Creatividad
01/08/2017
INTRODUCCIÓN
Estamos rodeados de creatividad. Si miramos a nuestro alrededor, veremos miles de objetos que han nacido de ideas, sueños y tentativas de crear un mundo mejor. Conocemos muchas personas creativas, alguien que ha hecho maravillas con una prenda de ropa sencilla, un compañero de trabajo que da con una idea que nos parece tan básica que pensamos ¿por qué no se nos ocurrió antes?, luego viene Lady Gaga y de forma sorprendente se convierte en el último ícono de la moda…
La creatividad es una herramienta imprescindible en todos los actos humanos. El crecimiento poblacional y el rápido auge de las tecnologías, hace todavía más necesario romper las barreras de lo convencional y proporcionar algo único, fresco y especial. La vida monótona, rutinaria, problemática y falta de sentido, puede dar un giro sorprendente sólo con la decisión de vivir más creativamente.
En esta tesina expongo la importancia que tiene la creatividad en el ámbito de la relación de ayuda, como una herramienta a nuestra disposición y como una habilidad que potenciar en nuestros clientes. En primer lugar, se define la creatividad y su relación con la terapia. Luego se expone el valor de la creatividad según algunos enfoques humanistas. Finalmente, las características y ventajas del terapeuta creativo y la creatividad como meta terapéutica.
1. SOBRE CREATIVIDAD Y TERAPIA
En la orientación humanista de la psicoterapia, se hace énfasis en cualidades profundamente humanas, tales como la elección, la creatividad, la valoración y la autorrealización. Aunque las necesidades primarias estén satisfechas, se permanece en activo y en búsqueda creativa.
La creatividad es un término un tanto ambiguo. Podemos encontrar muchísimas definiciones de la misma. En una encuesta realizada a varios expertos en el 1964, se llegó a la conclusión de que se asociaba 16 veces a la «originalidad», 10 veces a lo «nuevo o novedad», 6 veces a lo «extraordinario (no habitual)» y 6 veces a la «inventiva o inteligencia». (Ortigosa, 2009)
La RAE define creatividad como: facultad de crear y capacidad de creación: Producir algo de la nada; establecer, fundar, introducir por primera vez algo; hacerlo nacer o darle vida; hacer a alguien lo que antes no era. Partiendo de esta definición podemos intuir el papel que juega la creatividad en la terapia. La terapia es el proceso de cambiar la toma de consciencia y la conducta. El cliente viene a consulta buscando solucionar un problema o porque se siente perdido o porque lo que ha estado haciendo hasta ahora, no le basta. Necesita que algo cambie, introducir en su vida algo nuevo o diferente.
El descubrir nuevas formas de ver el mundo y de relacionarse con los demás es en sí un acto creativo y la esencia misma de la creatividad. Lo nuevo, lo auténtico, la apertura (frente al entorno y ante nuestro interior) y la capacidad para expresar nuestros contenidos más profundos y nuestras emociones requieren de todo nuestro potencial creativo. Getzels y Jackson definen la creatividad como «habilidad de producir formas nuevas y reestructurar situaciones estereotipadas». En el proceso terapéutico, no es posible crecer hacia la autonomía y salir del guión de vida siendo poco creativos. Para dejar a un lado las respuestas mecánicas hay que dar el paso de introducir algo nuevo en nuestra vida. Contrario a lo que muchos piensan, creatividad no implica invención. También es creatividad encontrar relaciones entre ideas antes no relacionadas, y que se manifiestan en forma de nuevos esquemas, experiencias o productos (Parnes, 1962). Lo mismo sucede con la adaptación. La adaptación es creativa siempre que no sea un acatamiento pasivo a lo que nos sucede. Ulmann (1972) define la creatividad como «una especie de concepto de trabajo que reúne numerosos conceptos anteriores y que gracias a la investigación experimental, adquiere una y otra vez un sentido nuevo.»
La creatividad no es un don concedido a unas pocas personas, es una habilidad vinculada en la propia naturaleza del ser humano. Todos tenemos un gran potencial creativo. Creativo no solo es aquel que puede componer grandes canciones o el que es un as con la paleta de colores. Creativo es aquel que puede imaginar y tener ideas nuevas que sean valiosas para él o para el mundo.
2. LA CREATIVIDAD VISTA DESDE VARIOS ENFOQUES HUMANISTAS
Existen diversas teorías sobre cómo se produce la creatividad, de dónde viene y cuáles son sus elementos. Algunas explican las motivaciones que llevan a las personas a crear, mientras que en otras, la creatividad se muestra como un medio para conseguir unos objetivos específicos o como el fin mismo del proceso terapéutico. En esta sección me acerco al papel que juega la creatividad en algunas teorías humanistas que hemos visto durante el máster.
En Gestalt se transmite a los clientes la importancia del darse cuenta, de estar despierto en lo que se percibe y se siente y actuar en consecuencia, sin interpretar actitudes preexistentes. Les invita a elaborar asuntos inacabados del pasado en su presente.
Perls decía que «si estamos alertas en el ahora, somos creativos e inventivos con los sentidos alertas, con los ojos y oídos abiertos como los niños, encontramos la solución.» La creatividad supone un proceso de reestructurar nuestra percepción del mundo viendo el todo y no las partes y actuando en base a lo que sucede ahora y no en lo que sucedió antes. Todo contacto debe ser una transformación creativa.
