El éxito de los terapeutas.
02/04/2018
Este pasado fin de semana recibí un mensaje de una paciente que terminó su proceso en noviembre del año pasado. Me contaba que se encontraba bien, que estaba en continuo aprendizaje y que sentía muchas ganas de vivir a pesar de las dificultades que a veces nos arroja la vida. Me daba las gracias por haberla tratado con paciencia y humanidad, por haber recogido sus pedacitos.
Entonces me emocioné profundamente. Sonreí y me sentí orgullosa de mi paciente y pensé
¡Buen trabajo, Luc!
Quería compartir con vosotros este éxito terapéutico porque es así, hacemos un buen trabajo los terapeutas. Acompañar personas en sus caminos es un arte. Un arte que vamos puliendo y mejorando constantemente.
¿Por qué no compartimos nuestros éxitos terapéuticos?
Tendemos a compartir entre nosotros las dificultades con nuestros pacientes, para poder estar más sintonizados con ellos y hacer bien nuestro trabajo.
En mi grupo de supervisión hace unos meses, hablamos al respecto. Nuestra supervisora nos pidió a cada uno que contásemos uno de nuestros éxitos terapéuticos. Fue maravilloso. Escuchar a mis compañeros reflexionar y hablar de los logros de sus pacientes en compañía de ellos mismos como terapeutas. Para algunos de mis compañeros fue difícil identificar algún éxito y para otros como yo más fácil.
Para los que les resulto más difícil pude observar que se debía a que no se atribuían en ninguna medida los avances de sus pacientes y esto era generado por una desvalorización de si mismos como profesionales. Desde mi punto de vista esto se debe a la creencia social “Está mal visto valorar tu propio trabajo, tus propias cualidades o rasgos”. Esta creencia está basada en una dañina concepción de humildad, cuando se trata de no valorar tus aptitudes y talento.
La definición de humildad es: Sustantivo femenino. Este término hace alusión a una virtud o cualidad esencial de la persona que se caracteriza en el conocimiento de su propia limitación y debilidad y en actuar de acuerdo a esta actitud, es decir sin orgullo o altivez, el que no presume de sus metas y es que analiza el fracaso o las circunstancias.
¿Por qué si qué es bueno compartir nuestros éxitos terapéuticos?
En el grupo de supervisión, también estábamos los que nos resulto fácil compartir algún éxito. Esto es porque reconocemos nuestro talento, nuestra valía como profesionales. Ninguno de nosotros creo que se considere el mejor terapeuta del mundo mundial. Simplemente creo que se considera un buen terapeuta que hace bien su trabajo y sigue aprendiendo.
Creo que los que compartimos nuestros éxitos con facilidad también somos humildes y realistas. Al igual que sabemos que cometemos errores también sabemos que hacemos buenas intervenciones y acompañamos con éxito a nuestros pacientes en el camino hacia sus metas.
Ser consciente de nuestras limitaciones es importantísimo, vivir sin altivez también. Ahora bien, vivir exclusivamente acorde a nuestras limitaciones es un error. Es un error si lo que pretendemos es que nuestros pacientes aprendan a quererse y valorarse porque les estamos enviando un mensaje incongruente. “Valórate, quiérete, pero mi trabajo no tiene nada que ver con que tú mejores”.
Por lo tanto, yo propongo vivir siendo conscientes de nuestras limitaciones y siendo conscientes de nuestro talento. Si nuestros pacientes consiguen sus objetivos es en parte gracias a su proceso terapéutico que no se hubiera dado sin el/la terapeuta. Así que paremos un momento todos y reflexionemos sobre nuestros éxitos terapéuticos.
¿Qué intervenciones fueron de ayuda para nuestro paciente? ¿Que hicimos o dejamos de hacer y propulso el proceso de nuestro paciente? ¿Cómo influye nuestra presencia, cercanía, cariño? ¿De qué manera la estructura interna del paciente se ha visto fortalecida con los límites que le hemos puesto? ¿Cómo ha ayudado que facilitáramos su expresión emocional?
Os invito a todos los lectores y a los terapeutas a reflexionar sobre vuestro éxito profesional y sobre todo os invito a compartirlo con el resto de vuestros colegas. De esta manera vamos dando el permiso para hablar de ello, de sentirnos satisfechos con nuestra profesión.
Aprendamos de nuestros errores y de nuestros éxitos.
Si compartes tus éxitos te quedas sin ellos, y se pierde la magia del gran secreto compartido que es un proceso terapéutico; cada persona tiene sus creencia, y no todo se debe generalizar
Hola Maria Luisa,
gracias por darnos tu opinión sobre el éxito terapéutico. Cómo bien dices cada persona tiene su creencia y puede o no compartir lo que considere. Para nosotros compartir el éxito terapéutico es una fuente de aprendizaje.
un saludo.
Lucrecia.