La estructura autocurativa (Parte 2)
02/08/2009
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El papel de la psique
Parece ser que nuestro sistema inmunitario elimina muchas veces células cancerosas sin que nos demos cuenta. Está claro que es necesario que el sistema mismo esté en buenas condiciones y dispuesto a reaccionar. Como ya hemos dicho, una vida demasiado «cómoda» conduce a que el sistema inmunitario se vuelva «perezoso». Por otro lado, esfuerzos exagerados tienen como consecuencia que todo el cuerpo se debilite, incluyen do el sistema inmunitario –un problema para los deportistas de competición–. Desde luego, el uso del «doping» también desempeña aquí un papel fundamental.
Por otro lado, las cargas psíquicas pueden llevar a una situación parecida; la muerte de personas queridas, una separación o un divorcio, discusiones en la familia, el acoso constante en el trabajo («mobbing»), el estrés por rivalidades continuadas, la excesiva supresión de emociones, etc. son ejemplos de ello. Por supuesto, una terapia puede alentar al paciente a enfrentarse a estas dificultades y mostrar mejores reacciones, reduciendo muy considerablemente el impacto psicosomá tico. Además, puede entrenar la evaluación a largo plazo de las ventajas y desventajas que conlleva su forma de actuar, ya sea mostrándose activo o pasivo. Esto puede abrir el camino para cambiar un ambiente destructivo por otro más positivo.
En el caso del «mobbing» y otros, hay que considerar la resistencia por querer cambiar algo, ya sea por miedo, ya sea por la ventaja que ofrece una situación «insoportable». Es el caso, por ejemplo, de pertenecer a una organiza ción en la que nos acosan, pero gracias a la cual contamos con un cierto prestigio profesional. Puede ser, también, el caso de las ventajas financieras que me ofrece mi empleo, mi situación familiar, horarios de trabajo cómodos, u otras.
También es importante descubrir si existe una tendencia inconsciente a estar enfermo, una orden de frenar toda la capacidad del sistema inmunitario. En tal caso hay una ventaja en la incapacidad de la cual la persona afectada generalmente no es consciente. Muchas veces se trata de personas que, en su infancia, decidieron inconsciente mente algo más o menos así: «Sólo salgo de este cuello de botella si estoy enfermo»o «sólo tengo una vida agradable cuando estoy convaleciente«.Lo grave de esta situación es que, en muchos casos, unas ventajas mínimas son suficientes para conformarse con desventajas gigantescas. Aquí hay una incapacidad de medir ventajas inminentes en relación con daños, dolores y perjuicios a largo plazo, ligados de modo inseparable a una relativamente mínima ventaja. Esta dificultad es normal en nuestro subconsciente, que carece de la capaci dad para evaluar las consecuencias a largo plazo en el caso de una programación a edad temprana. De este modo, un estudiante puede enfermar muy seriamente por el simple hecho de temer a un examen. Sin embargo, y en la mayoría de los casos, ser suspendido en un examen proporciona una información muy valiosa para el próximo intento.
A continuación presento el símbolo «Yin-Yang», del Extremo Oriente, que demuestra gráficamente esta situación.
Pongamos por caso que la zona negra significa dolor, fracaso, enfermedad u opresión, y el punto blanco en esta zona significa «la única ventaja que, por desgracia, tenemos; eso sí, si aceptamos al mismo tiempo todo el campo negro que lo rodea». La ventaja, entonces, puede ser que esquivamos una situación que nos causa miedo o un esfuerzo que nos parece excesivo o desagradable, por ejemplo.
Un objetivo fundamental en una terapia psicosomática es cambiar la tendencia de enfermar por la disposición a estar sano. Esto requiere asumir las responsabilidades necesarias. Decir, por ejemplo, «quiero posponer el examen» o «he decidido desistir de este examen» significa que asumo la responsabilidad que eso conlleva. Esto supone que, en la mayoría de las situacio nes, asumir tal responsabili dad no me obliga a hacer algo que no quiero, pero sí me libera de las desventajas de una enfermedad psicosomática o de actos fallidos. En el Análisis Transaccional, el terapeuta tiene la misión de ayudar al cliente a cambiar la decisión infantil por una re-decisión adulta. Consideremos un contenido como «me permito asumir la responsabilidad que me corresponde» y «me permito gozar de buena salud y sentirme bien». Tal re-decisión no sólo es una decisión intelectual, sino una decisión tomada con la cabeza, el corazón y el vientre al mismo tiempo; dicho con otras palabras: «Tomo esa decisión conscientemente, sintiendo mis emociones y aceptando mis reacciones físicas». Esto es esencial para conseguir tal permiso liberador.
