Gestalt frente a la depresión (parte I)

01/05/2006

depresion

La Gestalt frente a la depresión. Parte I | Parte II

LA EPIDEMIA DEL SIGLO

«…Es como estar metido en un túnel, o un bosque tupido. Solo. Sin esperanzas de poder salir algún día… Más bien pensando que no se es capaz de salir… o con la convicción de que no existe salida alguna, y con la seguridad absoluta de que nadie podrá ayudarte. Llega un momento en que ya no da miedo, en que ya no provoca seguir luchando. Sólo tienes ganas de morirte y no tienes fuerzas para matarte, sólo te queda desearlo.»

De esa manera me describía un paciente su dramática experiencia con esa patología que progresivamente amenaza en convertirse en uno de los más terribles males del presente siglo. La depresión ha venido cobrando unas dimensiones monstruosas a lo largo y ancho del mundo.

Sólo para dar una idea de lo anteriormente aseverado, mencionaré que en el año 1996 la Organización Mundial de la Salud (OMS) contrató a un equipo de investigadores independientes dirigido por el Dr. Dean Jamison, profesor de Salud Pública en la Universidad de California, en Los Ángeles, para realizar un estudio prospectivo que identificara los mayores problemas de salud pública para el año 2020. El comité que realizó este estudio utilizó una medida que pone énfasis no sólo en la mortalidad sino también en la calidad de vida y en la pérdida de la salud: «la carga de morbilidad medida en años de vida ajustados por la incapacidad» (DALY: disability-adjusted life year), es decir la suma de los años de vida potencial perdidos debido a una mortalidad prematura y los años de vida productiva perdidos a causa de la discapacidad ocasionada por la enfermedad.

En las mediciones preliminares se determinó que para el 1990 las principales patologías que sumían a los individuo a algún tipo de incapacidad que afectaba el bienestar y el desempeño cotidiano y le mataban prematuramente, eran las infecciones respiratorias bajas, las enfermedades diarreicas, las condiciones patológicas perinatales, la depresión mayor unipolar, que ocupaba ya para ese momento el cuarto lugar, la cardiopatía isquémica, las enfermedades vasculocerebrales, la tuberculosis, el sarampión, los traumatismos ocasionados por accidentes de tránsito y cierto tipo de anormalidades congénitas.

Las proyecciones realizadas por el equipo de Jamison para el año 2020 indicaron que la depresión amenazaba con aumentar convirtiéndose en la segunda causa de incapacidad en el mundo. Cuando se revisaron las proyecciones por género, se determinó que para esta misma fecha la depresión amenazaba con convertirse en la primera causa de incapacidad en las mujeres de los países desarrollados y también en la primera en los países del tercer mundo, por encima de los accidentes de tránsito, de la enfermedad Coronaria, de la enfermedad broncopulmonar obstructiva crónica, de los accidentes vasculocerebrales, de la tuberculosis, las infecciones respiratorias, las consecuencias de las guerras, las enfermedades diarreicas y del sida que eran las que ocupaban los nueve lugares restantes en la lista de las diez amenazas para el tercer mundo.

Es fácil de entender por qué algunos especialistas han llamado a la depresión la epidemia del siglo. Según cifras publicadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en septiembre de 2001, se estima que hay alrededor de 25 millones de personas con depresión en América Latina y que podrían llegar hasta 35 millones para el año 2010. Sólo un 15 por ciento son diagnosticadas y reciben un tratamiento adecuado.

AYUDANDO AL DEPRIMIDO: ¿QUE ES EFICAZ?

El papel del psicoterapeuta en el tratamiento de este trastorno es de importancia fundamental. Existen tres maneras fundamentales de abordar el tratamiento de la depresión. La primera de ellas es farmacológica, es decir, prescribir a los pacientes aquejados por el trastorno alguno de los numerosos fármacos antidepresivos que se venden en el mercado. La segunda es la aplicación de ciertas herramientas propias de alguno de los métodos de psicoterapia, la tercera es la combinación de las estrategias anteriores.

