Terapia de contacto en la relación
01/10/2004
La insatisfacción de las necesidades relacionales se experimenta como anhelo, vacío, soledad; también se manifiesta como frustración, agresión y enojo.
Las rupturas prolongadas provocan pérdida de fuerza, esperanza y creencias de guión (“No intereso a nadie”).
1. Seguridad
Ser vulnerable y estar en armonía con otros.
Respuesta: provisión de seguridad física y afectiva y respeto, (no verbalmente “tus necesidades son normales y aceptables para mi “)- total aceptación y protección; estima incondicional.
2. Validación e importancia: afirmación y normalización de la experiencia subjetiva (afectos, fantasía, creencias…)
3. Aceptación por parte de una figura protectora: Búsqueda de alguien protector y a quien admirar.
También puede ser buscar protección en la escalada del afecto o de fantasías exageradas.
Armonización – reconocimiento tácito de la necesidad de idealizar cono demanda de protección.
4. Confirmación de la experiencia. Estar con alguien que ha tenido experiencias similares.
Armonización: revelar experiencias personales cuidadosamente seleccionadas; y compartirlas estando presente.
Buscar las necesidades, esperanzas, conflictos o defensas que están en el núcleo de las fantasías. Valorar la función de la fantasía.
5. Autodefinición: Necesita de expresar las propias preferencias, intereses, ideas sin ser humillado.
Armonización: apoyo a la diferencia y normalización de la necesidad de autodefinirse. Respeto aún en la discrepancia.
6. Necesidad de tener impacto: Emerge de la atracción activa y eficaz de la atención del otro y efectuando un cambio en la conducta o afecto del otro (compasión ante la tristeza.
Armonización: solicitar la crítica del cliente sobre la propia conducta y hacer los cambios necesarios.
7. Necesidad de que el otro tome la iniciativa. Conseguir que el otro reconozca y valide la importancia de uno (tener a alguien disponible fuera)
Armonización: comenzar el diálogo, sentarse cerca del cliente, hacer una llamada telefónica.
8. Necesidad de expresar amor: como gratitud, agradecimiento, afecto o hacer algo por el otro.
PREMISAS
-La relación es una parte necesaria en el crecimiento.
-Las personas no son personas sino están en relación con otro.
-La relación se construye en el contacto interpersonal y este solo es posible si uno está en contacto consigo mismo: no me puedo abrir a ti si no estoy abierto a mí mismo.
-Cada uno de los contactos (interno y externo) apoya al otro (especialmente si la otra persona es un apoyo y respetuosa).
Cuando no se tiene una relación saludable y se experimenta estrés o trauma, el niño se esconde del daño o echa el dolor fuera de su consciencia:
Niega los sentimientos asustados.
Rechaza los sentimientos desagradables.
Se desensibiliza del dolor físico.
Con estos procesos se pierde el self: hay una pérdida de contacto interno.
No es tanto el trauma en si mismo lo que produce el daño; es el trauma en ausencia de una relación protectora y saludable; y el trauma acumulativo de la ausencia de una relación consistente.
La función de la terapia es invertir el patrón de las gestalt fijadas, la interrupción del contacto protector con uno mismo y la restricción de la consciencia: disolver los patrones, los esquemas y recobrar las partes rechazadas de uno mismo.
Es el contacto en una relación lo que invita, estimula y empuja al cliente hacia un incremento de la consciencia.
La armonización está en la base y es el fundamento en el que descansa el resto. En el medio está la lista de los niveles o grados de interrupción del contacto.
EL OJO DE LA CERRADURA BÁSICO DEL CONTACTO EN LA RELACIÓN
Interrupciones del contacto
La interrupción del contacto es tanto una respuesta como una causa del dolor psíquico. El impulso a cerrarse, evitar u ocultarse como una reacción natural cuando uno se siente amenazado o herido.
Cuanto más frecuentemente nos sentimos heridos, ignorados o humillados por otro más probable es que nos cerremos al contacto con otros.
Nos cerramos también internamente como forma de evitar el dolor; si lo que pienso me hace sentir incómodo, dejo de pensar sobre eso. Si estoy experimentando emociones dolorosas, aprendo a no sentir. Si las sensaciones de mi cuerpo me traen recuerdos que no quiero, apartamos esas sensaciones. Otra razón es como damos significado a nuestro dolor. El niño es naturalmente egocéntrico y se siente culpable cuando ocurren cosas malas. Además puede haber muchas ocasiones en que los otros refuerzan las percepciones negativas del niño, que son invitaciones a que el niño se vea malo o defectuoso. En ausencia de un contacto externo sano, apoyador y afirmativo estos mensajes se introyectarán y se emplearan como definiciones de sí mismo: “soy vago”, “No gusto”, “soy estúpido”.