El balance es más favorable si estamos en el campo blanco del símbolo «Yin-Yang». Aquí, el área blanca es grande, la ventaja es grande, y el punto negro es relativamente pequeño. Un médico militar me puso un ejemplo hace décadas: un soldado alemán destinado al servicio militar en Rusia, en 1942, tenía una diarrea incurable y por ello se libró de ir al frente. Su enfermedad, muy probable mente, le había protegi do de enormes sufrimientos, mutilación, congelaciones o, incluso, una muerte prematura.
La mayoría de las enfermedades psicosomáticas no son «pupas»
Existe la idea generalizada de que las enfermedades psicosomáticas no son enfermedades «serias», e incluso se hacen chistes como: «El anticonceptivo más utilizado es el dolor de cabeza».
Sin embargo, en el caso de que la estructura de autocuración se encuentre frenada por la tendencia inconsciente a estar enfermo, aparece casi con seguri dad una enfermedad que puede ser extrema da mente grave, duradera y, a veces, muy dolorosa y con peligro de muerte.
El tratamiento psicosomático está indicado en tal caso, pues un tratamiento puramente físico no es eficaz por lo general, y si lo es, existe el peligro de recaídas o aparición de otra enfermedad. Incluso, la persona puede sufrir un accidente «por casualidad», con el mismo objetivo inconsciente: ser incapaz de hacer lo temido. Es más, en otros casos también puede existir no sólo el «deseo» de encontrarse incapacitado, sino también el de terminar con la propia vida. Esto puede mostrarse a veces con formulaciones como: « ¡Antes muerto que hacer eso!».
Consideremos otro ejemplo: las inflamaciones del apéndice pueden ser fatales, y a menudo tienen como objetivo inconsciente terminar con la vida. En estos casos no es posible una psicoterapia por falta de tiempo, los cirujanos tienen que trabajar con rapidez, ya que existe un peligro inminente. Se puede decir que intervienen cuando «la casa ya está ardiendo», y cualquier demora puede significar la muerte del paciente. El terapeuta psicosomático tiene que trabajar en la prevención, y no esperar hasta que la casa esté en llamas, sino intervenir cuando vea una señal de alarma; siguiendo con este ejemplo, cuando observe que el parqué frente a la chimenea muestra señales de hollín. El terapeuta no está presente durante la cirugía; el especialista en prevención de incendios tampoco es requerido ni deseado cuando la casa está ardiendo por los cuatro costados.
Con este artículo no pretendo afirmar que un buen entrenamiento del sistema inmunitario y una disposición psíquica favorable puedan evitar todas las enfermedades, todo el malestar, y que la investigación médica, naturista o fisioterapéutica, sean superfluas. Al contrario, estoy muy contento de que, en los últimos años, las investigaciones hayan tenido más en cuenta la función de la estructura autocurativa. Esto también incluye un mayor interés por la disposición psíquica y por el efecto de los placebos, efecto que desempeña un papel de gran importancia en la terapia psicosomática, en la medicina convencional y en la medicina alternativa.
Ejemplo de curación mediante un efecto placebo
Un «placebo» puede ser una píldora que parezca un medicamento, pero que, por ejemplo, sólo contenga almidón. También puede serlo una inyección sin utilidad farmacéutica alguna; lo asombroso es que bastantes enfermedades desaparecen tras la administración de tales píldoras o inyecciones (Rose, 2005).
El efecto placebo también puede conseguirse con rituales en los que se emplee fuego, humos aromáticos, cantos, imposición de manos, ceremonias religiosas, etcétera.
Quisiera relatar aquí un efecto placebo que utilicé hace años. Una madre llevó a su hija de cinco años a mi consultorio. La niña, de una belleza extraordinaria, tenía cientos de verrugas que habían resistido a todos los tratamientos. Pregunté a la niña si estaba dispuesta a venderme una verruga al precio de un marco alemán. La pequeña estuvo de acuerdo, y me mostró una verruga en el dorso de su mano. Con un rotulador, dibujé un círculo alrededor de la verruga y le dije: «Si la verruga desaparece, es que ya es mía y te daré el marco». Ella me miró de una manera que nunca podré olvidar, como si quisiera decirme: «Sé que esto es un truco; desde luego, puedo hacerla desaparecer».
