La importancia de la redecisión en el proceso terapéutico

01/01/2009

La meta es la autonomía

La terapia es un proceso de recuperación de la autonomía perdida en el proceso de adaptación y de supervivencia en el entorno personal, y por tanto histórico, en el que nos hemos desarrollado.

Desde el punto de vista transaccional, la autonomía es lo contrario del guión de vida y según Berne la autonomía se define por la consciencia, la espontaneidad y la intimidad. A estos elementos Carlo Moiso añade la ética. De manera que una persona es autónoma cuando en su vida y en su comportamiento, es consciente y espontánea, íntima y ética en sus relaciones.

El proceso de adaptación y de formación del guión

En nuestro proceso de desarrollo, de una manera natural y necesaria, entablamos relaciones transaccionales con nuestro entorno y en especial con las personas más importantes del mismo, con las que entablamos vínculos de apego. Esto es imprescindible para satisfacer nuestras necesidades individuales de estimulación, de contacto, de reconocimiento y de estructura, y nuestras necesidades sociales de pertenencia, de intercambiar afecto y de ser importante o tener alguna forma de poder dentro del entorno. Podríamos decir que sin relación transaccional no hay desarrollo humano.

Desde el punto de vista transaccional este proceso de relación va acompañado de un proceso interno de estructuración de la personalidad. El punto de vista de Berne es fundamentalmente humanista y por tanto centrado en la persona, en su carácter singular, en su poder de decidir sobre su vida para poder sobrevivir y mantener satisfechas esas necesidades.

Este poder de decisión para conseguir la asimilación y la adaptación al entorno tiene un componente cognitivo, un componente afectivo, un componente fisiológico y un componente relacional.

Si las condiciones son favorables para la persona, se mantiene el contacto de ésta con su entorno y las personas más significativas, de modo que se satisfagan suficientemente sus necesidades individuales y sociales, las decisiones que adopte favorecerán el proceso de adaptación para el desarrollo saludable y autónomo.

Por el contrario, si se producen rupturas del contacto abruptas, o rupturas de contacto continuadas, o si se producen situaciones traumáticas, dolorosas, insatisfactorias, atemorizantes y no se dispone de las respuestas de contacto apropiadas a la situación, es más probable que la persona tenga que adoptar decisiones de supervivencia. Son decisiones para mantener la vinculación, la pertenencia y el mínimo de caricias necesario.

Las decisiones de guión

Estas son las decisiones de guión o que propician la formación de guiones de vida que pueden tomar la forma de reacciones fisiológicas de supervivencia; de creencias autolimitadoras de la autonomía, es decir del desarrollo de la consciencia, de la espontaneidad, de las relaciones auténticas con los otros, de la intimidad y de la ética; y de procesos afectivos repetitivos que llamamos sentires parásitos (racket feelings).

Estas decisiones están por tanto en la base de las dificultades que la persona tiene, cuando está en su guión, para resolver los problemas; en las estratagemas de relación repetitivas que en análisis transaccional llamamos juegos y rackets (malos rollos); y en los procesos emocionales repetitivos que llamamos sentimientos parásitos.

Éste es el marco en el que se encuadra la patología desde el punto de vista transaccional. Si la salud es la autonomía, la patología estructural y funcional se manifiesta por las conductas, las creencias, los sentires y las reacciones fisiológicas de guión y en la base de éstas están las decisiones de guión.

Berne decía que el destino de un hombre está determinado por la decisión de un niño en respuesta a las presiones de su medio.

Descontaminar: la meta del análisis estructural

En la escuela clásica de análisis transaccional se hacía mucho hincapié en el análisis de las presiones del entorno, fundamentalmente los mensajes recibidos de los padres, en la formación del guión pero sin perder de vista que el guión de vida es el fruto de una decisión infantil.

La tarea de la terapia transaccional inicialmente se centra en la descontaminación del Adulto.

La descontaminación es el proceso que se logra mediante seis de las operaciones terapéuticas adultas: la interrogación, la especificación, la explicación, la ilustración y la confrontación. El resultado de este proceso es que la persona aumenta la conciencia sobre su comportamiento y su proceso mental y emocional, lo cual fortalece el Adulto. Esto allana el camino hacia la “intervención decisiva”, es decir hacia la redecisión.

La preparación y fortalecimiento del Adulto del Padre y del Niño para la redecisión es el resultado de de las otras operaciones terapéuticas, las interpretaciones del terapeuta para desconfundir al Niño y los enunciados de cristalización para consolidar la posición Adulta del paciente de manera que esté en condiciones de decidir mejorar.

