Sintonía en el proceso de terapia

01/12/2013

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En el presente artículo abordo el fenómeno de sintonía dentro de un marco de psicoterapia humanista integrativa. Analizo su  función dentro de la relación terapéutica y la relación con las necesidades relacionales. Atiendo a los tipos de sintonía y la manera en la que se facilita el contacto con las necesidades del paciente. Profundizo en la vivencia de la sintonía, tanto desde la mirada del psicoterapeuta como la del paciente, en las que aportaré mi propia experiencia. Finalizo con ciertas conclusiones referidas al crecimiento derivado por parte del paciente.

  1. Introducción a la sintonía

La mente se autodefine dentro de relaciones interpersonales, en tanto que la del infante se verá afectada por la mente del cuidador, del que dependerá que el niño aprenda a regularse y organizar su funcionamiento interno. El bebe irá internalizando las respuestas que su madre le proporciona en relación a sus necesidades (Schore, 1994). Esta alineación intercerebral es conocida como “estado de resonancia mental”, que dentro de la psicoterapia se conoce con el término “estar en sintonía con el otro”.

Richard Erskine en su libro “más allá de la empatía” definía la sintonía dentro de la relación terapeuta-paciente como un proceso que consta de dos partes

  • Se inicia con empatía, «siendo sensitivo con » e identificándose con las sensaciones, ritmos, nivel de desarrollo, necesidades y sentimientos de la otra persona.
  • Y se finaliza con la comunicación de esta sensibilidad a la otra persona.

Lo que implica que gracias a la sintonía, entre otras habilidades del terapeuta, el paciente podrá desarrollar una capacidad de autorregulación y organización interna que esté acorde con sus necesidades relacionales.

  1. Función de la sintonía y necesidades relacionales

El contacto empieza a funcionar cuando se encuentra el sí mismo con lo que le es ajeno (Perls 1976). El ser humano precisa de contacto, es la manera de encontrarse de forma nutricia con el exterior, pudiendo incorporar nuevas experiencias, afectos… La sintonía favorece este proceso en tanto que el psicoterapeuta se permite ser contactado por el paciente y posteriormente devolverá esa nueva información que ha descubierto al paciente, el que podrá desarrollar la capacidad de autocontacto y ser más consciente de sus necesidades.

Las necesidades relacionales que abordamos próximamente, serán escuchadas y atendidas en sintonía por parte del terapeuta, al que se le atribuyen buenas habilidades de contacto interpersonal.

Necesidades relacionales

Las necesidades relacionales son inherentes al contacto interpersonal (Erskine, 1995) y están inexorablemente relacionadas con la sintonía entre terapeuta y paciente, en tanto en cuanto, las primeras serán satisfechas mediante este proceso. Aportan el sentido de “si mismo”[1] dentro de la relación y ayudan a crecer a través de las relaciones significativas. Las necesidades aparecen a la conciencia en forma de deseo, y una respuesta satisfactoria por parte de otra persona hace que esta necesidad se cubra y otra venga a la conciencia, sin interrupciones. Este proceso ocurre gracias al contacto interno y externo: el primero trata de estar en relación con los propios pensamientos, acciones, sensaciones etc. y el segundo con otros y el contexto.

La satisfacción de las necesidades relacionales y resolución de los fallos en el contacto, requiere la presencia de otra persona auténtica, espontánea, confiable, sensible a la necesidad del otro y que proporcione una respuesta recíproca a cada necesidad. Richard Erskine describió ocho necesidades relacionales, las cuales acompañaré con ejemplos aclaratorios propios:

  1. Seguridad: Sentimiento de que nuestra vulnerabilidad física y emocional está protegida. La respuesta de una persona en sintonía sería mostrar respeto, aceptación positiva incondicional hacia su persona, necesidades y sentimientos. Se vivencia como seguridad, aceptación total y protección.

Paciente:“No paro de llorar, tengo una depresión que no se cómo quitarme”.

Terapeuta:“Me doy cuenta de que dentro de ti existe una gran tristeza y está bien que la dejes salir, voy a estar aquí”.

Esta persona había sido diagnosticada por diferentes profesionales de la salud como “depresivo” lo que facilitó que se identificara con su tristeza. Siendo sensible a su necesidad le respondí con afecto y aceptación, llorar y dejar ir ese dolor.

Cuando se trata de la vulnerabilidad del paciente, es imprescindible la sensibilidad y autenticidad [2] del terapeuta. No debe restar importancia a sus emociones, no debe relativizar las situaciones; simplemente, debe estar.