Los recuerdos en los que se reprocha o en las que está creyendo eso son desagradables y los bloquea y también bloquea las ideas y sensaciones asociadas. Y así sigue la espiral de interrupción del contacto.
Formas de interrupción del contacto interno:
Negación: es la interrupción de la cognición. Implica una elección activa: “No pensaré, sabré sobre eso “. La represión de recuerdos, la incapacidad para resolver problemas, no comprender o no hacer relaciones son interrupciones del contacto cognitivo.
El rechazo/desaprobación tiene que ver con el afecto: “No sentiré nada”, “Fui abusado pero hace tiempo y no es importante.”
Los sentimientos dolorosos se recubren o bloquean. La desensibilización es la pérdida de contacto con las sensaciones físicas. Estas personas dicen sentirse como “entumecidas”, viven el cuerpo como una máquina que los lleva de un lado a otro.
Hay otras 2 formas de interrumpir el contacto a través de lo cognitivo –afectivo -sensitivo: la despersonalización y la disociación. Son las armas más defensivas de la autoprotección, solo se usan en trauma severo.
Despersonalización, implica un abandono psíquico del cuerpo e incluso del sentido del self: “esto no me ocurre realmente a mí, yo no estoy realmente aquí”.
Disociación es una defensa de fragmentación, divide la consciencia en partes, incluso en personalidades independientes.
La primera y más simple interrupción del contacto es restringir la consciencia de la existencia de un problema: Bloqueamos algo fuera de la consciencia:”no está ocurriendo”.
También se puede ser consciente de algo y negar su importancia y significado:” Mi padre me pegaba pero no me importaba”, “Da igual que esté triste”. Ya que no es importante, no tengo que tratarlo.
Es un tercer grado de interrupción se niega que haya alguna solución: “las cosa son así, tengo que vivir con ello.” La persona actúa como que está bien, intenta no molestar a otros demasiado y trata de mantenerse ocupado con otras cosas.
Si los tres niveles anteriores se traspasan todavía puede negarse el Propio Valor: la capacidad de uno mismo para resolverlo:”Yo no puedo; es mejor no dejarme cuidar, no sentir la necesidad o el deseo”. Cuanto más interrumpido esté el contacto interno de menos recursos se dispone y más se disminuye el valor del self.
FASES DE LA TERAPIA
FASE 1: Punto de Arranque
Las personas que llegan con una interrupción a nivel de existencia son normalmente inconscientes de lo que está ocurriendo tanto interna como externamente. Algo está mal pero no saben qué. Los problemas reales son estados de depresión, estrés de trabajo o matrimonio infeliz. Pero son además síntomas de relaciones bloqueadas, constreñidas, de un self fragmentado y dividido; de estados, pensamientos y recuerdos y deseos ya no accesibles a la consciencia pero que empujan.
En esta fase de la terapia el foco de la encuesta es en lo fenomenológico. “¿Qué está ocurriendo en tu vida ahora mismo”, “¿Qué estás experimentando,”, “Cuéntame tus circunstancias, tu historia, ¿Qué es lo que es importante para ti en este momento”. Esto tiene dos razones importantes. La primera es que es donde está la energía del cliente. El cliente quiere que su terapeuta conozca que le trajo al tratamiento, ¿cuál es su problema?, quiere saber que el terapeuta comprende y ve las cosas desde su perspectiva. Que su visión del mundo sea reconocida por el interés del terapeuta, el entusiasmo y la comprensión empática. Darle o pedirle que hable sobre cualquier otra cosa en este momento, sería sentido como una distracción o un descuento acerca de lo que él siente que necesita hablarse. La segunda razón y probablemente más importante para empezar la encuesta en el nivel fenomenológico es que es lo más disponible a la conciencia del cliente. Ellos frecuentemente no saben, no comprenden, o no pueden explicar claramente la interrupción del contacto que subyace en la raíz de su necesidad de terapia”; como han aprendido a cortar su consciencia interna y externa no son conscientes de los patrones de las gestalt fijadas que limitan su flexibilidad y su espontaneidad y creatividad. Tienen acceso a su experiencia inmediata. Su experiencia actual es de lo que tenemos que pedirles que nos hablen.
