El trauma histórico de la colonización analizado desde el enfoque del Análisis Transaccional

15/10/2024

trauma historico

1.  RESUMEN

El presente trabajo explora las heridas aún vigentes debido al Trauma Histórico de la colonización, enfocándose en el caso del Perú. Se basa en mi vivencia personal como peruana, mis observaciones y también varias fuentes de investigación actuales. Utilizo el modelo del Análisis Transaccional como marco psicoterapéutico para evaluar el Trauma Histórico desde un punto de vista psicológico, algo que nunca se ha explorado antes. Me baso en el Análisis Transaccional para identificar los mandatos y guiones formados en el colectivo de una sociedad que ha pasado por la experiencia de ser colonizada y evaluó como estos todavía perduran. Finalmente, comparto mi propia experiencia de curación basándome en las herramientas del Análisis Transaccional.

Palabras clave: Trauma Histórico, colonización, racismo, endorracismo, Análisis Transaccional, Perú

2.  INTRODUCCIÓN

El Trauma Histórico se define como un trauma colectivo masivo que inflige una herida profunda a un grupo de personas o comunidades que comparten una identidad o afiliación y se perpetua a través de generaciones en el tiempo. Aunque los eventos acontecieran muchos años antes o inclusos siglos antes como es el caso de la colonización del Perú, según la teoría del Trauma Histórico, el trauma y sus repercusiones siguen presentes hasta el día de hoy afectando a los descendientes que recibieron el trauma directamente 26,29.

He escogido este tema por dos razones principales. La primera es que dentro del mundo psicoterapéutico muy pocas veces se analiza las particularidades o se reconoce el efecto de los eventos históricos traumáticos en una sociedad o país, tanto como se estudian a nivel individual. La colonización es un ejemplo a los que se les puede añadir las guerras, dictaduras, genocidios, esclavitud, etc. Sin embargo es un tema muy poco abordado en términos de impacto en la psique individual y social y con pocos recursos terapéuticos a nivel colectivo que creo serían necesarios desarrollar e investigar más a fondo.

La segunda razón es por mi experiencia personal como peruana que ha nacido y crecido en Perú pero que también ha vivido la mayor parte de su vida en varios países occidentales lo cual me ha ayudado a observar con detalle mis patrones psicológicos en este contexto alejado de mi cultura de origen y así analizar la parte de mi bagaje psicológico que puede ser visto desde la perspectiva del Trauma Histórico.

He decidido primero narrar mi experiencia familiar y personal identificando y describiendo mis heridas emocionales que puedan tener una relación con el Trauma Histórico sufrido por mi familia y heredado a nivel personal. A continuación, defino con más detalle el Trauma Histórico, sus mecanismos de transmisión describiendo como puede estar presente en la sociedad peruana. En la siguiente parte, utilizo los conceptos del Análisis Transaccional para analizar el Trauma Histórico bajo los parámetros de este sistema psicoterapéutico y profundizo con más detalle en el caso del Perú explicando la formación de mandatos y guiones (conceptos del Análisis Transaccional) provenientes del Trauma Histórico. En la última parte, narro el trabajo personal que realicé que probablemente contribuyó a curar mis heridas provenientes del Trauma Histórico e igualmente comparto posibles soluciones a nivel colectivo. El objetivo de este documento es de abrir el debate sobre la posibilidad de un Trauma Histórico aún vigente en el Perú, fomentar su investigación y desarrollar nuevas vías terapéuticas para abordarlo.

3. MI EXPERIENCIA PERSONAL Y EL TRAUMA HISTÓRICO

El ser humano puede tener varias capas de traumas, a nivel personal, familiar, intergeneracional y social. Durante mi vida he trabajado en varias de ellas pero en este trabajo quiero enfocarme con mayor objetividad en lo que considero proviene del Trauma Histórico, lo cual es un trauma a nivel intergeneracional e incluso social. El Trauma Histórico es como una llaga que se queda abierta en la psique de una sociedad o comunidad aunque haya pasado muchos años o incluso siglos después del evento histórico que dio origen al trauma. En mi caso, hablaré sobre mi relación con el color de mi piel morena y los sentimientos que he experimentado al sentirme conectada con mis orígenes indígenas de los Andes del Perú.

Todos mis abuelos provienen de los Andes y varios de ellos hablaban quechua como idioma materno. El quechua era el idioma del Imperio Inca o Tawantinsuyo, hasta la llegada de los españoles que impusieron el español o castellano. El quechua no era ni es el único idioma autóctono del Perú pero es uno de los más importantes y actualmente aproximadamente un 13% de la población del Perú es todavía quechua hablante sobre todo en las regiones andinas17. Cuando mis abuelos emigraron a la capital, Lima, dejaron de hablar quechua y no se lo enseñaron a sus hijos incluyendo a mi padre. Yo nunca tuve la oportunidad de escucharlos hablar en quechua, ni nunca me enteré de que lo hablaban hasta mi edad adulta. La gente que hablaba quechua era discriminada en la sociedad limeña. El hablar quechua estaba identificado con provenir de la sierra andina, pertenecer a una raza inferior, menos civilizada, educada y progresista, ser una persona atrasada y sin capacidades intelectuales. La gente de la sierra era insultada, maltratada y abusada. Eran considerados ciudadanos de segunda clase y no estaban a la altura de la gente blanca o de descendencia europea en Lima. Sus derechos y su voz no tenían el mismo valor. Por consecuencia mis abuelos dejaron de hablar quechua, igual que lo hicieron muchas familias que llegaron desde el interior del país a Lima a partir de la década de los 40 cuando se produjo una migración masiva a Lima10.

Actualmente aproximadamente el 80% de la población limeña es de descendencia andina10 sin embargo el quechua prácticamente ha desaparecido en Lima y en definitiva se perdió en mi familia, mis primos nunca lo aprendieron y yo nunca lo aprendí ni tampoco conocimos el valor en aprenderlo. A mi padre le pasó igual, nunca vio la necesidad de aprenderlo. En sus palabras era como “un idioma fantasma”, el quechua no existía y con esto se perdió la conexión a nuestras raíces andinas. Yo nunca viajé ni me llevaron a los pueblos de donde mis abuelos venían, ni tuve ninguna conexión con la familia extensa que se quedó en esas zonas. Mi madre que sí nació en los Andes pero después de graduarse como enfermera se mudó a Lima, tampoco nunca me llevó a su tierra, Huancayo, en la sierra central andina. Fue como si ese pasado nunca hubiera existido. Nunca supe si ella hablaba quechua o siquiera lo entendía por haber pasado tantos años en esas comunidades. Si lo hablaba nunca me lo dijo.