Las farmacoterapia tiene una importante ventaja: es mas rápida, con un buen tratamiento farmacológico los síntomas de depresión desaparecen, o al menos mejoran dramáticamente en un tiempo promedio de no supera las cuatro semanas y que en ocasiones se reduce a sólo unos cuantos días, sin embargo, el tratamiento medicamentoso es predominantemente sintomático, es decir que muy frecuentemente al retirar los medicamentos antidepresivos los síntomas de depresión reaparecen al cabo de unos pocos meses, el paciente experimenta una recaída; también son más frecuentas las recidivas, el medicamento no evita que el paciente enferme nuevamente del mismo cuadro. Con el tratamiento psicoterapéutico las recaídas son mucho menos frecuentes y también las recidivas, pero el inicio de la mejoría es mucho más lento que con el tratamiento a base de antidepresivos. Numerosos estudios indican que cuando se combinan ambas estrategias prevalecen las ventajas de las dos, es decir que con el tratamiento combinado los pacientes ven desaparecer más rápido los síntomas de la depresión y tienen menos posibilidades de recaer o recidivar cuando se descontinúa la medicación.

La psicoterapia tiene la capacidad de profundizar la mejoría de este trastorno, de hace que esta sea duradera en el tiempo y de generar cambios en la persona y en su forma de aproximarse a los eventos de su entorno, esto desminuye notablemente la posibilidad de volver a enfermar de un trastorno depresivo. Pero ¿son todas las psicoterapias efectivas? ¿Cuál de los modelos psicoterapéuticos es más apropiado para el tratamiento de la depresión?

Existen para los momentos diferentes corrientes teóricas acerca de la depresión y cada una de ellas propone un abordaje particular con algunos aspectos en común y algunas divergencias. Voy a hacer una breve mención de las que se han considerado mas relevantes.

La más conocida de ellas es, sin duda, la teoría psicoanalítica que a entendido la depresión como una agresión vuelta hacia el yo en el que reside un objeto interiorizado que tiene para el sujeto una significación ambivalente de amor y odio. Apoyándose en esta visión el psicoanálisis explora en la memoria pasada del paciente buscando la causa que genera la ambivalencia y la autoagresión, también busca fortalecer el yo para que pueda oponerse a los impulsos agresivos del superyo.

La psicoterapia cognitiva, modelo desarrollado por Aaron Beck y que ha hecho gran hincapié en la demostración experimental de sus resultados, plantea que la depresión es una distorsión cognitiva, en que el paciente sufre como consecuencia de una experiencia de pérdida ocurrida en un momento de la vida del paciente en que este no podía elaborarla en forma adecuada. Este evento ocasiona una alteración en la autoevaluación del sujeto, en la forma en que interpreta su entorno y la evaluación de sus posibilidades de manejarse en el futuro (aspectos que Beck denominó tríada cognitiva). En una persona que se establece objetivos elevados y rígidos los fracasos en alcanzar tales objetivos son entendidos como un defecto profundo e insuperable de si mismos, esto lo sume en un sentimiento de profunda tristeza y de aguda e implacable autocrítica que son característicos de las depresiones. Beck sostiene que la depresión no es un trastorno emocional sino cognitivo.

En 1974 Seligman planteó otra forma de entender la depresión, según la cual esta era ocasionada por un sentimiento de insuficiencia aprendido, según el cual el paciente se percibe incompetente para evitar las situaciones de sufrimiento o para controlar y propiciar aquellas que le producen gratificación y por ello se culpa a si mismo. Esta propuesta se conoce como la teoría del desamparo aprendido.

Desde el punto de vista de la teoría conductual Ferster , Lazarus y Lewinshon plantearon que la depresión era la consecuencia de uno de tres fenómenos de reforzamiento conductual: en primer lugar, el insuficiente refuerzo de algunas conductas que propician la satisfacción y aumentan las probabilidades de alcanzar metas específicas, en segundo lugar la escasa disponibilidad de refuerzos adecuados en el entorno y por último la pérdida de efectividad de los refuerzos disponibles.

Mathews consideró la depresión como un fracaso en la autorregulación que ocurre cuando una secuencia de comportamiento no obtiene el adecuado éxito en una situación especifica, entonces los individuos pasan sucesivamente por fases de autorevisión, autoevaluación, y autorrefuerzo. Los sujetos depresivos, por ciertas razones que Mathews aclara insuficientemente, tienen una predisposición a evaluarse en forma inflexible y a realizar por lo tanto autorrefuerzos inadecuados por lo que se pierde la autorregulación espontánea del sujeto.