Ninguna realidad del cliente es insignificante. En la terapia hay que dar espacio a que surja la figura del fondo y ofrecer la oportunidad de que se integre en el self del cliente. No se trata de eliminar las defensas, sino que el cliente sea capaz de entenderlas, sentirlas y vivirlas conscientemente. Estas interrupciones en el ciclo de contacto –retirada, que generalmente se basan en asuntos inacabados del pasado, contaminan el ajuste creativo lo que dificulta que el cliente pueda llegar creativamente a una nueva figura ya que no puede distinguir las respuestas basadas en el pasado y el comportamiento único y nuevo que requiere cada situación.
El rol del terapeuta gestáltico es proporcionar el ambiente adecuado para que el cliente sea el guía máximo de su vida, auténtico y empoderado. El terapeuta participa en el proceso como co-creador, facilitando la toma de consciencia y activando los recursos del cliente.
La psicosíntesis es un método terapéutico que implica una estrecha colaboración entre cliente y terapeuta. Es una disciplina Transpersonal que se basa en la concepción de un Yo Superior o Sí Mismo en el centro de cada ser. Sus prácticas facilitan el acceso a dimensiones transpersonales y el cultivo de la creatividad, el amor altruista, la sabiduría y la paz.
Desde la psicosíntesis, se considera que la creatividad proviene de un nivel psíquico superior al ordinario al que llaman superconsciente. El proceso creativo sucede de manera espontánea e imprevista y tiene carácter autónomo. Proviene de la inspiración y se define como “la transmisión de elementos psíquicos desde el superconsciente al consciente.” (Assagioli, 2000).
La creación psicológica puede surgir de un estímulo externo que impresiona vivamente la imaginación y suscita profundas emociones e intensos sentimientos o puede surgir por un estímulo interno como tendencias, impulsos, sentimientos y problemas que se agitan en la persona, la cual, al no poder encontrar ningún desahogo, satisfacción o solución en la vida, los manifiesta en una fantasía creativa a través de la cual transmite su fuerza impulsora.
El trabajo del terapeuta desde la psicosíntesis, sería acompañar al cliente a aventurarse en un mundo distinto de lo habitual, fomentándolo a liberar su energía creativa para replantear su sentido de la realidad y la interpretación que hace de ella. Luego, facilitar que el cliente pueda integrar lo aprendido en su concepción del Sí Mismo. Desde el Psicoanálisis, es la pulsión de vida, la energía erótica, la que proporciona la materia prima psíquica para la creatividad. La frustración sexual se descarga a través del acto creativo, mediante formas socialmente aceptadas, inconscientes en su mayoría. Algunas personas, aceptan las fantasías estimuladas por la líbido y trabaja en ellas mientras que otras personas, menos creativas, reprimen las fantasías e ideas.
La creatividad puede generarse como parte del pensamiento del proceso primario, inconsciente, en donde la energía fluye libremente y las manifestaciones creativas son esquivas y no lógicas (como se da en el condensamiento, desplazamiento, sueños). También puede producirse dentro del pensamiento de proceso secundario, de manera consciente, racional y ligada a la experiencia. (Vinda)
El trabajo terapéutico desde el psicoanálisis, sería permitir la expresión de las fantasías e ideas reprimidas. Acompañar al cliente a descubrir e interpretar qué contenido hay detrás de lo que emerge del inconsciente o consciente. En esta interpretación, hay distorsiones que son inevitables tanto por parte del cliente como del terapeuta, sin embargo en esa disonancia entre ambos fluye la creatividad. (Gisbert, 2005)
Desde la teoría del apego y desarrollo evolutivo, Winnicot plantea que la adaptación materna a las necesidades del bebé es muy importante para que éste pueda sostener el tiempo necesario la ilusión omnipotente de haber creado el mundo ya que, según Winnicot, esta ilusión es la que lo lleva a vivir creativamente. (Araos, 2005)
Es función de la madre, propiciar el inicio del uso creativo del mundo. La creación se trataría de una fuerza innata hacia la salud, que puede estimularse mediante el juego. Para Winnicot, en el proceso terapéutico se superponen dos áreas de juego: la del cliente y la del terapeuta. Este último, como la madre en su día, debe proporcionar a su cliente un sostén adecuado a su estructura psicológica y facilitará la transición por experiencias de dispersión y relajación, momentos sin propósito, forma o sentido. A partir de esto, el cliente podrá ir gestionando la tensión entre lo subjetivo y lo objetivo. El vivir creativamente está ligado a encontrarse a sí mismo y no someterse a lo establecido por los demás, aunque sea preciso resignar parte de esa individualidad para poder comunicarnos y vivir en sociedad.
En Análisis Transaccional, aprendemos que las personas se mueven en un sistema de emociones y pensamientos que van acompañados de comportamientos específicos. Cuando actuamos y sentimos como actuábamos y sentíamos en nuestra infancia, se activa el Estado del Yo Niño. Este Estado es el “motor” de la creatividad, la curiosidad, la espontaneidad, el empuje del ser humano.
