Superación
03/12/2012
Primera sesión de terapia. Paciente nuevo que se sienta frente a mi un poco nervioso. Tras las freses de acogida cariñosa, para serenar la situación, aporto mi disponibilidad para que el tiempo que tenemos frente a nosotros sea profesional, productivo, seguro y confortable para que se comience a desarrollar el vínculo terapéutico, imprescindible para iniciar un proceso de terapia.
¿Qué te trae aquí?, podría ser mi pregunta inicial. Hay muchas otras que pueden ayudar a comenzar el proceso. Lo importante es dar al paciente el protagonismo y la responsabilidad de dirigir el camino que vamos a emprender.
Pueden ser muchas las respuestas a esta pregunta:
- Un problema que causa dificultades en la vida cotidiana
- Una pérdida que duele profundamente
- Un cambio de la realidad actual que descoloca demasiado
- Un miedo que toma un protagonismo excesivo en la vida de la persona.
- Una enfermedad que pone en peligro la estabilidad.
- Etc.
El siguiente paso será buscar lo que quiere conseguir: “qué quieres conseguir”, “cuáles son tus objetivos”, “hacia dónde quieres caminar”, etc. Si los objetivos son claros, positivos, sanos, factibles, y apetecibles ejercerán un gran poder de atracción, que moverá la energía del paciente y del proceso hacia su consecución.
Ya tenemos iniciado el proceso de terapia. Hemos comenzado a trabajar en pos de los objetivos. Comienza a aparecer la palabra superación. Palabra importante en terapia y en cualquier camino de crecimiento que nos habla de muchos hitos.
Comenzamos con la superación del miedo a enfrentarse a uno mismo. Ese miedo que deja a tanta gente fuera de esa aventura maravillosa que es la psicoterapia. Miedo a descubrir “algo” terrible en mi vida. Cosa que, todo sea dicho, es altamente infrecuente. Necesitamos valor para conseguir esa superación que venza al miedo inicial. Desde la posición de psicoterapeuta podremos aportar nuestra protección profesional que ayudará a superar este primer escollo.
Superar las limitaciones. Primero tener el valor de descubrirlas y aceptarlas (recordad que el paso previo para cambiar algo es la aceptación) para luego trabajar contra las resistencias internas y, sobre todo, renunciar a los beneficios secundarios que generan esas limitaciones.
Superar los conflictos que generan bloqueos. Trabajo profundo y regresivo que sólo contando con un magnífico vínculo terapéutico podremos abordar. Como psicoterapeuta, me siento tremendamente satisfecho cuando acompaño a un paciente en su proceso y “escucho ese click” que informa de la resolución de un conflicto. Ese momento crucial dentro de un trabajo largo y profundo que a veces es un instante en que “todo cambia”, y a partir de ahí la vida es diferente.
Superarse a sí mismo. Tiene que ver con su concepto de identidad. Sus creencias arcaicas que le “hacían ser como creía que tenía que ser para asegurarse la supervivencia”. Ser otro siendo él mismo. Desarrollarse positivamente, aunque su crecimiento ponga en peligro una estabilidad engañosa o, quizás peor, una vida desaprovechada por evitar un peligro inexistente.
Superar diferentes etapas en el propio proceso. Todo camino largo requiere dividirlo en períodos más cortos. Si a cada uno de ellos los podemos identificar y diferenciar del resto del trayecto generaremos interés y reenergetizaremos el proceso cada vez que una fase sea superada.
Superar a los ancestros. Es ley de vida que cada generación supere a las anteriores, superar a nuestros ancestros. Está en nuestro interior dentro de la pulsión que nos mueve a la supervivencia de la especie. Cuántas veces me he encontrado con pacientes que se boicotean una y otra vez, que dejan pasar grandes oportunidades para conseguir sus deseos, para triunfar. Por debajo, a nivel inconsciente, muchas veces está ese terrible mandato parental de “no me superes”. La maldición para un hijo que le impedirá superar a su padre. Y sí. Podemos superarnos. Podemos vencer esas dificultades grabadas en nuestro (in)consciente. Una buena psicoterapia basada en una relación terapéutica potente, sólida, protectora, estructurada, profesional y amorosa será la ayuda necesaria para la superación. Poder personal para avanzar, protección para sentir e integrar el AMOR parental y permiso para hacer de la superación, la señal de identidad de un maravilloso proceso de vida.
Espero que os guste este número de BONDING y lo difundáis entre vuestros amigos y colegas (animarles a suscribirse y así les llegará gratuitamente cada mes) y, ya sabéis que estamos permanentemente en www.bonding.es
Un abrazo a tod@s.
José Zurita
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