Relaciónate con tacto
01/12/2016
Disfrutar de la vida puede ser el mejor objetivo que cada uno podría tener. Podemos hacer muchas cosas. Obtener multitud de logros. Tener éxitos personales y profesionales. Solo tendrán sentido en relación. Necesitamos estar en contacto con los demás para que todo tenga sentido. Y ya que la relación con los otros es fundamental, hagámoslo bien. Será mejor para cada uno, profundizar en el contacto, que no se quede en algo superficial sino que nos llegue al corazón. Que nuestras emociones se impliquen, significará que estamos viviendo y no sobreviviendo.
Tenemos siglos de aprendizaje transgeneracional que nos invita a protegernos de los demás, ocultando nuestras emociones. Protegiéndonos del contacto. Cada paso que damos en esa dirección nos quita un poco de vida, nos empuja hacia el miedo, nos lleva al aislamiento o a una vida trivial en la que la implicación propia y ajena es casi inexistente. Si echas la vista atrás y rememoras escenas de tu pasado, probablemente llegues a la conclusión que, lo que aparece en tus recuerdos es lo que tuvo un impacto emocional.
Si nos cerramos a la vía emocional nos estamos impidiendo sentir miedo. Ese cierre será para lo bueno y para lo malo. Lo mismo que evitamos sentir algo desagradable también nos dejará fuera de cualquier emoción gratificante. El resultado puede ser un vacío emocional, que será como un tiempo no vivido.
Para vivir plenamente necesitamos el contacto con los otros, la relación con los demás y una implicación de nuestras propias emociones. Fluir en ellas nos permitirá estar conectado a la vida. Si nos dejamos llevar por nuestros sentires, estaremos viviendo en relación. En contacto desde el corazón, no desde la cabeza. Claro que, soltar el control racional y fluir en las emociones nos da miedo. Debemos aprender a confiar. En uno mismo, en el otro y en el mundo. No es fácil.
Necesitamos aprender o mejor dicho, desaprender todo lo inadecuado que nos llegó a través de la educación y de los mensajes parentales. Siglos de transmisión de contenidos educativos orientados a la supervivencia, nos llevaban a no disfrutar de la vida, pues lo mas importante era sobrevivir. En tiempos pasados quizás fuera necesario, ahora ya no. Posiblemente haya llegado el momento de dejar atrás esa forma de educar a nuestros descendientes.
Quizás podamos iniciar una nueva época en la que la educación sea hacia la felicidad, el disfrute y compartir nuestras emociones más positivas con los demás. Si ese camino de cambio se produjera, iría de la mano del contacto, del amor, de la relación profunda con los demás.
Si quieres cambiar el mundo, deberás empezar por cambiar tu. Y que ese cambio se contagie a tu entorno primero y mas allá después. Un cambio de dentro hacia fuera. Desde el corazón hacia el exterior. Una verdadera revolución.
Entra en contacto con los demás. Transmite tu amor a tu entorno. Abraza con respeto, sin invadir. Entrega tus abrazos a los demás sin pedir nada a cambio. Mira a los demás, así les harás ver que son importantes para ti. Ofréceles tu tiempo y tu interés y tu paciencia. Escúchales con atención. Deja al lado la tecnología y céntrate en lo personal que en realidad es lo único primordial.
Comparte con los demás. Sé solidario. Aporta lo que sabes, lo que tienes, lo que puedas al Universo. Imagínate lo que pasaría si un grupo amplio de personas hicieran este cambio.
Ofrece tu mirada, tus gestos, contacta. Dile al otro lo que te gusta de él. Invierte tiempo en regalar a las personas que te rodean tus pensamientos , tus apreciaciones sobre ellas y sobre vuestro entorno. Sé amable. No ahorres reconocimientos para quien se lo merezca.
Aprecia y acepta las cosas buenas que dicen de ti. Si niegas lo positivo que hay en ti, solo te quedarán tus aspectos negativos. Aprende a identificar tus valores positivos, tus cualidades, lo bueno que hay en ti.Créetelo y enséñalo a los demás. Comparte lo que sabes hacer bien, no lo escondas. Aunque te hayan enseñado en tu infancia que está feo mostrarte, desapréndelo. La gente de tu entorno te lo agradecerá.
Estoy convencido de que entre todos los habitantes del planeta somos más los buenos que los malos. Prevalecen los buenos sentimientos sobre los malos. El problema es que los otros hacen más ruido, se les nota más porque gritan, hacen daño, se hacen notar. Cambiemos eso. Mostrémonos. Si ofrecemos nuestra energía positiva al mundo…. el mundo entero cambiará.
Gracias por una valiosa reflexión que comparto plenamente