Enfoque holístico y gestáltico de la enfermedad

01/10/2012

He insistido en denominar Enfoque Holístico de la Enfermedad y con ello de la Salud a lo que seria una mirada total, que no parte de división alguna de la persona y que se diferencia  de todos los enfoques que podríamos denominar «causalistas»; con los cuales se ha pretendido superar la dualidad mente – cuerpo y que delatan su origen en el nombre mismo con el que se definen, ya sea como teoría o terapia (psicosomático, biocognitivo, biosíntesis, bioenergético etc.)

Esto es algo más que una cuestión semántica. Para demostrar esto, tomare como ejemplo a la Medicina Psicosomática. A mi juicio una de las disciplinas mas serias, y bien estudiadas, que tiene entre sus filas a profesionales de prestigio indiscutido y que han hecho exhaustivos estudios e investigaciones en la materia.

A primera vista lo psicosomático incluiría la totalidad: soma y psiquis y lo holístico seria una redundancia, sin embargo con este termino estamos señalando una diferencia fundamental: lo holístico de una Enfermedad o un Síntoma no es ni psíquico ni somático. No alude a una causa. Se refiere a quienes son los participantes de la escena que se desarrolla.

La Medicina psicosomática ha hecho grandes y valiosos aportes para hacer una Medicina a Escala Humana, siguiendo los caminos de la investigación ‘científica’ del mismo modo que en otras ‘especialidades’ de la medicina se ha llegado a descubrimientos y aciertos notables.

Así como nadie puede negar en la actualidad que el corazón puede mantenerse latiendo fuera del cuerpo que lo contuvo, si se saca en condiciones especiales; nadie puede negar que las relaciones entre lo que se ha denominado «psíquico» y lo somático existe y que en un gran numero de casos – cuando se ha tenido el tiempo suficiente y el encuadre adecuado – los resultados en la cura de algunas enfermedades – con este enfoque – han sido espectaculares.

De todos modos los cuestionamientos existen y como no es posible asegurar con ‘rigor científico’ que fue lo que determino la cura; aun en este plano hay escepticismo y solo se acepta la intervención en aquellas enfermedades que la medicina ha podido catalogar como psicosomáticas, o sea aquellas enfermedades que presentan un sustrato orgánico, que tienen una base orgánica para ser catalogadas como tales y en las que no se ha encontrado causa física. Original modo de agrupar estos cuadros, separándolos del resto por lo menos hasta que se encuentra una ‘causa que consideren determinante’ indiscutible.

Sorprende que enfermedades como el Cáncer, no se hayan clasificado dentro de las Psicosomáticas, como la Ulcera o el Asma.

Me parece indispensable conocer el pensamiento y lo claro que han tenido esto de las «causas» los psicosomatistas y desde sus propios comentarios tratar de mostrar en que radica la diferencia del enfoque que hemos propuesto.

Dice Luis Chiozza, un eminente psicosomatista argentino, de reconocido prestigio internacional:

«Mediante la estreptomicina o el acido paraminosalicilico, que atacan al bacilo de Koch, tratamos a un enfermo de tuberculosis y obtenemos una mejoría. Sin embargo el bacilo de Koch no es la causa de la tuberculosis; es una condición necesaria pero no suficiente, ya que se lo encuentra en personas que no padecen esta enfermedad. Lo mismo puede decirse respecto a la ulcera gastroduodenal y la existencia de un conflicto psicológico especifico.

En cuanto profundizamos en el estudio de cualquiera de las enfermedades que intentamos reconocer o individualizar, descubrimos que la ciencia a la cual estamos habituados nos esclarece el como de la enfermedad, sin que jamas nos ofrezca una respuesta con respecto a ese «por que» que tanto interesa al paciente y que suele confundirse con el concepto, casi místico de una causa primaria.

