Psicoterapia asistida por perros
01/02/2015
Quiero justificar de forma teórica y experiencial los beneficios que veo y siento en mí día a día con mis pacientes, al introducir un perro en el proceso terapéutico. De esta forma, puede ser un punto de partida y orientación para cualquier psicoterapeuta o terapeuta que quisiera ponerlo en práctica.
1. Introducción – 2. Método – 3. Fase Previa – 4. Relación terapeuta-paciente-perra. Modelo de las necesidades relaciones de Richard Erskine – 5. Aspectos a tener en cuenta – 6. Conclusión – 7. Referencias
1. INTRODUCCIÓN
Los antecedentes de esta aplicación, los he encontrado en los autores Dr. Boris M.Levinson, Ph.D, quien dicen que fue el pionero, la Dra. Janet Ruckert y Loretta Cornejo. Hay poca bibliografía al respecto, y pocos estudios que demuestran científicamente sus beneficios.1.3. Propósito.
Quiero justificar de forma teórica y experiencial los beneficios que veo y siento en mí día a día con mis pacientes, al introducir un perro en el proceso terapéutico. De esta forma, puede ser un punto de partida y orientación para cualquier psicoterapeuta o terapeuta que quisiera ponerlo en práctica.
1.4 Marco teórico.
En este marco estaría la formación como Psicoterapeuta Humanista Integrativo, formación como adiestramiento canino cognitivo-conductual y etología canina. Y concretamente, voy a utilizar las Necesidades relacionales descritas por Richard Erskin.
Según está formación junto con mi visión personal, la sanación-curación de los pacientes pasa por recibir un “buen trato” en la relación con el terapeuta, y esto permitirá que las heridas del pasado se cicatricen y ya no duelan en el presente.
Las palabras “buen trato” son muy amplias y se puede entender de muchas maneras. Me voy a basar, en que si se cubren las “necesidades relaciones necesarias en el contacto interpersonal que refuerzan la calidad de vida y dan un sentido en sí-mismo-en-la relación…”(Articulo; Necesidades relacionales, Richard Erskin), estamos dando un “buen trato” a nuestros pacientes.
Para poder centrarnos en estas necesidades relacionales será condición que las necesidades básicas de vida estén cubiertas, como la comida, el aire, o la temperatura apropiada.
Entendiendo, que si estás necesidades relacionales son cubiertas en nuestra relación con el paciente, vamos a facilitarle sanar sus conflictos del presente y pasado y tener una vida más sana.
Aquí es donde viene la presencia de Kira (mi perra) y otros perros, desde mi experiencia, he podido ver y sentir como ayuda a cubrir estas necesidades relacionales de los pacientes en las sesiones de psicoterapia, y he visto apropiado justificarlo de forma teórica y práctica, así que también contaré ejemplos que lo muestren claramente.
Actualmente, uso a Kira, como co-terapeuta, es una labradora color chocolate con los ojos color miel, muy guapa, en las sesiones con niños y en contadas ocasiones, con los adultos. Así que los ejemplos serán pacientes infantiles y adolescentes. Creo que puede ser igual de sanador para adultos y existen otros terapeutas que si lo hacen y muestras sus beneficios en los adultos. Algunos ejemplos son, Loretta Cornejo y la Dra. Janet Ruckert.
Quiero decir, que muchas de estas acciones que hace Kira, me las ha enseñado ella a mí y no yo a ella. Gracias al vínculo, la confianza que tenemos, y permitirla ser ella misma, de forma natural y espontánea. La doy las gracias a Kira, por enseñarme lo que aquí voy a plasmar.
2. METODO
He realizado una revisión cualitativa, de los casos en los que he participado como psicólogo. Basándome en los proceso que yo he observado y usando mis anotaciones escrita de las sesiones.
3. FASE PREVIA
Para que la inclusión de un perro en las sesiones, sea lo mejor posible, habrá que seguir unos pasos previos. Lo primero será establecer un buen vínculo con nuestro perro, hacer un buen equipo, estar sincronizados, en sintonía, con respeto y amor, que los dos os entendáis casi sin palabras. Para ello, voy a decir algunas recomendaciones.
Los tres ingredientes necesarios serán; amor, respeto y confianza.
El amor hacia los animales y concretamente hacía los perros tiene que venir del terapeuta, si no sientes amor hacía ellos, te gustan y disfrutas de su presencia, mejor que no lo uses porque no será del todo beneficioso para el paciente.
El respeto es algo más personal pero que puede venir de tu aprendizaje o en tal caso, podrías trabajarlo en una terapia personal.