La impresión de que la muchacha, en cierto modo, parecía saber lo que estábamos haciendo, me recuerda el siguiente comentario de Eric Berne: «El ’Adulto’ en el niño estudia la naturaleza humana con una gran inteligencia y excelente percepción; por eso, esta parte se llama ’pequeño profesor’. En la vida diaria, este profesor entiende más de psicología y psiquiatría que un verdadero profesor de universidad. Pero, después de muchos años de excelente formación y experiencia práctica, un verdadero profesor únicamente puede adquirir un conocimiento que, más o menos, equivale al 33% de lo que él ya sabía cuando tenía cuatro años. Pienso que el niño de cuatro años no sólo entiende mucho de psicología, sino que también sabe cómo frenar o activar su estructura de autocuración en ciertos casos. En el caso citado, todas las verrugas habían desaparecido quince días después.
Podríamos pensar, por tanto, que siempre utilizamos la curación mediante placebo en el caso de enfermedades psicosomáticas. Entonces todo estaría bien, el tratamiento sin dolor surte efecto rápidamente, no tiene efectos secundarios nocivos y es fácil. Claro, se trata de algo más que decir unas pocas palabras. La propia niña escogió la verruga «clave», la tocó con su dedo, vio y sintió cómo yo hacía el círculo sobre su piel, me miró atentamente quizá también para evaluar si mis intenciones eran buenas, etcétera.
En realidad, y a pesar de sus ventajas, sólo uso esta clase de «tratamiento» muy excepcionalmente, porque puede tener efectos peligrosos. En el caso referido –como, prácticamente, en todos los de esta índole–, la enfermedad, las verrugas, los dolores… eran la solución de un problema sugerida por los conocimientos y la capacidad del «pequeño profesor».
Eliminadas las verrugas, reaparece con toda su fuerza el problema que la enfermedad había mantenido oculto. Este bien podría ser una rabia inconsciente de la madre contra su hija por ser tan bella, por limitar su libertad, por frenar su carrera profesional, etc. La situación puede ser tan difícil que la hija, habiendo desaparecido las verrugas, se siente obligada a buscar un accidente u otra enfermedad más desventajosa que las verrugas. Como a la edad de cinco años aún no tenemos la capacidad de evaluar las consecuencias a largo plazo, los efectos secundarios nocivos psicológicos pueden ser peores que la enfermedad inicial.
Otra dificultad es que, si la persona que prescribe o aplica el placebo sabe lo que es, este «medicamento» o «tratamiento» muchas veces no tiene el efecto deseado. Por eso, las investigaciones sobre el efecto placebo se llevan a cabo mediante «double-blind-studies» (la persona que prescribe el placebo no sabe que lo es).
Quisiera mencionar que el efecto placebo desempeñaba un papel muy importante en la medicina antigua. Interesante, y generalmente subcon sciente, es también su papel hoy en día, tanto en la medicina convencional como en la alternativa.
Curación mediante re-decisión
Las desventajas del proceso terapéutico completo son el costo, el tiempo y el esfuerzo, necesarios; las ventajas, una mayor libertad para el cliente y la capacidad de vivir una vida con mejor salud, bienestar y éxito. Para no pocos clientes la terapia, sea en grupo o individual, también tiene muchos momentos muy agradables y alegres.
Aquí relato un ejemplo que ya publiqué en otra ocasión. Una paciente tenía un cáncer que había empezado hacía poco, por lo que quedaba tiempo para un análisis psicosomático antes de empezar quimioterapia, rayos o cirugía. La mujer presentaba una larga historia de sufrimientos. En los últimos años nunca había pasado un período de más de dos años sin sufrir alguna cirugía. En el análisis resaltaba que no había tenido suficiente atención y caricias siendo niña. Cuando cumplió cinco años, la familia –excepcionalmente–, hizo una gran fiesta. Loca de alegría, ella subió a una mesa muy alta y saltó al suelo. Se rompió una pierna. En el hospital le pusieron una tablilla y yeso.
