Estar de vacaciones
01/08/2004
Durante los meses de verano es frecuente hablar sobre las vacaciones. Aunque la pregunta de si estás de vacaciones o trabajando parece fácil de responder, para algunos tiene una respuesta complicada. Hay personas que desean tanto empezar las vacaciones que parece que no están en el trabajo. Hay personas que temen tanto terminar las vacaciones que no están en la playa. Hay personas que se quejan porque pasaron con rapidez y sin enterarse, otras desean volver al trabajo porque empiezan a aburrirse. Hay personas que están con el cuerpo en un hotel y con la mente en la oficina. Hay personas que están con su cuerpo ahora en una cama y con su mente en un ayer o un mañana. Hay personas que están en el pasado y se angustian, otras están en el futuro y esperan ilusionadas o temerosas. Hay personas que dicen que se cansan más estando de vacaciones que trabajando, otras se limitan a seguir obedeciendo, como el resto del año, a los programas que hacen las agencias de viaje o su propia familia. ad de vida y constante alteración.
Vacaciones significa vacío de acciones, no tener que hacer las mismas acciones de todos los días. En este sentido, no son sólo un cambio de actividad que, según como lo viva cada uno, puede ser simplemente un cambio más o menos agradable y satisfactorio; vacaciones quiere decir libertad, no obedecer, no hacer, hacer nada, disfrutar el vacío y el tiempo libre o no programado, descubrir que uno es el programador de su vida aunque no sepa nada de informática, reconocer que cada uno tiene un marco de referencia desde el que elige en cada momento la mejor forma de satisfacer sus necesidades, experienciar que el tiempo es una fuente de poder que cada uno debe controlar en función de sus propias prioridades y metas.
Todos los seres humanos tenemos hambre de productividad, que es la motivación para producir algo con nuestra creatividad como escribir este artículo, con nuestro esfuerzo como plantar un árbol, con nuestro amor como tener un hijo. Sabemos el descoloque interno que se produce con frecuencia si hay cambios externos, como quedarse en paro o jubilarse; en vacaciones hay una cierta desestructuración producida por un hecho maravilloso: nos quedamos psicológicamente des-nudos y sin obligaciones, sin ese tiempo lleno de acciones de las que no podemos librarnos, para enfrentarnos con un tiempo lleno de la libertad para hacer lo que queramos. Ante algo tan peligroso algunos necesitan encontrar pronto un programa al que atarse para no sentir el vacío que suele estar oculto en los rellenos artificiales de sus hábitos cotidianos.
Quizás para estar de vacaciones es necesario aprender a estar en el trabajo. Para ello puede ser útil dedicar al menos cinco minutos diarios a aplicar la técnica de hacer nada, que quizás sea la mejor forma de que el tiempo de trabajo no sólo sea un medio de no vivir sino una forma de vivir donde uno puede sentirse tan libre como en vacaciones. Cada vez es más urgente superar el dilema tiempo de trabajo o tiempo de ocio para descubrir que es posible usar esa fuente de poder que es el tiempo libre: entonces vivir será estar de vacaciones y en ética.
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