Se puede dar el caso, que tengas amor a hacía los animales, pero tu manera de relacionarte sea con técnicas agresivas hacía él, que usen la fuerza o pequeños y/o grandes golpes.
Abstenerse a usar perros en la terapia, terapeutas que no tengan amor hacía los animales y que usen la fuerza para relacionarse con ellos. Y no tengan respeto por su forma de ser tal como son, no como queremos que sean.
La tercera pata es la confianza, esto sí que creo que es necesario trabajarlo para que se construya, ya que es diferente con cada ser vivo.
Sobre cómo crearla, me voy a basar en como aprendemos la confianza (pg., 69, José Zurita y Macarenas Chías, El Duelo Terapéutico, Ediciones Galene, 2009.) según el modelo de las teorías del apego y tener así un ejemplo de cómo hacer con nuestro perro.
1.Terapeuta confía en sí mismo; Como bien pone en el dibujo, primero será necesario que el terapeuta confíe en el mismo, a parte de su proceso personal que es algo necesario y su formación como terapeuta, añadiremos su formación en etología animal, en este caso los canes y técnicas de adiestramiento.
Es necesario conocer de donde vienen los perros, como se comportan, que costumbre tienes, su forma de relacionares, sus hábitos y así podremos recibir sus señales en el lenguaje adecuado. Ya que es un animal distintos que nosotros, usa formas de comunicarse “no verbales” diferentes, y conociéndolas es mucho más fácil saber “que te está diciendo”, esto en adiestramiento se llama las señales de los perros, por ejemplo cuando un perro abre la boca, puedes interpretar que está cansado según los humanos, pero según su lenguaje es una señal de estrés, algo le esta agobiando, algo no está entendiendo y será trabajo nuestro ver que está pasando alrededor para poderle ayudar a estar más tranquilo.
2. Terapeuta confía en el perro; para confiar en un perro hay que tener hechos de cómo se comporta, lo otro sería una confianza a ciegas, y tampoco sería bueno. Para tener hechos, hay que haber pasado tiempo relacionándote con él, haberle dedicado un ratito de tu vida en el día a día.
Al relacionarnos con él, tendremos que observar cómo reacciona y como se relaciona antes distintos estímulos. Tendremos que enseñarle distintos habientes, ruidos, olores, texturas para que se habitúe y este familiarizados con ellos. Haciendo esta habituación a lo que se va a encontrar en su día a día, tendremos la seguridad de que no va a hacer nada malo para al paciente, como ladrar o morder a los pacientes. Así confiaremos y podremos dejarle actuar de forma natural y espontánea.
Una de las cosas que yo probé y acostumbre a Kira al principio, es cómo reaccionaba cuando la pisaban la cola, la daban una patada sin querer o la metían el dedo en la boca y oreja, ya que al trabajar con niños esto puede suceder sin que lo hagan de manera mal intencionada, saber que no gruñe o les muerde, solo que se levanta y se va de sitio para que no la molesten, me da confianza en ella y me permite dejarla actuar de forma más natural.
Es conocer a tu perro como la palma de tu mano, si vives con él, esto pasa en un proceso natural. No se trata de tener un perro perfecto, si no saber cómo se comporta y en algún caso, anticiparte a su reacción si así lo consideras necesario.
Para ello, es muy recomendable, dedicarle un hueco de tu día a tu perro, jugar con él, enseñarle distintos lugares y darle mucho amor, en forma de caricias y palabras.
Otra manera de confiar en nuestro perro es que tengamos pruebas fiables de q responde a nuestras ordenes básicas (sentado, quieto y tumbado). Para esto es necesaria una formación de adiestramiento donde nosotros aprenderemos a enseñarles y mandarle esas órdenes de forma que el perro las entienda y obedezca.
Conclusión; sí sabemos cómo reacciona nuestro perro porque ya le hemos visto y además, hemos comprobado que responde ante nuestras ordenes la gran mayoría de veces, tendremos una confianza buena para introducirle en las sesiones de terapia.
3.Perro confía sí mismo; aquí lo único que podemos es interferir, ya que por naturaleza y por su instinto, los animales confían en ellos mismos, y no tiene las interferencias que tenemos los seres humanos de miedos, prejuicios sobre si lo que van a hacer esta bien o mal, ellos lo hacen y listo. Es nuestro trato, al igual que pasa con los niños, el que hace que el perro dude de sí mismo. Así que si confiamos en él, esté paso vendrá solo.