Durante un tiempo le prohibieron andar, y los hermanos la transportaban en un carrito hasta que la pierna se curó completamente. Cuando pregunté a la mujer qué le pareció esta temporada, ella sonrió llena de alegría y dijo: « ¡Ese fue el mejor momento de mi vida! ». Durante la convalecencia había sido el centro de atención sin ningún esfuerzo, podía mandar a los hermanos dónde tenían que llevarla, etc. Se casó muy joven, pero las atenciones del marido no eran suficientes ni de su agrado. Al poco tiempo, empezó a sufrir enfermedades que requirieron cirugía.
Después de meses de terapia, el cáncer desapareció sin tomar medicamentos, sin hacer otros tratamien tos. Cinco años después de terminar la terapia, la llamé por teléfono, preguntando cómo estaba de salud. Ella respondió que bien, no habían sido necesarias más operaciones, ni por cáncer ni por otro tipo de padecimiento, y añadió: « ¡Pero la terapia me dolió más de lo que lo hubiera hecho el bisturí del cirujano! ». Además, se quejó de que todos los años cogía un resfriado desde el momento de acabar la terapia, aunque nunca antes los había tenido. A pesar de ello, insistió en su agradecimiento.
La decisión que había tomado en su niñez, inconsciente para ella siendo adulta, fue, más o menos: «Si quiero que los demás me traten bien, tengo que estar convaleciente». Su redecisión en la terapia fue: «Me permito estar sana». Los resfriados anuales incluso podrían ser parte de su lucha por estar sana; es decir, un entrenamiento para mantener en forma su sistema inmunitario.
Un curso de «tele-coaching» utilizando también la técnica de redecisión puede ser también suficiente en el caso de problemas menos graves. Una vez más, resulta indispensable observar las emociones y reacciones físicas, pero en este caso, el cursillista también tiene la tarea de observarse a sí mismo y de escribir tanto las emociones positivas (alegría o liberación) como las negativas (miedo, rabia o tristeza). Asimismo, debe escribir sus reacciones físicas, como tensiones dolorosas, sudor, lágrimas, boca seca o manos húmedas, indicando en qué parte de los ejercicios fueron observadas. La ventaja de un «tele-coaching» que trabaja con ejercicios de escritura y pintura (pinturas primitivas, como hacen los niños) es que el cursillista siempre puede vigilar sus propios progresos.
Un modelo y técnicas de terapia uniendo fases de desarrollo
Existen muchísimas técnicas, muchos métodos, que tienen sus méritos en la psicoterapia. Aquí quisiera presentar un esquema que ha tenido bastante aceptación por parte de mis clientes. Esta terapia se basa entre otros en el método de permisos y de re-decisión del Análisis Transaccional. Para explicar el estado actual de mi aplicación, utilizo mi modelo psicosomático del desarrollo, que fue publicado en varios medios, por ejemplo en el año 1998 en la Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista.
El Archivo Genético tiene programas que no podemos cambiar con técnicas psicoterapéuticas.
La Zona Libre nos da la posibilidad de usar nuestra inteligencia consciente para investigar y buscar alternativas y evaluar ventajas y desventajas a largo plazo.
El Archivo de Experiencias tiene programada la mayor parte de nuestra conducta espontánea. Antes de tener tales reacciones a base de nuestras conclusiones conscientes, hay que ampliar la capa respectiva en nuestro archivo de experiencias en la cual puede existir, por ejemplo, la necesidad de estar enfermo. Mientras que nuestra nueva decisión «prefiero quedar de buena salud también en situaciones de estrés» coincide mejor con nuestros intereses y nuestra conclusión consciente.
Descrito de forma muy esquemática, el proceso en mi terapia es, en muchos casos, así: un cliente de, por ejemplo, treinta años tiene dificultades para estar tranquilo. La intranquilidad constante tiene consecuencias negativas para su corazón, su digestión, etc. En su Zona Libre ha formado el permiso: «Me permito estar sereno». En algunos casos, es suficiente para motivar un cambio positivo, pero en la mayoría de los casos, sólo sirve para estar sereno durante cortos períodos de tiempo, pues la intranquilidad programada en una capa baja regresa automáticamente al poco tiempo. La razón de ello es que, si bien este permiso está archivado casi automáticamente también en el Archivo de Experiencias, no lo está en la capa que reduce la potencia de la decisión nociva anterior. O sea, está en la capa de treinta años mientras que la compulsión de excitarse por ejemplo está en una capa de la niñez.