Muchas veces el Estado del Yo Niño está bloqueado o contaminado por parámetros parentales a los que el niño se adapta para poder sobrevivir (con sumisión o rebeldía). Esta limitación merma su libertad de opción, su libertad de cambiar a voluntad.
Desde el Análisis Transaccional se puede intervenir acompañando al cliente en su camino hacia la autonomía con potencia, permiso y protección. Este cambio puede facilitarse activando el potencial creativo de la persona, animándolo a encontrar formas más sanas y satisfactorias de relacionarse con los demás. El Trabajo con el Cuerpo es de por sí muy creativo. Estamos inmersos en un mundo de sensaciones que en muchas ocasiones, contenemos y no dejamos fluir libremente. Negamos o rechazamos partes de nosotros mismos que son importantes para nuestro funcionamiento como personas integradas. El trabajo con el cuerpo encuentra formas creativas de expresar las emociones y contenidos bloqueados. Permite la toma de consciencia y la recolocación creativa de las energías del cuerpo.
3. EL TERAPEUTA CREATIVO
En psicoterapia, para potenciar la creatividad de nuestros clientes, es importante comenzar con nosotros mismos. Zinker define al psicoterapeuta como «persona que utiliza su capacidad de invención para ayudar a la gente a modelar su vida.» La psicoterapia es un encuentro creativo entre dos personas: terapeuta y paciente – para aliviar el sufrimiento, para ampliar lo limitado de la concepción del mundo, para conocerse a sí mismo, para abandonar las conductas repetitivas, para estar más abierto y dejarse fluir, para convertir los deseos en proyectos, para expresar su mundo interno, para recuperar la totalidad de su ser – a través del uso creativo de un encuadre, estrategias, intervenciones y técnicas. El terapeuta crea el espacio para que el cliente se explore activamente.
Sin embargo, parece que nos cuesta ser creativos. Tenemos los conocimientos, como psicoterapeutas integrativos, de varios enfoques terapéuticos y es importante que se diseñe la terapia según el tipo de cliente y el tipo de problemática que trae a consulta. Todo tratamiento, toda sesión, es un proceso con características propias. Sin embargo, nuestra tendencia inmediata es resguardarnos en lo que sabemos. Tenemos una serie de obstáculos que vencer y algunas actitudes que fortalecer para ser más creativos en la práctica. Menciono algunos de ellos.
Salir del área de seguridad
Con la práctica del counselling, vamos generando rutinas en nuestra forma de hacer terapia. Contamos con las herramientas aprendidas, teoría de base de varios enfoques de psicoterapia y las enseñanzas de nuestros profesores. Nos sentimos cómodos actuando sobre una base segura, tratando de seguir las reglas. Buscamos confirmar que estamos usando el método adecuado con cada cliente en particular.
Sin embargo, podemos llegar a un punto en donde este hábito se convierte en un mecanismo de defensa que limita nuestro crecimiento profesional. No avanzamos porque nos conformamos con repetir los mismos patrones, siempre. Actuamos desde donde nos sentimos seguros para evitar la ansiedad que nos produce el “no saber si lo estoy haciendo bien”.
Es importante atrevernos a salir del área de seguridad y confiar en nuestro conocimiento y en nuestro instinto. Si no lo hacemos, no estamos completamente abiertos al proceso, actuamos de forma robotizada y no con los sentidos atentos.
Milton Erickson era un terapeuta de gran éxito conocido por diseñar la terapia según cada paciente que recibía. Una vez tuvo un paciente que solo podía orinar a través de un tubo de madera o hierro de 20 cm de longitud. Erikson le impartió la consigna de intentar orinar en un tubo de bambú de 30 cm de longitud, pensando que si lograba que el joven usara un tubo más largo y de otro material, podría lograr más adelante acortarlo. (Shazer, 1996)
Esta intervención a primera vista parece absurda e ilógica. Según lo que hemos estudiado, la forma «correcta» de actuar en ese caso sería indagar el para qué necesita el tubo y cuando el cliente lo entienda, podría abandonar esta práctica. Quizás hubiéramos tenido éxito al igual que Erickson, pero podría no haber sido tan rápido como lo fue para él en ese momento.
Erickson no actuó por actuar. Esta intervención es producto de varios elementos que compaginó de forma creativa: sus teorías sobre la personalidad, la historia del paciente y el instinto que le decía que no era el momento de intentar convencer al cliente de que dejara de usar el tubo.
Es difícil ser original cuando nos aferramos a la manera «normal» de hacer las cosas. Salir del área de seguridad nos abre un abanico de oportunidades que pueden ayudar tanto al cliente como al terapeuta. De lo anterior se puede concluir que para ser creativos, es necesario retirar el control lógico y permitir que emerja el pensamiento mágico, lleno de riquezas y fuente de inspiración. Integrar nuestro conocimiento con nuestra fuerza, puede dar como resultado una intervención exitosa y de provecho para nuestro cliente. (Carlos Churba, s.f)
Dejar a un lado la vergüenza
Ser creativo te expone a ser visto. Cuando intentamos algo nuevo y esa invención nos falla, nos remonta a tiempos de nuestra niñez en los que fuimos objeto de burlas y humillaciones cuando exponíamos nuestras ideas. Como consecuencia, nos limitamos. De la terapia Gestalt aprendemos que la persona solo se descubre a sí misma cuando se muestra creadora. ¿Cómo podemos saber qué tipo de terapeuta somos, si no nos atrevemos a ir más allá, si tenemos miedo de decir lo que pensamos por miedo a ser juzgados? La vergüenza inhibe la creatividad y activa el Padre Crítico. Cuando esto ocurre dejamos de actuar desde nuestro Yo más autentico y comenzamos a actuar desde lo que creemos que esperan los demás de nosotros.
