10 de septiembre día Mundial de la prevención del Suicidio.
10/09/2024
Septiembre es el mes de regreso a la actividad profesional, a los estudios, a tu lugar de residencia, a la normalidad, después de unos días de descanso y desconexión.
Muchas personas volvemos con ilusión, con deseo de volver a casa con mis cosas y mis rutinas, con ganas de empezar una nueva etapa que esperamos que sea mejor que la que vivimos antes.
Otras personas afrontan este regreso con miedo e incertidumbre ante esta nueva etapa, a veces es miedo a lo desconocido (ansiedad por un futuro incierto) ¿qué me espera ahora?, otras por miedo a que se repita una vida con la que no estoy a gusto ¿volverá a ser igual?, ¿voy a encontrarme lo mismo? A veces se vive con cierto vértigo al vacío de no saber qué me espera (y no poder controlarlo). Otras veces es el sentirte solo o sola, aunque tengas gente querida cerca. Lo peor es no ver la forma de resolverlo. Querer cambiarlo y no saber cómo. Y esto genera más miedo que puede crear un círculo vicioso. Algo así como una bola de nieve que cada vez se hace más grande, va más deprisa y cada vez es más difícil parar.
Ante esta situación de “callejón sin salida” es cuando puede aparecer la idea del suicidio porque se muestra internamente como una “solución” donde antes no había ninguna. Y siempre hay una solución mejor. El problema es que en una mente invadida por el miedo se hace muy difícil pensar y encontrar soluciones. Por esto es muy importante darnos el permiso de pedir ayuda. Lo que a mí no se me ocurre, es muy probable que al otro sí.
En una sensación de “miedo en torbellino” lo que necesitamos es conseguir que el miedo baje su intensidad y la vía es pedir ayuda. A veces hablarlo con alguien es el comienzo de la solución. Ese alguien puede ser un amigo, un familiar o un profesional: médico, psicoterapeuta, llamando al 024 (teléfono de prevención del suicidio) o si no lo conocías al 112. Hay muchas posibilidades y cualquiera puede ayudar a bajarse de ese torbellino.
Lo primero es encontrar alguien que les acoja y a su miedo, con cariño y prestándoles la atención que necesitan. Que encuentren ese reconfortamiento que tanto necesitan para calmar su miedo. Después, ya se podrá hablar para encontrar soluciones, que las hay con toda seguridad. Necesitan sentirse comprendidos, que puedan hablar con alguien que les ayude a darse cuenta de que no están solos, que existen soluciones que a lo mejor ellos solos no han sabido encontrar, que les ayuden a volver a conectar con la esperanza, y así darse la oportunidad de recuperar una vida que puede ser muy larga y que, sin duda estará llena de oportunidades que ahora no se pueden ver pero que más adelante podrás.
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