Las personas que migraron a Lima desde el interior del país tuvieron que “alimeñizarse”, es decir dejar atrás su identidad cultural para poder ser aceptados en la nueva sociedad. Esto incluía dejar de hablar quechua. Este proceso no fue una integración en la cultura limeña como cuando dos culturas que se encuentran de igual a igual. Más bien fue un proceso extremo de aniquilación y desprecio por sus propias tradiciones y cultura. Esto es lo que se define como endorracismo, un racismo interiorizado18. El endorracismo es mucho más profundo que un auto-rechazo a una tipología física o una raza. El endorracismo incluye una interiorización profunda de prejuicios en contra toda una cultura y tradición que la raza menospreciada representa. Esto incluye todos los aspectos prácticos e ideológicos del ser humano desde el idioma, la comida, la vestimenta, la música hasta la cosmovisión, la estructura familiar, los valores etc. Todo esto es despreciado, aniquilado, borrado para “blanquinizarnos”16.

El concepto de raza en realidad es un concepto europeo. No existía en el Perú hasta la llegada de los españoles18,20. El racismo igual que el endorracismo es algo que nace en el contacto y el encuentro con el otro. Es el otro que me da el punto de comparación para crear una tal clasificación de mis características físicas y culturales como “otra raza” y después jerarquirizarla. La jerarquía surge por lo general para monopolizar el poder en la raza privilegiada18. Esto es lo que pasó durante la colonización del Perú cuando el poder se centralizó en las manos de los españoles, raza superior por ser blanca.

Yo crecí en Lima con una jerarquía de razas tan impregnada en la sociedad que se respiraba como algo natural. Todo existía dentro de este contexto sin siquiera darnos cuenta. Era puramente inconsciente. Sabía cuál era el color de mi piel y aunque hubiera nacido en Lima, tenía el pasado “oscuro” de tener un lado indígena y andino, y por lo tanto ser automáticamente inferior a la gente más clara. Había una sensación de vergüenza estética, de sentir que no puedo ser bella si no soy de piel clara. Los dos no iban de la mano. Es como si los rasgos indígenas estaban automáticamente conectados con fealdad. Lo bello era lo blanco y cuanto más rubio, mejor. Esto dejó en mí un sentimiento de inferioridad e incomodidad cuando entablaba contacto con gente de piel más clara. Me generaba un sentimiento de vergüenza, como si su presencia me hacía sentir menos. Lo noté más al salir de Perú y moverme en círculos en los cuales no estaba acostumbrada en Lima. Interesantemente esa sensación en ocasiones ha sido más fuerte frente a latinoamericanos “más blancos” o “más occidentalizados”, como si entre ellos y yo el marco de jerarquía racial aparecía automáticamente al ser provenientes de un contexto donde uno se socializa bajo estos parámetros como algo natural.

Con el tiempo me di cuenta como este sentimiento de vergüenza estética tuvo influencia en mis decisiones de vida. Creo que de cierta manera también rechacé inconscientemente tener una relación con parejas que se asemejaran a mi color o con rasgos indígenas. Estar con alguien de mi color resaltaba mi sentimiento de vergüenza estética, me hacía sentir vulnerable, rechazada y fea. Creo que inconscientemente buscaba la aprobación de alguien “blanco” y así poder encontrar mi propio valor a través de este reconocimiento. Sin darme cuenta este sentimiento estaba tan ahondado en mí a pesar de provenir de una familia abierta racialmente y a pesar de nunca haber vivido experiencias racistas en los países extranjeros en los que he vivido. Pero la vergüenza estética existía en la sociedad limeña y teñía todas nuestras interacciones. Es decir tenía el endorracismo marcado dentro de mi sin siquiera darme cuenta. A pesar de querer a mi cultura y a mi país, una parte de mi la rechazaba. Había una contradicción entre amor y vergüenza a un nivel muy profundo. El tomar consciencia de este sentimiento me llevó a buscar información sobre el trauma intergeneracional hasta que topé con el Trauma Histórico. Creo que esta experiencia que viví de un sentimiento de menosprecio interiorizada por mi raza y orígenes es consecuencia del Trauma Histórico de la colonización que vivió el Perú hace ya dos siglos pero cuyas ideas quedaron impregnadas en lo más profundo de la psique de la población y de mi familia, hasta que se ahondó en mi propio ser.

4.  DEFINICIÓN DEL TRAUMA HISTÓRICO Y SUS MECANISMOS DE TRANSMISIÓN

La primera vez que leí sobre el Trauma Histórico lloré. Me invadió un sentimiento de que por fin algo que había sentido por mucho tiempo y que había vivido mi pueblo y mi cultura era reconocido, explicado, validado. Sentí que alguien podía entendernos como si tuviéramos una voz validada por médicos, sociólogos, investigadores que trataban de buscar vías para curar estas heridas. La palabra trauma proveniente del griego que significa «herida». Esta herida se genera tras un evento o una serie de eventos altamente estresantes y aterradores que sobrepasan los mecanismos reguladores de la persona13. En el caso del Trauma Histórico la herida ocurrió en la historia pero todavía duele en el presente.

El concepto de Trauma Histórico fue definido por primera vez por la Dra. Brave Heart, PhD, en 1995 refiriéndose al trauma colectivo de la colonización en las comunidades de Nativos Americanos en EE.UU.1 y se ha seguido utilizando para incluir investigaciones de otros grupos indígenas afectados en Canadá, Australia y Nueva Zelanda23. Los investigadores buscan entender las consecuencias psicológicas intergeneracionales de siglos de genocidio, eliminación étnica y forzado aculturamiento en los descendientes de la población indígena afectada29. Las investigaciones empezaron tras observar los efectos negativos en la salud mental de los descendientes de los sobrevivientes del Holocausto14,24. Sin embargo, a comparación del Holocausto, se considera que el Trauma Histórico de la colonización fue un exterminio de mucha más gran envergadura, de una erradicación étnica casi total en algunas comunidades y que ha enraizado una herida de discriminación institucionalizada que todavía persiste29.

Hay muchas maneras de clasificar los tipos de traumas pero la descripción del Dr. Joe Solanto es la más relevante dentro de la perspectiva del Trauma Histórico23. Él describe tres tipos de trauma. Trauma de tipo 1 o situacional donde el trauma que ocurre es el resultado de un evento en particular como puede ser un accidente de coche o un asesinato. Trauma tipo 2 o cumulativo, en este caso el trauma es repetitivo, ya no solo es un evento aislado sino que es constante en el tiempo, como puede ser un abuso sexual a través de los años o experiencia de racismo a través del tiempo. El trauma tipo 3 o intergeneracional, es el trauma más difícil de tratar porque involucra múltiples eventos traumáticos que se perpetúan a través del tiempo involucrando varias generaciones. El Dr. Joe Solanto considera que el trauma de la colonización, donde las comunidades se vieron afectadas por una serie de eventos que incluyeron epidemias, hambrunas, asimilación forzada, genocidio, aculturación, relocalizaciones, subyugación, etc. es un ejemplo de trauma tipo 3 que involucra una herida mucho más profunda definida muchas veces como a “soul wound”, herida en el alma, por los nativos americanos24.