La ineficacia en el establecimiento de ciertas relaciones interpersonales fue aducida por Salzman y Coyne quienes aseguraron que la depresión ocurría porque las personas sentían haber perdido al aprecio y el afecto de ciertas figuras muy importantes de su entorno. Estos sujetos muy perfeccionistas y rígidos recurrían a una serie de mecanismos de coacción como el ruego las exigencias despóticas, la manipulación o el chantaje emocional para forzar a las personas significativas a reintegrarles al afecto que ellos suponían perdido.

Para finalizar mencionaré el planteamiento de Benton quien aseguraba que la depresión era, tanto un intento del paciente de protegerse de las experiencias amenazantes o traumáticas como un mecanismo de reexperimentar la pérdida para poder resolverla.

Cuando se hace un estudio minucioso encontramos que todas estas teorías tienen aspectos en común con los planteamientos que hace la psicoterapia Gestalt en torno a la depresión. Por ejemplo, la interacción entre el superyo rígido y amenazante y algunos aspectos del yo que propone el psicoanálisis se semeja en ciertos aspectos a la relación polarizada del «perro de arriba» y el «perro de abajo» planteada por Perls. La noción de gestalt inconclusa plantea mecanismos similares a los referidos por Beck cuando habla del evento traumático de pérdida no elaborado, situación que fue también propuesta por Benton y por los autores conductuales. Y no hace falta mencionar lo cercana que está la psicoterapia Gestalt de los planteamientos hechos por Mathews puesto que el concepto de Autorregulación Organísmica es de factura Gestáltica. Sin embargo, a pesar de las evidentes coincidencias conceptuales acerca del origen etiológico de la depresión tenemos con ellos numerosos puntos divergentes que serán expuestos posteriormente en este escrito.

Lo más importante es hacer notar que existen distintas perspectivas acerca del origen de de la depresión, muchas de estas aproximaciones han tenido éxito reduciendo la depresión, pero las que han obtenido una mayor eficacia son las que incluyen la corrección de las distorsiones cognitivas, la modificación de patrones de interacción social y la experienciación y/o expresión de las emociones.Los terapeutas gestálticos podemos afirmar que la integración de la personalidad, que es el objetivo último de la terapia gestalt, incluye sobradamente todos estos componentes, y esta es precisamente la razón de la eficacia de este modelo sobre los trastornos del estado anímico entre los que se encuentra la depresión en sus distintas manifestaciones.

LA DEPRESIÓN DESDE EL PUNTO DE VISTA GESTALTICO

Desde una perspectiva Gestáltica la depresión es vista como el producto de un conflicto entre dos segmentos de la personalidad que se han disgregado y polarizado estos dos componentes de la personalidad fueron denominados por Perls como «perro de arriba» y «perro de abajo». En realidad estos dos componentes representan un conjunto de introyectos y creencias que han sido incorporadas por el paciente probablemente desde su infancia y que por su naturaleza y por provenir de personas que tienen una gran influencia sobre él, como por ejemplo sus padres o quienes hicieron las veces de ellos, han sido incorporadas a la personalidad sin ser cuestionadas en ningún momento.

El Perro de Arriba representa una serie de elementos que constituyen una severa conciencia proveniente del afuera que fue introyectada y ahora forma parte de la personalidad del paciente, estos elementos fueron introyectados bajo la presión de emociones como la culpa, la vergüenza y el miedo a ser duramente castigado o a ser abandonado afectivamente y tienen la función de cuidar que la persona haga y piense «lo correcto», «lo que debe», y de castigarle con severas autocríticas cuando comete un trasgresión a estas rígidas normas, es una especie de policía punitivo. Por su parte el perro de abajo encarna una serie de actitudes y creencias utilizadas para manipular a los demás y que hacen ver al paciente como un ser desamparado, inadecuado e incompetente necesitado de la compasión y la protección de los otros y que recibe permanentemente las agresiones del perro de arriba.

De forma inconsciente el paciente deprimido divide su personalidad en estos dos segmentos que manifiestan lo que la persona desea hacer y lo que cree que debe hacer, encarnan la victima manipuladora y el victimario punitivo. El paciente deprimido interrumpe el contacto con ciertos elementos o personas del campo o entorno, con algunos aspectos de si mismo o con algunas de las emociones que siente. La forma de interrumpir este contacto es a través de determinadas manipulaciones. Manipula a las personas del entono y a si mismo proyectando en los demás las polaridades del perro de arriba y el perro de abajo, la proyección no permite la sensación y expresión de las emociones que estas partes disgregadas de la personalidad le generan por lo que la gestalt nunca concluye y el conflicto permanece sin resolver.