Cuando se trabaja con un co-terapeuta, uno de los inconvenientes más presentes es el miedo a ser juzgados. Nos da vergüenza expresar nuestras ideas creativas por miedo a lo que puede pensar de nosotros la persona de al lado. Si sugerimos algo y recibimos un comentario negativo por parte de nuestro compañero de trabajo, nos da vergüenza intentarlo una segunda vez.
Es importante no pasar este sentimiento por alto y hacer algo al respecto. Llevar el tema a nuestro proceso de terapia personal o buscar algún método que nos ayude con la vergüenza.
David Buns menciona en su libro «Adiós ansiedad» que un tal doctor Albert Ellis inventó unos ejercicios de ataques a la vergüenza que consistía en hacer alguna tontería en público. Anualmente otorgaba un premio al psicoterapeuta que hubiese hecho el ejercicio de ataque a la vergüenza más creativo y descarado. (Burns, 2006)
No es necesario llegar al extremo, pero si desarrollar autoconfianza y ser fiel a nuestras ideas y decisiones. Atrevernos a seguir por un camino, aún sin saber si nos llevará a la meta deseada. Recibir las críticas como algo positivo que nos pueden ayudar a mejorar. Para Zinker la creatividad es un acto de valentía. Hay que estar dispuestos a arriesgarse al ridículo y al fracaso para poder experimentar cada sesión con novedad y frescura (Zinker, 2003).
Saber escuchar
Uno de los elementos más importantes de la creatividad es la escucha activa. El terapeuta creativo tiene que estar receptivo a múltiples experiencias internas (sentimientos desencadenados en la sesión) y experiencias externas (ideas y sentimientos desencadenados durante la sesión y fuera de ella) (Cabrero., 2008).
El terapeuta siempre tiene que mirar al cliente como si fuera la primera vez, como un niño. Tiene que tener una actitud dispuesta al asombro. Si solo vemos la superficie o nos apuramos o vamos muy deprisa, corremos el peligro de volvernos demasiados concentrados y limitados y perdemos información que puede ser valiosa en el proceso de terapia de nuestro cliente.
Guilford hablaba de “sensibilidad a los problemas”, que es la habilidad para observar lo extraño o inusual, las deficiencias o necesidades, donde otros no las ven. Esta característica ha sido estudiada e incorporada a varios modelos sobre el proceso creativo. (Guilford, 1962)
Cuando estamos en la terapia con todos los sentidos activos, podemos conectar ideas y descubrir formas novedosas y personalizadas de intervenir. En mis prácticas de counselling, suelo utilizar muchas visualizaciones. En cada visualización que realizo, trato de incorporar elementos de sesiones pasadas. Cuando intervengo de esta manera, los resultados suelen ser más positivos que cuando utilizo visualizaciones que he aprendido en los libros.
En terapia es importante no intentar controlar las ideas a medida que ocurren. Afirma Schiller que si se rechaza y se selecciona demasiado pronto las ideas se produce la esterilidad, por lo tanto aconsejaba dejar fluir los pensamientos involuntarios y dar paso así a las facultades imaginativas. (Freud, 1981). Desarrollar de un estilo propio de terapia.
El terapeuta tiene que incorporar y desarrollar las técnicas para expresar su personalidad individual, de la misma manera debe adaptar las técnicas para el tratamiento de pacientes individuales y únicos. No hay un camino único, cada ser humano deberá encontrar el suyo propio para ser fiel a su propia naturaleza. Por lo que el psicoterapeuta ayudará a su paciente a encontrarse y descubrir su propio camino. La tarea es también inspirar. Cada paciente se descubrirá mediante su propia experiencia, en las profundidades de su propio ser.
La pasión del terapeuta, lo lleva a ser creativo y original. Es importante que descubra qué se le da bien y qué se le da mucho mejor. Cuando intenta emular a otros terapeutas, a sus maestros o a aquellos personajes de los libros, pierde su propia identidad y con ello, cualquier aspecto creativo.
Cuando el terapeuta descubre su estilo particular, tiene una idea de cuáles intervenciones les resultarán más fáciles y cuáles más difíciles. Con este conocimiento, puedes desarrollar salidas creativas que no obstaculicen el proceso del cliente.
En las prácticas de counselling, he tenido la oportunidad de trabajar con tres co-terapeutas muy diferentes entre sí. Cada uno tiene su estilo particular de hacer terapia y enfoques por los que se inclinan. Uno de ellos utiliza muchos métodos gestálticos y cuando lo hace, es como pez en el agua. Muestra una gran facilidad de sintonía y conexión a diferencia que cuando tiene que trabajar a nivel cognitivo, en cuyo caso a pesar de que lo hace bien, la energía en el ambiente es diferente.