Hasta ese momento el estudio del trauma era sobre todo a nivel personal y enfocado en el Trastorno de Estrés Postraumático. Esto tenía varias limitaciones ya que no tenía en cuenta el contexto histórico, político y cultural de la persona afectada ni las características específicas que involucra un trauma a nivel de una comunidad entera y de carácter sistemático a través de generaciones. Para los investigadores del Trauma Histórico este enfoque era muy limitado1. El Trauma Histórico tiene características específicas como ya he mencionado, es colectivo, sistemático e intergeneracional, y también otras que importa resaltar. Una de ellas es la ejecución del trauma por un grupo dominante externo a la comunidad. Este grupo dominante tiene intenciones destructivas y actúa deliberadamente. Un trauma infligido deliberadamente es distinto a un trauma por accidente o debido a desastres naturales. Un trauma deliberado produce sentimientos de alienación y de desamparo muy profundos afectando al sentimiento de invulnerabilidad y dignidad del ser humano, dejando la sensación de falta de orden y justicia en el mundo creando un sentimiento de desesperanza1,24.

Otra característica argumentada dentro de la teoría del Trauma Histórico es que la magnitud del trauma es tan significativo que desvía a la población subyugada de su curso histórico natural lo cual resulta en un legado de desigualdades a nivel individual afectando la salud física y estabilidad emocional; y a nivel de sociedad perpetuando toda clase de desigualdades económicas y sociales creando una experiencia universal de trauma que persiste en el tiempo1,24. El choque es tal que continua resonando y recreando experiencias de injusticia, violencia, discriminación y abusos. El ciclo no se rompe tan fácilmente, más bien se retroalimenta.

Varios mecanismos de transmisión han sido propuestos para evaluar como el Trauma Histórico puede seguir perpetuándose. La sucesión se puede dar a nivel biológico, familiar y social. A nivel biológico y genético se ha estudiado la idea de un “ADN psicológico», por ejemplo las memorias de miedo pueden ser transmitidas fisiológicamente y reflejadas en el genoma1,14. Por otra parte, las investigaciones a nivel epigenético han estudiado la influencia del medio ambiente (dieta, estilo de vida, estrés, etc.) sobre los genes creando cambios en la expresión genética que se puede pasar de padres a hijos15. El Trauma Histórico podría ser considerado uno de esos factores externos que crean cambios epigenéticos que se heredan a través de generaciones. Además, se reconoce que los altos niveles de estrés crónico tienen un efecto en el eje hipotálamo-pituitario- adrenal, en el sistema cardiovascular, metabolismo y sistema inmune aumentando el riesgo de adquirir enfermedades crónicas cuyo riesgo puede ser heredado por los descendientes24.

Otros mecanismos de transmisión evaluados a nivel familiar son las alteraciones en los patrones de apego, en el sistema de comunicación familiar y en modelos relacionales14. Individuos que nacen de padres que han sido afectados por el Trauma Histórico tienen dificultades para desarrollar modelos de apego seguro1. De acuerdo con la teoría del apego desarrollada por John Bowlby, es mediante los cuidados y seguridad que proporciona una madre o el cuidador principal que un niño o niña se desarrolla sanamente. Si la madre no es capaz de proporcionar esta seguridad y un vínculo seguro, esto afectará al niño en su desarrollo emocional e incluso biológico a nivel neuronal y en el desarrollo cerebral12. Las personas afectadas por el Trauma Histórico sufrieron heridas emocionales tan profundas que se vieron afectadas en su manera de relacionarse con los demás y con sus hijos. Por lo tanto el modelo de apego se quebrantó. Puesto que los modelos de apego se pasan de padres a hijos, un modelo inseguro se puede perpetuar.

El Trauma Histórico también se perpetúa a nivel social debido a la fragmentación de la comunidad, su cultura y sus modos de vida tradicionales y al imponerse un nuevo modelo operativo1,24. El nuevo orden social de desigualdad y opresión de la comunidad afectada llega a imponerse de tal manera que se institucionaliza. Las nuevas normas, ideas, cosmovisión se imponen como único modelo constantemente resquebrajando el modelo anterior, perpetuando así un sistema de discriminación y desigualdades socioeconómicas24. Este sistema continúa así recreando el trauma vivido de subyugación de la comunidad afectada.

A esto se le añade la traumatización vicaria, otro mecanismo a nivel social que perpetúa el trauma. La traumatización vicaria surge cuando las historias del trauma vivido se siguen contando en la sociedad creando una memoria colectiva de la experiencia24. Al transmitir las historias se transmite también la carga emocional y la vivencia de sufrimiento que perpetúan sentimientos de dolor no procesado. A todo esto se le añade la idea de que las desigualdades que se crearon debido al trauma original de la colonización todavía persisten y así se valida y refuerza la experiencia del trauma original 24.

5.  LOS SINTOMAS DEL TRAUMA HISTÓRICO EN LAS POBLACIONES INDÍGENAS DEL PERÚ Y NATIVOS AMERICANOS DE EE.UU.

La teoría del Trauma Histórico está en evolución y no hay investigaciones con respecto al Trauma Histórico de la colonización en Perú. La mayoría de las investigaciones se ha enfocado en los Nativos Americanos de EE.UU. No se ha investigado ni el efecto del Trauma Histórico en las poblaciones indígenas del Perú ni tampoco el posible efecto a otros niveles de la población como en los mestizos descendientes de poblaciones de las zonas rurales de Perú, como era mi caso. Sin embargo se pueden hacer muchos paralelos entre los eventos traumáticos que vivieron las poblaciones nativas americanas de EE.UU. y las poblaciones autóctonas del Perú.

Ambas colonizaciones resultaron en la casi erradicación de una cultura con una serie de abusos cometidos, masacres, asesinatos, violaciones, desplazamientos de poblaciones para beneficio del grupo dominante28. Igual que incluyeron un mecanismo de aculturamiento forzado y una imposición de nuevas ideas, idioma y cosmovisión2,32. Fue un cataclismo en su proceso de historia natural. Los efectos de tal proceso han llevado a desarrollar una constelación de síntomas que dentro de la teoría del Trauma Histórico se define como Historical Trauma Response (Respuesta al Trauma Histórico). La Respuesta al Trauma Histórico incluye una serie de emociones y acciones como reacción al trauma. Algunas de estas son actitudes autodestructivas, rabia, violencia, baja autoestima, ansiedad, depresión, miedos extremos, internalización del sufrimiento de los ancestros, somatizaciones, historical unresolved grief (dolor ancestral no procesado), entre otras2,3.