  1. Valoración: Implica la necesidad de que nuestra experiencia, significación y función de la misma, es válida, importante y aceptada por el otro. La respuesta tiene que ver nuevamente con el respeto, la afirmación y normalización de la experiencia. Se vivencia por parte del paciente como normalizadora y aceptadora de la propia experiencia.

Paciente: He llegado a fumar 12 porros al día, y ahora he vuelto a fumar. Ni a mi novia ni amigos les parece bien.

Terapeuta: Entiendo que algunas personas no les parezca bien que fumes, aún así, parece ser importante para ti. Tienes mucho dolor por anestesiar, ¿es así?

Este joven vivió la no aceptación e incomprensión durante gran parte de su vida. Para él fue muy importante sentir que alguien aceptaba y daba sentido a su experiencia. Yo me daba cuenta de que su Niño (estado del yo arqueopsíquico[3]) debía estar muy asustado de estar haciendo aquello.

El terapeuta no ha de sentirse ni más ni menos que el paciente. No debe enjuiciarle, ni pensar cómo llevaría a cabo la vida del paciente si estuviera en su piel. Se trata de aportar un sentido a la experiencia caótica de “por qué hago esto”, “qué me está pasando”, “alguna vez terminare con ello o terminará ello conmigo”.

  1. Aceptación: por parte de una figura protectora (consciente, fiable y dependible). El psicoterapeuta protege y facilita la integración del afecto proporcionando una oportunidad para expresarlo, contenerlo y entender la su función. También acepta la necesidad e importancia de la idealización como demanda de protección. Se vivencia como estabilidad, confianza y dependencia.

Paciente: Aún te necesito en mi vida, aunque me doy cuenta que menos que antes.

Terapeuta: Me gratifica que puedas expresarme esto.

Esta joven madre, vivió toda su infancia en centros de protección al menor. Yo era sensible a su necesidad de dependencia (que ella no podría aceptar fácilmente), gracias a la cual pudo explorar el mundo y ahondar en sus necesidades de relación. El día que me expresó esto, fue con dos amigos que hizo durante el transcurso de la terapia a adoptar un perro con el que me expresó se sentiría más segura y querida.

Como psicoterapeutas, podemos tener miedo a que nuestros pacientes expresen dependencia hacia nosotros o hacia la terapia. Este miedo puede partir de que pensamos que se espera algo por nuestra parte y que no podremos dar, con que nosotros nos volvamos dependientes, con que la dependencia del paciente nunca pase etc. Pienso que es una respuesta natural, ambas, el miedo del terapeuta como la necesidad de depender del paciente, dentro de un proceso natural que ayuda al paciente a crecer.

  1. Reciprocidad: confirmación de la experiencia personal y estar en presencia de alguien que ha tenido experiencias parecidas. La respuesta en sintonía podría ser revelar experiencias personales de manera cuidada (ejemplos focalizados en el paciente, experiencias similares…). Se vivencia como comprensión y confirmación de la experiencia del paciente.

Paciente:¡Una de las mayores decepciones por parte de mis padres fue lo de los reyes magos!

Terapeuta: Ahora que lo dices… me doy cuenta de que para mí fue una gran decepción también.

En este caso, yo sentí que la pacienta vivía la decepción con culpa y fue la manera de expresar “puedes sentirte decepcionada”.

La reciprocidad también puede lograrse cuando el psicoterapeuta acepta lo que dice el paciente, incluso cuando se trata de fantasías mezcladas con la realidad:

Paciente: Estaba dormida y de repente se me apareció la virgen delante con un manto blanco.

Terapeuta: Guau… ¿tuviste miedo?

Paciente: Sí, mucho.

La vivencia probablemente se trataba de una fantasía, pero no era relevante, importaba su función y la función de ponerlo en común. Reconocer y apreciar el objeto de la fantasía ayuda a la persona a sentirse afirmada en su experiencia, y en su caso integrarla. Confesó sesiones después sin ser el tema de la sesión:

Paciente: Ahora ya no sé si lo de la virgen fue real o un sueño, me parece que seguramente fue un sueño.

Ella se había dado cuenta de que tenía mucho miedo durante las noches y que frecuentemente imaginaba o soñaba cosas para que el miedo no fuera tan inmenso.

La confirmación de la experiencia personal es como un aunar fuerzas que aporta energía a la parte sana del paciente, parte que aprende a enriquecerse de todas las experiencias.

  1. Autodefinición: comunicación de la identidad elegida mediante la expresión de preferencias, intereses e ideas sin humillación o rechazo. La respuesta en sintonía es el apoyo a la diferencia, normalización de su necesidad y respeto, incluso frente a la existencia de desacuerdos. Se vivencia como apoyo e importancia a la propia individualidad.

