Mi experiencia – Paola Cappellieri

01/06/2017

Amo el mar en todas sus formas, en la profunda quietud del Mediterráneo y en los grandes oleajes atlánticos.  Nado bien, también buceo, pero nunca había surfeado.

Hoy siento que he vivido la experiencia, porque para mí el Máster ha sido como coger una ola por pura intuición y, al cabo de dos años, comprender que esa era LA OLA. Ese mar aparentemente tranquilo que era mi vida, había tomado impulso y me había invitado a ponerme en juego, a salir de donde estaba triste y confortablemente estancada. Solo al verme subida en la cresta, manteniéndome en equilibrio, he sido consciente de su poder, que es el mío. Ahora sé que, en el espacio de una ola, la vida da un giro importante. Prometo que no exagero.

He llegado a inscribirme al Máster durante un proceso terapéutico en el que el objetivo era prepararme para el divorcio y entender cuál era mi vocación profesional. Al inscribirme al Máster, comencé dando mis primeros pasos en ambas direcciones y naturalmente todo me llevaba muy dentro de mí, al mismo tiempo que me involucraba en una gran actividad exterior: (burocracia, abogados, mudanza…). Este paseo forzado, en dos direcciones simultaneas y contrarias, ha sido como entrar “de cabeza” en el tríptico del célebre cuadro del Bosco: El Jardín de la Delicias, empezando por atravesar el infierno.

En este surfear lleno de entrega, nunca me he sentido sola… La Jefa de Estudios, con su inconmensurable amor y dulzura, siempre ha estado a tiro de mail para acoger mis lágrimas o resolver mis dudas. También los tutores de los módulos, con sus feed-backs en las distintas actividades, me han alentado a seguir el camino para poder integrar lo que se movía fuera y dentro de mí.

Me siento muy afortunada, por haber aprendido a confiar en toda mi musculatura psíquica (la física y mental también), sabiendo que, aunque no fuera mi ritmo, podía seguirlo. Y así ha sido.

Me he sentido lo suficientemente segura y arropada, para darlo todo y apostar fuerte por mi bienestar y el de mis hijas. Además, a través de la experiencia de las pacientes de prácticas, me he dado cuenta que lo que vivía y aprendía era una excelente base para acompañar a otras personas, desde el Amor Incondicional, para que diesen sus propios pasos.

Por mis palabras, quedará claro a quien lo lea, que soy una persona que vive con intensidad sus emociones. Ahora que he aprendido a reconocerlas, aceptarlas y darles su espacio, este rasgo de mi personalidad se está revelando como un precioso aliado a la hora de trabajar con pacientes que todavía no pueden reconocer o expresar sus propias emociones.

Por fin me dedico a lo que me apasiona: el Counselling y la meditación (animo un pequeño grupo de meditación terapéutica).

En resumen, quiero compartir que el Máster me ha facilitado las herramientas para volver lucidamente al camino del Corazón, ser consciente de quien soy, de mis dones y de lo que quiero compartir en mis relaciones con los demás.

Ahora deseo con todas mis fuerzas que la huella que deje en este mundo, huela a felicidad compartida.

Paola Cappellieri

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