Pedimos al cliente que nos hable en detalle . Le preguntamos sobre cada aspecto de su experiencia. Nos armonizamos con su afecto, proceso cognitivo, su ritmo, y su nivel de funcionamiento de desarrollo, le preguntamos sobre lo que sabe, lo que siente, lo que cree e imagina. Reconocemos sus respuestas con atención y respeto, dejándole saber que estamos interesados e implicados y que seremos cuidadosos con lo que están contando. Las preguntas y las afirmaciones se dirigen a conducir al cliente hacia una consciencia incrementada, de sí mismos y para aumentar el contacto con nosotros.
La consciencia se profundiza y se hace más amplia, y el cliente empieza a moverse desde su foco en los síntomas y en el contarnos anécdotas, hacia un sentimiento de que algo más se echa en falta. Es capaz de experimentar y reconocer mucho más de lo que está ocurriéndole así como ser más genuino y estar más en contacto en la relación con el terapeuta . Ahora es el momento de pasar respetuosa y suavemente a la fase dos.
FASE 2: Establecer relaciones/conexiones.
Aquí ya tiene una mayor conciencia de la experiencia interna, una mayor habilidad para estar en contacto con sus sentimientos, deseos y recuerdos emergentes; el cliente está preparado para la importancia de estas experiencias. La consciencia de la importancia es el segundo nivel de interrupción del contacto . “¿Qué te está ocurriendo ahora?”, puede preguntar el terapeuta. “Simplemente siento como tristeza”. “¿Y acerca de qué es la tristeza?” “No sé, nada supongo” Aquí se siente la tristeza y se etiqueta y se nombra pero no está conectada con nada. En la experiencia del cliente existe aisladamente de ninguna cosa, es una emoción un poco desagradable que probablemente se desvanecerá si esperamos suficiente. Todo el mundo se siente triste una u otra vez”, esta es la actitud del cliente. No tiene sentido prestar atención a esto, pensemos en cualquier otra cosa”.
Otra forma de interrupción del contacto en este nivel es no establecer ninguna relación entre la experiencia pasada y otras partes de la vida, o hacer solo relaciones parciales o imprecisas . “Estoy triste debido a que mañana es mi 30 cumpleaños, todo el mundo se siente triste cuando cumple esta cifra”, o “ tú también estarías alterado si merecieses una subida de sueldo y no la obtuvieras”. La función primaria de la encuesta en este punto sería explorar las posibles relaciones ente lo que está experimentando actualmente y cada cosa que ha estado pasando en la vida de esta persona. El terapeuta no niega que el cumpleaños pueda invitar a la tristeza o que él no obtener una subida sea inquietante. Pero normalmente hay más de un determinante de cualquier acontecimiento interno, los más significativos terapéuticamente son frecuentemente aquellos que tienen que ver con la historia o con las expectativas de futuro.
Ahora que hemos mencionado las expectativas hemos de clarificar un poco más la noción de expectativas, y sus primos cercanos, las esperanzas y los miedos. Generalmente pensamos sobre expectativas, esperanzas y miedos como algo que tiene que ver con el futuro. Ahí es a donde apuntan : yo espero, tengo la esperanza o temo algo que todavía no ha ocurrido, ¿pero de dónde vienen las expectativas?. ¿Cómo escogemos el tener la esperanza o el estar asustado sobre algo que puede estar justo a la vuelta de la esquina? .Las expectativas sobre el futuro son frecuentemente ecos del pasado. Se derivan de las experiencias pasadas, y los sentimientos sobre estas expectativas son claves importantes sobre lo que ha ocurrido y lo que nos ha influenciado en el pasado. Alguien que nunca ha visto una serpiente o ha oído acerca de serpientes es improbable que esté asustado de encontrarse una en el jardín, alguien que nunca ha experimentado humillación generalmente no la espera . Y nosotros esperamos cosas que nuestra experiencia pasada nos ha conducido o nos ha llevado a pensar que puedan ocurrir (o nos han persuadido de que nunca ocurrirían, pero de todas maneras, tenemos la esperanza de que ocurran) lo que significa todo esto para el terapeuta es que cualquier expresión de esperanza o de temor, o expectativas sobre el futuro es una invitación a encuestar sobre el pasado. Donde puede haber o estar la conexión, es la conexión o la relación que normalmente está bloqueada en la consciencia.