La ciencia utiliza palabras como «esencial» o «idiopático», con las cuales calificamos a determinadas enfermedades para hacernos la ilusión de que conocemos su origen. Hay conceptos como los de «constitución»,»herencia» o «debilidad del yo» que nos permiten postergar el problema y conservar nuevamente la misma ilusión.

Tanto el psicoanálisis como la anatomía y fisiología patológicas desembocan en una vía muerta cuando emprenden este camino. El concepto de «condición necesaria pero no suficiente» al cual también Freud recurrió (utilizando el ejemplo clarificador de la tuberculosis), nos otorga, en cambio, todo lo necesario para fundamentar una terapéutica.

Más aún: ese concepto que deshace la aparente alternativa entre psicogénesis y somatogénesis, amplía en realidad el campo de las posibilidades terapéuticas. Si la «causa» de la hepatitis infecciosa es un virus, el campo de la investigación y la terapia quedan centrados en el conocimiento de los virus, las condiciones de su acción sobre el organismo y la reacción de este organismo. Si el virus, en cambio, es solo una condición necesaria para la existencia de la hepatitis infecciosa, pero no suficiente, es posible encontrar en el campo de las constelaciones anímicas, por ejemplo, otra condición necesaria.»

Si dejo hasta aquí la cita del Dr. Chiozza parece un absurdo que alguna vez se haya discutido lo que él afirma, mas aún cuando en el terreno más estrictamente científico siempre se aceptó. Por lo menos en algunas enfermedades, que el «terreno» era indispensable. Y en esos casos se estudiaron exhaustivamente las condiciones del «terreno». Este es precisamente el caso de la tuberculosis. Donde se estudiaron todos los factores susceptibles de ser ‘cualificados y medidos estadísticamente, ajenos a la anatomía y fisiología patológica’.

Con el método científico-natural no parece fácil ir más allá. También se han hecho serios estudios. Con una estricta metodología estadística, buscando las características de personalidad en las enfermedades con mayor índice de mortalidad, como son las afecciones cardiovasculares (Personalidad tipo A) Todos estos estudios requieren de equipos multidisciplinarios que estudian desde varios ángulos un mismo fenómenos y la mirada de unos no es siempre comprendida por otros del mismo equipo. Como estas características no están presentes en el 100% de los casos, no se han considerado como factores necesarios, y sólo se usan para prevenir supuestamente estos cuadros. Lo que no ha sido de ninguna manera útil para disminuir la frecuencia o malignidad de estos cuadros.

Sigo ahora con la cita anterior en el punto que la dejé :»Investigando en este terreno hemos podido comprobar la existencia de un conflicto particular y específico caracterizado por sentimientos de envidia inconscientes, coartados en su fin, junto a dificultades en la tarea de materializar los ideales. Este conocimiento nos brinda un acceso a nuevas posibilidades terapéuticas de la hepatitis infecciosa mas allá de cualquier polémica estéril a cerca del origen orgánico, psíquico o social, de la enfermedad considerada»

Dice el Dr. Chiozza que si el virus de la Hepatitis es una condición necesaria, pero no suficiente para que la enfermedad se produzca es posible encontrar otra condición necesaria, por ej. «en el campo de las constelaciones anímicas». Este término ya nos confunde, pues no es fácil que estemos de acuerdo a que le llamamos «constelaciones anímicas», sin embargo creo saber a que se refiere y es más, yo admiro su trabajo, y creo que sus hallazgos son válidos. Admito que para muchos es difícil aceptar que esta sea una condición necesaria, del mismo modo que el virus. Ya que no se ha probado que exista en todos los casos de Hepatitis Infecciosa. Es como el tabaco en el cáncer de pulmón, que puede considerarse como causa necesaria, aunque no suficiente.

Aún cuando encontráramos algún conflicto y/o características de personalidad bien definidas en una determinada Enfermedad, ¿Podemos detectarlas como a un virus y tratarlas en un tiempo dado? ¿Podemos hacer prevención de estas características? Afortunadamente la respuesta es: No.

