Mi experiencia en el máster de PHI
07/05/2018
Si tuviera que escoger una palabra que resuma toda la experiencia vivida en el máster en PHI en Galene, sería la de gratitud, en las siguientes líneas mencionaré las razones de esta elección.
Recuerdo que en el 2014, una amiga y colega que vive en España me habló de su experiencia en Galene, después de haber llevado sesiones de psicoterapia y de lo agradecida que estaba con el centro. Esto me animó a buscar en la web a Galene y “ya que estaba aburrido de hacer lo mismo”, me dije a mi mismo: “voy a formarme como psicoterapeuta”. De hecho la psicoterapia había sido algo que llamó mi atención desde los primeros años de mi formación como psiquiatra, pero abandoné la idea de formarme como psicoterapeuta cuando conocí la forma “poco correcta” (así lo veo hoy) de hacer psicoterapia en mi centro de formación. En Galene, comencé a ver (me) la vida desde el “otro lado de la orilla”, desde ese lado donde el ojo humano, es más “humano” , desde el: Yo estoy bien / Tú también estás bien; donde nace la fe por el otro y por mi mismo; donde podía creer en la capacidad que tenemos todos los seres humanos para seguir avanzando a pesar del material contaminado y destruido que podamos tener hasta ese momento. Lo aprendido y vivido en el máster, me devolvió la fe.
A través de los módulos (que imprimía y estudiaba, como alumno súper aplicado y frustrado por “no hacer los ejercicios perfectamente”), no sólo aprendí a identificar mis impulsores, que cuando los leí, dejé de imprimir y encuadernar mi material de estudio, para permitirme el marchar a mi ritmo y a “no tener que darme prisa” o “hacer las cosas perfectas”. Algo maravilloso que encontré además, y gracias a mi terapia persona, fue la de leer “conscientemente mi guión”. Entonces pude sentarme en la silla vacía y desde allí hablarle a los personajes dentro de mi cabeza, y exigirles que reconozcan mis necesidades arcaicas legítimamente insatisfechas; algo que no podría haber logrado sin el apoyo incondicional, de tod@s los que estuvieron allí acompañándome en cada ejercicio planteado durante los presenciales. Estoy seguro que el corazón de todos nosotros latía al unísono.
Galene también me exigía, como parte del compromiso asumido, realizar psicoterapia individual; algo que no consideraba realmente necesario, total quería aprender “técnicas en psicoterapia” para tratar a mis pacientes; pero debo reconocer que gracias a mi terapia personal, y a Carmen Gómez en particular, he comenzado a hacer mi propio duelo terapéutico, que no lo había visto y que ahora reconozco su importancia. En los módulos del máster encontré el marco teórico suficiente para poder “entender” de dónde venían todos esos impasses que tenía y que aún mantengo, y que gracias a la paciencia y el amor incondicional de Carmen, mi experiencia no sólo fue comprendida, sino también sentida y redecidida por mi Niño.
Finalmente, y disculpándome si soy injusto en no nombrar a tod@s, debo agradecer: a Pepe por sus besos “amebianicos” y amor paternal, a Maca por su amor tan maternal y experiencia como psicoterapeuta, a Carmen Gómez por su paciencia y dedicación a mi proceso, a Guille y Tere, grandes continuadores de la obra, a Susana la primera persona que contacté del máster, a Carmen Cuenca y su trabajo en Gestalt, a los maestros Mario Salvador y George Escribano, a Alicia Gadea por el amor y paciencia para conducir en su trabajo y supervisión, a Nieves por sus recibimientos tan cálidos día a día y sobre todo a mis queridos compis por su aceptación y soporte incondicional en los ejercicios.
Por todo ello: lo aprendido, lo sentido, lo vivido estoy agradecido al Máster en PHI de Galene, que ha sido y es hasta ahora el mejor regalo que me he podido brindar.
Hola Nelson, muchas gracias por este reconocimiento a ese primer contacto conmigo. Me encantó poder acompañarte en el proceso de decisión para que averiguases si el máster era para ti, me alegro que así haya sido. Espero volver a verte pronto!
Un fuerte abrazo, Galenico 🙂