4. El perro confía en el terapeuta; Para que el perro confíe en ti, primero tienes que confiar tú en él, y después darle un buen trato. De este buen trato ya hemos hablado anteriormente, que será necesario amor y respeto hacia él y añado que tengas sus necesidades bien cubiertas. Las más claras que yo veo son;
1. Tener comida y agua con calidad.
2. Tener un buen sitio para vivir y dormir.
3. Tener horas de estimulación mental (ya sea entrenamiento en habilidades caninas, agility o cualquier otra actividad que tenga que pensar el perro).
4. Tiempo diario de paseo, ejercicio y juego libre.
5. Relación con otros perros.
6. Recibir amor y cariño de su dueño, no recibir golpes.
Si todo esto surge, el perro confiara en ti, y serás un dueño de fiar, que le da lo que necesita. Si alguna de estas necesidades faltara, menor será la confianza y la fiabilidad que tenga el perro en ti.
Este es un punto muy importantes y que pocos adiestradores le ponen atención, y me parece que en la terapia es la clave ya que para el animal la sesión debería de ser un lugar donde también disfruta de la relación y sacara cosas nutritivas para él, si no, estaremos poniendo un robot, que a la larga trasmitirá negatividad y mala energía. Si es así, será mejor usar un peluche, que también puede ser muy beneficioso.
Existen muchos libros sobre adiestramiento y casi ninguno habla del vínculo entre persona y perro. Hay un adiestrador, Carlo Alfonso López, que invento una técnica de adiestramiento cognitivo-emocional, al cual os la recomiendo si queréis probar esta herramienta, donde habla que lo primero es que al perro le resultes atractivo, divertido, que le resultes interesante, y cuando esto lo tienes puedes empezar a adiestrarle. Habla de que el perro te hace caso por el vínculo que has establecido contigo no por la comida. Y para ello tienes que jugar con él, ponerte de tu a tu y ser agradable, cariños y simpático con tu perro.
Para dar órdenes primero has tenido que dar amor, así te obedecerá por el amor que te tiene, el caso contrario te obedecería por miedo y eso no sería bueno fomentarlo y sería contraproducente en la terapia, que el perro te tenga miedo, lo que buscamos es que el perro te tenga cariño.
Una vez que tenemos un vínculo bueno con nuestra perra, el siguiente paso será establecer un buen vínculo con nuestro paciente, antes debemos establecer un contacto con nuestro paciente.
El perro, nos va a ayudar a que el vínculo con nosotros sea más fuerte, siempre y cuando el perro no le cause un miedo inicial. Por eso, es necesario tener una primera entrevista con el paciente, donde a parte de la entrevista inicial que cada uno realice con los datos que considere necesarios para el comienzo, pregunte ¿quieres que esté con nosotros Kira en la sesión? En el caso de que dijera que sí, preguntaríamos que piensa del perro, que le produce, historias de relaciones con el perro, si después de estas preguntas, consideramos que es conveniente introducir al perro, lo haremos. En caso, contrario, si el perro le produce miedo, o hay algún tema que consideremos que pueda interferir en la relación (por ejemplo; a mí me gusta pegar a los perros), lo trabajaremos.
Si un paciente tiene miedo a los perros, primero será necesario establecer un vínculo fuerte con el terapeuta, para que sea la fuente de seguridad y protección y después introducir al perro.
4. RELACIÓN TERAPEUTA-PERRA-PACIENTE.MODELO DE LAS NECESIDADES RELACIONALES DE RICHARD ERSKINE
Cuando los pacientes vienen a nuestra consulta, tiene en el presente alguna necesidad insatisfecha, y casi seguro, la tuvieron también en el pasado. Esto les impide funcionar en su día a día, de forma no satisfactoria para el paciente y por eso piden ayuda.
Lo primero, como terapeutas o psicoterapeutas, será descubrir, junto con el paciente, cual es su conflicto, el origen, que le pasa, que siente, que piensa, como lo expresa su cuerpo, etc.
Mi idea, sacada de todas las lecturas del Máster PHI, es que para descubrir las necesidades insatisfechas de otras relaciones por las que viene el paciente a terapia, por ejemplo; con sus compañeros de clase, con sus padres, con sus tutores, etc., será necesario que en la relación de aquí y ahora, con nosotros y la perra estén satisfechas, si no, reconfirmaremos su Guión de vida.
Así que en función de las necesidades que el paciente tenga carencia, nosotros se las tendremos que aportar para que se pueda encontrar la solución a su conflicto, dicho en términos más teóricos, para que pueda trabajar a un nivel emocional profundo.
