompañar a los transexuales, no ya antes de la mayoría de edad, sino en la primera infancia. Y creo que debería de llevarse a cabo con ellos un trabajo a largo plazo, interprofesional, coordinado y planificado que incluya absolutamente todos los órdenes de su vida (aspectos psicológicos, educativos, sociales, laborales, jurídicos, etc.).

El problema es que no tenemos aún ningún modo de detección temprana suficientemente fiable y discriminador. Así que, de momento, la mejor garantía de la buena praxis sigue siendo su libre, firme, decidida e inquebrantable voluntad que (como es obvio) sólo puede ser expresada cuando se cumplen las naturales condiciones psicocognitivas en el adolescente, ya casi mayor de edad.

No obstante entiendo que existen en este debate sobre la mayoría de edad, razones que no son ni psicológicas, sexológicas o clínicas; sino exclusivamente legales. Incluso son razones de protección profesional y no de servicio y atención integral y humanizada a la demanda.

Con frecuencia el profesional de la sexología o psicología es consultado a propósito de un niño o niña de corta edad (primera y segunda infancia) que presenta juego infantil heterotípico y/o patrones de conducta heterotípicos. Incluso, además de lo anterior, niños o niñas con cierto discurso o conciencia(explícita o implícita) de su condición sexual contrariada (nombre modificado, resistencia incondicional a determinadas acciones de alta significación sexual, etc.).

Tanto el juego infantil, como los patrones de gestuación y conducta heterotípicos deben ser tomados como predictores de posible transexuación. Estos predictores no son definitivos y definitorios, pero son indicativos. Desde luego, a falta de otros más fiables son lo mejor que tenemos.

Es importante que cuantos interactúan con el pequeño/a sepan con prontitud que, en cualquier caso, su intervención educativa correctora no va a tener ningún éxito normalizador y sí múltiples efectos nocivos e indeseables, tanto en el menor (en su desarrollo como persona, en las interacciones con él, etc.) como en la familia y grupos de iguales. Por lo tanto, ​de forma transversal sería imprescindible el trabajo terapeútico con los padres, hermanos y familiares, para que dieran la bienvenida a la persona que se les presenta delante, y le acompañen incondicionalmente hacia el conocimiento pleno de sí mismo.
En palabras de Reiner​: «A fin de cuentas, solamente los propios niños son quienes deben de identificar quién y qué es lo que son. A nosotros los investigadores nos corresponde escuchar y aprender. Las decisiones clínicas no deben estar basadas en predicciones anatómicas, ni en la «correcta» función sexual, tampoco es una cuestión de moral o de «congruencia» social, sino en aquel camino que sea el más apropiado para el probable desarrollo del patrón psicosexual del niño. En otras palabras, el órgano que se presenta como crítico para el desarrollo psicosexual y la adaptación, no son los genitales externos, es el cerebro».

Y yo añadiría que es la persona, como un todo, cuerpo, mente y corazón, lo que le hace única, irrepetible y defensora última de su individualidad.

Extender una terapia tan transformadora como liberadora, a la sociedad, a la humanidad, para dejar de imponer, de etiquetar, de rechazar, de polarizar. Porque nada mejor que llevar la Terapia Humanista Integrativa a la humanidad. ​Disfrutaríamos siendo hijos, padres, amigos, parejas, y seres humanos y ​permitiríamos ser lo que el otro quisiera ser y sentir. La clave no es sino la autoaceptación y la aceptación del otro, el desarrollo pleno de la persona.

BIBLIOGRAFÍA

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