La enfermedad nos hace sinceros

03/12/2018

He tomado esta frase para el título de uno de los padres del libro “La enfermedad como camino” uno de los pioneros en el tema de la psicosomática, el Dr Rudiger Dhalke.

La enfermedad puede ayudarnos a sincerarnos con nosotros mismos, a encontrar una verdad que no conocíamos hasta entonces. Muchos otros autores, antes y después de este médico alemán, han llegado a la misma conclusión por diferentes caminos.

Los psicoterapeutas sabemos que esto es así. Lo que emerge, el síntoma es la punta del iceberg que expresa, más o menos amablemente, que algo está sucediendo en lo profundo y que lleva tiempo gestándose para finalmente salir a la luz con la intención de ser visto y oído.

La enfermedad como síntoma del sufrimiento del alma.

El cuerpo físico es el último campo energético que expresa el dolor del alma, un dolor que ha sido imposible de sentir y/o calmar, y que se ha convertido en sufrimiento. Un dolor que ha comenzado en campos más sutiles, como el emocional, el mental, o el energético espiritual.

El ser humano es tan complejo y único que es casi imposible que una situación sea vivida de igual manera por dos personas distintas. Incluso una misma situación en diferentes momentos vitales puede ser vivida de distinta manera por la misma persona.

El mapa de ruta que ha llevado a la enfermedad, así como el camino de recuperación de la salud o resolución de un conflicto es personal, único y se transforma permanentemente.

La combinación e integración de factores que pueden llevarnos a la enfermedad es casi infinita. Pero una herramienta potente en este proceso que tenemos, para explorar esta ruta, y que nos puede servir de apoyo, es la biología, ya que ésta tiene ciertas reglas básicas que se repiten y se mantienen en todos los seres vivos.

Una de esas leyes que necesita respetar y preservar nuestro organismo es “realizar sus funciones vitales con el mayor placer y el menor gasto energético posible”. Una tendencia que siempre buscará todo organismo vivo.

En este contexto llamamos placer a la falta de estrés. O al menos, al equilibrio saludable entre tensión y relajación. El sistema nervioso simpático, responsable de la activación de los sistemas corporales y la defensa en caso de peligro de vida, que tiene una función de contracción, tiene que estar en equilibrio con el sistema nervioso parasimpático, responsable de la relajación, la regeneración del organismo, que tiene una función de expansión que propicia el placer y disfrute.

Contener o reprimir el dolor o el enfado es muchas veces necesario en la vida, el entorno no lo acepta fácilmente. Pero mantenerlo prisionero, escondido, dentro de uno mismo, significa un importante gasto de energía para el organismo.

La enfermedad surge en estado de estrés crónico, en la fase de agotamiento, vamos enfermando cuando perdemos total o parcialmente el acceso voluntario al sistema de relajación parasimpático. El dolor emocional, si no hay sostén para expresarlo, compartirlo y sentirse comprendido es un gran estresor para el organismo.

Una de las cuatro leyes de la medicina psicosomática, con las que acuerdan la mayoría de los modelos terapéuticos, dice que una de las condiciones para que una enfermedad se desarrolle es necesario que un evento emocionalmente traumático sea vivido en soledad. Que el dolor sentido no pueda ser compartido con nadie más en su intensidad real y profunda. ¡Nadie es capaz de entender lo que siento! Decimos muchas veces. Esto tiene su carga traumática porque puede ser vivido como algo extra humano, incomprensible, que no se entiende ni se explica. Esto implica una carga emocional muy pesada de llevar.

Otra de las condiciones que favorecen la enfermedad es el no haber encontrado una solución satisfactoria al conflicto, situación que puede dejar a la persona en estado de queja y enfado durante mucho tiempo, lo que es habitual en las enfermedades crónicas, por ejemplo. El enfado cronifica el dolor, lo más natural y sano es vivir la tristeza y la frustración que hace sentir la situación vivida.

¿Cuál es nuestro aporte a la salud física como psicoterapeutas corporales, como complemento a un adecuado tratamiento médico?

En primer lugar es importante atender lo que está sucediendo en la persona en su totalidad, si bien hay un órgano o tejido que está enfermo, hay muchos aspectos de su vida y organismo que están funcionando saludablemente. En este aspecto saludable encontraremos la energía disponible para apoyar el siguiente proceso de exploración.