Por ejemplo, si el paciente viene inseguro porque sus amigos de clase le desvaloran, nosotros le tendremos que dar una buena dosis, de que le respetamos, que todo lo que dice es válido e importante. Una metáfora para mí, sería equilibrar la balanza. Es función del terapeuta descubrir qué necesidad es la que está insatisfecha para “equilibrarla” en la relación terapéutica.
Llegados hasta aquí, es donde la perra puede dar esa dosis suficientemente grande de una necesidad, para que el niño se encuentre con la fuerza necesaria de trabajar el conflicto que le atormenta.
Y como dijo Richard Erskine, que se cubran estas necesidades, ¿no es una forma de dar amor? (Conferencia Richard Erskine, Madrid, Tema 5 de Integración, Máster PHI, Instituto Galene.)
Así que yo también entiendo, que si un perro da estas dosis, es una forma de dar amor. Entendiendo el amor como la base de la terapia y de la vida.
Así que aquí explico ocho formas de dar un buen trato, y sobre todo, ocho formas que puede tener un perro de dar amor.
1. Seguridad
“Experiencia vivencial de tener nuestra vulnerabilidad física y emocional protegida. Ser simultáneamente vulnerable y estar en sintonía con el otro.”
Para que un perro transmita seguridad, influirá el tamaño del perro y su raza. Si un perro nos transmite respeto al verlo e incluso un poco de miedo, lo veremos con posibilidades y capacidades potentes de ataque. Esta capacidad con la que ven los niños y adultos a los perros grandes en general, usándolo a nuestro favor, se convierte en defensa, y algo que nos defiende, nos protege, nos hace estar en una relación donde su vulnerabilidad es respetada y preservada. Para ello es imprescindible pasar de verle de ataque a defensa, para ello será necesario que pasen tiempo con el animal y vean que no solo no les hace nada, si no, que encima les interesa como persona, juegos con ellos y les quiere.
La raza, que yo recomendaría, es el labrador, es suficientemente grande, pero tampoco mucho, otros perros también muy adecuados sería el san-Bernardo, Golden Retriever. Estos de forma general, de forma individual creo que valdría cualquier perro sea noble, medianamente tranquilo y le guste estar con las personas.
Revisando la bibliografía, Loretta-cornejo uso a Quincy, un doberman, un perro que transmite bastante respeto, dice un paciente suyo; “se que él me puede defender, de los que me quieren molestar…”, (pg. 114, Manual de terapia Infantil Gestáltica).En este testimonio, queda reflejado que potente puede ser la presencia del perro y cuanto le puede transmitir.
2. Validado, confirmado e importante.
“la necesidad de afirmación y normalización de la experiencia subjetiva (afectos, fantasía, creencias, etc.) por parte del otro”
En este caso, la forma que tiene Kira de normalizar la situación es con su presencia plena mostrando su apoyo incondicional. Un ejercicio que hago es contarle a Kira una historia de cómo estamos, un sueño, lo que pensamos, ella se tumba o se sienta enfrente y mira atentamente.
No entiende las palabras exactas, pero me imagino que entenderá algo del tono o lo que transmite las personas.
Su reacción es la que les da el feedback a los pacientes de si es “normal” lo que les sucede. Kira no reacciona ladrando, yéndose de la sesión, girando la cara, no dice que es mentira, que es diferente por pensar así, que eso no lo puede sentir, etc.
Todo lo contrario, a Kira y a los perros en general le gusta que les hables, y si la miras ella está atenta y presente. Reaccionan escuchando y en el mejor de los caso, se acercan a ti y buscan un contacto más cercano, ya sea apoyándose en un parte de tu cuerpo, sentándose o tumbándose más cerca o incluso chupándote la mano como gesto de amor.
Esto hace que el niño, le cuente lo que le cuente, vea que Kira no le rechaza y produce el efecto contrario, validar su experiencia.
3. Aceptación por otra persona sea estable, fidedigna y protectora.
“Buscamos alguien protector, a quien admirar, que nos de protección en la escala del afecto o de fantasías exageradas. También el deseo de idealizar como demanda de protección.”
Aquí, creo que Kira hace una función muy buena de contención. Y para que alguien nos contenga tenemos que verle como suficientemente fuertes y protectores y que va soportar con lo que venga. Esto ocurre en los momentos de expresión emocional, sobre todo con el miedo y la tristeza. Kira, cuando un niño está llorando o le cuesta contar algo que le da miedo, se acerca a ellos y se tumba a su lado, muchas veces el paciente la acaricia y otras solo la mira y siente como alguna parte de su cuerpo está apoyada en ellos, por ejemplo la pata tocando su pie. El efecto que esto consigue es que la persona sigua hablando/expresando su emoción, y pueda integrar su suceso, dejando que la emoción fluya.