Otro de mis compañeros, se inclina más por técnicas de exploración. Sus intervenciones son profundas y los clientes suelen tener tomas de conciencia muy importantes en su proceso personal. Al igual que en el caso anterior, con otras metodologías no muestra la misma pasión. A pesar de todos los conocimientos que tenemos, es en aquello que nos apasiona donde más brillamos y donde más creativos podemos ser.
Flexibilidad y Adaptabilidad
La creatividad es la que permite ser flexibles al elegir puntos de vista. Como se ha mencionado anteriormente, para que la terapia sea efectiva el terapeuta debe poder adaptar la técnica a su propio estilo de terapia, a su cliente y a la situación que se plantea.
El terapeuta tiene que tomarse el tiempo de explorar, preguntarse, descubrir junto con el cliente lo que está presente. Con todos estos datos, vistos desde cada ángulo, filtrar lo que sabe y elegir la intervención más adecuada. Esta intervención, puede necesitar ser modificada para adaptar la técnica al cliente y evitar que tenga que ser el cliente que se adapte a la técnica (ya que de paso, estaríamos incentivando a su Niño Adaptado sumiso). Es importante que ante cada acción el foco esté siempre centrado en el cliente, por lo que hay que considerar:
- ¿A quién va dirigida esta intervención? ¿Es adecuada para este cliente? ¿Desde qué Estado del Yo respondería en esta intervención?
- ¿Cuál es el propósito? ¿Qué quiero conseguir con esta técnica? ¿Para qué?
- ¿Es el momento adecuado? Hay técnicas que requieren un mayor vínculo que otras.
- De esta intervención, ¿qué es lo necesario o qué es prescindible?
- ¿Qué elementos de la historia del cliente debo considerar? ¿qué elementos de la historia del cliente puedo integrar?
Respondiendo estas preguntas, se puede encontrar maneras creativas de intervenir. Twyla Tharp, bailarina y directora de danza, decía que «todo material es materia prima, todo es relevante y todos es utilizable.» Con la preparación de base adecuada, se pueden generar ideas conexas para retenerlas y utilizarlas. El conocimiento de base es imprescindible, pues es importante saber lo que se hace antes de adaptar y ser flexibles con las reglas.
Me he encontrado en muchas situaciones en las que no he podido realizar una silla vacía tal como lo expresa el manual porque el cliente que tengo delante no se siente a gusto con la técnica. Consciente de lo beneficioso que puede ser para él este tipo de prácticas y respetando los límites a los que me veo sometida, termino adaptando la técnica a la personalidad del cliente. Esto puede significar hacer una silla vacía sin que el paciente cambie de lugar, que sea un monólogo en vez de un diálogo, que toda la conversación se produzca solo en su imaginación, etc. Al final, lo importante es que el cliente ponga en acción sentimientos que le permitan apropiarse de las proyecciones. El cómo suceda, no es tan relevante.
4. LA CREATIVIDAD COMO META TERAPÉUTICA
La terapia es un proceso creativo por sí mismo porque permite al cliente expresarse y examinar el contenido y las dimensiones de su vida interior. El terapeuta proporciona un ambiente de protección, permiso y potencia, en donde puede surgir la capacidad creativa del cliente.
El encuentro entre terapeuta y cliente debe producirse en un marco de confianza y protección para que este último encuentre el coraje que necesita para superar las defensas que ha activado durante toda su vida y dar nacimiento a aun ser más auténtico y creativo.
Cuando el cliente se siente seguro, tiene la libertad de desplegar todo su arsenal creativo sin reglas establecidas, sin miradas prejuiciosas, con mucha más apertura y confiando en sus capacidades.
Entonces, ante un problema, puede generar nuevas alternativas para superar los bloqueos, miedos y angustia. Encuentra nuevos significados y nuevas formas de relacionarse con los demás y consigo mismo.
Dependiendo de cómo se relacione con el terapeuta y con su ambiente, la personalidad del cliente se va a ir transformando y tomando forma en el presente. Su personalidad puede cambiar de ser cerrada, rígida y dogmática a ser flexible, creativa y adaptada a circunstancias reales del aquí y ahora. Este cambio empieza cuando el cliente se permite experienciar el vacío en un estado de indiferencia creativa (Psicoterapia, 2011).
En la Gestalt se habla de «Indiferencia Creativa» para referirse al punto cero a partir del cual surge la diferencia entre polos afines y contrarios (Perls, 1975). Se apoya en las teorías de Friedlander para reaccionar en contra del pensamiento lineal de causa-efecto, a favor de un pensamiento que tiene en cuenta los opuestos desde una posición de neutralidad. Cuando se está atento al centro, es posible adquirir una capacidad creativa para ver ambas partes de un suceso. Evitando mirar sólo uno de los lados, se adquiere una comprensión mucho más profunda del individuo.
Cuando el cliente está atento al centro, va integrando una forma flexible, variable y voluble de ver la vida. Es capaz de funcionar en situaciones nuevas creativamente sin quedar paralizado o bloqueado. Su personalidad se reestructura y se hace más creativa y abierta a la espontaneidad, actuando, sintiendo y pensando de forma congruente.