Siguiendo este camino entramos en una tierra mas movediza que la biológica estricta, el causalismo psicológico. La exploración y búsqueda de causas y determinantes psicológicos ya no es discutida en Medicina. Especialmente cuando se encuentran frente a Enfermedades que aumentan su incidencia y virulencia. Pese a los espectaculares progresos en su tratamiento, que ha mostrado en las últimas décadas: ¿Podrá existir algún método que haga posible encontrar «una determinada causa psicológica» presente en una enfermedad dada? ¿Una exploración paralela a la que esta haciendo el clínico y en un tiempo útil para coadyuvar p.e. en el caso citado por Chiozza a que ese Hígado vuelva a funcionar bien? Afortunadamente esto no ha sido posible.

Más exploraciones en distintas direcciones en una persona que sufre y entrega su cuerpo a las múltiples exploraciones de la Medicina, y se divide automáticamente en sujeto y objeto. Y el objeto que cree ser lo tienen que ‘reparar’ otros. Y mientras mas ‘especialistas’ sean convocados es porque más partes -supuestamente -del mismo cuerpo (objeto) están dañadas. Y aunque uno de los especialistas hable y nos trate de conectar con nuestros afectos y desafectos, con toda nuestra vida de relación, no ‘sabe’ lo que esta pasando o de que se trata esta ‘Enfermedad’ que lo tiene detenido y de la que quiere verse libre. Lo que importa ahora es ‘ese objeto’ qué es y qué quiere que reparen. Se sabe que muchas cosas contribuyeron a que le pasara ‘ésto’; por ahora sólo se quiere que ‘ésto’ pase.

Es aquí donde los verdaderos cuidadores de la Salud, no podemos entregar a las personas a una Medicina reparadora de instrumentos. Tampoco los psicólogos podemos seguir cuidando un aspecto de la vida humana. Tenemos que aunar conocimientos para despertar la sabiduría de los hombres, perdida entre palabras grandilocuentes y continuar con en el ejercicio de esta tarea que une y hermana a una tan gran familia.

En algo tenemos que unirnos desde el momento en que nuestra tarea es cuidar la Salud de un pueblo.

Y estamos obligados a cumplir con algunos postulados básicos:

  1. Devolver al hombre su calidad de ‘ser humano’, mirándolo como totalidad.
  2. Entregarle los conocimientos que nos han venido de él (el ser humano), para que reconozca su propia estructura y capacidad de sanación.
  3. Entender la Enfermedad como un acto de detención total que nos permite asomarnos a una realidad diferente.
  4. Entender el hermoso mensaje de la famosa frase «Dolores de crecimiento» que se usa ‘concretamente’ en los dolores de huesos en la pubertad y en los ‘dolores’ de parto.
  5. Entender que cuidar la Salud, no es ‘luchar’ contra nada ni aún contra las enfermedades. Es conocer lo que somos y aceptar límites y posibilidades.
  6. En definitiva colaborar en la Tarea de detener al Ser Humano en la escalada de Omnipotencia y autosuficiencia en la que se encuentra empeñado.

De lo que se trata es de tener una mirada diferente, total, en la que veamos a la persona entera. Una verdadera mirada fenomenológica en la que no podemos saltarnos ‘lo que le duele’ a la persona que esta frente a nosotros.

Y si nos dice que tiene Hepatitis, saber que ese ‘decir’ fue determinado por alguien que reconoció un grupo de síntomas y signos como pertenecientes a una entidad nosológica que ‘se’ denomina Hepatitis. Y estamos frente a alguien que ‘acusa’, muestra, señala, «otra cosa», que no es él. Esta dividiéndose entre él y lo que ‘le duele’,’ese Hígado’ que ‘se’ enfermó.

Nuestra primera tarea en una verdadera visión holística es restituir la integridad de la mirada y en sentir al organismo de ese cuerpo, que es una persona.