En términos más teóricos, es como si la emoción volviera dentro de los límites que somos capaces de integrarlos, según las teorías del trauma de Mario Salvador.
El origen de esta función fue casual, observando en las sesiones, descubrí que Kira se acercaba a ellos cuando estaban tristes o con miedo y que se tranquilizaban lo suficiente para poder seguir hablando y que no les paralizara.
Aunque Kira lo hace en su mayoría de los casos por naturaleza, cuando quiero provocar este beneficio, les propongo a los pacientes que acaricien al perro mientras me lo cuentan.
Sin ser un experto de las teorías del Trauma, puede ser una manera de mantenerles con un pie en el presentes(acariciar a Kira), y un pie en el pasado, contando, sintiendo, expresando lo que les sucedió, así poder integrarlo todo junto. También es un recurso de re-confortamiento o lugar seguroy que les sirva de alivio, en el caso de que el suceso sea emocionalmente potente.
La única emoción que yo no usaría un perro para que le ayude a contener, es la rabia. Creo que los perros, no entenderían la función que tiene, y por eso, les podría hacer daño. Si la expresión es light, sí, pero si es golpeando algo, pisando, tirando, yo la evito. En este caso, sacamos a Kira de la sala, y nada más hacer el ejercicio, la volvemos a meter. En este caso hace de reconfortadora, cosa que les encanta a los pacientes y a Kira.
En esta necesidad, también influye lo mencionado en la anterior, de la característica de los perros de apoyo incondicional, que carecen de prejuicio sobre los temas, emociones, pensamientos, etc. que traen los pacientes a terapia. Y añadiría esta capacidad a las diversidades motrices.
Un paciente, viene a terapia, y ya venga en silla de ruedas, con muletas, con un parche en el ojo, sin una mano, Kira sigue acercándose a él, de esta forma muestra su aceptación venga con lo que venga, le acepta al completo. Incluso yendo un paso más allá, cuando un paciente bien con algo diferente, por ejemplo, ha sido recién operado y viene en silla de ruedas porque tiene dificultades para andar, Kira al ver un elemento nuevo, se muestra más animada y curiosa (mueve más cola), lo que hace que naturalice más aún la “diferente” que trae la persona y lo reciba con aceptación, que hará que le ayude a integrarlo como algo nuevo en su vida.
4. La confirmación de la experiencia personal.
“Necesitaríamos confirmar experiencias similares con el otro.”
Este es muy particular, ya que relacionar la experiencia del niño con el perro es posible, y diría que se puede dar casi siempre, contando con la creatividad del terapeuta de hacer símiles y metáforas. Algunos ejemplos que he encontrado y que yo he hecho son:
Trabajando con niños-adolescentes oncológicos, ellos muchas veces son operados, pues bien, Kira también fue operada y tiene una cicatriz en la tripa, a través de esta similitud, les puedo hablar de cómo se encontró Kira antes y después de la operación, y les abre una puerta a su experiencia y que se sientan confirmados, como lo que les pasa a ellos y lo que les sucede no son los únicos.
También trabaje con un niño con problemas de comida, y a través de cómo comía Kira, que hacía, que le gustaba, como se comportaba, trabajamos su alimentación.
Otro trabajo muy bueno sobre el que he leído, es el que realiza Loretta Cornejo con niños en adopción y hace un símil con Horatio(su perro) que también fue adoptado, de esta forma pueden trabajar mejor, sintiéndose valorados y apoyados por un compañero que ha pasado “cosas similares” a las suyas.
Desde esta necesidad, podemos usar al perro, como objeto de proyección de nuestros miedos y así poner fuera, lo que tenemos dentro y poder verlo con más perspectiva y que encuentren su solución más fácilmente. Así también sienten que a otro le pasan cosas similares.
También he leído, aunque no tengo datos concretos, sobre terapeutas que usan perros amputaciones de patas o lesiones motoras, para trabajar con personas que también tienen diversidades motrices. De esta forma se trata de tu a tu, y se valida su experiencia personal. Es como, “el me entiende porque ha pasado por lo mismo”.
En general, las seis emociones con las que trabajamos (miedo, tristeza, rabia, amor, alegría y poder) también existen en los perros, así que la similitud será fácil de encontrar en situaciones concretas si hemos pasado tiempo con nuestro perro.
5. La autodefinición.
“Necesidad de expresar las propias preferencias, intereses, ideas sin ser humillado.”
