«Soy como el viento, siempre escojo el camino de menor resistencia»

03/01/2018

Lucrecia García-Atance Villalonga

El otro día un ser querido muy cercano a mi, me dijo:

“Soy como el viento, siempre escojo el camino de menor resistencia” y después procedió a explicarme que para conseguir lo que él quería ( estar lo más tranquilo y contento posible  con sus relaciones familiares) complacía, cargaba temporalmente con responsabilidades que no eran suyas y muchas veces intentaba solucionar problemas que no eran suyos, pero al hacer todo esto ayudaba a sus familiares a veces mucho otras veces a medias y al quedarse ellos más contentos, él podía descansar y estar tranquilo. Ser como el viento, me explicó, también implicaba tomar decisiones que fuesen muy buenas para él porque se mantenía lejos de los conflictos familiares, como es vivir en otro país y venir a su ciudad natal de vez en cuando, cómo estas pasadas navidades. Volver a casa  implica:

Sobre adaptarse, cargarse con responsabilidades extra y ponerse manos a la obra para intentar solucionar problemas que no son suyos.

Ser como el viento, también implica que eres muy diplomático y dices lo que todo el mundo quiere escuchar o suavizas las verdades desagradables y lo que uno piensa se lo guarda para si mismo. Así como el viento se cuela entre las grietas y por las hojas de los arboles, como quién no quiere la cosa y los coloca en la dirección que considera necesaria.

Él, me decía que se siente bien con esto, que es la mejor manera de hacer las cosas para él.

Me parece una manera muy inteligente de sobrevivir cuando hay conflictos familiares enraizados, que no tienen una solución fácil o clara. Escoger el camino de menor resistencia, hace que todo parezca mucho más sencillo. Es cuestión de olvidarse de uno mismo muchas veces.Esto es lo que me a mi me hace reflexionar y pensar que mi elemento ha dejado de ser el viento o quizá nunca lo ha sido.

Me pregunto ¿ Ser como el viento es el camino de menor resistencia hacia afuera y de mayor resistencia hacia dentro?

¿Acaso no  tiene que aguantar sus necesidades propias? ¿No se tiene que resistir a sus  deseos, sus ideas, lo que realmente quiere él?

¿Qué pasa con el viento, cuando necesita convertirse en brisa? ¿ O cuando quiere estallar en huracán? Para mi la respuesta está clara:  SE FASTIDIA y sigue siendo el viento a la velocidad y forma que el camino necesite.

Debe ser agotador ser viento, en caso de que siempre implique todo esto.

Yo creía que el viento era fuerza, potencia, libertad de movimiento.

¿Desde cuando el viento se dedica exclusivamente a facilitar el camino a los demás?

No me extraña que entonces, sea el mismo viento quién llegado un punto se convierta él mismo en la resistencia y silbe enfadado por las calles. Hasta el viento tiene un límite.

El año 2018 comienza y espero que los vientos sean favorables para sus propias necesidades. Espero que en el 2018 estas palabras no se las llevé el viento, si no que se las quede y reciba un gran abrazo.

Un abrazo que os envío a todos y todas.

Hagamos del 2018 un buen año.

¡Feliz año nuevo!

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