La rana que se transforma en princesa.
01/12/2016
Cuando decidí hacer este master, no tenía muy claro lo que me iba a encontrar, estaba buscando más una herramienta terapéutica que me ayudase a mí misma en mi proceso de terapia, que una formación que me sirviese a nivel profesional.
Causalidades de la vida (que no casualidades, que cada vez creo menos en ellas) resultó que fue el mismo master que realizó mi terapeuta muchos años atrás, así que el movimiento emocional estaba más que asegurado.
Es difícil resumir en palabras o con palabras lo que ha supuesto este proceso de mirarme hacia dentro, de llegar hasta sitios que ni siquiera sabía que existían, de escuchar cosas tanto de mis compañeros como de mis profesores que me han hecho crecer, aunque en el momento me doliesen y el miedo me paralizase.
Durante estos dos años de formación he experimentado todo tipo de emociones, desde la soledad y el miedo de mi Niña que se creía sola y pérdida, las críticas y las inseguridades de mi Padre (y de mis padres) que creía mías y que por lo tanto aceptaba sin juicio aunque me generaban un fuerte sentimiento de rabia, hasta el amor más profundo que he sentido y recibido de mis compañeros y profesores, cuando he sido capaz de bajar la guardia.
Estos dos años , han supuesto un verdadero antes y después en mi vida. Me han enseñado que tengo el poder de cambiar mi vida, aunque no pueda cambiar mi pasado. Que el decir adiós, incluso a los seres queridos, no supone suprimirlos de mi vida, sino integrarlos de forma diferente, aceptando que las cosas a veces no son como me gustaría que fuesen. Me han enseñado que la vida y la muerte son inseparables y que no es posible que una exista sin la otra.
El sentirme amada y en seguridad me ha permitido mostrar esa parte de mí misma, que según las palabras del propio Eric Berne, constituyen mi auténtico ser. He podido redescubrir mi princesa que durante años ha vivido disfrazada en rana.
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