El estilo de vida humanista integrativo
02/07/2018
Ser terapeuta es mucho más que una profesión. Ser terapeuta es una actitud hacia el ser humano. Es un estilo de vida. Decía María, compañera mía de mi promoción del máster en psicoterapia y counselling humanista integrativo, que lo que habíamos incorporado a lo largo de los dos cursos del máster, era esto mismo un estilo de vida.
Esto se lo transmitía yo a los -ahora ya- antiguos alumnos, al final del último convivencial de la 17ª promoción del máster de PHI y 15ª promoción de CHI, en este pasado mes de Junio.
Este mes de Julio, os quiero hablar de este estilo de vida, que puedo llevar orgullosamente como bandera.
EL ESTILO DE VIDA HUMANISTA INTEGRATIVO
Empiezas descubriendo una nueva perspectiva, una visión diferente. Descubres una manera de mirar a los demás, al mundo y a la vida queriendo comprender.
Sigues y aprendes un nuevo lenguaje en el que hay muchos permisos, vives el significado de “estar disponible” . Aprendes a decir “no” o “si” cuando realmente quieres decirlo y aprendes respetar que otros digan “no”. Esto ya supone un giro en la concepción del mundo y nuestra actitud se vuelve más abierta, más potente, más fuerte.
Llega un momento en el que estás preparado y entras en contacto con una mano, un abrazo, un reconfortamiento, un gesto, una palabra que toque al otro, para crear lazos y puentes entre personas, que luego se transformen en vínculos seguros.
Para cuando quieres darte cuenta eres artesano de humanismo integrativo y haces todo esto contigo mismo , aprendes a relacionarte contigo, como aprendes a relacionarte con alguien a quién quieres mucho.
¡Eso es! Ahí llega este estilo de vida. Querer mucho. Quererte mucho a ti mismo para querer mucho a los demás y para eso hay que aprender a dar y a recibir. A amar y a ser amado.
Como terapeutas queremos mucho a nuestros pacientes, de ese amor del bueno, del incondicional, del respetuoso, cargado de sintonía, escucha, límites, nutrición y estructura. Como humanista integrativa puedo decir que esto no solo ocurre con mis pacientes. Ocurre con mis amigos, con mi familia, con mi pareja, con mis compis de trabajo. Es imposible ser humanista integrativa solo con mis pacientes, no tiene sentido. Es una forma de ser coherente con quién soy yo y por eso soy así en mi vida entera.
Saber querer bien a los demás y quererte bien a ti requiere aprendizaje, límites y permisos. Esto se aprende cuando haces la formación en el máster de terapia humanista integrativa.
Dice el poeta actual Marwan
“Dejemos de querernos tanto y empecemos a querernos bien”
Decidme ¿A quién no le vendría bien aprender a querer bien?
Cuando yo terminé el máster reflexionaba sobre esto y me decía a mi misma: esta formación la tiene que hacer todo el mundo, fuera y dentro del personal sanitario, porque como decía al principio es mucho más que una profesión, es una actitud ante la vida que se puede incorporar en el ámbito sanitario, educativo, empresarial, familiar y social.
SER TERAPEUTA HUMANISTA INTEGRATIVO
Dice Macarena Chías que “la terapia es la mejor profesión del mundo mundial” y lo es porque ser terapeuta humanista integrativo implica un compromiso con uno mismo de crecimiento y bienestar(que se consigue con el propio proceso de terapia, con la supervisión, con la integración del amor incondicional, del permiso y de la estructura) que inevitablemente transmites a tu alrededor, dejando así una huella en el corazón de los demás.
Queridos terapeutas humanistas integrativos, veteranos y nóveles; no os olvidéis que para dejar huella en el corazón de los demás, es necesario abrir nuestra corazón para que los demás dejen la suya en el nuestro. Esto es un pilar fundamental del humanismo integrativo. Dejarse impactar por los demás, dejarse tocar por el alma que habita en la persona que tienes enfrente es una de las claves para poder acompañarle en su camino.
Acompañar, ese verbo que se escucha a lo largo de la formación como un mantra.
Acompañar no es empujar, no es correr, no es pararse, no es seguir el ritmo del terapeuta, no es obcecarse en un solo camino. Acompañar es ir al ritmo del paciente por el camino que él necesite. Es ir a su lado y un pasito por detrás. Acompañar es señalar lo que tú como terapeuta ves en el camino y aceptar que a veces el paciente no está preparado para verlo.
En el Instituto Galene se dice que “a acompañar se aprende acompañando y al mismo tiempo siendo acompañado”. Por esto es crucial hacer terapia nosotros mismos y estar en supervisión.
Esta promoción, acaba de graduarse y salen al mundo nuevos terapeutas humanistas integrativos, algunos trabajaran como terapeutas, otros seguirán en sus trabajos actuales ( neuropsicólog@S, enfermer@s, ingenier@s, actores etc.) y todos se llevan este aprendizaje que han hecho suyo.
Deseo de todo corazón que el humanismo integrativo os motive en vuestro día a día, os impulse para hacer este mundo mejor. Deseo que lo llevéis a todas las áreas de vuestra vida y cada uno de sus rincones y compartáis esta manera de sentir, de mirar, de trabajar, de ser y de vivir.
¡Enhorabuena compañer@s de profesión y de vida!
Sensillamente excelente de muy buena ayuda, gracias!
Hola , me ha encantado el artículo, yo también creo que es un estilo de vida que trasciende a todo … un gran beso para todos, aunque no os conozca
¡Gracias Pilar!
Cuánto me alegro que resuenes con esta editorial.
Un abrazo grande.
Es cierto estimada Lucrecia un galenico humanista integrativo, integra a su vida éste estilo maravilloso de crecer, acompañar, dejándose acompañar… Porque nadie da de lo que no tiene. Felicitaciones por tu artículo.
Muchas gracias Elizabeth, por tus palabras.
un fuerte abrazo,
Lucrecia.