Durante las sesiones, los pacientes elijen lo que ellos quieren hacer con Kira, si hace un juego con ella como esconder comida, un circuito de agility, peinarla, enseñarla alguna habilidad o por el contrario deciden hacer una actividad sin ella, como pintar, hacer plastilina, jugar con muñecos, marionetas, etc. Y por parte de Kira que es su co-terapeuta, obtiene una aceptación a su elección y así tener un espacio para poder elegir lo que ellos quieran desde su motivación, que les ayuda a definirse como personas.
En ocasiones, puede que elijan jugar con Kira y ella esté cansada, no muy colaborara, o el juego no le guste. Será un buen momento para trabajar la diferencia de necesidades entre dos seres vivos y el respeto a la discrepancia. Le mostraremos como Kira le respeta sin intentar hacerle cambiar ni atacarle porque no le guste, y que tenga este modelo como ejemplo en su vida.
Recuerdo un trabajo con un niño, que su manera de jugar con Kira era subirse encima, Kira se separaba del niño cuando lo hacía. Gracias a este comportamiento, trabajamos como era la relación con sus amigos, que le pasaban cosas similares, ya que cuando no juegan a lo que él quería se enfadaba con ellos, les insistía de forma invasiva y acababan rechazándole. Aprendió a ver sus necesidades, y relacionarse respetando la diferencia de los demás, para evitar ser rechazado continuamente por los amiguitos. Todo esto fue posible, gracias a la paciencia de Kira, que aunque le insistía e insistía, seguía presente y no le rechazaba del todo, solo mantenía una distancia mínima.
6. Tener un impacto en la otra persona.
“Necesidad de tener atracción activa y eficaz de la atención del otro, efectuando un cambio en la conducta o afecto del otro.”
Esta necesidades, creo que es, una de las que más surge en la terapia con el niño y de la que se satisfacen gratamente. Partiendo de la base, que Kira tiene una educación-adiestramiento bueno y que ha tenido un proceso de habituación a las acciones, contexto y elementos con los que trabajamos, es fácil conseguirlo.
Siempre explico al principio de la terapia que el perro hace de reflejo de cómo está-viene el paciente, como un espejo. El siente la contratransferencia mucho más pura que nosotros, son más sensibles a nuestras reacciones y a nuestro lenguaje no verbal. Esto nos da mucha información sobre el paciente y al paciente sobre sí mismo.
Voy a mostrar con ejemplo cómo reaccionan antes situaciones concretas.
Tristeza y miedo; como ya hemos mencionado anteriormente, estas emociones tienen un impacto en Kira y lo muestra comportándose de manera distinta y haciendo un cambio en su afecto hacía el paciente, dando su apoyo.
Ante el enfado, enojo, rabia; Kira se queda quieta, atenta, respeta y no reacciona atacando con enfado. Siempre y cuando no sea muy potente con grandes gritos, o movimientos muy bruscos.
Un ejercicio para canalizar este enfado con Kira, podría ser jugar a dar órdenes a Kira. Siempre que cumpla no hacer daño a Kira (que sería respetando su ritmo, con un tono amable y sin sobre cargarla). Para eso Kira sabe muchos trucos y habilidades, como sentarse, dar la pata, hacer la croqueta, subirse a la silla, pasar por debajo, meterse en un túnel, saltar, coger, traer juguetes, etc. Con esto satisface el paciente la necesidad de tomar el control de lo que hace, y tener un impacto en el otro, Kira se toma muy en serio cuando la manda ordenes y responde haciendo caso.
Alegría; si un niño esta alegre, eufórico, un perro suele responder de la misma forma, mueve la cola, salta, está inquieto y desenado compartir esa alegría con el paciente.
Amor; igualmente pasa con el amor, cuando un niño tiene ganas de dar cariño, si es puro, autentico, ella responde entregándose, ya sea quedándose quieto junto a ti, moviendo la cola, chupándote o poniéndose boca arriba para que la acaricies.
Esto les hace sentir que en función de cómo este el paciente, el perro responde de una manera u otra, lo que les confirma que tienen un impacto sobre ella tanto de comportamiento como de afecto.
Para este punto, es imprescindible una buena confianza en el perro y dejarle actuar de manera natural, como le salga, teniendo la certeza de que no va a hacer nada malo al paciente.
Por el contario, hay profesionales que usan a sus perros de una forma más mecanizada y solo hacen las cosas si les dan ordenes, aquí perderíamos el contacto y el beneficio de tener impacto sobre el otro.
7. Que el otro tome la iniciativa.
“En esta necesidad, buscamos que el otro reconozca y valide la importancia de uno, siendo él quien da el primer paso”
Para esto, Kira y muchos perros son los maestros, al entrar en la sala de terapia casi siempre son ellos quien salen a saludarnos moviendo la cola y alegrándose al vernos. Las personas que tiene perro en casa, son unas de las cosas que más nos alegran, el recibimiento al volver a nuestro hogar.