En ningún otro sitio es esta relación entre el pasado y el futuro más claro y más importante que en el contexto de la relación entre cliente y terapeuta .La transferencia es una conexión con las relaciones pasadas, sobre lo que ocurrió y sobre lo que necesitaba en las relaciones del pasado . La esperanza o el temor del terapeuta es un eco de lo que ocurrió anteriormente con personas importantes. Los recuerdos de sucesos relacionales no están disponibles, el afecto acerca de estos acontecimientos puede ser bastante fuerte. Afirmaciones tales como “Temo que tu vayas a …” o “Yo espero que tu ….” o “Yo sé lo que tú vas a decir sobre esto” pueden tener mucho más que ver con el padre del cliente, los profesores, esposa, o los compañeros de la infancia que lo que realmente ocurrió durante la terapia, es importe no descontar el hecho de que las expectativas del cliente se puedan relacionar directamente con la conducta del terapeuta (hemos de recordar que casi toda cosa está determinada de manera compleja), hemos de asumir nuestra propia importancia y responsabilidad . Hemos de pararnos aquí. Preguntar sobre otras relaciones en que ha ocurrido este mismo tipo de cosas, o este mismo tipo de sentimientos . Preguntar acerca de la historia y de sus conexiones, de sus relaciones con las expectativas. En el esquema y la figura vemos que en la misma línea de la importancia está la validación, al lado de la columna de la implicación. Hemos definido la validación en términos de reconocimiento y valoración de la significancia, de la importancia, de la experiencia del cliente. Es exactamente lo que reclaman las otras dos columnas del diagrama. Se interrumpe el contacto en este nivel negando que una experiencia es importante o significativa, por lo que el terapeuta debe encontrar una forma de contrarrestar la negación . Puede no comprender o no creer que lo que está diciendo es importante . Pero el terapeuta sabe que es importante . Sabe que esta experiencia es significativa en la vida del cliente . No es un pensamiento arbitrario o una reacción tonta. Algo que ha saltado a la conciencia. Entonces es más que reconocer simplemente que un afecto, una necesidad o un recuerdo está presente. Que el afecto- necesidad- acuerdo tienen una razón que es significativa e importante.
Nos movemos de un simple reconocimiento sobre un acontecimiento interno a la validación de su importancia, estamos ayudando al cliente a descubrir como construye el significado de la experiencia y como estos significados crean un sentido de continuidad desde el pasado hasta el presente y al futuro. A veces no estamos haciendo este descubrimiento nosotros mismos (o, si lo hacemos, tiene una importancia secundaria). Nosotros estamos ayudando al cliente a hacer su propio descubrimiento. La fuente de contacto de la relación terapéutica es que en el ambiente de contacto de la relación terapéutica estamos demostrando nuestro propio interés e implicación en la persona completa del cliente, que la persona en su totalidad es alguien que existe en el tiempo y que tiene un pasado y un futuro además de un presente, somos personas que vivimos en el tiempo; nuestro pasado y futuro debe de estar a nuestra disposición y ( potencialmente) a la del cliente. un médico podría decir que la segunda fase de la terapia, el contacto con la relación, somos una realidad de cuatro dimensiones. Se considera el tiempo la cuarta dimensión de la realidad. En el añadido de esta cuarta dimensión temporal podemos validar realmente con nuestro ser completo la importancia y significación de lo que el cliente sustrae de su ser completo. Estamos preparados para comprender las decisiones y elecciones que el cliente hizo para crear una vida con significado.
FASE 3: Funciones y decisiones
Los clientes buscan la terapia porque no creen que puedan alcanzar lo que quieren por si mismos . La situación vital con la que están tratando, ya sea un tipo de herida o trauma o un tipo de enfermedad que necesita curarse o simplemente que quieren llevar una vida mejor, se ha vuelto irresoluble, de hecho esta posibilidad de resolución es lo que es la etapa central en esta fase 3. El cliente es ahora más plenamente consciente de su experiencia interna y comprende que esta experiencia es importante . Se han hecho las relaciones entre los sucesos pasados y las expectativas hacia el futuro. El cliente tiene un sentido de continuidad en sus percepciones, las formas en las que las experiencias tempranas modelaron las posteriores y las maneras en las que los significados en las estructuras en el aquí ahora están fundamentadas y basadas en lo que ocurrió en el pasado . Pero todo esto no parece mejorar nada.
