No dejes pasar la oportunidad

01/04/2015

Cada persona vive su vida, no tiene otra. La va construyendo decisión a decisión. La mayoría de las veces no es consciente de que esa sucesión de elecciones personales van trazando un camino que está previamente determinado por el guión de vida.

José Zurita

José Zurita

Para los que no conozcan el término, el guión o argumento de vida es un concepto que Eric Berne creó dentro de la teoría psicológica denominada Análisis Transaccional. Se define como “un plan de vida creado en la infancia, reforzado por los padres, justificado por eventos subsecuentes y culminando en una alternativa elegida” [1].

Cuando estamos en el guion estamos actuando en función de unas decisiones de supervivencia tomadas en la primera infancia para asegurar el amor de mamá y/o papá, necesario para seguir existiendo. No estamos en el presente. En esos momentos vivimos en el pasado actuando como necesitamos para que nuestro Niño sobreviva.

En la realidad presente, la persona adulta va construyendo su camino lo mejor que sabe y puede. En función de las posibilidades que se le presentan, va eligiendo y así camina hacia uno u otro lado. Su vida va haciéndose según decide ir por aquí o por allá. Dependiendo de las decisiones que tome su futuro será de una manera u otra.

¿Somos conscientes de todo lo que pasa cuando decidimos? Seguramente no, o no totalmente conscientes. Barajamos una serie de datos y posibilidades antes de tomar una decisión, pero el resultado estará mediatizado por las decisiones del guion de vida establecido en los primeros años.

No somos tontos y necesitamos justificarnos las decisiones que tomamos para que nuestra vida sea coherente, o al menos para que esa elección que acabo de tomar encaje con “mi forma de ser” o con lo que se espera de mí. Es bastante difícil de entender si tan solo se manejan datos conscientes del presente.

La realidad es bastante compleja y nuestro funcionamiento no podía ser menos. Manejamos mucha información acumulada en toda nuestra existencia. Toda la experiencia de vida personal con sus emociones está ahí. La combinamos con nuestros valores y creencias, con nuestros ideales, prejuicios y fantasías. Nuestro Yo, a modo de supercomputador valora toda esa multitud de datos conscientes e inconscientes y decide. Y además esa decisión tiene que servir para mantener a salvo a mi Niño y mi propio sistema de vida. Es decir, la decisión debe buscar también que mi vida no se tambalee demasiado para no perder el control de mí y de las relaciones en las que me apoyo.

Es muy complejo. Se mueven muchas emociones por debajo del proceso. El miedo es la emoción predominante. Oculta bajo toda esa multitud de datos, pros y contras, es el miedo el que maneja los hilos.

Cuando en nuestro camino aparece una oportunidad, de esas que te pueden cambiar la vida, todas las alarmas internas se ponen en marcha. Los miedos arcaicos activan todos los controles que han servido para sobrevivir. Las herramientas que funcionaron en el pasado salen de sus encierros y se muestran. ¡Que susto!

Si tomo esta decisión puede cambiar mi vida. Claramente para mejor. Eso es lo que he estado esperando tanto tiempo. Podría salir de donde estoy. Sería lo que yo quiero ser. Mi vida iría por donde yo siempre he querido. Sin embargo…

Tomo mi decisión de no subirme a ese tren. Mi miedo se calma. Mis propias excusas y justificaciones me apaciguan. Es mejor así, me digo. Lo peor es que me lo creo, aunque una llama de duda se mantenga en mi interior durante algún tiempo…

¿Cuántas veces has pasado por esto? Quizás no tan consciente o tan extremo pero… ¿Cuántas veces has dejados pasar esa oportunidad que probablemente te habría cambiado la vida?

¡El mundo es de los valientes! Si, de los que aún teniendo miedo se enfrentan a él y superan esa tentación a “quedarse quieto y dejar que pase el momento”. Así todo seguirá igual. El miedo habrá vencido.

Cuando estés en una nueva ocasión, ante una nueva oportunidad, de esas que te pueden dar una vida mejor, ¡sé valiente! ¡Atrévete a plantarle cara al miedo y súbete al tren! No a lo loco. Sopesa bien los riesgos de forma adulta, sin dejar que el “allí y entonces” te atrape y da el paso.

Ante varias posibilidades para elegir, normalmente optamos por la opción que menos miedo nos da. La que está dentro de nuestro circulo de confort. Eso impide conocer nuevos territorios. Descubrir situaciones distintas y que esto nos muestre perspectivas ocultas de nosotros mismos.

En el Instituto Galene utilizamos una frase que muestra la esencia del proceso de psicoterapia: “ Aprender a hacer con miedo lo que antes no hacías por miedo”. No esperes a no sentir miedo para tomar una decisión. Si actúas así no te moverás. Toma tus decisiones con miedo. Hazlo tu aliado. Que te muestre los peligros para estar dispuesto a resolver los problemas que se presenten. Así se dan los grandes pasos de la vida. Arriesgando, con miedo, siendo valientes y afrontando lo que nos traiga la vida de forma adulta y decidida.

No dejes pasar la oportunidad. No pierdas ese tren. Si te lleva hacia tu objetivo, aunque sientas miedo, ¡súbete! Si no te subes, te quedarás donde estabas. No esperes cambiar sin dar esos pasos importantes. Si te das esa oportunidad, si la eliges, tendrás ante ti un mundo nuevo. Aprende a descubrir las posibilidades que te brinda esta vida y serás más feliz, o al menos no te arrepentirás de haberte quedado parado mientras la oportunidad se iba.

José Zurita

[1] AT Hoy. Una nueva introducción al Análisis Transaccional. Stewardt, Ian; Joines, Vann. Editorial CCS, Noviembre 2014

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