Coaching y/o Psicoterapia
01/02/2015
Cuando terminé el Master de PHI entré en un debate interno que entonces yo entendía que pasaba por una decisión dicotómica y excluyente.
Hasta ese momento, había ejercido profesionalmente como coach y ahora que conocía lo que era la psicoterapia quería ser terapeuta.
Yo sola me lanzaba a buscar argumentos de uno u otro tipo para establecer fronteras claras y definidas que me ayudaran a “entender” cuando y como podía utilizar el Coaching o la Psicoterapia.
En PHI trabajamos de manera estructural a nivel emocional profundo y en Coaching el trabajo se focaliza en acompañar a la persona a obtener resultados en relación al reto que quiere conseguir. Sin embardo, en ambos casos se parte de la situación actual de la persona para potenciarla hacia el futuro.
Esto no me servía.
En Coaching, nunca se diagnostica ni se establece un plan de tratamiento. Se trata de que la persona pueda ampliar la mirada sobre lo que está detrás de las acciones que le impiden conseguir sus objetivos. Como en PHI lo importante no es partir de un diagnóstico sino acompañar para que la persona pueda profundizar tomando consciencia para resolver y redecidir contactando con su responsabilidad y su libre capacidad de elección.
Por aquí tampoco.
En PHI partimos de la tendencia natural de la persona para adaptarse a la realidad y sobrevivir y confiamos plenamente en su proceso personal. En Coaching desde este mismo marco acompaño a la persona a contactar con sus recursos internos en su deseo de alcanzar logros y éxitos.
No lo veía claro.
El fin último de la PHI es conseguir la autonomía de la persona para que pueda sentir y tomar conciencia de qué es lo que le ocurre y necesita en el aquí y ahora. En Coaching, el cambio de observador desde el que la persona puede diseñar nuevas acciones se realiza partiendo del análisis de los hechos y creencias sobre el aquí y ahora para poder generar cambios.
Tampoco era por aquí.
Ya lo tenía. EL PASADO!!!!!!:
En psicoterapia trabajamos con el pasado para conseguir los Permisos y la Potencia necesarios para alcanzar nuestro pleno desarrollo (conciencia, espontaneidad e intimidad). Acudimos al pasado para resolver y conocer de donde viene la explicación de lo que está ocurriendo.
Pero…en Coaching también se acude puntualmente al pasado como oportunidad de aprendizaje. Nos apoyamos en el pasado para avanzar y modificar lo que me limita para conseguir lo que quiero.
Uffff….
Y entonces, recordé lo que acaba de aprender: que yo era Psicoterapeuta, pero que también era Humanista y además era Integrativa. Me di cuenta, de que aunque que existían claras diferencias como práctica profesional y que aunque su acompañamiento tiene objetivos diferentes, lo importe era que en Psicoterapia y en Coaching el poder reside en el ser humano, no en el experto ni en la técnica utilizada.
Recordé la metáfora que me enseño un buen compañero que había recorrido antes este camino y que contaba que si con la Psicoterapia podemos poner los pilares, estructura y el armazón de la casa poniendo especial cuidado en construir sin prisa y respetando los materiales que encontremos. El Coaching nos puede servir para decorar cada vez una habitación.
Así, hoy tengo claro el marco de trabajo de ambas disciplinas y prácticas, aunque existan algunas barreras conjuntas, son claramente diferentes y también que ambas pueden enriquecerse mutuamente.
Y es desde este lugar, desde la diferencia, desde donde encontré el núcleo de confluencia más potente para integrar. Desde la riqueza que tiene la diversidad. Sin temer a lo distinto. Ahora sé que si priman las necesidades de la persona que acompaño por encima de mis “miedos al o/y” puedo realizar un buen encuadre con mi cliente/ paciente donde lo importante es él, lo que necesita y cómo yo puedo acompañarle.
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