Si se puede decir algo que caracterice este punto en la terapia es un sentido de bloqueo. “Sí, lo entiendo, ¿y ahora qué?”. La consciencia a este nivel, no parece ser de ayuda. El problema no desaparece; las soluciones no aparecen mágicamente. A veces incluso se siente peor de lo que se sentía antes de empezar la terapia .. Al menos, antes de la terapia, con todas las defensas en su lugar, no tenía que saber sobre todo este dolor. Y, si el bloqueo es el tema más común en esta etapa, el reto mayor del terapeuta es ayudar al cliente a hacer la elección de cambiar hacia delante, de salir del bloqueo, en contacto con su alivio para crear nuevas opciones, en lugar de retrotraerse al viejo sistema de defensas y de ausencia de contacto.
La palabra significativa en la última frase es “elección”, debido a que en esta fase es en la que el cliente se hace más consciente de las opciones, las decisiones, y en cómo sus experiencias empezaron como formas de enfrentarse a las cosas. La manera en la que uno construye el significado hacia que su experiencia siempre está basada en las opciones que adopta. Las opciones pueden estar hechas en cuanto a que parte de la consciencia enfocar y que parte ensombrecer, opciones acerca de cómo comprender lo que está ocurriendo en la vida de uno, opciones acerca de que esperar y a que renunciar. Debido a que las opciones y decisiones en torno a las percepciones presentes de uno están basadas en las raíces de las necesidades, traumas, miedos y comprensiones parciales del pasado, frecuentemente no están disponibles en la consciencia adulta de uno mismo . Ya no parecen opciones nunca más, simplemente parecen “las cosas son así”. El bloqueo en el hoy es el producto de las decisiones del ayer.
Actualmente todas las creencias y decisiones acerca de las personas y nuestra manera de ser con ellos se fundamentan en nuestros intentos previos de enfrentarnos con las relaciones a medida que crecíamos y “quizás en un grado menos significativo” como adultos. Nos sentimos bloqueados en las formas como nos relacionamos con otros ( y con nosotros mismos), este bloqueo frecuentemente se desarrolla fuera de la consciencia que tenemos de las elecciones que hemos hecho y de otras elecciones posibles . Si tenemos una vida completa de relaciones, buenas o malas, capa por capa, a lo largo del camino perdimos los planos de lo que creó nuestro edificio. El mundo de relaciones que conocemos como adultos no lo sentimos como algo que hemos construido nosotros, lo sentimos como algo “que está ahí “, simplemente algo que nos ocurre.
En orden a hacer cambios que nos permitan relaciones con más contacto, seguridad y más positivas con otros, los clientes necesitan recobrar la consciencia de la existencia de opciones. Es un tema de soluciones. Si uno tiene que resolver una situación vital, necesita tener acceso a la toma de opciones, y la toma de decisiones. Y este asunto implica más que una comprensión racional y cognitiva de lo que ha ocurrido . Para ser completamente consciente y completamente en contacto, la mayoría de los clientes necesita la experiencia emocional, experienciada sentida en los huesos de la toma de decisiones más temprana en la vida. Sólo cuando el cliente experiencia como se siente al hacer una decisión de vida crítica, experimenta esta decisión realmente como una opción en lugar de cómo una necesidad. El restablecer el contacto con la toma de decisiones que uno hizo da fuerza para hacer opciones nuevas y diferentes.
En este punto hay un peligro. A medida que el cliente empieza a comprender, a recordar y reexperimentar elecciones y decisiones, empieza a tomar responsabilidad en ellas. Pero la responsabilidad, es un cuchillo con dos caras: y se maneja sin cuidado, puede dañar lo que necesita protegerse .Toda responsabilidad, puede convertirse fácilmente en sentimientos de culpa y de vergüenza. “Es mi culpa que yo me haya bloqueado y confundido, realmente debía de ser estúpido, incompetente, incapaz…”Aquí es donde viene la normalización. El cliente necesita saber que sus elecciones fueron hechas en interés de enfrentar y sobrevivir, que cualquier persona razonable en una situación similar podía haber hecho la misma cosa. Lo que hizo el cliente fue normal, no estúpido ni loco, incluso más, frecuentemente es valiente e incluso heroico, una manera de mantener una persona viva y capaz de funcionar en el mundo difícil. Esta es la tarea del terapeuta, el ayudar al cliente a saber, a creerlo y sentirlo.