No nos permitiremos hablar ni de «la Hepatitis» ni de «el Hígado». Nuestro único esfuerzo esta encaminado a que esa persona asuma su órgano y su enfermedad como algo que le esta ocurriendo a él, en su organismo. Si aquí hay un ‘otro’, ese es su Hígado y necesitamos explorar esta relación desde el inicio.

En este caso, al parecer un órgano o una parte de esa persona ya esta identificado y diagnosticado como ‘responsable’ de la supuesta enfermedad. La división es nítida y evidente: uno es el paciente y otro el ‘órgano’ o la Enfermedad que lo ‘ataca’. Aún no sabemos cual es la verdadera relación de la persona con este supuesto agresor. Lo que es una obviedad es que aunque algo venido del entorno haya penetrado en el interior mismo de esa persona, el proceso que estamos definiendo ocurre y modifica a toda la persona. Se hace, por lo tanto indispensable, conectarnos con esa ‘totalidad’ que forman la persona y su dolencia.

Podemos pensar que no sólo el virus de la hepatitis ha penetrado en esta persona, todo lo que la rodea esta en íntima relación con ella y le facilita o dificulta la vida; el aire que entra y sale, nunca es el mismo, los pensamientos ideas y emociones tampoco. Sin embargo no todo su organismo se queja. Hay un dolor circunscrito. Hay una parte que se queja y ni siquiera es una parte de nuestro cuerpo que tengamos muy presente. Lo primero es escuchar al que se queja, darnos cuenta que tenemos que ver con aquella parte de nuestro cuerpo que algo reclama. Darnos cuenta cual es nuestra relación con esa supuesta enfermedad o con ese órgano que ha dejado de trabajar en silencio y nos avisa de su presencia.

Es aquí donde el dialogo gestáltico nos puede ayudar de un modo increíble para clarificar esta supuesta relación. Por enojada que este la persona con su Hígado no puede ‘inventarle’ características que no tienen, ni negarle las que si tiene. No estamos buscando causa alguna de nada. Estamos simplemente en el inicio de una relación con una persona que se queja de algo ante nosotros y se hace necesario definir quién es quién.

Es un inicio que – desde el principio – tiene algo promisorio, se puede lograr que la persona deje de pelear con una parte de si a la que atribuye – ahora – su dolor o limitación. Como hemos asumido – en algún momento – tenemos una relación (transferencia) con nuestros órganos que favorece la escucha. Lo que difícilmente le aceptamos a otra persona se lo aceptamos a nuestros órganos. La relación no admite cuestionamientos o los queremos como son o no contamos con ellos.

Estamos ahora ante una persona que tiene una enfermedad. Hay un órgano que esta dando aviso que no está funcionando bien. Muchas causas necesarias, pero no suficientes pueden estar presentes para alterar ese órgano. Sin embargo, ahora estamos ante un organismo que funciona en estrecha interrelación, que necesita y aprecia cada parte que lo constituye y no sólo tiene que aceptar que una parte de él sea negada, no aceptada por esa persona que ‘se cree’ ser el organismo sino además arriesgar la integridad total del sistema.

El organismo que somos no tendría que ser afectado por nuestros deseos o por nuestros pensamientos y sin embargo sabemos que puede ser afectado por ellos. Es que ellos (los pensamientos y deseos) son absolutamente parte del organismo que somos. Como nosotros somos parte del mundo en el que vivimos y hemos desarrollado nuestras capacidades y destrezas para adaptarnos al mundo que nosotros mismos vamos creando.

Desde siempre el psicoanálisis se ha preocupado de buscar otras herramientas terapéuticas que vincularan el sentir del ser humano con las dolencias que padece.