Se ha argumentado que la Respuesta al Trauma Histórico es una de las razones por las cuales los nativos americanos tienen una de las tasas más altas de enfermedades de todos los grupos étnicos en EE.UU4. De acuerdo con el Indian Health Services, los nativos americanos tienen tasas más altas de muerte por tuberculosis (500% mayor), alcohol (514%), diabetes (177%), homicidio (92%), suicidio (82%) que cualquier etnia o grupo racial en EEUU. Se ha observado que 5 de las 10 principales razones de muerte entre los hombres Nativos Americanos son relacionadas a conductas de riesgo como son alcoholismo y consumo de drogas2,4. Los arrestos en promedio son 2 veces más que otros jóvenes por consumo de sustancias psicoactivas y 49 veces más por crímenes relacionados con alcohol1. Esto ha generado una gran disparidad también a nivel socioeconómico en estas comunidades.

En el caso del Perú, la población quechua hablante tiene escaso acceso a servicios básicos como son salud y educación. La tasa de mortalidad infantil es 3.5 veces mayor en la poblaciones indígenas y la esperanza de vida puede llegar a ser 30 años menor5. Las investigaciones de enfermedades psiquiátricas como depresión son muy escasas6, ya que estas poblaciones han vivido prácticamente marginadas. Las mujeres indígenas sufren mayor violencia de género y violaciones que las mujeres no indígenas8 pero aun así hay muy pocos estudios y datos al respecto comparado con las zonas urbanas7. No hay investigaciones para cuantificar hasta que punto esto es debido a la Respuesta al Trauma

Histórico y hasta que punto es el proceso de discriminación que llevan viviendo por siglos estas comunidades que ha resultado en tal desigualdad en salud y a nivel socioeconómico5,28,. Igualmente se podría argumentar que el proceso de racismo y discriminación que se instauró durante la colonización sigue todavía manteniéndose perpetuando y retroalimentándo el Trauma Histórico. Más investigación al respecto sería de suma importancia.

Para poder objetivamente cuantificar la conexión entre el Trauma Histórico vivido en las comunidades Nativas Americanas de EE.UU. y los síntomas psicológicos que hoy en día presentan dichas comunidades, Whitbeck diseño dos escalas. Historic Loss Scale (Escala de pérdida histórica) para medir la frecuencia de los pensamientos de un individuo sobre sus pérdidas históricas y Historical Loss Associated Symptoms Scale (Escala de síntomas asociados a la pérdida histórica) para medir las emociones que dichos pensamientos generan29. Esta es una de las medidas más objetivas donde se busca conectar claramente el impacto emocional en los nativos americanos en la actualidad. Whitebeck constató que el pensamiento de pérdida estaba muy presente en la población actual y las emociones que se generaban con más frecuencia eran tristeza, depresión, rabia, pensamientos intrusivos, incomodidad alrededor de gente blanca, y miedo/desconfianza de las intenciones de la gente blanca. Véase Apéndice A y B. Whitbeck clarifica que estas escalas no son exhaustivas ni aplicables a todas las comunidades indígenas afectadas por la colonización, ya que es muy probable que cada comunidad tenga su propia peculiaridad y respuesta al trauma, sin embargo es el primer intento de cuantificar el impacto emocional en la población actual29.

No se ha desarrollado tal escala para las comunidades indígenas del Perú, pero dentro de la sociedad peruana se observa un discurso que hace referencia a varias pérdidas, algunas similares a las identificadas por Whitebeck. Por ejemplo, existe la sensación de la pérdida de un gran imperio que la población lo recuerda como un sistema justo e igualitario que fue remplazado por un sistema abusivo que impregnó la sociedad de valores corruptos. Hay la sensación de que se perdieron valores y principios dentro de los cuales se recuerda las 3 leyes principales de los Incas en quechua “Ama Sua, Ama LLulla y Ama Quella”, no robaras, no mentiras y no serás ocioso. Lo cual se lamenta haber perdido en la sociedad actual con la llegada de los españoles con ánimos de avaricia y en busca de oro9. Una de las claras emociones que este pensamiento genera en la población es tristeza y también odio y rencor hacia los españoles. Es importante resaltar que este sentir es subjetivo y la objetividad de la realidad de la colonización es mucho más compleja. Pero para analizar el impacto emocional en la población indígena buscamos indagar en el sentir, no en la objetividad de cada uno de los hechos que puede ser debatible históricamente.

Sin embargo, está claro que la colonización instauró una jerarquización de razas donde los indigenas por un tiempo eran incluso considerados seres sin alma. Tras la independencia del Perú, los indígenas nunca contaron con un papel político y representativo, lo cual se definió como “el problema del indio”. De acuerdo a uno de los

grandes pensadores peruanos del siglo XX , José Carlos Mariátegui, el “problema del indio” era un proceso sistemático de negación del indio como sujeto protagónico del devenir sociohistórico del Perú. Dicha negación estaría a la base de la constitución del Perú republicano desde de la declaración misma de la independencia28. Desde el punto de vista de los pensadores indigenistas, la independencia del Perú nunca llegó a los indígenas y a través del endorracismo impregnado en la sociedad se mantuvo una alienación constante. Se puede argumentar que el sentir que esto genera en la población es un síntoma del Trauma Histórico. Ese sentimiento queda claramente reflejado en el discurso inaugural del ex Presidente Pedro Castillo, presidente de origen rural, humilde y campesino elegido en el 2021.

!En nuestras tierras florecieron importantes y extensos estados como el Wari y, luego, el Tawantinsuyo. Durante cuatro milenios y medio, nuestros antepasados encontraron maneras de resolver sus problemas y de convivir en armonía con la rica naturaleza que la providencia les ofrecía. Fue así hasta que llegaron los hombres de Castilla, que con la ayuda de múltiples felipillos, y aprovechando un momento de caos y desunión, lograron conquistar al estado que hasta ese momento dominaba gran parte de los Andes centrales” !No gobernaré desde la Casa de Pizarro, porque tenemos que romper con los símbolos coloniales, para acabar con las ataduras de la dominación que se han mantenido tantos años”22.

Desde el punto de vista del Trauma Histórico, el discurso es una clara muestra de una pérdida que todavía se lamenta, un dolor no procesado y sentimientos de injusticia aún presentes que parecen perpetuar la sensación del trauma vivido por la colonización. Este es el sentir de poblaciones indígenas y poblaciones provenientes del interior del país y de la gran parte de la población que votó por Castillo.

6.  EL TRAUMA HISTÓRICO ANALIZADO DESDE EL ANALISIS TRANSACCIONAL

He decidido utilizar el modelo del Análisis Transaccional para analizar el Trauma Histórico desde un enfoque psicológico que nos puede aportar mayor claridad sobre como este tipo de trauma se puede desarrollar. El Análisis Transaccional me parece un modelo psicoterapéutico interesante para analizar el Trauma Histórico y que al mismo tiempo nos puede dar herramientas psicoterapéuticas para poder abordarlo. El Análisis Transaccional es una psicoterapia sistemática para el crecimiento personal desarrollada por el Dr. Eric Berne, médico psiquiatra en la década de 195011. Describiré primero con más detalle en que consiste el Análisis Transaccional y después explicaré como sus conceptos pueden ser aplicados al Trauma Histórico.