Normalización es la función de la implicación del terapeuta en esta etapa. Reasegurar simplemente al cliente el que su conducta fue normal no es probablemente muy útil. Los clientes son expertos en descontar tales maneras de asegurar:” Solo estás diciendo eso porque eres mi terapeuta, porque quieres protegerme, porque es tu trabajo ayudarme a sentirme mejor”. Un terapeuta implicado que se encuentra con el cliente en pleno contacto interno y externo, hace algo más que reasegurar. El terapeuta comunica, de manera plena y genuina, que el cliente ha hecho absolutamente lo mejor que podía, dadas las circunstancias y que cualquier otro en este nivel de desarrollo, en esta edad, con aquellos recursos, habría hecho probablemente el mismo tipo de decisiones y, creyéndolo plenamente, el terapeuta vive esta convicción en la relación con el cliente. Lo que podía ser de otra manera un reaseguramiento vacío se vuelve entonces una base sólida en la que descansar.
La fase 3 implica entonces encuestar de manera que se ayude al cliente a hacerse más consciente de las elecciones y decisiones que hizo, lo que parecía excavado en la piedra acerca de si mismo y los otros comienza a ser cambiable y resoluble. Utiliza la normalización como la implicación del terapeuta, que apoya la habilidad del cliente para cambiar y al mismo tiempo bloquea su tendencia hacia la autoinculpación y la vergüenza.
FASE 4: El contacto pleno
El cliente ha comenzado a tener una consciencia más profunda. Los viejos recuerdos vuelven a la superficie y con ellos vuelven relaciones entre lo que ocurrió en el pasado y lo que está ocurriendo ahora entre el dolor pasado y las expectativas presentes. El cliente comprende lo que siente ahora y lo que piensa y que es importante; y que ese sentimiento, pensamiento y conductas enlazan con maneras aprendidas de enfrentarse con la vida. Y quizás lo más importante de todo, ha aprendido que estos sentimientos, pensamientos y conductas no son algo de lo que avergonzarse, son el resultado de una batalla, valiente y creativa para sobrevivir en un mundo confuso y amenazador.
Ahora la conexión entre el ser del pasado y el ser del presente es más profunda, hay un sentido de continuidad a través del tiempo que fortalece las experiencias que habían sido antes reprimidas, negadas y reprochadas y que ahora son bien recibidas en la conciencia. Las defensas se van diluyendo a favor de una apreciación y una compasión hacia todas las partes del ser que se habían ocultado. Hay una ternura especial en estos momentos, un sentimiento de despertar, casi un renacimiento.
El cliente se está volviendo completo. El contacto con el ser, con todas sus complejidades y capacidades, tanto tiempo dividido y fragmentado se está reestableciendo. Los sentimientos, pensamientos y percepciones fluyen, a menudo con sorprendente intensidad. Y cada una de estas partes largo tiempo reprimidas y ocultas del ser tiene una clase de fragilidad, como el capullo de una flor que comienza a abrirse o la mariposa que acaba de salir del capullo. Esto es vulnerabilidad. Pero es un nuevo tipo de vulnerabilidad diferente de la antigua: la vulnerabilidad asustadiza del niño en un ambiente hostil y descuidado . Esta es la vulnerabilidad de una relación segura, de contacto con el ser y con otra persona plenamente presente y en contacto. Es una vulnerabilidad alegre, llena de excitación por el logro y el descubrimiento y con nuevas posibilidades. Es la vulnerabilidad, del yo- tú, dos individuos siendo plenamente reales con cada uno del otro. En esta fase del trabajo, el foco está en el self y en el self en relación con otros. No hay ya más urgencia de protegerse uno mismo del saber y hay poco interés en ocultarse o negarse profundamente. El cliente sabe que es valioso y merecedor de respeto, en lugar de o incluso debido a todas aquellas necesidades y formas de ser que antes eran inaceptables.
Naturalmente esta fase no dura siempre. Hay momentos buenos y momentos bajos. Con cada aventura dentro de la autovaloración llega la posibilidad de una nueva área que explorar, y una parte del ser que recuperar, o un nuevo dolor o problema a través del que trabajar.
Armonía
Armonización es la base para que ocurra cualquier cosa en la terapia del contacto en relación. El contacto solo es posible a través de la armonía ; En primer lugar a medida que el terapeuta se armoniza con el cliente, y posteriormente a medida que el cliente se vuelve más en armonía consigo mismo y con el terapeuta. Tal armonización es muy próxima a la implicación: uno no puede estar implicado de manera sensitiva y precisa con otro a no ser que esté en armonía. La presencia de una participación plena y en contacto es una parte importante de la armonía, y la armonía es fundamental para la presencia, es difícil separar una de la otra.
*Estracto realizado por: Mario Salvador del Libro Beyong Empathy, A therapy of contact in relationship.
Richard Erskine
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