Paciente: Yo siempre me he sentido diferente a mis amigos. Ellos hablan de coches, tías… a mi me interesan otras cosas, la naturaleza…

Terapeuta: ¡Bien! Es genial que sepas y hagas lo que a ti te gusta.

Me conmovió la gran extrañeza que debía sentir con aquellos amigos tan diferentes a él. Igualmente, me encantó su sensibilidad y fuerza para sacar a la luz sus gustos e intereses.

Puede ocurrir, que el profesional incurra con su poder en invasión o abandono, si sus ideas son afines o contrarias. Ambas cosas no están al servicio del crecimiento de ninguno de los dos.

  1. Hacer impacto: necesidad de tener una influencia sobre el otro de la manera deseada. Surge cuando se atrae activa y eficazmente la atención del paciente y produce un cambio en la conducta o afecto del otro. La respuesta en armonía sería el permitir ser impactado y responder con compasión al afecto del paciente: conmoverse cuando está triste, aportar seguridad cuando el cliente está asustado, tomar en serio al cliente cuando está enfadado y alegrarse cuando está contento. Se vivencia como aceptación e importancia del propio ser y afectos en su totalidad.

Paciente: Le estaba contando a mi madre lo sola que me he sentido todo este tiempo… (Entre lágrimas) y coge y se va de la habitación diciéndome que no tiene importancia…

Terapeuta: ¿puedo sentarme a tu lado?

Ella le estaba pidiendo a su madre de manera explícita “acércate a mí”, pero se fue, quedando la necesidad de relación sin satisfacer. Durante la sesión, respondiendo de esa manera le expresé “eres valiosa y yo me acerco porque eres importante para mí”.

En este aspecto, se puede pedir una crítica del cliente sobre su comportamiento y efectuar los cambios necesarios, de forma que sienta que ejerce un impacto dentro de la relación terapéutica.

Como psicoterapeutas debemos tener en mente que no somos perfectos, que somos personas con necesidades, igualmente vulnerables y humanos. Darse cuenta de que la petición de una crítica no es hacia tu “ser” sino hacia un comportamiento en concreto es muy importante. Todo ello, facilitará en el paciente la honestidad consigo mismo y con los otros.

  1. Iniciativa: que el otro tome la iniciativa hacia el contacto interpersonal y las necesidades de uno. El terapeuta en armonía reconoce y valida la importancia de la persona en la relación. El cliente vive normalizadora la necesidad de tener a alguien que se aproxime a él.

Terapeuta: Veo que últimamente te cuesta entrar contacto conmigo y me preguntaba qué podría hacer yo para facilitarte nuestro contacto.

Paciente: Creo que necesito que tomes la iniciativa…

Terapeuta: ¿cómo lo estoy haciendo ahora?

Paciente: sí.

Empezó a llegar tarde y no traía nada de lo que hablar a sesión. Me di cuenta de que podría ser que yo quien estuviera “pasándola por alto”.

La proximidad dentro de la terapia a veces parte del intento de satisfacción de la necesidad de cercanía del terapeuta, anulando la necesidad del paciente, sea cual sea. Este contacto debe estar al servicio del paciente, partiendo del afecto genuino[4] del terapeuta.

  1. Expresar amor: mediante una gratitud callada, agradecimiento, dando afecto o haciendo algo por otra persona. La sintonía con esta necesidad viene de la aceptación de gratitud y expresiones de afecto, así como reconociendo la función normal del amor en el mantenimiento de una relación importante. El paciente se vivencia significativo y suficientemente importante como para ser querido.

Paciente :Muchas gracias por estar ahí, te voy a echar de menos.

Terapeuta: Yo a ti también.

El cariño entre ambos ha de tomarse en serio y con normalidad. Estas palabras se dieron al finalizar la terapia por motivos ajenos. Fueron sentidas e importantes para ambas partes.

La expresión de afecto es esencial dentro de las relaciones significativas. Una caricia, un te quiero, hay personas que rara vez los han experimentado y pienso que esta experiencia puede aportar calor a la persona que tantas veces ha tenido frio.

  1. Experiencias con los tipos de sintonía

El proceso de sintonía puede ser clasificado en grandes categorías de acuerdo con las áreas de funcionamiento de la persona descritas por Richard Erskine: el ritmo, el afecto, el desarrollo evolutivo (y las necesidades relacionales descritas en el anterior apartado). Además de estas, yo describiré la sintonía con el cuerpo del paciente. Las áreas están interconectadas entre sí y tienen una coherencia interna. A pesar de que han sido diferenciadas en el presente artículo, en la terapia aparecen simultáneamente y precisarán un trabajo global. Todo lo que le ocurre al paciente es importante.