El Análisis Transaccional nos ofrece una teoría de la personalidad en la cual la psique humana está estructurada en los llamados Estados del Yo desde los cuales las personas se comunican con ellos mismos en su interior y con otras personas. Hay tres estados del Yo: Padre, Adulto y Niño. Véase Apéndice C. Cada estado es un sistema formado por un conjunto de emociones, pensamientos y patrones de conducta11. Una persona puede actuar en cualesquiera de los tres estados y cambiar de estado dependiendo de con quien se comunique o relacione. El estado del Yo Padre es una serie de sentimientos, actitudes y pautas de conducta que se asemejan a los de una figura parental. Es decir cuando hablamos o pensamos como nuestros padres o personas que eran importantes o con poder cuando éramos niños estamos actuando desde nuestro estado de Yo Padre. Esto incluye las ideas y normas de vida de como hay que hacer o no hacer las cosas y por lo general son poco flexibles11.

El estado del Yo Niño incluye sentimientos, actitudes y pautas de conducta de nuestra propia infancia. Esta basado en nuestra propia historia infantil y primeras experiencias. Es el estado mas arcaico del individuo donde se quedan grabadas las más intensas experiencias de vida, difíciles y nutritivas. Aunque seamos adultos a veces actuamos y nos comunicamos desde este estado. Cuando actuamos impulsivamente, espontáneamente, con sumisión o rebeldía frente a algo o alguien, se puede decir que estamos en nuestro estado Niño. Finalmente el estado del Yo Adulto esta caracterizado por una serie autónoma de sentimientos, actitudes y pautas de conducta adaptadas a la realidad actual. Es la parte de la persona que piensa, siente y actúa tomando en cuenta los datos de la realidad objetivamente11. Cuando recogemos datos y tomamos decisiones basadas en datos objetivos y la lógica se puede decir que estamos actuando y comunicando desde nuestro estado Adulto.

Estos conceptos del Análisis Transaccional se pueden aplicar a cualquier contexto donde exista una interacción y por lo tanto haya comunicación verbal o no verbal entre dos partes25. El Análisis Transaccional se ha utilizado a nivel organizacional y educativo y voy a argumentar que lo podemos utilizar incluso para analizar el Trauma Histórico de una sociedad o país. Dentro del contexto del Trauma Histórico de la colonización se puede hablar del Padre como la autoridad o el grupo dominante que impone y dicta unas leyes bajo las cuales se debe de regir una comunidad, en este caso el grupo dominado. Los colonizadores se comunicaron con el grupo dominado desde su estado de Yo Padre, creando normas, ideas y pautas rígidas que debían de seguirse. Dentro del Análisis Transaccional, se puede describir este estilo de Padre como Padre Crítico. Tomamos esta postura cuando juzgamos, etiquetamos, sancionamos, controlamos, ordenamos, pero nuestros juicios y sanciones no son aplicables a la situación, no son justas o son mal explicadas, no están al servicio de la persona con la que interactuamos, sino arbitrarias, no se basan en ningún fundamento jurídico o moral, son humillantes y agresivas y son demasiado rígidas11. Este parece haber sido el estado del Yo de los colonizadores. El Padre Crítico no es un funcionamiento sano en una relación.

El grupo dominado puede describirse bajo la perspectiva del Niño, ya que la relación era jerarquizada, por lo tanto no era una relación de Adulto a Adulto. El Niño, es decir el grupo dominado, puede experimentar una serie de emociones, incluyendo sentimientos de inseguridad, rabia, sumisión, rebeldía, por una parte amoldarse a las demandas del Padre y por otra parte, rebelarse. Hay varios comportamientos que el Niño puede adoptar. Uno de ellos es entrar en sumisión, en el estado del Niño Adaptado Sumiso, en el cual se acatan las normas aunque sea en detrimento de si mismos. Este es uno de los roles en el cual el grupo colonizado se vio obligado a actuar. Otro de los estados es el Niño Rebelde. Este es otro de los roles que el grupo dominado también tomó cuando desobedecía las normas de manera peligrosa, provocativa e incluso violenta. En esta relación de colonizador-colonizado la presencia del estado del Yo Adulto esta muy poco presente. La comunicación es jerárquica de arriba abajo, del Padre hacia el Niño.

Otra idea importante del Análisis Transaccional es la teoría sobre cómo se forman los varios patrones de vida que resultan en el guión de vida. El guión de vida es un plan preconsciente de vida basado en una decisión propia tomada en la infancia bajo la influencia del entorno (padres, familia, escuela, cultura, etc) y reforzada por el mismo entorno11, básicamente familiar, aunque también social, moldeándonos desde la infancia para actuar de una determinada manera que es aprobada por ese mismo entorno. Así decidimos inconscientemente que mientras actuemos de esta manera nuestro entorno estará satisfecho con nosotros y recibiremos aprecio y amor. Desde niños nuestra necesidad de amor es tan importante para nuestra subsistencia que adoptaremos internamente y profundamente este guión para sobrevivir. Este guión lleva a la formación de mandatos. Los mandatos son mensajes no verbales, inconscientes que hemos interiorizado para no salirnos del guión de vida.

Desde el punto de vista del Trauma Histórico se puede hablar de varios mandatos que se instauraron en la interacción con los colonizadores. En el apéndice D se lista los mandatos más comunes descritos dentro del Análisis Transaccional. De esta lista, uno de los mandatos que se instauró en el Niño (grupo dominado) por el Padre Crítico (grupo dominante) es el de No seas Tú, es decir no seas como eres, no seas indígena, no seas de tu cultura, creencias, tradiciones, pensamiento. En el seno familiar, este mandato se observa cuando los padres no aceptan como es hijo en su totalidad. Por ejemplo cuando comunican que hubieran querido tener un niño en lugar de una niña o cuando comparan al niño con otro e indirectamente comunican que quisiera que sea distinto, que tenga distintas habilidades o virtudes. En el caso de la colonización, este mandato de No seas Tú en realidad es una muestra de racismo. No seas Tú involucra discriminación y rechazo. Con el tiempo este mandato se interiorizó y se enraizó en los individuos dando origen al endorracismo. Es decir, ya no necesito que el grupo dominante me diga que no sea yo, ahora yo mismo me lo digo y me relaciono conmigo mismo de esa manera. Esto es lo que en psicoterapia se llama introyección. El endorracismo es la introyección del racismo, es decir hemos interiorizado el mensaje del Padre Crítico dentro de nosotros mismos. Esta es una de las maneras por las cuales puedo explicar como interioricé la vergüenza por mis raíces indigenas y raza, interiorizando el mandato No seas Tú.

Otro mandato que se puede resaltar durante la colonización es el de No seas. Esto significa no existas, no cuentes, no importes, es decir los otros cuentan pero tú no importas. En el caso de la colonización, el grupo colonizador contaba, pero el grupo colonizado no tenia importancia. Este mandato puede generar la perpetuación de racismo y alienación del grupo indígena autóctono.

