A la vuelta del verano

01/10/2011

José Zurita

José Zurita

Hola a tod@s:

En este mes de septiembre pasado se ha producido el reencuentro con mis pacientes después del verano. La ruptura del proceso terapéutico debido al verano es una situación especial en el curso de la terapia y debemos estar muy atentos a la lectura de todo lo que ocurre y se comunica en estas sesiones posteriores a la interrupción veraniega.

Si antes de nuestras vacaciones lo hicimos bien y durante la separación no ha sucedido nada traumático en la vida del paciente, lo esperable es que a la vuelta el encuentro sea en clima de alegría y que la necesidad de ponerse al día mutuamente llene los primeros minutos de la sesión de reencuentro.

Pero,… ¿en qué consiste hacerlo bien, ante un periodo de separación o de falta de sesiones de terapia?

Podemos hacer un repaso a las intervenciones que un psicoterapeuta debería realizar antes de una ruptura del proceso, incluyendo el periodo vacacional que, por esperado y lógico, no deja de atemorizar a ciertos pacientes ante la temida fantasía de necesitar ayuda y no poder acudir a su terapeuta.

Lo primero es cerrar bien cognitivamente “lo que va a pasar” en el futuro próximo. Que el paciente entienda con sus tres Estados del Yo que se van a interrumpir sus sesiones por un periodo de tiempo. Si el problema principal que le llevó a terapia es la ansiedad debemos chequear con mucho mimo cómo asumen los “diferentes Niños del paciente” el tiempo de desconexión. Y con esto me refiero al Niño en sus distintas edades evolutivas, sobre todo las más implicadas en la vivencia de abandono.

Es importante aclarar que el paciente de psicoterapia, al menos desde la Psicoterapia Humanista Integrativa, no depende del terapeuta para estar bien, pero cuando hablamos de preparar al Niño del paciente ante la ruptura, lo que estamos cuidando es la posible aparición de una fantasía de abandono, que en el caso frecuente de que nuestro cliente hubiera sufrido una carencia afectiva, sería muy sensible a una ruptura si no la trabajamos bien.

El bebé no tiene tiempo. Para él sólo existe el presente. Si tiene hambre, la sensación es “me muero de hambre”, y si se siente solo lo puede vivir como un abandono para siempre, aunque a los dos minutos llegue mamá y el apego permita que la sonrisa vuelva a su carita.

Según el niño pasa por las distintas fases de desarrollo evolutivo, va adquiriendo la percepción abstracta del tiempo y el dominio en su gestión. Cuando ya el desarrollo psiconeurológico con respecto al tiempo termina, el niño está ya muy crecido.

Ahora bien, aunque nuestro paciente sea adulto, debemos aprender a tratar con su Estado Niño del Yo y tener en cuenta sus limitaciones para gestionar el tiempo en las diferentes etapas evolutivas. Cero que con acordarnos de que “para el Niño un mes es una eternidad” ya podremos actuar adecuadamente a la hora de trabajar con él la preparación ante la ausencia.

Pero no sólo debemos asegurarnos de que en el nivel cognitivo está preparado para vivir un tiempo sin su terapeuta. Es importante que tengamos en cuenta su nivel emocional, tanto lo que siente ante la despedida y los momentos de soledad como su nivel de respuesta ante las situaciones generadoras de ansiedad.

Nuestro paciente debe “saber” que cuenta con nosotros, que aunque nos vamos y necesitamos descansar, estamos ahí, disponibles si nos pudiera necesitar. Hoy, gracias a la tecnología, podemos estar de viaje en la otra parte del mundo y siempre podemos atender a un paciente que nos demanda ayuda. Y aunque no lo hiciera, la simple idea de que puede recurrir a su terapeuta, le puede permitir aguantar con sus propios recursos y afrontar sin nuestro apoyo explícito los malos momentos.

La confianza durante todo el proceso de psicoterapia es una de las claves principales y, en estos momentos que rodean a la interrupción veraniega se torna, si cabe, más crucial. Nuestro paciente debe sentir esa confianza profunda con la seguridad de que no va a ser abandonado, aunque la realidad le diga que no está teniendo el contacto acostumbrado. Podemos ayudarle a buscar figuras cercanas de apego con las que poder contar en nuestra ausencia, a quienes podría recurrir en caso de necesidad. También le instruiremos acerca de posibles recursos que le ayuden a pasar un mal momento. Pero sobre todo que sepa que puede llamarnos, escribirnos o mensajearnos en caso de necesidad, y que nosotros estaremos disponibles para él o ella ante cualquier emergencia.

Por todo esto es muy delicado iniciar un proceso de terapia a finales de primavera o principio del verano, pues no da tiempo a establecer un vínculo tan potente como para que ciertos pacientes puedan afrontar sin demasiados riesgos la ruptura vacacional con su terapeuta.

Antes del inicio de las vacaciones, sobre todo la primera vez, debemos dar una serie de instrucciones a nuestro paciente sobre qué hacer en caso de sentir ansiedad, de descubrir que está iniciando una espiral de conflicto o, simplemente, necesitar ayuda para no pasarlo mal. Podemos chequear con él o ella en las sesiones previas al descanso vacacional, los posibles problemas que pudieran surgir en nuestra ausencia y cómo podría afrontarlos. De este trabajo surgirán recursos propios disponibles que evitarán pasarlo mal al descubrir cómo puede resolver por sí mismo un problema y, en los casos en que realmente necesitara ayuda, cómo y dónde buscarla.

Tras la vuelta debemos explorar cómo ha sido el tiempo en el que no hemos tenido sesiones y chequear posibles situaciones en las que haya vivido angustiosamente. Si realmente han ocurrido, que nos relate cómo las ha afrontado y acariciar positivamente las actuaciones que le han ayudado a superar el mal trago. Y si nos damos cuenta de que hubo algo que no hicimos bien para preparar adecuadamente a nuestro paciente ante la ruptura veraniega, pedidle perdón y aseguradle que no volverá a pasar. Es importante reconocer nuestros errores y disculparnos ante nuestro paciente. Esto permitirá que el vínculo se restituya de la mejor manera posible y que pueda confiar tanto en el resto del proceso como cuando se produzca otra interrupción en el tratamiento.

Espero que os guste el BONDING de este mes y lo difundáis entre vuestros amigos y colegas (animarles a suscribirse y así les llegará cada mes), ya sabéis que estamos permanentemente en www.bonding.es.

Un abrazo para tod@s,

José Zurita

 

 

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