La presencia en terapia

06/12/2011

José Zurita

José Zurita

Hola a tod@s:

Si le preguntamos a cualquier terapeuta sobre la importancia de la presencia en terapia, creo que una abrumadora mayoría diría que es fundamental, pero ¿Qué contenidos hay detrás del término presencia?

¿Cuáles son las derivaciones más importantes para la terapia tiene el término presencia?

En una primera instancia significa estar presente. Un paciente que viene a la sesión de terapia a resolver los problemas de su vida, a disminuir su sufrimiento, necesita que su terapeuta esté presente.

  • Primero estar, es decir, el paciente necesita que su terapeuta esté con él o ella, en el aquí y ahora y con su atención plena en lo que está pasando en la sesión. Que esté centrado en la comunicación verbal y en la no verbal, en las emociones de su paciente y contratransferencialmente en las suyas, siguiendo el sentido de lo que está pasando, y sabiendo el por qué y el para qué de sus intervenciones terapéuticas.
  • Y después, estar en el presente. La sesión se realiza un día y a una hora, en el presente. Nuestro contrato es con el Adulto del paciente y con él nos relacionamos en el presente, y ese debe ser el punto de anclaje a la realidad, para así poder “viajar” hacia el pasado, a revisar y/o resolver lo que pasó o hacia el futuro a planificar objetivos hacia los que caminar.

Presencia según la R.A.E. significa asistencia personal. Asistimos personalmente al que tenemos enfrente. Curiosamente si buscamos “asistencia” en una de sus acepciones dice: acción de prestar socorro, favor o ayuda. Y de eso se trata. Prestamos un servicio de ayuda con nuestra presencia. Le atendemos estando presentes con él.

Lo contrario de presencia es “ausencia”, y una de las funciones más importantes del terapeuta en el proceso de terapia es la de acompañar al paciente a que resuelva las carencias afectivas o las ausencias significativas de su vida y, fundamentalmente, de la infancia. Y le ayudamos estando presentes, junto a él, en su proceso, siendo un soporte afectivo que le permita afrontar ciertos retos a los que solo jamás se atrevería.

También podemos hablar del término presencia de ánimo, referido a alguien que conserva el ánimo frente a sucesos adversos o prósperos. Acompañar con presencia de ánimo, es decir poder aportar serenidad a la persona que sufre o que sufrió un trauma, sobre todo cuando éste no contó con un soporte afectivo que le contuviera. Efectivamente, como terapeutas, debemos ser capaces de mantener nuestra presencia en cualquier situación que atraviese nuestro paciente, al margen de lo que esté pasando. Y esto no quiere decir que no nos emocionemos, sino que mantengamos nuestro soporte suceda lo que suceda. Sólo así nuestro paciente se sentirá seguro en su camino.

Una de nuestras funciones en terapia es la de presenciar lo que está pasando en el paciente, tanto en su interior y su exterior como en su entorno. Debemos estar atentos a lo que observamos para, más adelante, poder presentar ante él lo que vemos o el resultado de nuestra elaboración.

También es nuestra función en terapia ayudar a nuestro paciente a que aprenda a estar presente en su vida. Nuestro modelo va a ser fundamental en este proceso de aprendizaje, pero habrá muchas más intervenciones importantes que le podrán ayudar.

Cada vez que formamos un grupo nuevo de terapia, ya sea por la nueva incorporación de un miembro a un grupo en marcha o porque comenzamos la actividad, siempre comenzamos con una presentación. Animo a los miembros a presentarse y les explico que esto significa mostrarse en el presente, es decir enseñar a los demás quien soy yo hoy, profunda y honestamente. Y es esta apertura la que permite formar un grupo de calidad para poder trabajar intensa y profundamente de forma segura

Presentar o dar presentes a nuestro pacientes. A lo largo de nuestro trabajo terapéutico presentamos u ofrecemos a nuestros pacientes muchas frases, muchas preguntas u otras intervenciones que, a veces, son verdaderos regalos para ellos o al menos pretenden serlo. Cuando alguien se encuentra con una intervención que consigue hacerle “click” en su interior y proporciona un “darse cuenta” que inicia un proceso de cambio, yo lo considero un maravilloso regalo.

Estoy convencido de que lo más importante en una terapia es la relación terapéutica, y dentro de ella, como pilar fundamental, está la presencia vincular, que permite a nuestro paciente sentirse seguro, confiar, cambiar  y crecer. El vínculo terapéutico será lo que permita a nuestro paciente atreverse a enfrentarse a sus más temidos fantasmas y a vivir durante el proceso. Debemos conseguir que lleve ese vínculo  presente, aunque no estemos físicamente con él, que nos lleve dentro. Que se sienta seguro porque cuenta con esa presencia vincular que le protege.

No sé si esta frase es original suya pero yo  lo aprendí de mi maestra Muriel James: “El pasado no existe pues ya pasó, el futuro es una fantasía. El presente es un regalo y por eso se llama presente”

Espero que os guste el BONDING de este mes y lo difundáis entre vuestros amigos y colegas (animarles a suscribirse y así les llegará cada mes), ya sabéis que estamos permanentemente en www.bonding.es.

Un abrazo para tod@s,

José Zurita

 

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