La estrategia terapéutica transaccional
01/02/2008
INTRODUCCIÓN
Cuando comencé mi trabajo como terapeuta las únicas referencias prácticas que tenía acerca de cómo hacer terapia eran las que había aprendido en mi propia terapia.
Lo que he aprendido a partir de la experiencia es que desde la primera llamada que efectúa el cliente comienza la relación terapéutica y esta se desarrolla en forma de un proceso cíclico con fases y etapas que se repiten más de una vez con determinado cliente a lo largo del periodo de relación que supone una psicoterapia con Análisis Transaccional.
La terapia como proceso
Cuando una persona comienza una psicoterapia, lo que le motiva a buscarla y comenzarla es una SITUACIÓN más o menos dolorosa, insatisfactoria o preocupante como para buscar ayuda profesional.
La expectativa es que, a lo largo del proceso que se inicia, alcance una SITUACIÓN FINAL más satisfactoria para él /ella y para su entorno.
A través de la relación terapéutica y por medios psicológicos específicos la persona va a experimentar una serie de CAMBIOS internos y externos, dentro de sus posibilidades, que le posibiliten la ampliación de sus opciones para la resolución de sus problemas, el alivio de sus síntomas, la aceptación de sus límites, la satisfacción de sus necesidades actuales, la mejora de sus relaciones y la consecución de sus metas en la vida.
La SITUACIÓN FINAL deseada puede especificarse en una serie de OBJETIVOS, son los objetivos iniciales de la terapia que configuran el contrato inicial.
LA LLAMADA TELEFÓNICA
El proceso de la terapia comienza mucho antes de que la persona se decida a llamar por teléfono al terapeuta para pedir una cita. A este respecto es interesante lo que Berne dice acerca de la «elección del terapeuta» (Berne, 1974).
De todos modos desde el punto de vista de la relación específica, la terapia comienza desde el mismo momento de la primera llamada telefónica. Este es, en el mejor de los casos, el primer contacto con el cliente, son las primeras transacciones y sobre esa base se construyen entre ambos las demás transacciones que tendrán lugar a lo largo de todo el proceso. Merece por tanto que se le preste la atención debida.
El valor de la información que se gana en este primer contacto tiene que ver con el hecho de que no hay todavía ninguna historia previa de transacciones entre el futuro cliente y el terapeuta, pero ambos llevan a estas primeras transacciones, tanto en el contenido como en el proceso, los condicionantes previos de cada uno de ellos, de sus historias respectivas.
Las Primeras Entrevistas
En las primeras entrevistas no solo son importantes las observaciones objetivas (Adulto) que realicemos, sino también las percepciones intuitivas usando la introyección y la proyección en la relación con el cliente (Niño) como herramientas de contacto y de elaboración de las hipótesis iniciales. Por su puesto también podemos estar atentos a los criterios y juicios de valor más o menos prejuiciosos que de manera automática (Padre) nos vienen a la mente en los primeros contactos con esta persona.
Es por tanto el momento para acoger a la persona en el sentido profundo y experimentar las primeras y más importantes reacciones contratransferenciales con esta nueva persona.
Estas pueden ser los determinantes más o menos poderosos de la futura alianza terapéutica con el cliente desde el polo del terapeuta en la relación.
Estas primeras entrevistas son ante todo el momento esencial para contactar con el paciente, para un contacto existencial lo más claro y profundo posible que haga de la entrevista un auténtico encuentro personal.
Los datos recogidos al final de estas entrevistas nos permitirán llegar a unas primeras impresiones diagnósticas con las que poder elaborar unas hipótesis sobre el funcionamiento del paciente y sobre su posible guión de vida, de sus posiciones existenciales iniciales y de los posibles descuentos básicos y juegos psicológicos que le han sido más útiles hasta la fecha.
Por otra tomar nos permitirá tomar una decisión sobre aceptar a esta persona en terapia o por el contrario remitirla a otro profesional que pueda darle la mejor atención posible para su situación y problema para alcanzar sus objetivos y su demanda.
Fase Inicial
El objetivo principal de esta fase es establecer la confianza en la relación. El contacto con el cliente es fundamental y previo incluso a la conclusión de un contrato. Este contacto en sintonía mantenido es la base de una relación de confianza que propicia el clima adecuado para establecer una relación terapéutica comprometida.
Por otra parte, la relación terapéutica propicia la aparición de los fenómenos de transferencia y contratransferencia que mediante el análisis transaccional posibilita la integración de las estructuras psíquicas introyectadas o regresivas, la redecisión y el reparentamiento oportuno o la coconstrucción con el terapeuta de una nueva perspectiva de la historia personal que propicie el crecimiento personal y la solución de los problemas.
Hacia el final de esta fase, tanto para el terapeuta como para el cliente han de estar claras las metas de la terapia que pretende conseguir el cliente y los objetivos de cambio interno y externo que serán necesario realizar. En otras palabras ambos están en condiciones de hacer un contrato terapéutico informado, con reciprocidad, competencia y consentimiento mutuos (Steiner, 1974).
Fase Intermedia
Es la fase central del proceso terapéutico, la más larga en el tiempo y la fundamental en cuanto a intervenciones que propician el cambio.
El objetivo fundamental es la cura del paciente manteniendo el contacto en sintonía que proporcione al paciente una relación terapéutica que le permita propiciar su curación.
