Algunos valores humanistas del análisis transaccional
01/10/2008
El Análisis Transaccional se encuadra con frecuencia dentro de la Psicología Humanista, pero esto puede que no sea más que una corriente de encuadrar dentro de un grupo a un modelo, para ponerlo un poco más lejos o más cerca de otros.
El Análisis Transaccional es un modelo que integra de una manera sobre todo práctica, muchas de las ideas y de los procedimientos de la Psicología Cognitivo-Conductual con ideas y formas de enfocar los fenómenos de la Psicología Dinámica, pero es verdad que Berne incorpora muchas ideas de la Filosofía Humanista y Existencial en sus principios teóricos y metodológicos.
El Análisis Transaccional es un sistema para comprender el comportamiento, que promueve el crecimiento de la persona con el fin de alcanzar el potencial humano individual, promueve la autoconciencia, valora la espontaneidad y orienta su metodología a mejorar las relaciones de modo que sean más auténticas y satisfactorias para los implicados.
El Análisis Transaccional ve al cliente como una persona auto determinada capaz de elegir en cada momento lo que es más conveniente para su supervivencia y su desarrollo. De esta manera se entiende la fenomenología como la experiencia subjetiva de la persona que vivió una serie de situaciones más o menos satisfactorias, insatisfactorias o traumáticas respecto de las cuales, y para dar sentido y coherencia a esas vivencias, tuvo que plantearse la cuestión existencial básica ¿qué es lo que hago con ello?
Coherentemente con este principio existencial el Análisis Transaccional ve la patología como el resultado de las formas de adaptación o mejor de sobre adaptación decididas por la persona para salir adelante en las situaciones insatisfactorias o traumáticas con su entorno en el pasado, de manera que centra su atención en cómo el pasado influye en la distorsión que la persona hace de su percepción aquí y ahora y en sus formas de responder a esa percepción. Considera que para sobrevivir en un momento dado la persona ha decidido reprimir sus necesidades y sentimientos sustituyéndolos por otros más aceptables o que aseguraban mejor el mantenimiento de la vinculación con las personas significativas de su entorno.
De esta manera el desarrollo de la persona se ha estancado, ha adoptado estados del yo fijados e introyectados, mecanismos de defensa y reacciones de supervivencia y un cierto grado de rigidez física y psicológica que dificulta su expresión emocional.
Los estados del yo, que es uno de los constructos centrales del Análisis Transaccional, se ven como manifestaciones fenomenológicas de los órganos psíquicos que se estructuran en este proceso de desarrollo y/o de supervivencia. Son estados de pensamiento, sentimiento y patrones de conducta que pueden ser observados o experimentados subjetivamente pero que remiten a la experiencia personal presente o pasada de cada persona en la relación con su entorno, en especial con las personas más significativas con las que ha desarrollado sus patrones de apego y de vinculación. En ese sentido se los considera no solo como abstracciones teóricas, como metáforas o hipótesis, sino como realidades fenomenológicas.
Berne consideraba que los seres humanos tienen un impulso inconsciente interno hacia el crecimiento y el desarrollo, además del impulso sexual (Líbido) y el impulso de muerte (Mórtido) de los que hablaba Freud. A este tercer impulso le denominó Phisis que como verbo significa crecer o ser.
En el trabajo de terapia o de desarrollo personal el Análisis Transaccional se centra en las metas futuras pues ve a la persona como capaz de cambiar, de tomar nuevas decisiones que le permita percibir las cosas de manera más actualizada y realista y actuar de manera más efectiva para resolución de los problemas que dificultan su desarrollo y la satisfacción de sus necesidades.
De manera que el terapeuta escucha el pasado del cliente, en el presente, para asegurar el futuro y le ayuda a cambiar sus maneras de ver, de pensar, de sentir y de actuar.
Berne diferenciaba entre sentimientos genuinos y sentimientos parásitos y en el trabajo terapéutico será importante la catarsis de los sentimientos reprimidos que abre paso a la cura y se da importancia a la alfabetización emocional. En la explicación e interpretación de los fenómenos se utiliza un lenguaje claro y sencillo pero comprensivo y coherente con estos principios humanistas.
Berne aportó a la Psicología un espíritu de igualdad de las personas en cuanto a su valor al adherirse al principio de que “Yo soy OK (‘guay’), tú eres OK (‘guay’)”. Esta idea cambió el concepto anterior de la terapia de “el terapeuta silenciosos detrás del diván” hasta considerar al terapeuta y al cliente como personas iguales en dignidad y valor como personas en una relación cara a cara de tipo YO – TÚ.
Cada uno tiene distinta función dentro de la relación terapéutica pero con igual dignidad. Cada uno con su historia personal, con su valía personal, con sus habilidades de supervivencia, con posibilidades de una relación de pleno contacto que puede suscitar reacciones de transferencia y contratransferencia que pueden ser analizadas y usadas para una mejor comprensión de lo que sucede aquí y ahora.
Una relación de pleno contacto que pueda ser útil para curar las heridas del pasado que están en el origen de la patología, que contribuya a una mayor conciencia y espontaneidad de la persona en tratamiento y a una mayor autenticidad e intimidad en sus relaciones.
Lecturas recomendadas
Berne, E. Análisis Transaccional en psicoterapia. Editorial Psique, Buenos Aires, 1975.
– Introducción al tratamiento de grupo. Ediciones Grijalbo, Barcelona, 1983.
– ¿Qué dice usted después de decir hola? Ediciones Grijalbo, Barcelona, 1974.
– Juegos en que participamos. Ed. RBA Integral. Barcelona 2007
Clarkson, P. (1992): «Transactional Analysis psychotherapy: An Integrated Approach», New York, London: Tavistock/Routledge.
Woollams, S., and Brown, M., Transactional analysis. Dexter: Huron Valley Institute, 1978.
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