¿Curras, trabajas o disfrutas?

01/05/2015

José ZuritaLa tercera parte de nuestro tiempo, de forma aproximada, la dedicamos a “ganarnos la vida”, y parece que carecemos de una buena información, formación, reflexión y ayuda para tener un verdadero éxito en el desarrollo profesional.

En mi experiencia como psicoterapeuta he acompañado a cientos de pacientes en sus procesos, y en la mayoría de ellos hemos tocado el área profesional. Frustraciones, miedos, insatisfacciones, bloqueos,… han dejado claro que la dedicación profesional actual de muchos pacientes no era placentera.

Analizando y trabajando sobre las decisiones primarias, vocaciones , habilidades, capacidades y demás ingredientes que pueden intervenir en ese cóctel, encontramos en muchos casos soluciones a título individual. A nivel general, la sociedad sigue generando individuos insatisfechos.

Una forma frecuente de abordar el tema con mis pacientes en estos años fue coger un folio en vertical y trazar dos líneas horizontales. Encima de las  rayas que separaban los espacios, escribía: “lo más importante es mi nómina” en la de abajo, y en la de arriba ”lo haría aunque no me pagasen por ello”. En este folio quedan tres espacios que acogen tres formas distintas de afrontar lo profesional. Dentro de cada zona hay una situación variable que será mejor cuanto más arriba se encuentre.

En el tercio inferior está “el curro”, es decir, una ocupación que se hace porque no hay más remedio. Aquí lo único importante es ganar el dinero que permita pagar las facturas y comer. Se hace con mayor o menor entrega y dedicación. Eso depende de las características individuales de adaptación. El miedo suele ser el principal acicate que emplean los jefes para que se rinda lo más posible. La persona está en “modo supervivencia”.

En la zona central está “el trabajo”. Aquí se encuentran infinidad de personas que han ido eligiendo en su desarrollo profesional entre las mejores posibilidades que se le ofrecían. “No me puedo quejar” suelen decir si les preguntas. El miedo está bastante presente en este desarrollo profesional. La pasividad está, aunque un poco más camuflada que el la zona anterior. Si fantasean con que les toca la lotería dejarían de trabajar sin dudarlo. Pueden realizar su ocupación con interés y ganas de progresar dentro de las posibilidades reales con las que cuentan. Existe una mejoría de percepción interna según se va subiendo hacia la parte más alta de este tercio.

En la zona superior está “la actividad profesional”. Denota estar activo y vivo. La motivación está en el corazón y no en la cabeza. Representa a aquellos que disfrutan de su tiempo laboral, que desarrollan su profesión al dictado de su interior de forma sana. Efectivamente harían su labor profesional aunque no tuvieran que ganarse la vida con ella, porque les supone un gozo interno. Les aporta un sentido de vida y realización personal. Aquí muchas veces se habla de lo vocacional, pero esto no explica por sí mismo la diferencia de la experiencia sentida. Es independiente del factor económico, aunque éste sea muy importante. Aquí se encuentran las personas que Mijail Csikszentmihalyi describe en su libro “Fluir (Flow): Una psicología de la felicidad” como representantes de las personas felices. Aquellas que desarrollan su actividad profesional disfrutando plenamente de actividades con unas características determinadas que les aportan emociones y experiencias satisfactorias en un equilibrio entre el desafío y sus propias capacidades.

Vivimos en un “Sistema” que pone las cosas difíciles a la mayoría de las personas. Al “Sistema” le interesa (o más bien necesita) que haya innumerables “curritos” que trabajen, para que los de arriba de la pirámide puedan disfrutar de los beneficios. En la mayoría de los colegios del mundo se prepara a los niños para ser de mayores unos buenos empleados de empresas o negocios, trabajadores y disciplinados, a cambio de un sueldo mensual que les permita sobrevivir.

Si además tenemos en cuenta el concepto de “guión de vida” de Eric Berne, nos damos cuenta de que contamos con un “sistema interno” que nos lleva también a estar en “modo supervivencia” de forma permanente.

En épocas de crisis como la que todavía estamos viviendo apreciamos mucho lo que significa tener trabajo; aunque sea un curro mal pagado y mal reconocido, es mucho mejor que no tener nada. Así se activa el instinto de supervivencia. Así se perpetúa el “Sistema” que beneficia a unos pocos a costa de la inmensa mayoría. También confirma las “decisiones de guión” que tomamos en la infancia para sobrevivir.

¿Y ahora qué hacemos?

Lo ideal sería iniciar desde el principio de la vida ese camino hacia el disfrute, fluyendo entre las distintas posibilidades que la vida traiga a la persona según va creciendo y desarrollándose, de forma que todo el camino vital sea una experiencia gratificante y fecunda. Vivir desde la tranquilidad y no desde el miedo. Estar en la realidad con seguridad y confianza, tomando decisiones profesionales que lleven a situarse un poco más arriba cada vez en la zona superior.

En psicoterapia ayudamos a nuestros pacientes a salir de ese enredado entramado en el que se han movido hasta ahora. Les acompañamos a salir de su guión y a diseñar un “plan de vida” libre que les ayude a vivir en vez de sobrevivir. Les enseñamos a decidir dentro de la realidad pero desde el corazón. Confiando en las potencialidades de cada uno, en las oportunidades que la vida te puede ofrecer, y aprovechando cada una para vivir la vida disfrutando.

Cuando trato con un paciente su área profesional en psicoterapia partimos de la realidad presente. Le pido que decida y anote la localización del folio donde se encuentra. Primero en qué tercio y después a qué altura de su zona. Le invito a que justifique su elección y juntos analizaremos los datos que aporte a esta situación presente. Valoraremos sus capacidades, habilidades y potencialidades, junto a sus características actuales, edad, estudios, experiencia laboral, tiempo disponible, etc. para buscar objetivos realistas y factibles, acompañándole a que los cumpla con éxito. 

Acompañamos a nuestro paciente a cambiar de zona y conseguir su actividad profesional. Puede que el proceso sea largo, pero es factible en la mayoría de los casos. El objetivo no será llegar a ningún sitio, sino disfrutar del proceso. Será un camino de liberación de sus miedos primarios profundos. Será un camino de redecisiones y multitud de cambios. Aprenderá a vivir, dejando de sobrevivir. Fijará objetivos y no expectativas. Eliminará el miedo al fracaso. Afrontará su actividad como si fuera un juego, realizándola con la máxima eficacia y sin esfuerzo aparente. Vencerá la apatía, la pasividad y las ganas de procrastinar en sus actividades cotidianas. Será activo y enérgico. Se cuidará física y psicológicamente. Disfrutará formándose para incrementar su capacitación. Encontrará el equilibrio entre el desafío que suponen sus metas y sus propias capacidades.

Cada paso de este proceso será un descubrimiento, algo nuevo que nos podrá sorprender cada día. Buscamos disfrutar de nuestra actividad profesional cotidiana. Crecer. Hacer aquello que queremos de la mejor manera posible hasta donde nuestras capacidades nos indiquen. Aportar a otros y al mundo lo que podamos para mejorar esta vida que nos ha tocado vivir. Que después de que la dejemos, algo nuestro quede, que la haya hecho un poco más humana.

 

José Zurita

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