Lo que explico aquí con el gráfico del Archivo de Experiencias es el proceso para facilitar que la re-decisión sea tomada también emocionalmente y aceptando conscientemente las reacciones físicas. El gráfico siguiente demuestra este trabajo.
He tenido la posibilidad de conocer diferentes capas mías. En un entrenamien to psicoterapéutico en Nueva York me puse a disposición de un grupo de terapeutas para un experimento de hipnosis. El hipnotizador me guió a una edad más joven, paso por paso. En cierto momento no le pude entender, pero sí entendí perfectamente cuando una participante alemana del grupo dijo en alemán a los asistentes que hablaban esta lengua: « ¡El cliente ahora no entiende porque ingresó a una edad en la cual no sabía inglés! ». Ella tomó las riendas de la situación y continuó la sesión hasta llegar al punto en el que no entendía alemán, porque tenía una edad demasiado temprana para hacerlo. En consecuencia, únicamente es efectiva una información no-verbal para dar información a una capa tan baja.
En el gráfico se ve que, pueden formarse entrelazamientos psicosomáticos antes del nacimiento. Esto puede resultar asombroso para personas que no han trabajado en este campo. Cito un ejemplo: una madre con un feto en el octavo mes de embarazo vive en una situación de guerra. Se produce una alarma aérea, el feto se encuentra en un estado del desarrollo en el que ya puede oír, la sangre del cordón umbilical aumenta el contenido de hormonas de estrés que llegan de la placenta la cual es nutrida por el cuerpo de la madre y causan ciertos cambios. Pues a pesar del filtraje eficiente, no todas las hormonas ni agentes patógenos que están en el cuerpo de la madre están eliminados. A continuación, caen bombas, el feto percibe el ruido, y aumentan las hormonas del estrés. Si treinta años después de haber nacido la persona oye el sonido de una alarma aérea – o uno similar – fácilmente tendrá reacciones como estrés combinado con temor. No puede evitar este proceso con fuerza de voluntad, pero quizá una canción de cuna que su madre tarareaba durante el embarazo, cuando ella estaba serena, pudiera tener su efecto para reducir lo programado en la capa profunda. Si eso se combina con un movimiento de mecer, como el que la madre hacía cuando estaba tranquila, el efecto tranquilizador probablemente es mayor.
Una información comprensible para el niño a una mayor edad puede ser: escritura en mayúsculas, caricaturas infantiles, imágenes, mímica, miradas, gestos, posturas, objetos, chuparse el dedo, efectos de luz, tonos, melodías, masajes, calor, caricias, cambio de respiración, movimientos como mecer, etcétera.
Un efecto tranquilizador que facilita la serenidad, por ejemplo, también puede ser transmitido por un gran osito de peluche. Está indicado que sea muy grande, para corresponder, más o menos, a la proporción que en su momento hubo entre osito y niño.
Considerando esto, la frase el cuerpo no olvida, el alma tampoco es importante para nuestro trabajo. No nos irrita que nuestros recuerdos no estén registrados con palabras comprensibles, pues muchos de ellos no lo están ni con palabras ni con imágenes claras.
Quisiera citar un ejemplo del «tele-coaching» en el cual no se puede usar gran parte de las técnicas arriba indicadas. Pero en caso que un trauma ocurrió por ejemplo a la edad de cuatro años o más es posible, como demuestra el trabajo de una cursillista que vive a muchos kilómetros de distancia de mi consultorio. Ella quería permitirse una vida erótica agradable, con más placer, pero había indicios de prohibiciones interiores que la frenaban. El ejercicio final del curso, para ella, era dibujarse libre de frenos innecesarios, en un dibujo muy simple. Un permiso escrito con mayúsculas formaba parte del ejercicio. El permiso que ella había formulado era: me permito disfrutar de una vida sexual activa y libre (la traducción al castellano es mía). Al principio, el bosquejo de la cursillista pintándose a sí misma, de acuerdo con este permiso, era como sigue:
Después de indicarle algunos detalles y de ciertos ensayos por su parte, hizo un dibujo más de acuerdo con su permiso. Aquí está:
El resultado fue muy satisfactorio. La vida de la pareja mejoró considerablemente, como también lo hizo su éxito profesional. Este ejemplo nos muestra la potencia de autocuración reduciendo o neutralizando frenos.