El Campo Organismo-Entorno

La concepción del hombre propia de la psicoterapia Gestalt plantea que los seres humanos, como todos los seres vivos son organismos indisolublemente ligados al medio ambiente en el que viven y se desarrollan. Como plantea el gestaltista francés Jean-Marie Robine no podemos referirnos al hombre sin referirnos al aire que respira o a la gravedad que lo mantiene unido al suelo, ni a una persona irascible sin estar implícitamente aludiendo a los obstáculos que encuentra en su camino.

Los seres humanos somos entonces campos organismo-entono, unidades de influencia y transformación permanente ligadas en forma interdependiente al ambiente, en las que se da origen a determinados tipos de experiencias desde la satisfacción de las necesidades básicas, hasta funciones complejas del cerebro como el aprendizaje, la mente, el self, la salud y la enfermedad. En la frontera de contacto entre el organismo y su entorno ocurre el proceso de autorregulación organísmica, si este tiene lugar en forma eficiente el sujeto da satisfacción a sus necesidades, completa sus Gestalt, si la autorregulación organísmica es interrumpida por la aparición de alguno de los mecanismos de resistencia al contacto tendrán lugar diferentes patologías, entre ellas la depresión.

Esta noción del ser humano como campo tiene sus orígenes en los trabajos del psicólogo Kurt Lewin quien desarrollo la teoría del campo a partir de las teorizaciones de los físicos Michael Faraday y James Maxwell quienes describieron el comportamiento de los campos electromagnéticos . Lewin encontró muy útiles algunos aspectos de esta teoría física para describir el comportamiento de los seres humanos en relación con su medio ambiente.

La depresión tiene lugar por una interrupción o un bloqueo de la autorregulación organísmica en el limite de contacto entre el organismo y su entorno los cuales forman parte de un campo unificado de influencia mutua.

La Depresión en el Ciclo de Autorregulación-Organísmica

Para poder comprender la dinámica por medio de la cual aparece, se expresa y se trata la depresión según el modelo gestáltico es preciso hacer referencia al ciclo de autorregulación organísmica. Se trata de una secuencia de eventos que se suceden cuando el individuo intenta dar satisfacción a sus necesidades o deseos. La psicoterapia Gestalt estudia y aborda el contacto, es decir, las complejas relaciones que se dan en la frontera entre el organismo y su entorno, todo contacto es un proceso de autorregulación organísmica, es decir una ajuste entre el organismo y el entorno. En este proceso surge la experiencia que es el proceso de hacer en el campo y con el campo, y luego retirarse del contacto con este en la frontera que une y separa al organismo y su entorno.

La energía responsable de la experiencia es la excitación. La excitación hace que la experiencia fluya por el ciclo de autorregulación. Este fluir puede encontrarse dificultado por eventos de la vida pretérita o actual del individuo que generan emociones y acarrean bloqueos en el flujo de excitación a través del ciclo de la experiencia. Algunos de estos bloqueos que interrumpen el contacto son responsables de la depresión.

La forma en que el ser humano tiende a resolver sus necesidades desde las más simples como una necesidad fisiológica hasta las más complejas, un deseo, una atracción, un instinto, una emoción o una situación inconclusa requiere que se moviliza una energía que conocemos como excitación a través de una serie de etapas que conforman el ciclo de autorregulación. Utilizaré como ejemplo la resolución de una necesidad fisiológica como la sed y ustedes sabrán que esto mismo puede ocurrir con la satisfacción del deseo sexual, con el tratamiento de una fobia a las alturas, la elaboración de un duelo por la pérdida de un ser querido o el surgimiento y tratamiento de la depresión, naturalmente cada uno con sus peculiaridades y complejidades. Una persona en situación de reposo o tal vez ocupada en otras actividades como leer un libro o tener una conversación de negocios percibe como surge una necesidad, inicialmente es solo una sensación confusa, imprecisa, indefinida pero que atrae la atención y perturba el reposo o la otra actividad, esa es la fase de la sensación.