«A. Lowen al igual W.Reich intentaron partir para trabajar este aspecto de lo «real» del cuerpo en los bordes de la praxis psicoanalítica de su época. De todas maneras es necesario subrayar las diferencias en los criterios terapéuticos de uno y otro autor. La introducción del concepto de carácter y como consecuencia del análisis del carácter asociada al de coraza muscular se relaciona en W. Reich con no centrarse sólo en el síntoma del neurótico. Es así como Reich utiliza el concepto para definir las personalidades egosintónicas, es decir aquellas personas que aparecen como adaptadas o sobre adaptadas a la «realidad» y en las cuales no aparecen síntomas neuróticos. » (Pág…132. David Szyniak, «Discursos del Cuerpo» Lugar Edith. Basas.1998)

El relacionar el carácter con manifestaciones o Enfermedades es algo que esta en los inicios mismos de la Medicina. La personalidad ‘biliosa’, lo ‘amargo’, la ‘envidia’, con las afecciones hepáticas. p.e. Relaciones increíbles que nunca fueron ajenas a la mirada de los chamanes o las curanderas.

¿Qué valor puede tener para la evolución de su enfermedad y de toda su circunstancia actual conectarse con aquella parte de si que por algún motivo lo está deteniendo?

El mensaje puede ser desde un pedido de una parte de nosotros mismos que no puede funcionar si le negamos algunas características; hasta un pedido de auxilio que obligara a la persona a ser intervenida de urgencia.

No parece posible que una persona con síntomas o signos evidentes de algo que está ocurriendo en su cuerpo lo oculte a la mirada y escucha de la persona a la que recurre en demanda de ayuda.

Y si miramos a la persona total, no podemos separar su discurso, del cuerpo y lo que ocurre en él. Y si nos habla de una parte de sí, no podemos entender la relación de la persona con el órgano o con la parte, si no escuchamos el diálogo interno de esas dos partes.

Estamos en el punto de querer saber de qué se trata la consulta. ¿Qué ocurre con esta particular persona? Si ya nos queda claro que está ‘enferma’ de algo se nos hace necesario conocer la relación entre la persona y ese ‘algo’, del cuál también nosotros tenemos algunas ideas bien definidas y claras.

Lo que es absolutamente personal, es la ‘relación’ de la persona con ese ‘algo’.

Aún cuando las características anatómicas y fisiológicas de los órganos sean idénticas en todos los humanos, la relación y el diálogo posible entre un órgano y la persona a la que pertenece son absolutamente diferentes. Y es ese diálogo el que nos muestra lo mas central del conflicto de esa persona, o por lo menos con que aspectos de sí misma se pelea y no está dispuesta a aceptar.

En mi libro anterior, sobre este tema, describo someramente un caso de un hombre de 65 anos, J, que llego a nuestro Centro con el propósito determinado de saber que tendría que decirle su hígado, ya que estaba muriendo de un cáncer que – ahora le había dado metástasis en este órgano. El «había comprendido» que este cáncer le empezara en los pulmones, también que hubiera dado metástasis a las suprarrenales, pero que le hubiera invadido el hígado sobrepasaba su posibilidad de comprensión, ya que él consideraba que era el órgano más parecido a él que tenía en su cuerpo. Su gran amor por la Medicina y bastante admiración por la Anatomía y Fisiología. O por lo menos así había tratado y querido ser toda su vida.

J, Había ‘trabajado’ conmigo en una sola sesión que tuvimos en Santiago el año anterior con sus ‘pulmones’ y sus ‘suprarrenales’ y se había dado cuenta de aspectos esenciales de su personalidad que estaban en pugna con las características de esos órganos. Este ‘descubrimiento’ por así decirlo no lo hizo seguir explorando en su personalidad y su carácter y/o hacer nada para ‘trabajar’, por así decir con su persona. Desde la entrevista conmigo se fue a buscar ayuda en medicinas alternativa, de todo tipo. De lo que se trataba era de «combatir» la enfermedad. Y en la única entrevista que tuvimos, no logre trasmitirle que el enfoque, con el que estábamos tratando de entender, -de otro modo- lo que le ocurría no incluya otros modos de ‘combatir’ o atacar la enfermedad.