Las necesidades relacionales son cubiertas a través de estos canales o tipos de sintonía. Por ejemplo, cuando alguien está triste, podemos atenderla desde la armonía afectiva, satisfaciendo entre otras, su necesidad relacional de hacer impacto.

La sintonía cognitiva

El pensamiento se organiza en torno a algunas formas de razonar y dar significados a las ideas, construyendo el marco de referencia y la experiencia general, más allá del contenido de las frases.Ciertas preguntas guían las intervenciones del terapeuta:

¿Qué piensa?, ¿cómo piensa esto?, ¿cómo se relacionan sus ideas?, ¿qué tipo de razonamiento utiliza?, ¿qué significado le está dando a su experiencia?

Utilizar el vocabulario del paciente, puede ayudar no solo a “hacer de espejo” sino también, a ponernos en su piel. Podemos ver cómo nos sentimos con esas frases, palabras… y conectar con la necesidad insatisfecha. Los mandatos[5] nos llegan de manera muy sutil, cuando alguien dice “siempre he sido una marimacho” podríamos estar escuchando “no seas de tu sexo”, o “siempre tengo que estar para los demás” un “no atiendas tus necesidades”. Hay personas, que terminan sus frases con “y eso…” o “y nada más” lo que puede mostrar un miedo a profundizar. Quienes las terminan con “etc.” en cambio, puede ser por un enfado negado, o una falta de permiso para algo tras un “si…pero…”.

Muchas veces, existe un significado subyacente a la idea que nos está haciendo llegar. Ambas ideas son muy importantes y las diferencias entre ambas en ocasiones nos hablan sobre expectativas, pensamientos mágicos o mecanismos de defensa del paciente entre otros.

Paciente: Solo me ha ocurrido con 2 personas.

Terapeuta: ¿Sólo 2?

Paciente: Cómo solo 2… a mi me han dejado solo 2 veces…

Terapeuta: estaba pensando en cómo te sentías tú cuando te dejaban… y si esa experiencia había ocurrido alguna otra vez…

Paciente: bueno… no… sí… me ocurrió unas cuantas veces que mi padre no me dejaba entrar en casa y me quedaba a dormir en las escaleras.

En este caso, la idea era clara “ella pensaba a nivel consciente que solo le había ocurrido un par de veces”. En sus palabras escuchaba una negación “solo 2 veces”. Desde mi punto de vista, y conociendo su historia personal, podía existir esa vivencia de abandono que posteriormente confirmó.

Para los pacientes, es esencial sentir que el otro tiene una comprensión profunda, un buen contacto en este nivel si no, hablarán y darán vueltas a las mismas ideas, hasta que el terapeuta logre entender la explicación a nivel profundo[6]. Si no se logra un entendimiento hondo, empezará a experimentarse frustrado reproduciendo así su ya vivida insatisfacción.

Casi siempre existe entre las personas una comunicación de inconsciente a inconsciente[7]. Ser consciente de ella requiere sensibilidad y contacto interno por parte del psicoterapeuta.

Terapeuta: Estoy pensando… no sé si tiene sentido para ti… ¿en algún momento has sentido que lo merecías?

Pacienta: (sonrisa) tiene gracia que lo digas, justo pensaba en eso.

La sintonía afectiva

El contacto con las emociones del paciente surge de dejarse ser impactado por ellas. Las siguientes preguntas nos acercan al sentir del paciente:

¿Qué está sintiendo?, ¿cómo se está sintiendo?, ¿cómo se siente al expresar su emoción?, ¿qué trata de comunicar?

“Elafecto es transaccional y relacional en su propia naturaleza, requiriendo en correspondencia un afecto en resonancia” (Erskine, 1994).Tras unas cuantas sesiones de alabar a su madre, tomó contacto con la parte tan dolorosa que había estado negando. En esta ocasión me permití ser activada sentidamente por parte del afecto de mi paciente (qué seguía negando) y devolverle lo que había llegado hasta mí “me parece que te has desencantado”*.

El afecto es especialmente importante dentro de la psicoterapia. Suelen existir muchas emociones aprendidas, emociones sin expresar, a causa de haber experimentado “sentir es malo, porque cuando siento, me encuentro mal”, “sentir es malo, porque cuando siento, no me quieren”, etc.[8]

La identificación, reconocimiento, aceptación, normalización y respeto hacia las emociones, sentimientos y dolor profundo del paciente le permitirá darse cuenta y vivir una nueva experiencia de “esta bien sentir lo que siento”. El terapeuta ha de ser auténtico, es la forma de transmitir verdaderamente estos mensajes.

