Solo tú puedes hacerlo, pero tú solo no puedes

01/04/2017

Cuando alguien llega a terapia es por algo y para algo. A veces no está muy definido para la persona que será nuestro paciente y ante la primera pregunta del terapeuta, ¿Qué te trae aquí?, ¿Qué puedo hacer por ti?, ¿A qué vienes?, o cualquiera de las muchas que podemos formular para que nos hable de su objetivo de terapia, la respuesta puede ser muy variada. Desde una respuesta muy concreta que nos habla del detonante presente que le genera mucha ansiedad o dolor a otra respuesta vaga e indefinida que nos habla del desconocimiento de su objetivo.

Lo importante es que está ahí frente a nosotros, pidiendo ayuda. Ese ya es un gran paso que tiene muchísimo valor.

El arco de encima de la puerta de hierro forjado de la primera Comunidad Terapéutica de Toxicómanos en Inglaterra, estaba hecho con letras de hierro que decían: “Solo tú puedes hacerlo, pero tú solo no puedes”. Aquello muy bien podría aplicarse además de a la salida de las drogas a cualquier proceso de psicoterapia.

Como individuo te falta perspectiva para ver muchos de tus conflictos más profundos. Solo tú puedes cambiar y resolverlos, pero para lograrlo, necesitarás la ayuda de un buen profesional de la relación de ayuda, necesitarás una buena relación terapéutica y realizar un buen proceso personal de terapia.

El psicoterapeuta para lograr ser un buen profesional, debe prepararse concienzudamente para serlo. No es una profesión que se base exclusivamente en el estudio que también, sino que requiere un proceso de transformación interior, una construcción de un “Yo terapeuta” capacitado para desarrollar su labor terapéutica de una forma adecuada, efectiva, profesional y sobre todo ética. Para conseguirlo el camino es largo y profundo. Estará lleno de estudio teórico y práctico, practicando lo aprendido bajo supervisión y acompañado en un proceso paralelo de su propio proceso de psicoterapia personal.

Habrá aprendido a gestionar su propia angustia y habrá sanado la mayor parte de sus conflictos profundos para no engancharse en juegos contigo, ni mezclar sus emociones no resueltas con las tuyas.

El Psicoterapeuta te ayudará a ver en tu interior, pero no te dirá lo que él o ella ve, sino que te ayudará a que tu veas por ti mismo. Que seas tú quien realices cada descubrimiento, con su ayuda. Que tú asumas la responsabilidad de cada paso, con su protección y asesoramiento, con su amor y reconocimiento. A través de las intervenciones terapéuticas, te irá acompañando en tu camino, permitiéndote afrontarlo con la seguridad necesaria.

Actuará por y para ti, la intencionalidad de cada acción del terapeuta debe ir encaminada a que el paciente consiga resultados que le acerquen a sus objetivos terapéuticos.

Tanto si habla como si se calla, estará actuando para que te puedas dar cuenta de lo que sucede en tu interior, para animarte a dar algún paso, para que descubras lo que quieres para ti, …. y muchas cosas más, pero siempre será por ti y para ti.

Para que exista un buen acompañamiento te debe transmitir presencia terapéutica. Debes sentir que está ahí, involucrado, que le importa lo que le muestras, que causas impacto en él o ella. Que sus emociones se mueven. Que te sientas validado como persona y validado en tus decisiones, emociones e incluso tus fantasías. Que te sientas importante para él o ella.

Aunque lo habitual sea que seas tú quien decida en qué y cómo trabajar en terapia, a veces el terapeuta tendrá que poner la energía que a ti te falta para arrancar un proceso. Momentos en los que te sientes bloqueado, o sin ganas de nada o sin la capacidad de ver un poco más allá, necesitarás de esa energía, ese empujoncito o simplemente un gesto que te diga “ánimo, estoy contigo”.

A veces tendrá que tomar la iniciativa porque tú no puedes hacerlo en ese momento de tu vida o de tu proceso. Te acompañará sintonizando contigo para que tú te sientas reconocido y aceptado. Será fundamental que sea fidedigno, ético y respetuoso contigo y con el proceso.

La ayuda del terapeuta será imprescindible para llegar con éxito a tus objetivos terapéuticos. Esas metas que tú decidiste con su apoyo y que podían ser impensables para ti antes de iniciar el proceso. Solo tú puedes lograrlo, pero solo… habría sido imposible.

José Zurita

José Zurita

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