Y durante la sesión, Kira tiende a buscar el contacto de una manera muy sutil, respetuosa y no-invasiva. Ella se acerca, te da con el morro en la mano o se tumba a tu lado, da el primer paso, si la persona no quiere, ella se va y se pone a mi lado. Al rato y sin yo saber porque, lo intenta de nuevo. En muchas ocasiones se alegran y se quedan acariciándola, otras le dicen no de nuevo.
Al comenzar a usar a Kira, siempre les explicó que Kira la forma que tiene de preguntar si queremos estar con ella y darnos cariño es acercarse y darnos con el morro o chuparnos la mano, y que cuando lo hace podemos decir sí o no. Si no queremos la podemos decir “no ó atrás” y ella se aleja, no se enfada ni se molesta, nos seguirá queriendo y estará disponible si lo queremos en un futuro.
Es curioso, porque no se acerca a todos los niños de la misma forma, cuando siente que tiene miedo se acerca menos o de forma más cautelosa, si siente que no les gusta mucho tampoco lo hace, se mantienen distante a mi lado, y si siente que la quieren mucho no se separa de ellos, y están encantados el paciente y Kira.
8. Expresar amor.
“Necesidad de gratitud, agradecimiento, afecto o hacer algo por el otro.”
Los que conozcáis a los perros, sabéis que son fuentes de amor. Las formas en que un perro muestra el amor hacía una persona son amplias; moviendo la cola, saltando, chupándote, ponerse boca arriba, corriendo por la sala, dando vueltas, sentarse a tu lado, traerte juguetes, etc.
Una forma, que yo busco en terapia, de que de amor, es cuando se queda junto al paciente en la sala. Con este comportamiento creo que está diciendo, “te quiero mucho y por eso me pongo a tu lado.”
Como terapeuta es un comportamiento que provoco indirectamente. Partiendo de la base que Kira también tiene esta necesidad de dar y recibir amor como ser vivo, yo sé, que la lo va a buscar dentro de la sala. En un primer momento yo no se lo doy para que ella busque satisfacerla con el paciente, si veo que el paciente no quiere en ese momento acariciarla o simplemente que este junto a él, Kira se viene a mí, y en ese momento si que se lo doy amor para que se sienta querida. Kira ha aprendido que en la sala de terapia quien da el cariño primero son los pacientes y después yo. Es muy lista.
Conclusión;
Estás características de Kira no podría asegurar que la tienen todos los perros, pero estoy casi seguro que aunque no lo hagan de la misma forma, o con los mismo comportamientos, si que tiene una sensibilidad parecida, aunque la forma de demostrarlo sea con otro comportamiento.
Hay pocos bibliografía sobre este tema, pero leyendo el libro de Loretta Cornejo (Manual de Terapia Infantil Gestáltica), veo que su perra Quincy tenía la misma sensibilidad, así que deduzco que otros perro por sus características de animales más instintivos, la tendrán. Esto me alegra.
5. ASPECTOS A TENER EN CUENTA.
A. Elección del perro:Los perros en general, por su carácter tienen predisposición a poder llevar a cabo esta relación-en-contacto, haciendo referencia al termino de Richard Erskine, y es trabajo del terapeuta seleccionar al perro q según sus características de vida pueda realizarlo en ese momento. Hay razas genéticamente con características más idóneas; yo creo que la más completa sería el labrador o el Golden Retriever.
B. Preparación del entorno;
Matizar, que el perro no lo puede llevar a cabo sin la presencia del terapeuta y si un entorno preparado. Un ejemplo, el perro puede responder ante la tristeza de un niño, y acercarse a sus pies, quedarse quieto junto a él, escucharle, lamerle, siempre y cuando no haya algo más atractivo para él. Si se hace en un parque, hay otro perros, encima hay pelotas, el perro estará en sintonía con otras necesidades. Es como si nosotros hiciéramos terapia con el paciente y en la misma habitación estuvieran unos amigos cenando en la mesa de ha lado, pues nos costaría concentrarnos y conectarnos con el paciente. Con esto quiero decir, que también hay que tener en cuenta las necesidades de los perros, y no someterles a un estrés fuerte de tener que someter sus necesidades a las de los otros.