Sensación: Surge, emerge gradual o súbitamente una figura que se destaca del fondo indiferenciado. Esta figura puede ser un impulso periódico que exige una satisfacción de una parte del ambiente como el hambre la sed o el deseo sexual; o tal vez una tensión no periódica relacionada mas interiormente con el cuerpo como un malestar digestivo o un dolor de muelas; también una necesidad emocional como el amor o trastornos ocasionados por modificaciones en el entorno como las perdidas afectivas o los problemas laborales, quizás reajustes fisiológicos en respuesta a cambios en el campo organismo-entorno que van desde variaciones de temperatura hasta la recuperación de un accidente cerebro vascular.

La sensación se hace más precisa y definida y es identificada por el individuo, enteramente en la etapa del darse cuenta como sed, entonces es reconocida como una necesidad propia perteneciente al organismo.

Darse Cuenta: La figura que emerge se vuelve el punto focal de interés en la experiencia consciente del individuo en el aquí y ahora. Se caracteriza por una intensa experiencia sensorial, volitiva, conductual, emocional y cognitiva y por una fuerte sensación de pertenencia, ya no es un deseo, sensación o necesidad, es mi deseo, mi sensación o mi necesidad.

Esta necesidad y la perturbación que genera diferencian en el sujeto un monto de excitación que será orientada a la satisfacción de la necesidad, es la etapa de movilización de energía, en la que el sujeto define la estrategia y moviliza los elementos volitivos que necesita para satisfacer la sed.

Movilización de energía: La excitación activa los recursos del self, las necesidades que están completamente definidas generan energía volitiva e imágenes de posibilidades de satisfacción, se activa el sistema motor y los sentidos se abren a la información del entorno en busca de las posibilidades que existen en este para la satisfacción de los deseos o necesidades

La energía movilizada se transforma en acción, se seleccionan los recursos del medio que se consideran más adecuados para satisfacer la necesidad y el sujeto se moviliza hacia ellos. En este momento el sujeto se levanta y se dirige a la fuente de agua potable más cercana.

Acción: Se elige e implementa la acción apropiada, se organiza la actividad perceptiva, conductual y emocional, se evalúan los obstáculos y se emprende la acción que ha de ser responsable de resolver la tensión generada por la necesidad.

El Organismo se pone en contacto con los elementos del campo que el eligió como los adecuados para dar satisfacción a la necesidad, la sed en este ejemplo, entonces toma el agua que vertió en el vaso y la ingiere

Contacto: Nuestras funciones sensoriales y motoras facilitan el contacto con los elementos ambientales del campo ya sean estos objetos o personas, o con los elementos personales del campo como las memorias, imágenes u otros aspectos del self para satisfacer la necesidad. Todo contacto tiene lugar en el límite entre el self y el ambiente.

Luego de la fase del contacto ocurre el contacto final, el momento en que el sujeto se apropia del o los elementos del campo que satisfacen la necesidad específica, el agua es asimilada satisfaciendo la sed.

Contacto Final: Una parte del entorno ha sido incorporada al self con lo que tanto el self como el ambiente son transformados generando una perturbación momentánea en el campo organismo-entorno que resulta modificado. Por unos momentos la figura se convierte en la única gestalt en la existencia, se une percepción, movimiento y emoción en una experiencia expresada intensamente en el cuerpo ya sea de satisfacción, de alegría, de tristeza o de clímax sexual.

Luego ocurre la etapa de satisfacción en que el sujeto se desprende del campo con el elemento incorporado y asimila la experiencia. La sed ha desaparecido.

Satisfacción: Se caracteriza por una sensación de satisfacción y alivio por la desaparición de la tensión, reflexión sobre la importancia de los recursos implementados, aprendizaje y asimilación de la experiencia. La excitación llega a su final y la figura se debilita. El self y el entono tienen ahora una nueva configuración han sido transformados.

El sujeto satisfecho se retira entra de nuevo en la etapa de reposo o de vacío fértil en espera de la próxima necesidad.

Entre cada uno de estos pasos de la secuencia pueden ocurrir los bloqueos ocasionados por los distintos mecanismos de resistencia y como mencioné algunos de ellos pueden conducir a la aparición de un trastornos depresivo.