Quisiera mencionar que, en tales trabajos, el instructor tiene que respetar una serie de reglas para no causar daño ni poner en peligro el fin satisfactorio del curso. Es importante que el relativamente buen final de la situación peligrosa también sea integrado en los casos en lo que la situación contenía una amenaza de muerte en la capa baja, pues la persona sobrevivió. Nuestro sistema de alarma interior no archiva el buen fin de una situación catastrófica por regla general, quizá para no reducir la potencia de la alarma.
Posibilidades de autocuración reducidas
Para trabajar bien la estructura de autocuración, el cursillista tiene que estar libre de debilidades genéticas, lesiones, intoxicaciones, desnutrición y enfermedades como el SIDA. Sin embargo, hay personas que han tenido HIV durante veinte años pero no han desarrollado el SIDA, lo que parece indicar que nuestro sistema inmunitario puede protegerse contra él.
Una persona anciana tiene la ventaja de haber entrenado muchas células killer,fagocitos y anticuerpos, pero, al mismo tiempo, la vejez reduce la eficiencia de todo el sistema, incluyendo la estructura de autocuración. Con las posibilidades autocurativas reducidas, en muchos casos solamente una intervención médica contundente puede proporcionar alivio, y algunas veces ni eso. La naturaleza no siempre es amable ni con los hombres ni con los animales.
Por ejemplo, en los altiplanos de Perú vive una especie de llama que se alimenta de la hierba de la región, una hierba muy dura porque contiene mucho silicio. Cuando llegan a cierta edad, los animales mueren de hambre porque sus dientes están tan desgastados que ya no pueden masticar. Para la Naturaleza este hecho no importa, pues los animales ya tienen una edad en la que no siguen cuidando a sus descendientes.
El futuro
Con los progresos en la terapia psicosomática, en la cirugía, en métodos alternativos, en fantásticos descubrimientos, etc. podríamos aventurar que, en un tiempo previsible, muchas de las enfermedades actuales serán cosa del pasado. Pero, incluso aunque esto ocurra, creo que hay que tener en cuenta que la evolución no sólo tiene ventajas, sino que, muchas veces, cuando una plaga desaparece, la próxima ya está en la línea de salida. Esto no debe innecesariamente impedirnos de estar contentos con nuestros progresos, con los éxitos que hemos cosechado, con nuestra libertad interior para luchar y protegernos contra abusos y acosos, con una vida de pérdidas y ganancias, con heridas y curaciones, con trabajos, satisfacciones y placeres, con luchas, risas y caricias, con canciones y música, serenos y en paz tanto con nosotros mismos como con este mundo que es tan difícil, bastante veces feo y cruel y otras veces de una inmensa belleza.
Referencias
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Berne, E. (1975).: Was sagen Sie, nachdem Sie guten Tag gesagt haben? (What Do You Say After You Say Hello? – ¿Qué dice después de haber dicho hola?), München, Kindler, páginas 41 y 115.
Dressel, R. y otros, 2007: The Heat Shock Protein HSP70 Promotes Mouse NK Cell Activity Against Tumors That Express Inducible NKG2D Ligands1, Bethesda, The Journal of Immunology, 2007, 179: páginas 5.523-5.533.
Jursch, G., 2006: En forma mediante el estrés, Madrid, Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista n.º 55, página 102.
Goulding, M. y R., 1979: Changing Lives through Redecision Therapy, New York, Brunner/Mazel, página 185 etc.
Rose, P. y otros, 2005: Chloramphenicol treatment for acute infective conjunctivitis in children in primary care (Tratamiento con cloramfenicol de la conjuntivitis infecciosa aguda en niños en primeros auxilios), Oxford, The Lancet, Vol. 366, Issue 9479, p´ginas 37-43.
Schlegel, L., 1987: Die Transaktionale Analyse(El análisis transaccional), 3.ª edición revisada y ampliada, Tübingen, Franke, página 213.
Bibliografía
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von Uexküll, Th. (1970) Grundfragen der psychosomatischen Medizin (Preguntas fundamentales de la medicina psicosomática), Reinbek bei Hamburg, Rowohlt.
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