Como fue la llegada del pequeñito duendecito a manos del duende saltarín
01/06/2013
Bueno, bueno, hace poco encontré esta fotografía, creo que en ella estaba de unos 7 meses y pico, a lo mejor un poco más. No llego a recordarlo porque para mí, mi embarazo fue como un ensueño, del que me acuerdo de partes.
Mi embarazo fue estupendamente, la verdad es que estuve trabajando hasta el último día, ya entrada en la semana 42, que fue cuando di a luz y ya porque no había más opciones.
Es curioso porque ahora, a toro pasado, como se suele decir, entiendo porque me metí en esa semana.
Miguel hacía mucho que estaba preparado, que el quería nacer. Pero casi cumplida un familiar mío, muy allegado tuvo un gran accidente. Lo peor no fue eso solo, si no ver como una de las personas más importantes para mí, ya que la considero como una madre, se derrumbaba enfrente de mí. ¿Cómo iba a dar a luz en esas condiciones?. Si la persona que en muchos momentos de mi vida me ha dado fuerza no la tiene ni para ella, y por supuesto no va a poder acompañarme en ese momento tan importante de mi vida.
Los miedos comenzaron a instalarse en mí, y debemos de entender que los bebes en la barriga de sus mamas no están sordos o son tontos, al contrario. Entienden perfectamente cuál es la situación para nacer. Entonces, sabiendo eso, entiendo que mi pequeñito no quisiera nacer en ese momento o que yo inconscientemente le retuviera un poco más.
Yo creo que uno de los pensamientos que tuve fue, a lo mejor si nace un poco más tarde ella puede estar y acompañarme. Y claro mi pequeño que me sintió pues dijo: lo que diga mamá.
Cuando ya el médico me dijo: “este niño no nace, pues le vamos a ayudar, ven este Sábado que te vamos a provocar el parto”. El horror se instalo en mi cara. Uno de mis mayores miedos se hizo realidad, si o si tenían que ponerme oxitocina, para iniciar el parto y claro, como tu cuerpo no es el que la está liberando pues es más doloroso.
Cuando me plante en el hospital iba tranquila, como creo que cualquier primeriza, dado que no sabes a lo que vas.
Conforme iban pasando las horas mi impaciencia se hacía patente, estuve un día en el hospital con una cosas que creo que se llama proper o parecido, y nada, no se iniciaba el parto.
Esa noche hubo una lluvia de estrellas y una súper luna (una luna que se ve más grande de lo normal porque está más cerca de la tierra), era una noche especial, con todo ese influjo de la luna llena, de las estrellas estuve esperando a mi pequeño, pero nada.
Al día siguiente me bajaron a dilatación y allí comenzaron con la oxitocina, todo iba bien, no me dolía mucho, iba dilatando pero muy lento, así que me dijo la matrona: te tengo que subir mucho la dosis de oxitocina así que ahora si te va a doler y mucho, y necesito que estés consciente porque el dolor puede hacerte perder la conciencia incluso.
Así que seguí su recomendación y me puse la epidural, la cual no entraba en mis planes.
Nada más ponérmela (el anestesista me pincho 4 veces, porque decía que pillaba una vena) mi útero hizo una contracción muy fuerte, pero que muy fuerte que no soltaba y estaba presionando a mi pequeñito. Empezó a pitar una maquina y yo comencé a llorar desconsoladamente al oír a mi matrona decir: bradicardia por falta de oxigeno!, y ver un montón de profesionales correr hacia mí.
Con algo que me pusieron en el gotero más mis respiraciones pudo mi útero soltarlo. Y Miguel comenzó a poder respirar y yo comencé a dejar de llorar. Aunque reconozco que cada vez que una maquina sonaba me ponía alerta! Pero todo el tiempo era mi maquina la que pitaba porque desde ese momento estuve con taquicardia en todo momento.
Unido a esa situación una persona de cuyo nombre no quiero acordarme, jeje. Me contaba continuamente su experiencia pasada, trasladando encima de mí lo que ella pasó. No veáis el palo, yo con todo aquello y unido a una persona que se pone en lo peor, que me traslada sus miedos, pero bueno yo no estaba para pensar en nada de eso. Lo único es que no me sentí respetada en mi momento. Vale que yo no me hice respetar, pero considero que eso no me tocaba a mí.