El «insight» juega un papel importante en el cambio creativo del cliente. Cuando el cliente se da cuenta de lo que hace y cómo lo hace, puede reorganizar todos sus pensamientos, emociones y sentimientos en un fluir más creativo. Esta reorganización puede producirse a través de un pensamiento productivo, en la que el cliente descubre una nueva forma de ver y comprender el problema o puede suceder a raíz de un pensamiento reproductivo en donde el cliente aprende nuevas formas de utilizar conocimiento que ya tiene y su propia experiencia para aplicarlas de manera diferente y novedosa.
El proceso creativo, la forma en la que ocurre el cambio, ha sido investigada por varios estudiosos del tema (Weisberg, 1987; Johnson-Laird, 1987; Boden, 1992). Se considera una acción lenta y progresiva en la que el acto consciente se encuentra presente de manera significativa. (Barba, 2007). Entre todas las teorías, destacan dos vertientes diferentes: aquellas que dan importancia al inconsciente y que están influencias por las teorías implícitas y otras que no niegan los procesos inconscientes pero dan mayor importancia a los procesos conscientes que va guiando la elección del cliente a lo largo del proceso. En este caso, aunque parezca que la insight se produce de forma súbita, realmente proviene de la dedicación y reorganización consciente de los datos con que se trabaja.
Carlos Churba, propone un gráfico en espiral para representar los 4 parámetros que se pueden encontrar en todo acto creativo.
En primer lugar hay una incógnita que resolver. El cliente viene a terapia por el impulso o necesidad de cambiar algo en su vida, de salir de un lugar que ya no le es válido. Viene con todas sus defensas, posiblemente con miedo a lo desconocido y a lo nuevo.
En segundo lugar hay una persona con una realidad y unas circunstancias en el momento presente. Tiene unas características, conductas, pensamientos y emociones que estarán presentes en todo momento y son sensibles al cambio.
En tercer lugar, se inicia un proceso creativo. El impulso de cambiar inicia un proceso de descubrimiento en el que trabajan activamente el terapeuta y el paciente, el primero como facilitador y el segundo como protagonista del acto creativo.
En cuarto lugar hay un producto o resultado. El proceso creativo da lugar a nuevas tomas consciencia, nuevas actitudes o cambios en varios niveles de la persona.
Por último, todo esto tiene lugar en un ambiente adecuado que promueve el acto creativo. El ambiente adecuado es un ambiente de confianza, seguridad, respeto por el ritmo del paciente, un lugar en donde todas las ideas son bienvenidas sin juicios de valor, hay una comunicación eficaz, el terapeuta plantea desafíos, hay apertura y libertad de acción.
Al final, el cliente puede incorporar lo descubierto y aprendido. La espiral vuelve a activarse ante nuevas circunstancias, pero la persona que afronta el nuevo reto creativo es diferente.
Siguiendo el esquema de intervención en counselling de Victoria Cadarso, en un proceso creativo en counselling cada uno de los participantes intervienen de la siguiente manera:
Finalmente hay que tener en cuenta que el cliente el capitán que guía la nave de su proceso. El papel del terapeuta es dirigirse constructivamente a la historia del paciente y estimular la expresión de los recursos que han sido bloqueados. El método, la forma y el tiempo necesario para estimular la creatividad del paciente van a depender mucho de su personalidad, su motivación y el papel activo que asuma. La creatividad del terapeuta también juega un papel muy importante como facilitador del proceso.
5. INTERVENCIONES CREATIVAS
La creatividad también puede verse como un instrumento de trabajo en la práctica terapéuticas. Muchas de las intervenciones desde la Gestalt, Bioenergética, Psicosíntesis tienen un gran componente creativo. A continuación voy a exponer brevemente algunas de las que he puesto en práctica, utilizando como esquema el concepto de creatividad
1. Creatividad es Crear
Creatividad es producir algo de la nada. Hacer nacer o dar vida a algo. El dibujo y la escultura son actividades de creación terapéuticas. El cliente utiliza el papel o la arcilla para representar el mundo y a él mismo. Le permite externalizar lo que vive sin necesidad de utilizar palabras. Es un acto liberador que lo enriquece y lo acerca a los demás.
Cuando le pedimos a un cliente que realice un dibujo, este expresa sus emociones por medio de trazos, colores, espacio. Vuelca su mundo interior en el exterior. La forma en que sujeta el lápiz, su respiración y concentración mientras dibuja, nos da mucho información de lo que está pasando en ese momento.
Cuando el cliente termina de dibujar o de generar su figura, se convierte en el propio intérprete de su arte. El producto final es único e irrepetible. El terapeuta acompaña al paciente a comprender con mayor profundidad lo que ha plasmado.
Esta herramienta es muy importante porque permite darse cuenta de elementos conscientes e inconscientes de la persona. Además, al externalizarlo en arcilla o papel, es posible hacer algo simbólico con el resultado.