Es importante resaltar que el guión de vida con los mandatos asociados son mensajes muy profundos que se quedan grabados inconscientemente. Ya que la colonización duró varias generaciones, los mandatos se interiorizaron a nivel colectivo durante varias generaciones fuertemente que perduran. De cierta manera, el Análisis Transaccional se podría utilizar como mecanismo de transmisión del Trauma Histórico ya que nos puede dar una explicación de como el trauma puede haberse perpetuado pasando de generación en generación a través de mandatos y guiones de vida interiorizados por la población.

7.  LA COLONIZACIÓN DEL PERÚ ANALIZADA DESDE LA PERSPECTIVA DEL ANÁLISIS TRANSACCIONAL: MANDATOS Y GUIONES

En el caso de la colonización del Perú se puede observar el mismo patrón relacional de comunicación de Padre a Niño y los mismos mandatos de No seas Tú y No seas descritos anteriormente. A continuación describiré en más detalle como este modo relacional todavía perdura en el Perú y el guión de vida que se ha creado en la sociedad.

Los colonizadores se relacionaron con la población nativa desde un rol del Padre Crítico buscando imponer ideas y modos de vida, “civilizar a los indios salvajes”. La colonización fue un proceso racista, de rechazo a una cultura y de imposición de otra con toda una maquinaria de aculturamiento a través del idioma, la educación y la religión. Ya que la colonización duró varios siglos el mensaje y los mandatos fueron intergeneracionales.

Estos mensajes se integraron en la psique de la sociedad y perduraron tras la independencia del Perú. Aunque hubo una transición de poder, no hubo un cambio en el concepto de “raza inferior”. Nunca hubo una revolución de razas, ni una democratización del poder20. Los mandatos de No seas Tú y No seas nunca se vieron derrocados.

Dentro de la perspectiva del Análisis Transaccional, los niños interiorizan los mensajes de los padres, familia, sociedad como propios. Esta interiorización significa que en un momento el niño adopta la función del Padre dentro de su psique. Este proceso es importante porque así desarrollamos un marco de referencia que nos ayuda a protegernos y guiarnos en momentos de inseguridad cuando ya somos adultos. Sin embargo cuando estas ideas se interiorizan rígidamente y sin un proceso de razonamiento, contaminaran nuestro estado del Yo Adulto. Es decir, estas ideas del Padre prevalecerán aunque no sean saludables. Esto es lo que en el Análisis Transaccional se llama contaminación. La contaminación del Padre hacia el Adulto es la base de los prejuicios11.En el caso de la colonización, las ideas del Padre Crítico (colonizador) se adoptaron como verdades absolutas y esto fue la base de la discriminación y racismo a nivel interpersonal. A nivel individual, la contaminación del Adulto por el Padre Crítico llevó al endorracismo, es decir el Padre Crítico ahora existe dentro de nuestra propia psique.

Esta contaminación se percibe en la comunicación cotidiana. Por ejemplo, la palabra “serrano” que sencillamente significa proveniente de la Sierra, es considerado un insulto en Perú. Llamar a alguien “serrano” en Perú es insultarlo asociándolo con la gente de la Sierra andina. El racismo es tan profundo que ya no son los “blancos” que discriminan a los de color de piel más oscura, sino la misma gente de raíces indígenas o andinas que se insulta de esta manera. Cuando una persona de rasgos andinos lanza una frase racista, la respuesta es “¿Y tú acaso eres blanco?”, como si las personas blancas si tuvieran el derecho de decir tal frase19. Es decir se volvieron endorracistas, dando por sentado inconscientemente que la raza blanca es la superior y por lo tanto con derecho a discriminar.

El endorracismo es uno de los síntomas del Trauma Histórico que sigue afectando a la población en la actualidad. El endorracismo es el resultado de una colonización completada, es decir cuando termino adoptando como míos las ideas del opresor estoy completamente colonizado. Ya no estoy solamente en un estado de subyugación y opresión sino que he pasado al siguiente estado de completa conquista. Son varios los hechos que ponen esto en evidencia. Hay una clara tendencia en la población peruana y latinoamericana de querer parecerse a la cultura europea u occidental bajo el lema del progreso y la modernidad que ayude a superar el “primitivismo» de los pueblos indígenas18,20. La idea de considerar los pueblos indígenas como “primitivos y salvajes” quedó grabado en la psique colectiva. El mandato No seas Tú es también no seas primitivo ni salvaje; Sé como Yo, moderno, civilizado y progresista. El discurso racista y endorracista esta claramente grabado en la población como se puede observar en una entrevista al ex Presidente Alan García en el año 2011.

“[Hay] que derrotar las ideologías absurdas panteístas que creen que el aire es Dios… volver a esas formas primitivas de religiosidad donde se dice “No toques ese cerro porque es un Apu, esta lleno del espíritu milenario». Si llegamos a eso entonces no hagamos nada, ni minería. “No toques esos peces porque son criaturas de Dios”… y volvemos a este animismo primitivo. Yo pienso que necesitamos más educación… que estemos avanzando no significa que nuestras formas de antiguo pensamiento hayan sido superadas”21.

Superar las formas de antiguo pensamiento es aniquilar la cosmovisión indígena y su cultura, la cual está fuertemente conectada con el respeto a la naturaleza como un ser viviente del cual somos parte. Este proceso de eliminar el pensamiento indígena comenzó con la colonización pero todavía no ha terminado. Este es el guión de vida que se ha formado: “para que el país se desarrolle, hay que civilizar al indígena, es decir matar al indio y volverle europeo”. Este guión de vida se puede observar en la historia del Perú desde la independencia con una invisibilización histórica de los indígenas que no cuentan con un papel de poder en las decisiones del país28. Lo cual ha dado lugar a luchas indígenas de reivindicación e incluso a uno de los episodios más tristes de la historia contemporánea que fue el terrorismo de los años 1980 con Sendero Luminoso.

Sendero Luminoso buscó a través de la violencia reemplazar al estado peruano considerado como burgués por un régimen revolucionario campesino comunista30. De cierta manera buscó darle un papel al indio pero de una manera brutal. Este guión de vida de “civilizar al indígena” ha perpetuado una tensión en el país entre los pueblos más rurales del interior y la sociedad limeña moderna y europeizada.

La jerarquía de razas instaurada durante la colonización no ha podido ser desarticulada porque se ha construido en torno a él todo un sistema organizativo y protector de este poder18. El racismo y el endorracismo se institucionalizaron al adoptar la idea de la «superioridad europea” no simplemente como una superioridad racial sino también como una superioridad cultural e ideológica18. Por lo tanto, el pensamiento post-colonial organizativo no ha roto con el racismo y en consecuencia con el endorracismo, más bien de cierta manera lo ha perpetuado bajo el lema de progreso, desarrollo y modernidad basados en una visión de la dominación de la tierra y la extracción de sus recursos que son las maneras en los cuales los colonizadores se relacionaron con el nuevo mundo y los pueblos indígenas. A ello se contrapone la visión indígena de habitar la tierra con respeto, no como dueños de ella sino como parte de un sistema vivo. Puesto que el modelo de superioridad europea está vigente, el mensaje que sigue apoyando al guión de vida es: hay que seguir el modelo europeo occidental para desarrollarnos puesto que el modelo indígena es obsoleto y primitivo.