Bueno pasado todo eso y pasadas 20 horas, todo pintaba a que al final iba a ser cesaría, cuestión ya complicada, tantas horas, dilatada y él no venía. buff!! qué marrón!!
Y en esos momentos ya mi cuerpo apretaba por sí solo, la matrona me recomendó no apretar, esperarme a que bajara la ginecóloga, me valorara y ya hacer según ella dijera, porque no llegaba a coger, ni a tocar al pequeño.
Pero mi cuerpo ya necesitaba expulsarlo, sacarlo, por biología mi cuerpo apretaba.
Bajo entonces lo que para mí fue mi segundo ángel, mi primer ángel fue mi matrona, ella me dijo: si empujas así de bien yo ayudo a tu hijo a salir y ya lo tienes contigo. Si vemos que no sale tenemos que hacer una cesarea.
Cuando llegue al expulsivo (nunca me ha gustado este nombre pero bueno, es como si expulsáramos una cosa y no naciera un bebé) fueron 10 minutos, dos empujones, una señora encima de mi apretando y mis dos ángeles acompañando a mi pequeñito duendecito. Y SALIÓ!!
Con sus ojos abiertos me miraba, y me lo pusieron encima. Sinceramente lo que pensé fue: BUFF por fin se ha acabado y no me he muerto. Y lloré.
Mi pareja cogió a Miguel, ya que a mí me estaban cosiendo y me dolía a rabiar, ya no tenía anestesia ni nada, hacia horas que no.
Cuando salí a la puerta estaba toda mi familia, o al menos aunque no toda los que me importaban estaban. Y lloré de emoción, de dolor, de alegría y de tristeza a la vez. PARECE UNA LOCURA VERDAD?!
Pasado ese momento me llevaron a recuperación, y allí nuevo susto. Mi pequeño me lo pusieron conmigo, le puse a mamar y el se engancho, aunque aun no tenia leche. Después la enfermera me dijo: porque no descansas un poquito que ha sido duro.
Y yo sentí el gran cansancio, me dije internamente: buff, pues si que estoy cansada, no pensé que tanto. Y me dormí.
La cuestión es que me dormí DE MÁS. Si porque tuve una caída de tensión tan grande que me quede pajarito. La alta la tenía en 4. IMAGINAOS. Casi me muero. Y porque la enfermera, otro ángel en mi vida, se dio cuenta, la pobre se pasmo.
Cuando recupere la conciencia estaba rodeada de médicos, de la matrona y del que me había puesto la epidural, que el chico estuvo atento a mi durante todo mi parto. Veía todo en amarillo. Y me decía el mientras me daba golpecitos en la cara: por fin estas de nuevo con nosotros, vas a ver todo en otro color o colores, es normal.
Bueno pasado ese susto, me sacaron a mi habitación y allí ya si pude darle la bienvenida a mi pequeño, le mire y le bese, y a mi pareja. Que el pobre se había quedado solo esperándome que saliera de recuperación, de donde supuestamente iba a salir a las dos horas y tarde 4, y el sin información, hasta que la matrona salió y le dijo lo que había sucedido y que tardaría un poco más.
Las semanas siguientes estaba tan agotada, me dolía tantísimo la cabeza, que no podía levantarme de la cama casi a nada.
Además lo que ha significado tener un bebé pequeño en casa, no estaba preparada, no lo estamos normalmente, el sueño, las cuestiones internas no solucionadas saliendo… Bueno un autentico Caos.
Pero a la vez tan hermoso, que no lo cambio por nada del mundo, me ha transformado.
Y va a seguir transformándome. En todos los sentidos, la verdad es que gracias a el voy a iniciar un nuevo camino como profesional, Me voy a dedicar en profundidad a ayuda a mujeres que están criando o pensando en ello a tener una maternidad más consciente y feliz.
Y doy gracias todos los días por la maravillosa sonrisa que tiene mi pequeño que tiene una carita de anuncio de dodot!. jeje.
Reflexión: Si nos paramos a mirar nuestras experiencias podemos ver el porqué y el para qué de lo que nos sucede, aprender y avanzar. Entendiendo que todo sucede en el momento exacto y como tiene que suceder para nuestra mayor evolución.
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