Aceptación
30/10/2012
En terapia ayudamos al paciente a cambiar. El cambio es uno de los principales objetivos del proceso y, quizás, el primer paso del cambio o uno de los primeros es la aceptación. Es importante aprender a aceptar lo que nos venga, lo que tengamos delante, detrás, al lado o dentro.
Aceptación de quién soy yo, de cómo soy y de cómo no soy. El aprendizaje de darnos cuenta de quién soy realmente y aceptarnos tal cual, será de vital importancia para poder cambiar. Crecer desde la aceptación nos permite fluir sin peleas con la realidad.
Aceptación de las personas que me rodean. Renunciar a cambiar al otro. Darnos cuenta de que quien tenemos enfrente es como es. No podemos cambiarle. Eso genera frustración y, para evitarla, es frecuente fantasear con su cambio, hipotético y futuro. Así nos quedamos más tranquilos, aunque nos salimos de la realidad.
Es fácil que, si nos paramos un poco a reflexionar, nos demos cuenta de que existe una interferencia entre lo que recibimos de los demás y nuestra propia valoración. Aprender a aceptar lo que nos dan los demás sin descontar lo que ya nos están ofreciendo porque era distinto a lo que esperábamos.
Aceptar la realidad tal y como es. Aceptación de lo que hay, de cómo es y de cómo no es. Cuando nos chocamos con un límite, sentimos una reacción emocional que dependerá de nuestra experiencia previa. En muchos casos esta emoción bascula entre la rabia de frustración y el miedo. Haremos casi cualquier cosa por evitar sentir aquello del allí y entonces. Una vía de escape frecuente será la fantasía y así no aceptaremos la realidad dolorosa del límite.
La aceptación es el puente que nos lleva al amor, pues cuando aceptamos plenamente nos conectamos de verdad con lo que tenemos enfrente. Amar algo que no aceptamos es difícil. Si asumimos el reto de la aceptación, podremos profundizar en el amor en toda su intensidad. El amor incondicional viene de la mano de la aceptación, de mi, del otro y de la vida. Una vez aceptamos ya no hay condiciones para amar.
Como terapeuta yo acepto a mi paciente tal y como es, le quiero así y desde el amor le acompaño en su proceso de cambio.
Según transitamos el camino de la aceptación podemos aprender a amar cada instante que vivimos, aceptándolo tal y como nos llega. Cuando aceptamos dejamos de pelearnos con la vida y eso nos permite poner nuestra energía en generar cambios útiles que faciliten el crecimiento propio, del otro y del mundo.
Espero que os guste este número de BONDING y lo difundáis entre vuestros amigos y colegas (animarles a suscribirse y así les llegará gratuitamente cada mes) y, ya sabéis que estamos permanentemente en www.bonding.es
Un abrazo a tod@s.
José Zurita
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