¿Dónde está nuestra verdadera motivación?
01/04/2013
Pensamos bien sobre una situación, evaluamos los pros y los contras de cada una de las posibilidades con las que contamos y, finalmente, tomamos una decisión. ¿Acertaremos?, ¿haremos lo correcto?
Hace años, una paciente me decía que sentía un amor profundo por su marido y se me ocurrió preguntarle, ¿cómo sabes que lo que sientes es amor? Y me explicó: mi marido termina de trabajar y se baja a la cafetería de debajo de su oficina y se queda tomando unas copas con sus compañeros de trabajo para desconectarse y relajarse antes de venir a casa. Vivimos a 40 km de Madrid en la sierra y el tramo final de la carretera para llegar es sinuosa y a mi marido le gusta correr con su deportivo nuevo. Como le encanta que yo le abra la puerta de casa cuando llega, yo no me acuesto hasta que no llega, le espero aunque no llega antes de las 12 de la noche. Cuando suena el timbre, voy a abrir la puerta y él está allí, siento un amor profundo que me relaja y me hace sentir muy bien.
¿Lo que mi paciente sentía era amor? O era el descenso brusco de un miedo que la tenía contraída durante su espera… Aunque hubiera amor por debajo, que lo había, parece que esta situación era clara representación del fin (momentáneo) de un miedo sentido.
Dicen los expertos en ventas que nos movemos más para evitar el dolor que para buscar el placer. Se vende mucho más lo que nos evita pasarlo mal que lo que, en teoría, nos ofrece placer. Y tú puedes estar pensando… «no, lo que produce placer tira mucho más». Bueno, ¿de eso es de lo que estamos hablando no?
Todo tiene un por qué y un para qué, una causa y una consecuencia. Lo primero nos impulsa y lo segundo tira de nosotros para movernos. Cuando analizamos procesos, y de esto trata una buena parte de nuestra profesión de psicoterapeutas, vemos que tiene mucha importancia en el proceso descubrir cuál es la motivación principal de cada acción.
Desde el enfoque Humanista Integrativo ponemos más énfasis en el para qué que en el porqué. Nos centramos más en la función del acto, en el para qué sirve. Si profundizamos por ahí, muchas veces descubriremos que existe una verdadera motivación oculta, basada en intentar conseguir algo que libere de un miedo profundo.
En un proceso de psicoterapia, descubrir la función oculta de una acción a veces es esencial. Para que el paciente cambie una conducta patológica, será fundamental la renuncia a seguir obteniendo lo que consigue con ese acto o, al menos, encontrar una vía diferente para conseguirlo que permita renunciar a la patología que se quiere cambiar.
En incontables casos es muy difícil (por no decir imposible) descubrir uno solo nuestra verdadera motivación. Simplemente porque nos falta perspectiva para descubrirnos en un proceso oculto y muchas veces inconsciente. Necesitamos al otro para que nos haga de espejo donde poder mirarnos, o que nos ayude a profundizar y llegar a sitios donde preferimos no asomarnos.
El sentirnos queridos, respetados y estar libre de juicios ayuda, y mucho, a permitirnos y permitir al otro (terapeuta, pareja o amigo) ayudarnos en el proceso de profundización y posterior toma de conciencia con respecto de la motivación real y profunda ante una decisión importante.
¿Por qué haces lo que haces?, puede que ahora te fijes más en la función, en el para qué lo haces, y que profundices un poco más en su búsqueda ante una decisión importante. Y recuerda, cualquier decisión que tomes puede estar bien, independientemente de dónde esté la motivación. Lo importante es que no te engañes, pues estarías construyendo sobre un suelo que se puede venir abajo.
Te animo a pedir ayuda para descubrir aquello que por falta de distancia no puedes ver y que así, siendo consciente de la función de tus actos y decisiones, poco a poco te hagas más y más sabio.
Espero que os guste este número de BONDING y lo difundáis entre vuestros amigos y colegas (animarles a suscribirse y así les llegará gratuitamente cada mes) y, ya sabéis que estamos permanentemente en www.bonding.es
Un abrazo a tod@s.
José Zurita
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