Más que un máster, es toda una experiencia.
01/03/2016
El Máster de Psicoterapia Humanista Integrativa de Galene más que un máster es toda una experiencia.
“La carrera de Psicología me supo a poco, me gustaría ir más allá”, esta es la frase que le dije a Pepe, el director del instituto, en la entrevista previa a empezar el máster.
Lo cierto es que desde muy pequeña me interesé por las personas y por su manera de ser y de estar en el mundo.Por ello dedicaba gran parte de mi tiempo a pensar en el otro, a preguntarme por qué las personas se comportaban de determinada manera y para qué lo hacían, es decir, qué era lo que les movía a ser o a estar así, en definitiva,que era lo que sentían.
Por ello, desde muy pequeña confié más en mi intuición que en mi propio conocimiento.
La Psicoterapia Humanista es una corriente teórico-práctica dentro del área de la Psicología que te permite ver a la persona desde su sentido más amplio, teniendo en cuenta cada uno de los vértices que la conforman. Reconocidosterapeutas como Carls Rogers y su Psicoterapia Centrada en la Persona, Fritz Perls y la Gestalt, Sigmund Freud y el Psicoanálisis, Eric Berne y el Análisis transaccional o John Bowlby y la Teoría del Apego forman parte de esta manera humana de hacer Psicología.
Todos ellos compartían un objetivo común y diferente al de otras corrientes psicológicas. La Psicoterapia Humanista se ocupa de la persona, no se preocupa por sus síntomas.
Una vez tuve claro que el humanismo era lo mío decidí empezar a formar parte de la experiencia del Máster de Psicoterapia Humanista Integrativa de Galene. La verdad es que desde el primer momento tuve la sensación de haber acertado con mi decisión, de alguna manera sabía que estaba en el momento y en el lugar adecuado.
Nunca olvidaré el primer finde semana presencial que tuvo lugar en el Instituto. Cruzar la puerta y verme en una sala repleta de personas desconocidas ¡Qué miedo! Pensé. Recuerdo que al final de ese mismo fin de semana nos hicimos nuestra primera foto de grupo y Pepe y Maca nos dijeron:“Ya veréis dentro de dos años, cuando estéis a un paso de convertiros en terapeutas, como habréis cambiado”. Y tenían razón, yo era otra persona a la que soy ahora. Entré en aquella sala siendo una niña perdida y asustada y salí convertida en una mujer poderosa y orgullosa de su profesión.
El camino a pesar de no ser fácil también fue posible.
Lo que más resaltaría de la experiencia delmáster es la creación del grupo. En un principioéramos 24 personas aisladas y diferentes, y en un final éramos todos uno. Formamos parte de una red donde cada uno era igual de necesario comoimprescindible. Ésta, sin ninguna duda,ha sido de mis mejores experiencias: el sentimiento de pertenencia.
Y es que te das cuenta que a pesar de no ser igualestampoco somos tan diferentes. Se crea un clima donde reinan el permiso,el respeto, el apoyo y la protección que te permitenser tú mismo, sin esfuerzo.Con el paso del tiempo se consigue establecer un espacio lo suficientemente seguro y protegido para la desnudez y el contacto con lo más profundo de uno mismo. De alguna manera (otra vez) sabes quesiemprehabrá alguien en el que poder confiar para dejarte llevar. El máster de Psicoterapia Humanista Integrativa te ofrece un lugar para estar con el otro queriéndole y aceptándolepor ser quien es.
Además también es un sitio donde poder equivocarte y donde no ser perfecto está bien visto. Un lugar donde la verdad de uno es igual de válida que la verdad de otro. Un espacio donde lo importante es lo que ES y no lo que DEBERÍA ser.
En definitiva, el máster de Psicoterapia Humanista Integrativa además de enseñarte a ser terapeuta también te enseña a ser más persona, a estar más presente en el aquí y en el ahora, a confiar más en ti y en los demás, a mejorar la calidad de tus relaciones, a poner límites con respeto y amor, a cuidarte a ti mismo para poder cuidar al otro, a ir más allá del propio contenido y apariencia, a vivir y experimentarte a ti mismo y al otro desde el respeto y el amor por ser persona.
En el fondo para mí, todo lo aprendido es experiencia, no es contenido.
Por Bárbara Gispert
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