Es importante incluir ciertas prácticas en las sesiones, como pueden ser las siguientes,

1)Movilizar el sistema nervioso parasimpático para activar la relajación y la regeneración mediante la respiración y realizar un contacto físico de enraizamiento y apoyo, si vemos que es posible hacerlo. Esto es importante, porque la persona necesita activar, poco a poco, el sistema de relajación parasimpático, para salir del estrés agudo que la ha llevado a enfermar.

2) Destotalizar, llevar la atención a las partes sanas de la persona. No es todo su organismo el que está enfermo, solo una parte de él lo está.

3)Quitar etiquetas limitantes, la persona no ES diabética, sino que TIENE diabetes al mismo tiempo que cuenta con muchos recursos internos para transformar su estado. Observar si ha habido shock diagnóstico que puede agravar el cuadro general. Salir del shock ayuda a activar cambios epigenéticos para no seguir expresando la enfermedad.

4) Encontrar un lugar de calma y disfrute en su cuerpo y en su historia personal y permanecer allí al menos 10 min, importante hacerlo al principio de cada encuentro para que su sistema nervioso registre esta información y pueda llevarla a todo el organismo.

5)Ayudar a la persona a identificar el dolor o emoción que genera angustia o miedo y encontrar vías de expresión para aliviarlo.

Como segunda línea de intervención,

1) Incluir lo nuevo en la realidad cotidiana, aprender a colocarlo en un lugar interno donde pueda ser sostenido y acogido de manera saludable.

2) Ayudar a comprender que función o cualidad del organismo ha sido dañada y que aspecto conductual está asociado, para integrarlo. Cada parte de nuestro organismo tiene cualidades diferentes. Por ejemplo, el pulmón es un órgano absolutamente pasivo y dependiente. Si no aceptamos esto en nosotros, entonces algo se va a distorsionar en nuestro organismo, en la vida en y/o en nuestras relaciones. En cambio, si podemos admitir esas cualidades como parte de nuestra existencia, entonces nuestra respiración podrá ser según su naturaleza y no según nuestras creencias.

Un gran aporte como profesionales es tener la mayor información posible, (sin pedirnos ser lo que no somos: médicos) sobre el funcionamiento de nuestra anatomía y fisiología para poder aportar la información saludable. Es Importante poder corregir creencias erróneas sobre nuestro cuerpo que distorsionan el funcionamiento orgánico.

Hay muchas preguntas interesantes para hacer a una persona que está viviendo un proceso de enfermedad, voy a compartir tres de ellas, en la línea de escuchar sin juicios y darle espacio al sentir de la persona en el camino de encontrar las respuestas

¿Por qué crees que te has puesto enfermo? ¿Cuándo crees que comenzó esto? ¿Qué es lo que imaginas que está pasando por dentro?

Siempre me sorprendo de la claridad que tiene la persona para saber su verdad. Es fundamental ayudarle a crear este espacio de escucha y credibilidad para esta verdad. Este puede ser el momento en que surja la respuesta y la solución.

Y finalmente, recordar siempre que la intervención terapéutica más importante es la humana, mirar a la persona con los ojos del amor, y desde sus propios recursos internos, que es lo que siempre hemos necesitado, querido y deseado. Si no miro con amor a mi cliente/paciente y veo su lado luminoso será difícil acompañarlo en su camino.

Siempre descubro y compruebo a la vez que el trabajo más importante es poder mirarnos compasivamente, entender con el corazón lo que estamos viviendo y amarnos tal y como somos. Como decía Nietzsche:

“Y en verdad, aprender a amarse a uno mismo no es un mandamiento de hoy para mañana. Al contrario, es la más fina, la más sutil, la última y más paciente de todas las artes”

 

María Inés Gómez. Barcelona

Psicoterapia Somática en Biosíntesis. Terapia Gestalt.

Autora del libro “Del Silencio a la luz” Un camino de crecimiento sin atajos

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1 respuesta

  1. Mirta Florez dice:

    Maria Inés sencillamente genial la nota, tengo en mis manos el libro que mencionas, lo adquirí cuando me diagnosticaron el cáncer de mamás. Me re-sonó cuando dices «El dolor emocional, si no hay sostén para expresarlo, compartirlo y sentirse comprendido es un gran estresor para el organismo», me consta que así es, en mi situación tuve mucho sostén de mi familia y compañeros en ese entonces de formación Gestáltica. Gracias y felicitaciones por tu tarea!!!

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