El mundo post colonial está todavía dividido bajo esta estratificación cultural coincidentemente reflejando una clara diferencia entre países ex colonizadores y países ex colonizados. Muchos de los países ex colonizados ahora están en la categoría de países subdesarrollados, o en vías de desarrollo, tercer mundistas. Estas categorías se crean bajo la visión occidental de lo que es el desarrollo y progreso que en siglo XX básicamente ha sido el progreso económico. De esta manera el indígena o la cultura autóctona indígena de los países ex-colonizados como el Perú que surgen fuera y antes del sistema capitalista nunca fueron integradas dentro del sistema operativo del país, es decir nunca se volvieron fuente de conocimiento. La “racionalidad eurocéntrica” prevaleció como la única racionalidad posible, como La Razón y única fuente del saber y del hacer20.

Los indígenas nunca fueron considerados “sujetos” de conocimiento sino eran “objetos” de conocimiento20. Este concepto nos mantiene en el guión de vida de rechazo a lo autóctono y una profunda necesidad de querer volvernos “blancos”, europeizarnos. Esto nos lleva a un menosprecio hacia las tradiciones indígenas, a su cosmovisión y sus modos de vida en todos los aspectos del conocimiento humano. Hay una fuerte contradicción que si lo autóctonomo y ancestral no representan lo moderno y progresista entonces no pueden ser incluidos como fuente de conocimiento válida. Solo lo moderno puede ser válido y lo moderno es el mundo occidental ex-colonizador. Por ejemplo, la filosofía andina, conocimiento medicinal de plantas y chamanismo quedan prácticamente descartadas. Es importante resaltar que lo opuesto del racismo no es el antirracismo, sino la inclusión e integración. Es decir se puede aceptar un color de piel y una raza pero no aceptar la cultura y el pensamiento asociada con esta raza. Solo si somos inclusivos podremos también aceptar una cultura y un pensar asociado a él como igual de válido a la nuestra. Esta falta de inclusión es lo que ha hecho que el endorracismo subsista, así hemos anhelado volvernos “blancos” o tener un pensamiento europeizado para ser aceptados.

Esta realidad ha creado una fragmentación en la sociedad peruana en dos partes. Una primera fragmentación es entre las comunidades más tradicionales del interior del país y las ciudades modernas incluyendo la capital, podría decirse entre la población más europeizada y la población autóctona. La otra fragmentación es dentro de las mismas poblaciones autóctonas, andinas, o de ascendencia indígena que en su necesidad de seguir el guión de vida de “civilizar al indio” buscan exterminar a su propia etnia. Esto es lo que en la perspectiva del Trauma Histórico se llama opresión lateral, es decir violencia y odio hacia los pueblos marginados, los indígenas, incluso por parte del mismo grupo étnico que ahora perpetua el rol de abuso que fue iniciado durante la colonización31. No solo los peruanos de ascendencia europea continuan con este guión de vida sino también los mismos indígenas o descendientes de los indigenas que en su afán por europeizarse también buscan acabar con el indio y su cultura. Todo esto resulta en una falta de consolidación de la identidad peruana afectando a nivel político, económico, social y estructural del país. Desde el punto de vista del Análisis Transaccional, no hay integración entre el Padre y el Niño. Tenemos un Padre y un Niño contaminados. El Padre se ha vuelto rígido en sus ideas y el Niño se ha quedado abrumado en su dolor ancestral, acentuándose el Trauma Histórico que ha vivido, el cual sigue recreándose. Este estilo de comunicación genera una relación disfuncional. En realidad, no hay comunicación, ni comprensión entre las dos partes sino una lucha interna de poderes.

8.  ENSEÑANZAS DE MI EXPERIENCIA PERSONAL CURANDO EL TRAUMA HISTÓRICO

El Trauma Histórico es de los traumas más complejos de curar no solo porque es intergeneracional y está muchas veces grabado dentro del sentir de las personas, sino porque es un trauma colectivo de la sociedad actual y requiere un cambio institucional para desarraigarlo individualmente, familiar y socialmente.

Me tomó muchos años entender, reconocer, incluso poder hablar sin vergüenza de lo que estaba pasando en mi interior. El camino que recorrí para poder dejar de sentirme inferior culturalmente y terminar con mi sentimiento de vergüenza fue muy largo y curiosamente fueron mis interacciones con personas en los países extranjeros en los que viví que poco a poco mermaron mi visión y cambiaron mi sentir, dentro de esas personas esta mi esposo de sangre española y francesa.

Al salir de Perú a los 17 años inicialmente a EE.UU. y después al Reino Unido, me encontré funcionando en marcos operativos más horizontales, menos clasistas y no experimenté vivencias racistas. Soy consciente que esta ha sido mi experiencia personal y que el racismo esta presente todavía en estas sociedades pero yo no lo experimenté tan abiertamente generalizado ni institucionalizado. En las palabras de mi padre después de pasar unos meses en Londres, me dijo “los ingleses te miran con la mirada limpia”. Es como si tu color no es lo que ven en ti en ese primer contacto. Fue en este contexto que empecé a sentirme más incluida.

En el Análisis Transaccional los mandatos se cambian con permisos. Los mandatos No seas Tú o No seas, se convierten en Sé Tú y Sé (existe). Es curioso como en estos países ex colonizadores fue cuando empecé a ser yo misma y a existir. Es como si el Trauma Histórico se hubiera mantenido de cierta manera congelado en Perú pero estas sociedades occidentales habían seguido evolucionando en este aspecto. A esto se añadió una serie de vivencias en las cuales experimenté comentarios positivos sobre el color de mi piel, de lo bello que era ser “permanente bronceado”. El hecho que alguien de piel blanca me diga que mi color es bello fue una experiencia curativa. Creo que igual que las heridas del racismo y el endorracismo se crearon en ese contacto discriminatorio con el otro, es en un nuevo contacto inclusivo que se pueden curar, y con el tiempo la suma de esos contactos inclusivos tendrán tanta fuerza que calarán muy hondo. Mi matrimonio con alguien de piel blanca me ha permitido experimentar en el día a día ese contacto inclusivo en todos los aspectos no solo racial sino también cultural. Fue como si casándome con alguien que tenia sangre española buscaba curar todo el dolor ancestral que cargaba para por fin reconciliarme con la historia de mi país. Mi matrimonio de cierta manera ha sido la reconciliación de dos culturas.