Pacienta: (después de 4 meses de psicoterapia primera verbalización, yo no lo sabía) Después de lo de la anorexia fue mejor…

Terapeuta: Disculpa… lo has dicho tan rápido que se me ha encogido el estómago… me da mucha pena…

Pacienta: (llanto).

La sintonía rítmica

Los ritmos están presentes de manera constante en nuestra vida. La respiración, el latido del corazón, el parpadeo,… y no solo esos, también afectivos, cognitivos, conductuales y fisiológicos, que nos ayudan a reconocernos en nuestra piel y nuestro ambiente. Los próximos interrogantes nos acercan a la conciencia del ritmo del otro:

¿Qué le está pasando?, ¿cómo es su respiración?, ¿se mueve algo en su interior?, ¿cómo habla?, ¿qué energía me transmite?

Para facilitar el contacto con el paciente, podemos ajustarnos a sus ritmos. Allí estaba, delante de la pacienta que casi no parpadeaba. Tras no parpadear “como ella”, comencé a experimentarme en su piel. Me vinieron pensamientos como “ni parpadees, estate alerta…” y sensaciones como la taquicardia. Después, me confesó una experiencia muy dolorosa*.

En este caso, no intervine expresando mis sensaciones. Me expresé acercándome, porque me había dado cuenta de que precisaba seguridad. La transmisión de la sintonía, puede ser una actuación directa o una transferencia de información, siempre dependiendo de la necesidad que hayamos visto en el otro.

“En la presencia del afecto intenso el uso de la percepción o cognición puede ser más lento que cuando el afecto no es intenso, al igual que en presencia de mecanismos defensivos” [9]. Suele ser importante ayudarle en su reconocimiento, regulación e integración, para que los nuevos contenidos de la terapia puedan ser incorporados.

A lo largo de las sesiones y durante las mismas, existen cambios de ritmo en los pacientes. Devolverles este cambio aporta la experiencia de que todas sus partes son aceptadas, además de facilitar el contacto profundo con lo que intentaba salir a la luz. La pacienta parecía distraída, a diferencia de las anteriores sesiones, en las que venía muy energizada [10]. Tras devolverle un par de veces que la sentía diferente, pudo confesar que estaba muy asustada por su próxima comida familiar; familia con la que vivía situaciones violentas. Finalmente, pudo optar por cuidarse y decidió “no voy a ir a la comida”*.

En este fragmento, se observa cómo la pacienta al llegar a la sesión estaba transmitiendo una sensación [11], que al hacerla consciente desbloqueo la interrupción en el ciclo.

La sintonía evolutiva

Las siguientes preguntas nos acercan a los momentos evolutivos en los que el crecimiento sufrió un bloqueo. Nos clarificarán aspectos importantes de su infancia.

¿En qué fase evolutiva ocurrió la fijación?, ¿qué pasó?, ¿cuándo tomo esta decisión?, ¿para qué le sirvió?

Acompañar a una persona hacia el crecimiento y autonomía, requiere conocer y sintonizar con el nivel evolutivo de su funcionamiento psicológico, edad en la que resultaron los fallos en la satisfacción de las necesidades. Aquellos obstáculos fueron fijados en el estado del Yo Niño, hacia el que el terapeuta debe desarrollar una sensibilidad y atender a como estos se manifiestan de forma inconsciente en transacciones actuales (Berne, 1961).

Atendiendo al nivel de desarrollo en el que quedó fijado, sus necesidades serán diferentes. Si lo sentimos en una etapa muy primaria del desarrollo, probablemente lo que precise sea calidez, coherencia y confianza. Evidentemente, la transmisión será rítmica y corporal, ya que los niños de corta edad es así como logran comunicarse: un cálido respirar del psicoterapeuta, cuerpo disponible o mirada presente.

Desde la primera sesión sentí que me miraba a los ojos, como si buscara algo. Yo parpadeaba y le miraba, sin forzar la vista, habiéndome dado cuenta de su necesidad de que fuera sensible a su sentir y mostrara coherencia entre mis palabras y mirada. Después de unas cuantas sesiones, le expresé “¿para ti es importante que te mire a los ojos verdad?” a lo que me respondió “sí, mucho”*.

Al estar en armonía con el nivel arcaico de funcionamiento de una persona y colocarlo directamente en el contexto de la relación terapéutica, se hace posible que formas fijadas de ser y de relacionarse sean integradas dado que es una relación vertical [12].