En mi terapia personal he dibujado el miedo que sentía en un determinado momento. Dibujarlo me permitió una descarga emocional que estaba necesitando y un punto de inicio para comenzar a hablar de lo que me estaba pasando. Al final, he realizado el acto simbólico de romper el papel y con ello “deshacerme” de ese miedo. En este caso, estaba activo no solo el poder creativo sino el gran poder de la imaginación como herramienta curativa.
En terapia también he utilizado otras herramientas creativas como la creación de símbolos que me permitían superar momentos de ansiedad puntuales. Mi terapeuta con mucho respeto a mis creencias y tomando consciencia de lo efectivo que resulta para mí trabajar con símbolos, me apoyo e incentivó en la creación de estos elementos. En un clima de confianza, en donde no se juzga lo que hago, he podido utilizar mi arsenal creativo en mi propio proceso de crecimiento personal.
Esta técnica aprovecha la carga enorme de significados que cada símbolo posee. He visto la utilización de piedras como símbolo de energía positiva conectada a la tierra, la creación de muñecos de goma y papel que representan el miedo y son escondidos en cajas oscuras… hasta la creación de platos especiales para ser devorados luego por el cliente.
2.Creatividad es Descubrir
Creatividad es hallar lo que estaba ignorado o escondido. Con las técnicas terapéuticas, entre ellas las de exploración, el cliente puede llegar a tener un momento “Eureka!” Descubrir es encontrar algo que se ignoraba y esto puede referirse a un pensamiento o a una emoción.
Técnicas como la silla vacía, invita al cliente a analizar varios puntos de vista y a darse cuenta de sus emociones y pensamientos. En una silla vacía no se sigue un guión establecido. Se produce un diálogo que va tomando forma en el momento y nos lleva a lugares insospechados. Nos ayuda a clarificar el remolino emocional y a conectarnos más con nuestro mundo emotivo.
Los trabajos grupales incentiva el descubrimiento. Cuando veo trabajar a mis compañeros, cuando escucho sus problemáticas y me relaciono con ellos, me descubro sensible, empatizando al máximo. Algo de su historia me llega y es posible que descubra asuntos inacabados o bloqueos que no se habían hecho figura. De la misma manera, cuando resuelven sus conflictos y logran superar sus miedos, me dan ideas y opciones para encontrar yo también mi camino.
El trabajo con el cuerpo es otra herramienta que ayuda a descubrir cómo estamos en el mundo. Cuando el terapeuta hace notar al cliente lo que hace con su cuerpo o sus tensiones, el cliente deduce qué puede estar pasando. Una vez, en una sesión con uno de mis clientes que atravesaba por un momento difícil, le pregunté si estaba nervioso. Él me contestó que no. Siguió hablando y al cabo de unos minutos, le hice notar que estaba moviendo la pierna de manera agitada. Se detuvo y miró su pierna y me dijo: quizás sí estoy nervioso. Para algunos clientes es difícil poner palabras a lo que sienten. Confunden miedo con ansiedad y en ocasiones, no consiguen dar con palabras que expresen lo que están sintiendo.
El terapeuta puede ayudarles a descubrir qué es lo que le pasa y con esto, el cliente calma su ansiedad y puede construir nuevos esquemas a partir de lo descubierto.
3. Creatividad es Imaginar
Creatividad es representar idealmente en imágenes una cosa, inventarla, crearla en la imaginación. El trabajo con sueños, las visualizaciones y fantasías guiadas incentiva el uso de la imaginación.
Los sueños expresan el material inconsciente del cliente. Es un proceso muy creativo, porque es una proyección de algo propio del cliente y el mensaje está dirigido a él mismo. Cuando mi hermana me dice: Paola he soñado que volaba, ¿qué significa? Yo le respondo, no lo sé ¿Qué representa volar para ti? El contenido del sueño dice mucho de las necesidades del cliente y de su visión del mundo y de los conflictos. Nos da una idea del valor que tienen para nosotros las personas y nos presentan opciones diferentes a las que estamos utilizando en el momento.
Es por eso que cuando se trabaja el sueño en terapia, el terapeuta indica al cliente que relate el sueño en primera persona y lo ayuda a concentrarse en los elementos que lo componen. Mediante técnicas de asociación se activan mecanismos para descubrir el significado personal de cada sueño.
Las visualizaciones invitan al cliente a imaginar cosas, momentos, lugares, personas, situaciones. De alguna manera, el cliente se conecta con una situación deseable e ideal que le permite luego diagnosticar el presente para actuar o salir de un conflicto. Su capacidad creativa puede llevarlo a lugares insospechados y es tarea del terapeuta adaptarse a lo que ocurra y seguirle la corriente. Un ejemplo de esto es aquel famoso paciente que veía su problema como arpones que atravesaban su cuerpo. Con mucha paciencia y cuidado, el terapeuta trabajó con esta visión para ayudarlo a sacar cada uno de los arpones.
En las visualizaciones, he descubierto lo importante que es trabajar con elementos del paciente. Esto permite que se sientan identificados y que se involucren más activamente en la visualización. Yo suelo utilizar lugares que me han mencionado, las palabras que utilizan, situaciones de su historia de vida.
La visualización también es un medio para expresar emociones negativas como la rabia. Algunas personas que no tienen permiso para expresar la rabia, pueden descargar parte de su contenido emocional imaginando que grita y que se expresa.
