Reencuentros

Era una tarde de verano, el sol se preparaba para una de sus despedidas diarias, duelos del atardecer, algunos rayos habían entrado por la ventana y llevaban un tiempo recorriendo la estancia, esos rayos que siempre parecen  los mismos, que siempre son distintos

El ambiente que recrea la luz cenital suele conectarme con una sensación de Paz. Estoy en el despacho de Pepe Zurita, hablando con él acerca de mi incorporación al Master de Psicoterapia Humanista Integrativa de Galene, parece que hemos llegado a un punto clave de la conversación, -¿Qué es lo que te ha traído hasta aquí?-, yo le contesto, -la intuición-, entonces le explico como uno de los pocos momentos en los que me sentí libre estudiando la licenciatura, fue cuando en una de las asignaturas nos presentaron textos de varios autores relevantes de la Historia de la Psicología y nos pidieron elegir uno de ellos para hacer un comentario, en seguida me cautivó el de Carl Rogers y lo elegí para mí trabajo.

Meses antes de aquella conversación con Pepe, cuando retomé el interés por la Psicología, me acordé de ese texto de Rogers, y tirando del largo hilo de Internet acabé en la Página web de Galene, con la misma sensación que tenía la primera vez que leí aquellas palabras del maestro de la psicoterapia, una sensación de esperanza. Podría hablar del desaliento que supuso para mí la carrera de Psicología, al no encontrar casi ninguna referencia que se aproximara a la idea que yo tenía del trabajo como Psicólogo, o de lo que yo imaginaba que podría ser, cuando en bachiller decidí adentrarme en esta profesión. Podría hablar de cómo me “condicionó” este desaliento y del largo tiempo que pase alejado de la psicología después de licenciarme, haciendo diferentes trabajos que no tenían nada que ver con este bello arte, pero aquí y ahora no quiero hablar de eso, prefiero hablar de reencuentros, de esperanza.

Hay momentos en los que en nuestro guión de vida podemos tener la suerte de recibir señales, signos que plantean una pregunta que requiere más que una respuesta, una elección, ¿Queremos seguir siendo fieles a ese guión, y dejar que nos atrape nuestro destino como a un personaje de Shakespeare o podemos revelarnos contra nuestra propia historia, y convertirnos en los verdaderos autores de nuestra vida?, hace tiempo yo percibí esas señales, no estoy hablando de nada místico, simplemente reconocí ese sentimiento de… “algo no funciona”. Ya hace más de dos años que tuve esta entrevista y hace unos meses terminé el Master, tengo esa extraña sensación de que el tiempo ha pasado rápido y lento a la vez. Recuerdo la primera vez que me encontré con Pepe, con Maca, con mis compañeros, recuerdo todo lo andado juntos, me parece lejano, pero en la despedida, en el momento en que obtuvimos el título del Máster, no pude evitar tener la sensación de que todo había pasado rápido, ¿A veces suele ocurrir no?

Sé y tengo muy presente que todos esos contenidos tan necesarios y esenciales para ejercer la psicoterapia que he recibido en estos dos años en Galene, no solo me han servido para reconstruir mi esperanza y mi amor por la Psicología y la Psicoterapia, sino que me han permitido recuperar algo que tiene que ver con la confianza y que afecta a mi proceso tanto personal como profesional. Ahora puedo mirarme al espejo como una persona renovada, preparada, ilusionada y confiada.

Me veo escribiendo este texto una mañana de otoño, de nuevo valiéndome de mi intuición, pero esta vez acompañado también por una gran ilusión, mientras, el sol se prepara para uno de sus saludos diarios, reencuentros del amanecer, algunos rayos han entrado por la ventana y llevan un tiempo recorriendo la estancia, esos rayos que siempre parecen los mismos, que siempre son distintos.

Luis Alberto Almarza