La sintonía con el cuerpo

El cuerpo del paciente reconoce y recuerda todas las vivencias significativas. Un contacto profundo requiere tener presente al cuerpo y responder a ciertos interrogantes:

¿Qué dice su cuerpo?, ¿cómo lo está expresando?, ¿qué gesto me llama la atención?, ¿dónde se expresa lo que me está transmitiendo verbalmente?

Bollas (1987) formula “lo sabido sin pensamiento” para describir aquellas experiencias que no fueron respondidas en sintonía y quedaron fijadas sin palabras. Cuanto más temprana es la experiencia de esa falta, es más probable que las necesidades no sean accesibles para la consciencia. Quedan fijadas en la experiencia profunda esquemas somatosensoriales, que serán la base del self y la consciencia somática. Una pacienta hablaba sin parar, obstaculizándose el respirar. Tras respirar profundamente 20 minutos me dijo “me duele todo el cuerpo”*. Probablemente aprendió “deja de respirar o te dolerá”.

Una y otra vez aparecen manifestaciones corporales sobre lo que en algún momento fue importante para la persona. Hablaba sobre dificultades irresolubles para ella (Estado del yo Padre Crítico Negativo [13]) cuando me entro un fuerte dolor en el hombro-cuello. Pensé que sería interesante decírselo, por si tuviera algo que ver con ella, ya que nunca había tenido dolor en esa zona*.

Terapeuta: Escuchándote hablar me ha entrado un fuerte dolor aquí, ¿tiene algo que ver contigo?

Pacienta :¡Hay sí! (aliviada). Me está doliendo todo esto…

Tal vez, de pequeña tuvo que fragmentar y dejar en el cuerpo parte de ese PC- tan potente, que ahora, es necesario atender, escuchar y facilitar su integración.

  1. Vivencia de la relación en sintonía

Esta experiencia de relación que ocurre entre paciente y psicoterapeuta, se mueve entre los sistemas consciente, preconsciente e inconsciente [14] de ambos. A pesar de ser experimentado por cada uno de manera diferente, en el fondo para ambos se trata de una experiencia de respeto, aceptación y amor.

Explicaré el vivir del fenómeno por parte de los dos en términos generales y también personales.

El terapeuta:

A éste le llegan decenas de señales internas y externas que debe aprender a discernir. R. Erskine (1999) postula que la presencia se refuerza cuando el profesional se de-centra de sus propias necesidades, sentimientos, fantasías o esperanzas y se centra en el proceso del cliente. Esta capacidad debe ser llevada a cabo desde un contacto pleno consigo mismo para que la experiencia sea profunda.

En este sentido, Siegel [15] propone que la actitud de consciencia plena (mindfulness) sobre los estados y procesos internos es una forma de auto-relación, una forma interna de sintonía con uno mismo, que crea los mismos efectos que la sintonía interpersonal.

El contacto pleno garantiza una buena resonancia por parte del terapeuta. De no ser así, negará sensaciones que le vienen desde el paciente que previamente ha negado de sí mismo. O no pondrá límites y confundirá sus sensaciones con las del paciente.

Terapeuta: te has emocionado (en el sentido alegre).

Paciente: no… lloro porque me pone triste verlo.

Terapeuta: disculpa, he confundido mis emociones con las tuyas.

A mí me alegraba que se hubiera dado cuenta de aquello… evidentemente… a ella le hacía daño, por eso no se había dado cuenta hasta entonces.

Mi vivencia

Nunca había sido consciente realmente de si estaba o no en sintonía, hasta que empecé a ahondar en el proceso de mi primera paciente. Llegó un momento en el que me recordaba tanto a mí que yo no estaba segura de estar acompañándola en su proceso. Poco a poco, gracias a mi proceso en psicoterapia, fui diferenciándome de ella y dándome cuenta de que aquellas vivencias similares, ella las vivía a su manera y yo a la mía y que el haber vivido cosas similares podría ser beneficioso. Me puse a prueba, estuve con ella, aceptando mi experiencia y aceptando la suya. Me di cuenta de que había algo en la terapia que no estaba funcionando. Eran nuestros ritmos. Mi ritmo era lento, hablaba despacio, bajito… o así estaba aprendida a hacerlo [16]. Con ello, me di cuenta de que ella también lo hacía así. Nuestros ritmos eran tan similares que tuve que hacer una introspección profunda sobre mis deseos, sensaciones… Entonces, la resistencia: “por qué voy a cambiar por ella”, “yo estoy bien así”… En un afán de crecimiento, dije “igual no es hacerlo por ella, sino, hacerme más flexible, por mi”. Probé durante una sesión a ponerme en su piel, descentrándome de mis pensamientos, permitiéndome ser creativa, tomando la iniciativa que la terapia requería… Fue una sesión preciosa, en la que nuestras Niñas [17] participaron libres. A partir de aquella sesión, las siguientes fueron con mi propuesta interna de ser yo misma. Ella avanzó mucho a partir de ese cambio mío.