C. Diferencia de un perro particular y un perro de terapia.
La diferencia del perro co-terapeuta, al igual que pasa con los terapeutas, es que por un espacio de tiempo acordado, las necesidades que priorizan son las del paciente, y dentro de unas normas y límites, estamos disponibles para ellos. Al igual que los terapeutas no podemos ser siempre terapeuta porque también tenemos necesidades, los perros tampoco pueden ser siempre co-terapeutas, y sería muy injusto para el animal pedirle siempre que este para nosotros.
Un perro particular de un niño, puede que en ocasiones cubra estas necesidades relacionales de sus dueños o no. Ya que en la vida diaria también están presentes las necesidades del perro, y a lo mejor cuando el dueño quiere sentirse reconocido y valorado, el perro lo que quiere es jugar, en este caso, las necesidades serían diferentes y no se complementarían.
Para esto, y como hemos mencionado anteriormente, es imprescindible, q el perro tenga sus necesidades cubiertas para que el pueda dar. Y junto con una buena educación-adiestramiento con amor, el entenderá que por un espacio de tiempo, hay q estar para el otro.
D. Perro como co-terapeuta:
Quiero destacar, que el perro interviene en las sesiones como co-terapeuta y que su aportación puede ser muy grande y útil, siempre y cuando complemente la presencia de un terapeuta o psicoterapeuta quien guiará la sesión según su formación profesional.
E. Forma de tratarle;
Si vas a usar un perro en tus sesiones, ten en cuenta que la forma en que le tratas, le hablas, le miras, le acaricias, es un modelo que le estas dando a tu paciente, y una opción de cómo le puedes tratar a ellos. Así que si les mimas, le hablas despacio le tratas con respeto y amor, el paciente pensara que así lo vas a hacer con él, pero si les hablas brusco, no les acaricias, les regañas con frecuencia, el paciente se puede imaginar que a él también le puedes tratar así.
F. Perro, como ser dependiente;
Los perros son animales dependientes del ser humano, lo que significa, que por supervivencia, por buscar ese amor, ese reconocimiento hace muchas cosas. Al igual que los niños. Así que esta característica úsala en su bien y no abuses de su fidelidad.
6. CONCLUSIÓN
Para concluir, diría que la utilización del perro, puede ser en momentos puntuales o durante todo el proceso. Su presencia y su beneficio, dependerá de la necesidad que traiga al paciente.
Para los niños y adolescentes, incluso para los adultos, es un elemento muy atractivo, que les motiva a venir a terapia, y creo que es un punto de partida importante para comenzar a trabajar.
Un aspecto que destacaría y un motivo principal por el que uso a Kira, es que, a las sesión terapéuticas le da un toque dinámico, activo, espontáneo, novedoso, en definitiva, le da vida a la sesión. Y creo que la vida es eso, movimiento, que es necesario para crecer, desarrollarse, aprender.
Como tema transversal a todas la necesidades, diría que los perros se muestran de forma auténtica, de forma íntima, dándote lo que son de forma pura, no engañan, no tiene doble intenciones, son espontáneos, reaccionan al momento, no se lo piensan, solo actúan y me imagino que a su manera, son conscientes de lo que les sucede, ya que se alegran y sufren de la misma manera. Esto les da un buen modelo y una gran cantidad de permisos para los pacientes. Si ella lo hace, yo también puedo hacerlo.
Para acabar, quería dar las gracias a Kira, que es la mejor perra del mundo, que me ha enseñado mucho de la vida y lo que más me gusta, que todavía me quedan muchas cosas que aprender de ella, gracias a su amor incondicional y su entrega en nuestra relación. Y a mis pacientes que han confiado en mí para abrir su corazoncitos, a sus padres por también confiar en mí, y dejarme por un rato a una parte de ellos muy importante.
Y como no a mis padres, donde empezó todo, que me enseñaron esta parte de la vida tan bonita, los animales y la naturaleza. Que me dejaron tener todas las mascotas que quise (tortugas, ranas, peces, conejos, gallinas, cangrejos, perros, gatos, hámster y patos), tuvieron paciencia conmigo y me enseñaron a relacionarme con ellas, cuidarlas y quererlas.
7. REFERENCIAS
Boris M. Levinson, Ph. D., Psicoterapia Infantil asistida por animales. San Cugat, Barcelona, Editorial: Fondo Editorial, Fundación Afinity, 2ª edición (2006)
Cornejo, Loretta. Manual de Terapia Infantil Gestáltica. Bilbao, Editorial; Desclée De Brouwer, 5ª edición (2003).
Erskine, Richard. Artículo; Necesidades Relacionales.
Ruckert, Janet. Terapia a cuatro patas. San Cugat, Barcelona.
Editorial: Fondo Editorial, Fundación Afinity. 2ªedición (2007)
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