La confianza en psicoterapia
01/04/2014
¿Cómo se puede hacer un proceso de psicoterapia sin confiar en el psicoterapeuta?
La respuesta es NO. No se puede. Para lograr una psicoterapia de éxito es necesario confiar y normalizar el proceso de la confianza. Necesitamos confiar tanto en el terapeuta como en el mismo proceso de la psicoterapia para que funcione y se generen cambios a nivel profundo, pero … ¿Cómo se puede confiar si lo que te trae a terapia es precisamente un conflicto en la base de la confianza? Ahí está quizás la mayor dificultad del psicoterapeuta: ganarse la confianza de un paciente que llega con una herida de confianza.
Algo falló en el allí y entonces que motivó el fracaso en la construcción de la confianza. Probablemente, si no existiera ningún problema en la confianza del individuo en la infancia, no sería necesario realizar ningún proceso de psicoterapia.
Se trata de un concepto complejo. La definición de la R.A.E. “Esperanza firme que se tiene de alguien o algo” y “Seguridad que alguien tiene en sí mismo” nos ayuda, aunque no mucho. Una de las claves que dificultan más el restablecimiento de la confianza es que, aunque tenga el mismo nombre, hablamos de cosas distintas según sea la intensidad, profundidad, consistencia, etc. La confianza no es un concepto absoluto, sino que tiene grados, y vamos a considerar que los extremos tampoco son absolutos. No contemplaremos ni la perfección en la confianza ni la desconfianza plena. En ambos casos siempre hay algo del otro signo.
Desarrollo del proceso
Si nos trasladamos al inicio de la vida, que es cuando yo estoy convencido que se inicia la elaboración de la confianza, podremos estudiar los cuatro pasos del proceso.
1.- MAMÁ CONFÍA EN SÍ MISMA. Desde el principio del embarazo la madre debe confiar en sí misma y así trasmitir esa seguridad a su hijo, ya sea embrión, feto, bebé, etc. Esa confianza que debería sentir la madre en ella como persona y como madre tiene grados. Cuanto mayor sea esa confianza, mayor será la consistencia del apego que unirá la relación.
Podemos mirar a nuestro alrededor o explorar en nuestra memoria para encontrar bastantes ejemplos de personas que no confían en si mismas o al menos que no confían tanto como sería deseable para tener una vida sana y exitosa. Problemas personales, familiares, educativos, sociales, …. Muchas pueden ser las causas. Lo que aquí nos interesa es la implicación de estas carencias en la construcción de la confianza.
2.- MAMÁ CONFÍA EN EL BEBÉ. La madre debe confiar en que su hijo va a crecer y desarrollarse sano. La función materna será transmitir esa confianza día a día, animando y apoyando cada paso de crecimiento. Durante los primeros seis meses tendrá que identificar lo que su hijo necesita para que satisfaga sus necesidades, pero a partir de ahí tendrá que esperar a que su hijo las identifique y pida lo que necesite para lograr satisfacerlas. Salvando el periodo de transición entre estas dos fases será fácil que encontremos dificultades. En muchos casos la madre que se ha dedicado al principio en descubrir los signos que su hijo hace cuando tiene una necesidad, tendrá que “aguantarse” las ganas de ayudarle y esperar que él pida ayuda. Confiar en que sabrá distinguir lo que necesita (y que pedirá de una forma u otra la ayuda) y gestionar su propia ansiedad será una asignatura difícil de aprobar, sobre todo al principio.
3.- BEBÉ CONFÍA EN MAMÁ. Después de los dos primeros pasos el hijo aprenderá a confiar en su madre, para lo que está muy preparado ya que nace con la idea de que “ella lo es todo” y la necesidad innata de su amor para sobrevivir. Lo que vive el niño en su primera infancia “es lo que es” y “ así es el mundo para él”. Lo que aprenda aquí le servirá para dibujar su mapa del mundo. Dependiendo del grado de confianza que recibió en los primeros pasos (1 y 2) así será su confianza en la madre.
4.- BEBÉ APRENDE A CONFIAR EN SÍ MISMO. Aunque el proceso de construcción de la autoconfianza no termina hasta mucho más adelante, en esta fase se inicia. Estará en íntima relación con el desarrollo de los tres puntos anteriores y de cómo los haya vivido el niño.
Después de este recorrido, en función de lo vivido y aprendido en el punto 3, así será en líneas generales la confianza en el otro y en el mundo, del niño ya convertido en adulto.
Y de lo que aprendió en el punto 4 dependerá su tendencia en las siguientes etapas del desarrollo para la autoconfianza.
En Psicoterapia
De la misma manera que en la infancia veíamos que se sucedían los cuatro pasos en la construcción de la confianza, en la Relación Terapéutica reproduciremos esos mismos cuatro pasos:
1. EL TERAPEUTA CONFÍA EN SÍ MISMO. A través del propio proceso de terapia personal que todo psicoterapeuta necesita, el terapeuta irá reconstruyendo o solidificando su autoconfianza personal. La autoconfianza profesional la irá conquistando durante su proceso de formación profesional a través de una buena formación universitaria de base, una buena formación de postgrado en psicoterapia, una continuidad en la formación profesional durante toda su carrera, integrando sus modelos profesionales y su experiencia de vida.
2. EL TERAPEUTA CONFÍA EN SU PACIENTE. Confiar en el paciente, creerle, quererle, acompañarle amorosamente, respetándole en profundidad, dándole su espacio para ser él mismo, … tantas muestras de confianza podemos darles que no caben en este articulo.
3. EL PACIENTE CONFÍA EN SU TERAPEUTA. Debemos aprender a generar confianza a nuestros pacientes siendo auténticos, honestos, flexibles, sanos, fiables, coherentes, sinceros, … y transmitiéndoselo sin interferencias. Limpiar lo que pueda ir enturbiando la relación es una forma de mantener y aumentar esa confianza.
4. EL PACIENTE APRENDE A CONFIAR EN SÍ MISMO. Igual que la madre animaba y jaleaba a su bebé cada conquista en el desarrollo de sus habilidades, nuestros pacientes necesitan también esas caricias o signos de reconocimiento en cada uno de sus logros, en sus decisiones importantes, en sus cambios, … durante todo el proceso de psicoterapia. Fomentar su autoconfianza permitiéndole ser él mismo, que aprenda, que decida y se equivoque y que ese error le enseñe y así crezca.
En esta maravillosa profesión vamos acompañando a nuestros pacientes, apoyándolos amorosamente unidos por un vínculo tan potente y seguro que les permita llegar a los más profundos sótanos de su interior, enfrentarse a sus más temidos fantasmas y vencerlos. Todo un tratado sobre la confianza.
José Zurita
Como comenta Martha, el terapeuta acompaña para que la persona que acude a terapia logre realizar ese proceso y conseguir su objetivo.
Es importarte como terapeutas ser conscientes de las dificultades que pueden tener los pacientes para confiar.
No se puede creer en la psicoterapia ni en el psicólogo, como si de una religión se tratara.
No voy a ir a pecho descubierto porque si el terapeuta me hace daño será culpa mía.
El terapeuta es solo un facilitador, que llevará a procesar la confianza de tal manera que tenga sentido el propósito de la consulta u logres alcanzarlo al mismo ritmo con la propia narrativa.