Fue un paso del miedo al amor. En sintonía se aporta amor donde hay miedo. Aprendí que no está bien para mí abandonarme ni abandonar al otro, tampoco permitirme ser invadida ni invadir.

Para mi es ahora mismo, una superación día a día estar con el paciente de esta manera. Como paciente me da miedo entrar en contacto y como terapeuta también. Hay personas que tienen miedo a que el paciente se desborde, a hacer daño al paciente… yo tengo miedo a defraudarle. Cada uno tenemos nuestros miedos y fantasías, y lo principal es hacerlos conscientes para poder trabajar sobre ellos, en terapia o supervisión y resolver.

La sintonía es un proceso que se puede aprender, mediante el ejerció de la consciencia plena. A veces se consigue y otras veces no. Cuando estoy en sintonía meexperimento “sin pensamiento” y “presente”: me vienen emociones, sensaciones, palabras que me resuenan de lo que me transmite el paciente, a la vez que una parte de mí se pregunta ¿Qué está necesitando ahora? Mi darme cuenta lo comparto o no, dependiendo de la respuesta de esta última pregunta.

Quierocontaros que para mí, ha sido más fácil entrar en contacto profundo con personas que no tenían mi misma estructura de personalidad. Ello conlleva que acompañar a esa persona era similar a adentrarme en mi misma. Entiendo que tiene que ver con mis límites, muy importante trabajarlos si se quiere estar con el paciente y no confundirse con el material de uno mismo.

El paciente:

La armonía generalmente es vivida por el paciente a nivel general como “me entiende a nivel profundo”, “me respeta” y “estoy bien en estas manos”. Tendrá la experiencia de ser aceptado y protegido dentro de la relación, sintiéndose validado y con las bases fortalecidas para la reparación de los fallos en las relaciones previas. Probablemente, sentirá una conexión que más allá de las palabras. Gracias a ello, las defensas [18] irán disminuyendo, facilitando el contacto con necesidades y sentires que podrán empezar a ser expresados, en un ambiente de seguridad, en el que tengan su espacio.

Mi vivencia

En sintonía me siento segura, valiosa, importante, respetada, aceptada… todo lo que alguien puede pedir para tener ganas de crecer. Es especialmente importante, que ella esté presente, aceptando todas las partes de mí que yo suelo rechazar.

Quiero ser sincera. Lo anteriormente dicho es cierto, pero no es toda mi verdad. En sintonía he pasado mucho miedo. Permitir al otro acompañarte en el dolor es una de las cosas más íntimas que se pueden experimentar. La intimidad es para mí, dejarte o permitirte mostrarte tal y como eres, profundamente. Por estos motivos me cuesta tanto y evito mucho estar en sintonía.

Asimilando lo previo y valorando las veces que me dejo en los brazos del terapeuta, mi vivencia profunda es que “me quiero tratar como ella me trata a mi”. De eso trata la sintonía, siendo ella primeramente más consciente que yo, me ayude mediante su “caja de resonancia” a que yo me dé cuenta y desarrolle una mayor sensibilidad y conciencia de mi misma. Posibilitando una progresión hacia la autocuración.

  1. Conclusiones

La relación terapéutica en armonía con las necesidades relacionales, facilita la disolución de las defensas, la integración de las partes rechazadas de la personalidad y el contacto pleno en el presente. Las experiencias rechazadas, inconscientes, o no resueltas, pasan a formar parte del sí mismo en cohesión. Facilitando el desarrollo de nuevos esquemas de pensamiento, sentimientos, procesos somáticos, conductas y formas de contacto interpersonal,haciendo posible para la persona enfrentarse a cada momento con espontaneidad y flexibilidad en la resolución de los problemas de la vida, y en la relación con otras personas.

  1. Bibliografía

Erskine, R. G., & Trautmann, R. L. (1993, 1997b). The process of integrative psychotherapy. In R. G. Erskine, Theories and methods of an integrative transactional analysis: A volume of selected articles, pp. 79-95. San Francisco: TA Press.

Erskine, R. Attunement and involvement: therapeutic responses to relational needsInternational Journal of Psychotherapy, Vol. 3 No. 3, 1998

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Freud, S. La interpretación de los sueños. Edición centenario [1900-2000]. Traducción Jose Luis López Ballesteros y de Torres. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva.