La observación y la experiencia clínica nos han demostrado que las distintas patologías mentales interrumpen u obstaculizan el fluir de la excitación o energía a través del ciclo de autorregulación organísmica (también conocido como ciclo de la gestalt o ciclo de la experiencia). Varios autores han tratado de encontrar una correlación inequívoca entre el momento específico del ciclo en que el flujo de excitación es interrumpido y las distintas patologías y aun más entre las patologías y el mecanismo por medio del cual ocurre la interrupción, también se ha pretendido, vincular los mecanismos de resistencia a momentos concretos del ciclo de autorregulación. Estos intentos han dado unas pocas coincidencias y numerosas discordancias. Sin embargo lo que resulta fenomenológicamente evidente es que existe una relación entre las interrupciones y las patologías y, desde el punto de vista clínico, ha sido sobradamente demostrado que las técnicas que restablecen el fluir de la energía a través del ciclo y que ayudan al paciente a eliminar los mecanismos de resistencia al contacto asociados a la interrupción producen la mejoría o la desaparición del cuadro patológico en forma transitoria o permanente. El cuadro patológico esta también relacionado con el mecanismo de resistencia utilizado para propiciar la interrupción.

La depresión grave, según las hipótesis de concordancia, debería consistir en una interrupción entre la retirada y la nueva sensación por medio del mecanismo de la represión o entre la movilización de energía y la acción por medio de la retroflexión . Sin embargo, la realidad es más compleja y menos ideal de lo que estos autores ha vislumbrado. Como señalan los gestaltistas franceses Anne y Serge Ginger y la británica Petruska Clarkson , la experiencia permite constatar que la mayor parte de los mecanismos de evitación (introyección, proyección, retroflexión, confluencia, etc.) suelen aparecer en distintos momentos del ciclo de autorregulación organísmica. Y también se ha hecho evidente que una patología puede estar determinada por varios mecanismos de resistencia que ejercen su efecto en varios momentos del ciclo.

La depresión puede ser tan profunda que el sujeto ve entorpecida su capacidad de tener experiencias de si mismo y del entorno, se aísla en su cama, duerme prolongadamente y pierde la capacidad de sentir placer por cosas que antes le agradaban, llegando incluso a no percibir las señales de hambre que su cuerpo le envía; en esta situación el mecanismo de resistencia o evitación que conocemos como desensibilización esta interrumpiendo la sensación que es el primer paso del ciclo de autorregulación. En otras ocasiones la deflexión, mecanismo mediante el cual se evita el contacto directo con las experiencias propias o del entorno interrumpe el pleno darse cuenta, el paciente puede en ese caso decir frases como «esta bien me quede huérfano, pero que es en realidad eso de orfandad uno nace solo y siempre esta solo» de esta forma no establece un contacto pleno con el dolor de la perdida aunque es capaz de percibir su presencia.

Otros pacientes logran un adecuado darse cuenta de la perdida y del dolor que esta ocasiona, pero son incapaces de movilizar sus energías para establecer un contacto con los recursos del medio, en estas situaciones es común que algunas creencias introyectadas impidan la movilización de energía o el contacto con el entorno que hace falta para la resolución de la gestalt, se les oye decir «…si me duele mucho que me haya dejado pero no voy a hablar con ella para arreglar nada, si me humillo es peor». El contacto también puede estar interrumpido por la retroflexión de emociones como la rabia, entonces el paciente comienza a hacerse a si mismo lo que desearía hacer a los demás e inicia una serie de autorecriminaciones e incluso a agredirse físicamente de diversas maneras. Como se ve la depresión puede estar mediada por interrupciones del ciclo de la experiencia en distintos momentos y por distintos mecanismos de evitación.

ASPECTOS DISTINTIVOS DE LA PSICOTERAPIA GESTALT

Aspectos Generales

La psicoterapia gestalt tiene algunas características que la diferencian de los otros modelos psicoterapéuticos y en las cuales reside una buena parte de su eficacia. Existen ciertos aspectos fundamentales que sumados la hacen muy diferente de los otros modelos. En primer lugar se le da mucha mas importancia a la vivencia fenomenológica de la experiencia subjetiva, es decir a lo que el paciente experimenta en una situación dada y a como lo experimenta; en el contexto psicoterapéutico se hace énfasis en las sensaciones corporales, los gestos, las posturas, los rasgos faciales, el rubor, los temblores involuntarios, etcétera. El discurso verbal y la comprensión intelectual, si bien son también considerados tienen un lugar menos relevante que las sensaciones, las emociones y la forma en que estos se manifiestan; entendemos que la experiencia es la principal vía de aprendizaje y también del cambio.