El cambio de país me ofreció un nuevo contexto social y espacio nuevo para poder empezar a curar mis heridas. Este es el gran reto con la curación del Trauma Histórico que requiere más que una terapia individual sino también un esfuerzo colectivo y un cambio institucional y social que ofrezca otro contexto donde las interacciones sociales dejen de estar encasilladas dentro del guión de vida que buscamos derrocar. Esto requiere primero reconocer que dicho cambio es siquiera necesario en la sociedad. Desde mi punto de vista, este cambio es indispensable para una reconciliación verdadera de las varias culturas y modos de vida que actualmente existen en el Perú y por lo tanto para el verdadero progreso del país. El guión de vida en el cual ahora nos regimos es imposible que nos lleve a un futuro sostenible. Intentar “civilizar al indio” es matar nuestra propia alma como país. Es pretender que podemos existir aniquilando una parte de nuestra esencia. El cambio institucional en el país requiere un cambio de guión y aceptar que aunque una parte de nuestra cultura tiene una influencia europea, no somos ni necesitamos ser europeos en el sentir ni en el saber para que nuestra existencia sea válida. Es renunciar a la necesidad de occidentalizarnos y más bien integrarnos en toda la complejidad de las varias partes y mentalidades de las cuales somos herederos. El nuevo guión debe ser: para el progreso del país, hay que amar a nuestro indio.

Es este amor, inclusión y aceptación que son necesarias para la curación del Trauma Histórico. Dentro de la perspectiva del Trauma Histórico se reconoce que una de las maneras que podemos curar estas heridas es a través de la valoración de la cultura que ha sida oprimida y rechazada. Esto es lo que se define como curación cultural. La curación cultural es conectar a las personas con su identidad cultural a través del entendimiento de sus tradiciones, costumbres y prácticas. Es dar voz a los que no han sido escuchados para que transmitan sus historias, su conocimiento, su sentir. Es reconectar en mente, cuerpo y espíritu con nuestras raíces. No es quedarnos en el dolor vivido pero poder rescatar la belleza de esa cultura que hemos querido extinguir27. Este cambio en el Análisis Transaccional es cambiar nuestro Padre Crítico por un Padre Nutritivo, es decir por un Padre amoroso, afectuoso, comprensivo y compasivo que permite al Niño vivir libremente, ser y expresarse. Solo así podremos liberarnos del dolor ancestral indígena. Solo así podrá haber una relación sana entre el Padre y el Niño de nuestra sociedad y una integración verdadera de nuestra identidad peruana.

Mi proceso curativo ha tenido en parte esta integración, reconciliación y valorización de la cultura indígena a la cual pertenezco. Es como si rescatarla, vivirla y aprender de ella me permitiera valorarla y al mismo tiempo valorarme a mi misma. Es decir pasé por un proceso de curación cultural. Esto es algo que empecé cuando salí de Perú y descubrí como extranjeros podían valorar la cultura indígena y sus conocimientos, lo cual se contrarrestaba fuertemente con ese sentimiento de vergüenza que a mi a veces me producía. Descubrir la cultura andina también a través de los ojos de mi esposo en nuestros viajes me ayudó a mirarlo desde otro enfoque. A través de este proceso pude integrar permisos, cambiar mis mandatos y mi sentir a nivel inconsciente. Ahora mi conexión con mis raíces es completamente distinta. Cambié el sentimiento de vergüenza, no por un sentimiento de orgullo o arrogancia irracional, sino por un sentimiento de dignidad, honra y apreciación que surge de una conexión con mis orígenes limpia de prejuicios sin exageraciones ni idealizaciones pero en plena naturalidad. Ahora siento que tengo raíces que son fuertes y que me nutren, me sostienen, me acompañan y me dan seguridad en mi camino, lo cual me permite ser yo misma sin restricciones ni miedos.

9.  CONCLUSIÓN

El Trauma Histórico de la colonización es un tema muy sensible y complejo de abordar en la sociedad actual y a nivel personal. Hablando de ello convulsionan recuerdos históricos que no se quiere pensar menos asumir que dichos eventos todavía tienen un impacto en la sociedad. No obstante el Trauma Histórico tiene muchas ramificaciones aun vigentes y repercute no solo en la parte emocional y psicológica de las personas afectadas sino que toca a la comunidad entera a nivel político, social, económico, educativo, sanitario, etc.

Sin embargo, el enfoque de este trabajo es a nivel psicológico y psicoterapéutico ya que considero que es la base para cualquier cambio significativo a mayor escala. He utilizado herramientas del Análisis Transaccional para explicar como el Trauma Histórico puede haberse perpetuado y puede haberse introyectado dentro de la psique del país y a nivel individual a través de mandatos y guiones. Igualmente he explicado como el cambio de estos mandatos y guiones forman parte de la curación del Trauma Histórico. Es importante considerar que sin este cambio de guión a nivel psicológico es muy difícil un cambio en otras esferas de la sociedad. Por lo tanto el objetivo de este trabajo ha sido de exponer la existencia de un trauma aun vigente debido a la colonización basándome en mi vivencia personal y observaciones para poder tender puentes que permitan la sanación de dichas heridas.

Por otra parte es importante reconocer que el Trauma Histórico es un tema con poca investigación y que requiere un trabajo más profundo para poder cuantificar sus efectos actuales sobre todo en el Perú. Ya que es importante considerar que a los factores estresantes originales se les añade factores más próximos como la continua discriminación, pobreza, violencia, guerras, etc. Aunque algunos de estos factores más próximos puedan estar conectados con el trauma histórico vivido, algunos factores son nuevos. La suma de factores próximos y distantes añade complejidad a su investigación. Más aun considerando que dicha investigación tiene que tomar en consideración el contexto indígena y analizar el trauma dentro de un marco no occidental y con sumo respeto.

Considero que la curación del Trauma Histórico es un esfuerzo colectivo e incluso mundial que se debe de llevar a cabo no solo a nivel institucional sino por cada uno de nosotros.

Todos podemos desarrollar ese Padre Nutritivo si tomamos conciencia del impacto que nuestra interacción puede tener sobre el otro. Todos podemos ser inclusivos y abrirnos a interactuar con alguien de otra raza y otra cultura de Adulto a Adulto sin contaminaciones, ni prejuicios, ni sentimientos de superioridad. El racismo y el endorracismo son heridas que se pueden curar dentro de esa nueva interacción y así poder incluir al otro no como algo diferente que hay que tolerar pero como alguien diferente que nos puede aportar. De hecho dentro del modelo del Análisis Transaccional este tipo de comunicación es la más eficiente e incluso productiva para la sociedad. Curar las heridas del Trauma Histórico de la colonización es mucho más profundo que aceptar un color de piel distinta como igual, es en realidad aceptar una cosmovisión y filosofía de vida incluso opuesta como igual de válida. Esto requiere una apertura mucho mayor que una imparcialidad legal, ética o moral, sino una apertura intelectual y cultural que es el gran desafío del mundo actual. La gran pregunta no es solamente hasta qué punto hemos superado los efectos de la colonización sino si hemos de verdad terminado con una mentalidad colonizadora.

APENDICES

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