Como las visualizaciones tienen parte de relajación, permite que el cliente conecte con su cuerpo y que pueda relajarse y soltar tensiones. El cliente descubre nuevas formas de calmar su ansiedad y de inducirse en un espacio de relajación y tranquilidad.
4. Creatividad es Inventar
Creatividad es inventar, encontrar nuevas conexiones y relaciones entre distintos elementos. En terapia potenciamos la creatividad cuando pedimos a un cliente que invente un cuento, o lo incentivamos a encontrar relaciones entre varias situaciones de su pasado.
Cuando un cliente inventa una historia, nos abre la puerta a su mundo de emociones y sentimientos. Generalmente descubrimos conflictos, identificamos elementos de su guión de vida y la forma que tiene de relacionarse con el mundo.
El trabajo con cuentos suele ser muy revelador, en cuanto a las identificaciones proyectivas que hace el cliente. En una de mis sesiones de terapia, mi cliente inventó una historia en la que se identificaba con un dragón. Es sorprendente ver cómo se relacionaba la historia con su guión de vida y el dragón con su personalidad.
El cuento inventado puede utilizarse como metáfora o para sugerir a nuestro cliente que reflexione sobre la trama y los personajes. Es una forma creativa de descubrir cosas desde lo subjetivo en vez de partir de lo objetivo.
Inventarse una canción y cantarla a todo pulmón es una forma creativa de trabajar las emociones. Cuando el cliente está escribiendo la letra, se concentra en lo que está viviendo y lo que está sintiendo. Pone palabras a sus emociones. Cuando canta, suele poner intención en cada palabra y puede conseguir descargarse emocionalmente.
5. Creatividad es ser espontáneo
La creatividad requiere espontaneidad. Este aspecto tiene que ver con el juego y con el dejarse llevar por lo que está sucediendo. En el proceso terapéutico es importante incentivar la curiosidad del cliente, invitarlo a interrogarse, darle permiso para expresarse en el momento que lo necesite. Para que esto surja, es importante que se sienta en un ambiente protegido.
En Análisis Transaccional, El Niño es el motor de la creatividad, el encanto y el empuje del ser humano. Es el que enfrenta las situaciones de manera creativas. Sus ideas brotan, a veces extravagantes e inauditas y no teme replanteárselo todo. El Niño Libre del cliente puede surgir en el espacio protegido y potenciador de la terapia. En el momento adecuado, podemos sugerir realizar cambios en cualquier actividad cotidiana que permita al paciente experimentar el mundo de otra manera.
Todas las técnicas dirigidas al Niño son potenciadoras de la creatividad. Nuestras intervenciones desde el estado del yo Niño invitan a nuestro cliente a conectar con su Niño y hace muy rica la terapia.
Para uno de mis clientes, es muy importante saber lo que ha avanzado en la terapia. En varias ocasiones nos preguntaba si notábamos cambios en él y en todas esas ocasiones le contestábamos que sí y le mencionábamos los cambios que percibíamos. La última vez que nos preguntó, mi compañera terapeuta, en vez de contestarle se levantó de la silla y le actuó cómo era cuando vino la primera vez a terapia y cómo era en ese momento. Esto fue un impulso espontáneo, que utilizaba el juego para transmitirle lo que necesitaba saber. La espontaneidad en la terapia puede ser de ayuda cuando el proceso está estancado. Para un cliente que se pasa mucho tiempo a nivel cognitivo, llegar un día a la sesión proponiéndole quitarse los zapatos y jugar a estar en silencio, puede romper los esquemas y crear un espacio fértil para la creatividad.
La espontaneidad también permite confrontaciones no muy directas, que no asustan al Niño del paciente. Por ejemplo, para un paciente que llega siempre tarde, el terapeuta puede decirle con una sonrisa: ho, ¿qué te parece si atrasamos el reloj de la consulta para ver si así conseguimos que llegues a tiempo? En la espontaneidad, el acento está en el cómo se hace algo. Es la combinación de la actitud, la acción exploratoria, la disposición a corregir, el sentimiento de libertad.
CONCLUSIÓN
La creatividad es una habilidad que todos poseemos y podemos potenciar. El ser creativos, nos lleva a buscar siempre más allá, a vivir atentos y estar abiertos a todo lo que sucede alrededor. La creatividad incentiva la toma de consciencia y el cambio. Ofrece a nuestros clientes un camino diferente hacia la autonomía, con libertad, sin soluciones estereotipadas.
Como terapeutas, es un reto ser creativos. Es importante encontrar nuestro propio estilo y estar siempre abiertos al asombro. La apertura hacia el entorno interior y exterior nos prepara para cada encuentro, nos mantiene frescos e involucrados. Cuando tenemos los conocimientos de base podemos atrevernos a jugar, a experimentar, a superar la vergüenza, a llevarnos del instinto a pesar de la incertidumbre.
En esa danza que es la terapia, debemos dar espacio a que surjan las ideas, las emociones y las imágenes. Es una búsqueda –encuentro con características propias que nos lleva redescubrir cada vez, nuestra concepción del mundo y de nosotros mismos.
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Excelente artículo y un buen ejemplo de cómo se puede seguir aprendiendo en la práctica.