De esta manera se consigue el alivio de los síntomas y el control social que supone una libertad de optar por una u otra opción de comportamiento bajo el control del Adulto, es decir la recuperación de la espontaneidad.

La cura del guión

La terapia y la cura del guión se logra mediante la incorporación del Permiso para ser uno mismo, abandonar la sobreadaptación a los mandatos del guión o la compulsión a utilizar las estrategias de supervivencia que son lo contrario de la espontaneidad y la autenticidad de las relaciones íntimas.

Pero la redecisión es la clave de la recuperación de la autonomía y la cura del guión. El trabajo de exploración de “las voces en la cabeza” del Padre y de las imágenes y reacciones del Niño en el análisis histórico de los estados del yo Padre y Niño, mediante la incorporación de técnicas psicodramáticas y gestálticas, propician el trabajo regresivo que permite entrar en contacto con las escenas de la vida donde, para sobrevivir, la persona tomó las decisiones de supervivencia del guión. Es decir permiten realizar el trabajo terapéutico necesitado con el estado del yo Niño y el estado del yo Padre, sin dejar de tener una clara conciencia Adulta del proceso terapéutico y de aquel en el cual decidió autolimitar su autonomía.

El papel de la redecisión

Esto proporciona una nueva oportunidad de plantearse el continuar con la vieja decisión o tomar una nueva decisión más actual, más realista y mejor adaptada a la situación actual y futura de la persona.

El terapeuta facilita la recuperación y utilización de las escenas recordadas o representadas, pero el poder de decisión permanece en el paciente.

Éste, con plena conciencia Adulta, toma una nueva decisión desde su estado del yo Niño, libera la energía emocional y física que quedó retenida y asociada a las viejas decisiones. De esta manera recupera la espontaneidad y la autenticidad en las relaciones y aumenta a la conciencia de las situaciones, los problemas y las opciones actuales para resolverlos y para cuidar de sí mismo y de los otros de una manera realista y autónoma.

Muchos de los analistas transaccionales contemporáneos de Eric Berne y postbernianos incorporaron estas técnicas vivenciales a su práctica terapéutica, junto con los métodos más cognitivo-conductuales de la escuela clásica de análisis transaccional. Pero los maestros de la redecisión fueron Robert y Mary Goulding, que en su integración de los procedimientos gestálticos, creativos, divertidos y potentes con el análisis transaccional, dieron un paso de gigante en el arte de la terapia y se les considera los padres de la escuela de la redecisión del análisis transaccional.

Más allá de la redecisión

Después de la redecisión todavía queda un camino de integración de los nuevos comportamientos, cogniciones y afectos que se recuperan o que se estrenan a partir de esas decisiones. Un camino de reencuadrar o de reestructurar las relaciones y las estrategias de afrontamiento de las situaciones cambiantes de la vida real actual y futura, pero ahora desde una nueva perspectiva con el control y la energía liberada del Niño y desplazada hacia el Adulto.

Allanar el camino a la redecisión requiere muchas veces un clima propicio en la relación terapéutica con el terapeuta y con el grupo que permita la integración de nuevos mensajes parentales de Permiso y Protección y a veces es necesario un trabajo de terapia del Padre introyectado o del Padre elaborado como defensa, y que hasta ahora han estado al servicio de la decisión de supervivencia asociada al guión de vida. Es decir a veces es necesario un trabajo simultáneo de parentamiento junto con la redecisión para lograr la integración de las viejas experiencias y de las nuevas decisiones.

Pero la redecisión ocupa un lugar central en el proceso de la terapia de los guiones de vida.

Jesús Cuadra

Jesús Cuadra

BIBLIOGRAFÍA

Berne, Eric. ¿Qué dice Ud. después de decir ¡Hola!? Barcelona: Grijalbo, 1974

Berne, Eric. Introducción al tratamiento en grupo. Barcelona: Grijalbo, 1983.

Goulding, Robert and Goulding, Mary, Changing Lives Through Redecision Therapy. NY. Grove Press, 1982

Schiff, Jacqui, et al. Cathexis Reader. NY: Harper and Row, 1975.

Erskine, R. Beyond Empathy. Philadelphia. Brunner/Mazel, 1999.

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1 respuesta

  1. Teofilo Cross dice:

    hola,interesante el tema de la redecision,en verdad no tenia mucho conocimiento del mismo,muy comtento de conocer para el uso psicoterapeutico.

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