Déjalo marchar

01/01/2014

José Zurita

José Zurita

Terminó el año 2013, para algunos un año horroroso, para otros no tan malo como se esperaba y sin embargo para otros un año excepcional. Nunca llueve a gusto de todos. Lo que es evidente es que terminó y que, como todo lo que acaba debemos dejarlo partir.

¡Claro!, con el año que pasó es muy fácil pero ¿qué pasa con las relaciones que ya terminaron?, ¿y con los pensamientos que nos atormentan?, ¿y con los objetos que creemos imprescindibles?. Con todo esto ya no resulta tan fácil.

En diferentes culturas existen diversas tradiciones para “favorecer” que el año nuevo sea abundante y próspero. Desde comer ciertas cosas que traen buena suerte, a tirar los muebles viejos por la ventana como hacen en Nápoles, hay muchas formas de esperar que el año que entra sea mejor para cada uno. A mi me gustaría proponerte que durante el primer mes del año hagas algunos rituales de limpieza para dejar marchar lo obsoleto y dar paso a lo nuevo y enriquecedor.

Lo primero sería tomar conciencia de lo que no quieres en tu vida para este año 2014 que comienza. Para esto nuestro esquema de las 5 áreas vitales nos podría servir de guía de prospección: área profesional, de pareja, familia (formada y de origen), área de ocio, amigos y tiempo libre y finalmente nuestra área personal. Puede ser mejor utilizar papel y lápiz para que nuestra exploración quede registrada y no se pierda en una nebulosa mental sometida a los caprichos de la memoria.

Podemos revisar nuestras relaciones y cuestionarnos si estamos satisfechos con cada una de ellas o si por el contrario hay alguna que nos está perjudicando. Aunque tan sólo sea un aspecto de la relación lo que nos daña, será bueno que le asignemos un tiempo de reflexión y podamos tomar una decisión de limpieza.

Esta revisión puede resultar un poco tediosa en principio pero, si te tomas el tiempo y la haces con ganas, seguro que te aporta buenos resultados. Observaremos nuestras relaciones con personas, con instituciones, con objetivos, con la/s casa/s y espacios donde transcurre nuestra vida, con objetos y con todo lo que se nos ocurra.

Con la lista de lo que queremos limpiar afrontaremos la tarea. Decir adiós. Renunciar. Dejar que lo que nos ha hecho daño, o simplemente nos ha perjudicado en nuestros objetivos, salga de nuestra vida. Soltar y dejar ir.

Si ya hemos tomado conciencia y sabemos qué queremos soltar de nuestra vida, ahora sólo falta hacerlo. Y eso no es tan sencillo como decirlo. Ya sabemos que estas relaciones tienen conexiones profundas que no serán de fácil acceso. Vamos a buscar algunos ejercicios que nos permitan llegar al fondo y “pulsar la tecla” inconsciente que nos tiene atados a eso que nos daña.

Un aspecto importante a tener en cuenta será el de la función. Las relaciones que tenemos, están con nosotros para algo, tienen una función que cumplir y nuestro ser no va a dejar que esa función se pierda fácilmente. ¿Para qué tengo yo esta relación?, ¿cuál es su función?, ¿Qué beneficios –a veces negativos- estoy obteniendo yo de esa relación?….

Cuando ya sabemos más o menos para qué nos está sirviendo lo que queremos dejar atrás, nos debemos replantear acerca de este “beneficio”, cuestionarnos si lo queremos o no y si es que sí buscaremos la forma de conseguirlo de otra manera, por otra vía mas sana o menos negativa para nosotros.

El siguiente paso es la decisión de cambio. Si de verdad estamos decididos a dejarla atrás nos enfrentaremos ahora a la tarea de limpieza de esa relación. Te sugiero una vía simbólica para afrontar esta parte. Piensa en un símbolo que represente a esa relación. Puede ser un objeto que tengas en casa, un recuerdo, una foto, o lo que tu decidas. También podría ser un dibujo que tú hagas de ese símbolo o de la relación, por lo que el dibujo pasaría a ser el símbolo con el que vamos a trabajar.

Una vez que tengamos los símbolos (dibujos u objetos) de la/s relación/es de las que queremos desprendernos, nos enfrentaremos una a una a cada relación. Hablaremos al símbolo como si hablásemos a la relación. Le diremos lo que queramos decirle y después le comunicaremos seriamente nuestra decisión de terminarla. Le diremos adiós, perdonando todo lo malo que nos pudo hacer. Más tarde le daremos las gracias por todas las cosas buenas que nos ofreció y por todo lo que aprendimos de ella. Ya estamos listos para verla partir.

Ahora procederemos a decidir de qué manera vamos a realizar “su desaparición” de nuestra vida. Podemos destruir el símbolo, quemarlo, enterrarlo, dejarlo partir flotando en un río…. Como ves hay multitud de formas diferentes e igualmente útiles para que nuestro símbolo se vaya y que así nuestra relación deje nuestra vida.

Siente ahora la liberación de esa relación de la que te desprendiste, permítete disfrutar de esta nueva forma de vivir. Siente cómo eres un poquito diferente ahora que antes de esta despedida. Aunque sea mínima la sensación, realmente eres una persona distinta.

Cuando ya sintamos que la relación se fue, será bueno que busquemos una fuente de amor. Un abrazo de alguien que nos quiera, un abrazo a un árbol, una ducha o baño caliente que nos reconforte… y después abrir nuestro corazón a nuevas relaciones positivas y sanas para nuestra vida. Disfruta de este año 2014. Te lo mereces.

Un abrazo a tod@s.

José Zurita

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