El segundo aspecto consiste en trabajar en tiempo presente, con la experiencia del paciente en el «aquí y ahora». No significa esto que se niega la relevancia del pasado en la génesis de las patologías o en las tendencias del paciente a actuar de una u otra manera ante sus conflictos; sino que se considera que los eventos pasados, como los recuerdos o los asuntos inconclusos y toda situación futura como un temor o una expectativa, repercuten en el momento presente del sujeto generando emociones, pensamientos o voliciones que han de ser abordadas en su significado vigente en el proceso terapéutico actual.

La psicoterapia gestalt toma al hombre en forma holística, como una unidad integrada, no creemos que haya diferencias entre psique y soma, entre mente y cuerpo. El ser humano esta insertado a su entorno en forma estrecha e interrelacionada, por lo tanto no pensamos que la distinción entre enfermedades de la mente y enfermedades del cuerpo tenga sentido alguno, al igual que la distinción entre trastornos orgánicos y funcionales o depresiones endógenas y exógenas. Estas distinciones están sustentadas en una visión estrecha, restringida por los dogmas teóricos o por la falta de información proveniente de las limitaciones de los métodos diagnósticos. El ser humano se desequilibra, se desorganiza en forma global, como una totalidad en donde lo que ocurre en el plano emocional afecta al cuerpo y viceversa.

Los seres vivos son organismos autorregulados en los que la homeostasis cumple una serie infinita de acciones desde detener una hemorragia en una herida, hasta elaborar el duelo por una perdida afectiva. El mecanismo psicológico de homeostasis es conocido en psicoterapia Gestalt como autorregulación organísmica. Esta consiste en que todo ser vivo tiende a vincularse con su entorno de la manera más armónica que le es permitida, realiza con su entorno un ajuste creativo que le lleva a dar la mejor satisfacción posible a sus necesidades. En una concepción como esta los síntomas y las entidades nosológicas no pueden ser considerados más que como intentos fallidos de autorregulación, o lo que es igual formas poco adaptativas de interrelacionarse con el entorno para resolver sus deseos y necesidades. De esto se sigue que el trabajo terapéutico no consiste en luchar contra los trastornos o extirpar las enfermedades, sino ayudar a los pacientes a aumentar sus recursos y potencialidades para que encuentren por si mismos la vía hacia la libertad, la autodeterminación y la salud.

La psicoterapia Gestalt tal como fue planteada por Yontef es una relación dialógico-existencial, sustentada en la particular forma de comunicación que caracteriza el dialogo gestáltico y respaldada por los planteamientos de la relación yo-tu de Buber . este modelo de relación defiende que en la situación terapéutica hay varias personas (pacientes y terapeuta) que tienen la misma importancia y diferentes funciones, y que ambos son responsables del desarrollo del proceso y generadores de la nueva experiencia de la realidad que se ha dado en llamar salud.

Y por ultimo en psicoterapia gestalt se da gran importancia al cuerpo del paciente, el cuerpo expresa emociones, transmite importantes informaciones sobre el individuo su personalidad y sus trastornos y es además un importante vehiculo para la integración de los aspectos disgregados de la personalidad.

Sobre la Naturaleza de las Emociones

Lo mencionado bajo el titulo anterior tiene como consecuencia que los gestaltistas tengamos una forma particular de entender las emociones. En la literatura psicológica clásica relacionada con las emociones ha predominado un enfoque acerca de la pena y la tristeza, que ha hecho un enorme énfasis sobre las perdidas y separaciones significativas para explicar la aparición de los sentimientos de tristeza y duelo. Sin embargo, las separaciones y perdidas forman parte de la experiencia diaria de toda persona, experimentamos perdidas todos los días y en muchas situaciones sin percatarnos de ello.