Una relación que le facilite la comprensión de su experiencia, en la que tanto el terapeuta como el cliente puedan tomar conciencia:
– De sus procesos intrapsíquicos y relacionales.
– De la forma en que entabla y mantiene sus transacciones.
– De los descuentos y las conductas pasivas frente a los problemas.
– De la base simbiótica de estas conductas pasivas.
– De los juegos psicológicos en los que se implica.
– De las funciones y ventajas psicológicas, biológicas, sociales y existenciales de sus conductas y patrones de relación.
– De las necesidades arcaicas legítimas insatisfechas que constituyen el motivo ulterior de estas conductas.
– De los diálogos internos que mantienen y propician la situación actual.
– De los relatos y la forma en que la persona se explica su conducta y la de los otros implicados en la situación y en los problemas.
Una relación terapéutica que proporcione al paciente la Protección, el Permiso, la información y las caricias que necesita para encontrar el sentido de su experiencia, asumir el dolor y las pérdidas de las experiencias del pasado, ampliar sus opciones y recursos para resolver los problemas y satisfacer sus necesidades actuales, tomar nuevas decisiones, poner en marcha nuevas conductas más satisfactorias, mejorar el contacto consigo mismo y con los otros, aumentar su autonomía y recuperar su salud.
La meta de la terapia es inicialmente la descontaminación y recatectización del Adulto del cliente y la desconfusión de su Niño. Para ello el terapeuta transaccional pone en marcha las operaciones terapéuticas básicas del Adulto, del Padre y del Niño bajo el control Adulto, de las que hablaba Berne.
El terapeuta transaccional tiene en mente a lo largo del trabajo, mientras aborda los aspectos y situaciones concretas relacionadas con el contrato, preguntas de contenido como las siguientes:
– ¿Cuál fue la decisión original que está en la base del problema presente?
– ¿Qué se está diciendo el paciente a sí mismo para mantener su vieja decisión?
– ¿Qué está haciendo ahora para mantener su vieja decisión?
– ¿Cuales son las funciones y las ventajas de su comportamiento actual?
– ¿Cómo lleva a cabo sus viejas decisiones conmigo o con otras personas del grupo?
– ¿A qué nivel está descontando?
– ¿Qué necesita esta persona para tomar una nueva decisión?
– ¿Qué le está faltando en términos de Permiso, Protección, información, caricias, relaciones?
– ¿Hay algún aspecto o tema que necesita tratar para tomar una nueva decisión’
Fase final
Hacia el final de la terapia el cliente ha tomado nuevas decisiones, ha recibido nuevo parentamiento, ha reconstruido un nuevo estado Niño del yo con vivencias nuevas y ha empezado a utilizar las nuevas opciones ahora disponibles que le facilitan la resolución de los problemas actuales sin las interferencias de las distorsiones de su viejo marco de referencia.
En esta fase el cliente todavía necesita integrar estos cambios en su vida antes de despedirse de la terapia. Durante esta etapa el cliente todavía puede que necesite el Apoyo, el Permiso, la Protección y el Refuerzo del terapeuta o del grupo.
Terminación de la terapia
El final de la terapia puede producirse por parte del cliente o por parte del terapeuta. En ambas situaciones hay aspectos importantes que conviene tener en cuenta.
Cuando la terapia termina por decisión del cliente esto puede ser por haber terminado la terapia al haber alcanzado los objetivos que se proponía o al no necesitar ya más la atención del terapeuta, por traslado o por otras razones más personales de guión o de juego.
Algunas veces la terapia puede terminar por decisión o iniciativa del terapeuta. Esto puede ocurrir al principio de la terapia, en la fase de las entrevistas iniciales, como consecuencia de la toma de conciencia de las dificultades o limitaciones propias para abordar los problemas del cliente en su setting terapéutico. También puede ocurrir en cualquiera de las fases intermedias de la terapia por las mismas razones o por razones objetivas que impidan o dificulten la continuidad del contrato terapéutico como enfermedad, cambio de residencia u otras.
En cualquiera de los casos, y en especial en caso de las propias limitaciones o dificultades, es importante dejar claro al cliente los siguientes aspectos:
– Ante todo no decir al cliente cosas como “Eres incurable” o Eres intratable”
– Asumir la propia responsabilidad en el proceso de estar implicado en los juegos o rackets con el cliente.
– Dar información de cómo se experimenta al cliente.
– Resolver las diferencias de manera mutuamente aceptable.
– Referirlo a otro profesional que el terapeuta considere que puede no engancharse en los mismos procesos y pueda darle el tratamiento adecuado o necesitado.
Referencias
Berne, Eric. ¿Qué dice Ud. después de decir ¡Hola!? Barcelona: Grijalbo, 1974.
Berne., Eric. Análisis Transaccional en Psicoterapia Buenos Aires: Psique, 1976.
Berne, Eric. Los juegos en que participamos Mexico: Diana, 1987.
Berne, Eric. Introducción al tratamiento en grupo Barcelona: Grijalbo, 1983.
Berne, Eric. Hacer el amor Barcelona: Laia, 1982.
Boyd, Harry S. ‘The Structure and Sequence of Psychotherapy’ en Transactional Analysis Journal, 6:2. 1976.
Steiner, C. (1974) Guiones que vivimos. Barcelona: Kairós 1992.
Woollams, S., and Brown, M., Transactional Analysis. Dexter: Huron Valley Institute, 1978.
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