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Salvador, M. (2006). Implicaciones neurobiológicas del trauma e implicaciones para la psicoterapia. Revista de Análisis Transaccionaly Psicología Humanista, 55, 44-57

Salvador, M (2008). El guión de la vida en el cuerpo: las decisiones somáticas y abordaje terapéutico para su intervención. Revista Bonding.

Schore, A. N. (1994). Affect Regulation and the Origin of the Self. Lawrence Earlbaum, Hillsdale.

Siegel, D. J. (1999). The Developing Mind. The Guilford Press. New York. London

Siegel, D. J. (2007). The Mindful Brain. Norton & Company. New York. London.

[1] Rogers, C.R. (1951) 1966. Psicoterapia centrada en el cliente.Buenos Aires: Paidos.P. 126-131.

[2] Ser genuino; ser honesto con el paciente. Módulo 30. Técnicas Específicas de Counselling. 2011-2013.

[3] Berne 1961, 1976. Módulo 2. Análisis Transaccional I. 2011-2013.

[4] Auténtico, íntimo.

[5]Son mensajes no verbales, inconscientes, que contienen algún tipo de connotación distinta de ser “guay” (OK), que, de decidir seguirlos, producen una auto-limitación en algún área de la personalidad o de la relación. Módulo 3. Análisis Transaccional II. 2011-2013.

[6] Zurita, J.Mª. Esquema de 5 niveles. Módulo 08. Los 5 niveles de Intervención. Relación Terapéutica y Técnicas Básicas.2011-2013.

[7]“La barrera entre lo consciente y lo inconsciente no es impermeable. De hecho, la consciencia es un desfiladero por el que se expresan contenidos inconscientes. De alguna manera, siempre dejamos escapar alguna pequeña manifestación de nuestra parte inconsciente”. Módulo 2. Introducción al Psicoanálisis. 2011-2013.

[8] El Padre en el Niño, P1: es el Padre introyectado de la madre y del padre. Módulo 2. Análisis Transaccional I. 2011-2013.

[9] Erskine, R.G., Moursund, J.P., & Trautmann, R.L. (1999). Beyond Empathy: A Therapy of Contact in Relationship. Brunner/Mazel, Philadelphia, PA.

[10] Energizada: fase 3ª del ciclo de la experiencia. Activación de elementos volitivos y afectivos que energetizan al individuo, moviéndolo hacia el logro de aquello que le permita satisfacer su necesidad. Módulo 7. Gestalt II. Contacto y Neurosis. 2011-2013.

[11] Sensación: fase 1ª del ciclo de la experiencia. Son impresiones vagas e imprecisas, seguidas de cierta inquietud, sin una forma definida que indique lo que necesito para calmar esa sensación. Módulo 7. Gestalt II. Contacto y Neurosis. 2011-2013.

[12] Se establecen entre personas que están en dos niveles diferentes (padre-hijo, psicoterapeuta-paciente, etc.). Por un lado están sometidas al tabú del incesto y por otro la intencionalidad de la actuación está dirigida siempre hacia el del nivel inferior. Permiten la incorporación de los elementos trasmitidos dentro de la relación, que el que está abajo haga suyo lo que el de arriba le transmite. Módulo 08. Los 5 niveles de Intervención. Relación Terapéutica y Técnicas Básicas. 2011-2013.

[13] Estado del yo Padre: una serie de sentimientos, actitudes y pautas de conducta que se asemejan a los de una figura parental (Berne, 1964, 1987). Crítico negativo: manera inadecuada o no pertinente de controlar, encauzar y ordenar, es decir de una manera que no tiene en cuenta a las personas o a la situación. Módulo 2. Análisis Transaccional I. 2011-2013

[14] Freud, S. La interpretación de los sueños. Edición centenario [1900-2000]. Traducción Jose Luis López Ballesteros y de Torres. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva.

[15] Siegel, D. J. (2007). The Mindful Brain. Norton & Company. New York. London.

[16] El ritmo tiene un componente biológico, el temperamento, y otro aprendido a lo largo de la vida, principalmente de la infancia. Esta última parte, puede flexibilizarse o modificarse.

[17] Es la parte del estado del yo Niño desde donde se muestran las emociones genuinas, muestra todo aquello que es espontáneo en él. Módulo 2. Análisis Transaccional I. 2011-2013.

[18] Mecanismos presentes en el conflicto neurótico motivadas por la percepción de un afecto displacentero como señal de angustia. Módulo 2. Introducción al Psicoanálisis. 2011-2013.

* Experiencia personal

 

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