El envejecimiento, el crecimiento de nuestros hijos, el desarrollo de nuestras relaciones interpersonales que nos hace pasar de una etapa a otra perdiendo gran parte de lo que se relaciona con la anterior, los cambios laborales, académicos, familiares y la multitud e cambios que acontecen en nuestro entorno. Todas ellas representan una cantidad de perdidas, gestalts que se destruyen para dar cabida a la formación de otras. Todo cambio significa la destrucción de nuestro campo organismo-entorno para permitir la formación de otro diferente dándonos la oportunidad de evolucionar y perfeccionarnos. Nos casamos, nos separamos, nacen nuestros hijos y luego crecen y se van, cambiamos de trabajo, se mudan nuestros amigos y hacemos amigos nuevos, envejecemos, mueren nuestros padres y nada para de cambiar.

La tristeza es una emoción inherente a la ocurrencia de las perdidas ya sean estas trascendentales o cotidianas, es decir que la tristeza es inherente a la ocurrencia de los cambios, del proceso de formación y destrucción de gestalts. Cuando no son aceptados los momentos de pena y tristeza, cuando se hace un habito evadirlos, se inicia un mecanismo de retroflexión que lleva hacia la depresión en vez de al duelo fisiológico.

Vivimos en una sociedad hedonista y triunfalista que favorece la iniciación y descalifica las perdidas. Muchísimas personas se sienten avergonzadas de situaciones que son naturales en la existencia humana. Jubilarse, envejecer, divorciarse, la partida de los hijos, la menopausia, los fracasos, etcétera han dejado de ser oportunidades para aprender o pasajes de un estado vital a otro y se han convertido en motivos de bochorno que las personas desean ocultar. Cuando se privilegia la formación de gestalts sobre la destrucción de estas, se vive en el futuro sin asumir el presente ni completar el pasado. Las personas dejan de completar sus getalts en forma evasiva. La consecuencia es la acumulación de finales inconclusos. Y los finales inconclusos conducen inevitablemente a los comienzos distorsionados que van llenando de neurosis la existencia de estos sujetos.

Algunas importantes conclusiones han de ser enunciadas a cerca de la naturaleza de las emociones para orientar adecuadamente el trabajo de los trastornos depresivos a la luz de los conocimientos de las psicoterapia Gestalt. En primer lugar. Las emociones no son positivas ni negativas o destructivas, no buenas ni malas como se ha sostenido tan ampliamente; la mayoría de nuestras emociones forman parte de la carga genética con que venimos al mundo y están al servicio de los mecanismos de supervivencia, en tal sentido son útiles, lo que puede ser calificado como bueno o malo es lo que hacemos con ellas, pero estos son nuestros actos no nuestras emociones.

En segundo lugar las emociones tienen finalidad y sentido, son útiles para algo, la rabia prepara nuestro cuerpo para la pelea; el miedo dispara una serie de mecanismos fisiológicos que facilitan una rápida huida; el amor es el responsable de que se establezcan nexos afectivos para asegurar la supervivencia de la descendencia y la tristeza proporciona el pensamiento reiterativo y el recogimiento suficiente como para reflexionar sobre las causas que la originaron y bastante malestar como para que provoque aprender a hacer algo útil con tales reflexiones; las emociones surgen en nosotros como un efecto ante los acontecimientos del entorno, un efecto que genera una serie de comportamientos más rápidos que el pensamiento mismo, en circunstancias donde la reflexión puede ser lenta y contraproducente; cuando los humanistas dicen que el hombre es más sabio que su intelecto, se refieren a que hay decisiones que tomamos en las que es necesario manejar más información que la que nos aporta nuestra parte consciente, es ahí donde intervienen las emociones, cuándo, cómo y de quién huimos, a quién atacamos o de quién nos enamoramos, son decisiones no conscientes en las que intervienen activamente las emociones.

Por otra parte es importante recordar que las emociones no pueden ser controladas o reprimidas, lo que controlamos o reprimimos es la conciencia o la expresión de la emoción; el control de la expresión emocional es una forma de interrupción en el ciclo de la experiencia y una manera de no asumir la responsabilidad de ciertas acciones. Un aspecto muy importante para la psicoterapia Gestalt es que las personas pueden a prender a expresar sus emociones de forma constructiva y que esto es lo mas adecuado que se puede hacer con ellas ya que la catarsis no elimina ni drena la emoción.

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1 respuesta

  1. febrero 12, 2024

    […] Bonding, R. (2017). Gestalt frente a la depresión (parte I). Revista Bonding. https://bonding.es/gestalt-frente-la-depresion-parte-i/ […]

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