La Medicina se ha ganado el respeto suficiente – pese a todos los errores que ha cometido, para que no se la cambie por otros ‘manipuleos’ que pretenden lo mismo: combatir ‘la causa’.

J, había sido un alto ejecutivo de una importante Empresa del país. Había jubilado hacia poco. Era muy deportista, dominante, acostumbrado a dirigir y ser obedecido. Estaba separado de su esposa con la que convivió más de 25 años y con una buena relación con su actual compañera que lo acompañaba durante varios años con quien llego a Chiloé, en éste que consideraba «el inicio de su viaje de despedida».

Le habían pronosticado (!) no más de 4 meses de vida y ya llevaba dos. Su decisión era ir a Europa con su compañera y antes de partir quiso ir a despedirse de su hija y asistir a uno de los Grupos de Chiloé, para saber «cómo era posible que su hígado se hubiera dejado invadir por el cáncer».

Era un tiempo cálido y hermoso y el grupo era de una heterogeneidad impresionante. No faltaba nada ni nadie. Desde el Jet Set de la eficiencia, comodidad y alto nivel de vida, hasta el esforzado laburar de los profesores rurales de nuestra Isla. Hay de todo. También el otro extremo: el supuesto recio machismo de nuestro exitoso ejecutivo, hasta un joven y desorientado homosexual.

Después que se cumple el ritual de la presentación, hacemos algunos comentarios generales. Explicamos una vez más que aquí lo máximo que se ofrece es el maravilloso clima, que afortunadamente no podemos manejar y que nos regala sorpresas increíbles como pueden ser una noche de lluvia casi como diluvio y al día siguiente un resplandeciente sol que ilumina de un modo increíble, como si quisiera penetrar en las entrañas mismas de esta tierra que nos contiene y ampara. También les ofrecemos la posibilidad de hacer en las mañanas, antes de comenzar el trabajo una Meditación extraordinaria: La Dinámica creada por Osho para combatir la Neurosis, y realizada en este marco de total aislamiento, donde se puede hacer como Osho la planeo: con una Catarsis verdadera y total. Por último, o tal vez primero lo que esta acorde con lo anterior: verdad. En este contexto, J, es la primera persona que al día siguiente, después de la Dinámica quiere salir al centro para tener esta conversación, tan esperada con su hígado.

Para J es super fácil ser y describirse como hígado: eficiente, previsor, con múltiples funciones y capacidades que lo transforma casi en un Director de orquesta. Menciona, con un conocimiento sorprendente casi todas las funciones del hígado. Curiosamente se olvida que el hígado fabrica la Bilis y después la manda para afuera de él.

Cuando me pongo en el lugar del hígado y menciono este hecho, le doy todas las connotaciones posibles, incluso la política. Hago a este respecto una alusión a los exiliados, al decir «no porque se haya formado en mí voy a permitir que vuelva, aquí dentro me haría daño, a ella la fabrico y la expulso; por el contrario el glucogeno lo mantengo y lo administro. Si falta azúcar, entrego» En otro momento digo: «claro me toca fabricar dos cosas que parecen opuestas, pero ambas son necesarias».

Cuando J vuelve a asumir el papel de hígado esta absolutamente sorprendido y dice: claro ahora me doy cuenta que «soy extremista»

J es una persona que sin ser político, ha estado a favor de la Dictadura y ha sentido que sólo hay un tipo de extremistas: los de izquierda. Su actuar en este sentido no tiene para el gran relevancia, sin embargo en su personalidad el se da cuenta que siempre fue exageradamente discriminador. Para él había cosas y hechos inaceptable. Este «darse cuenta» lo conectó de un modo totalmente diferente con el Grupo.

Este último mensaje de su hígado transformaron definitivamente sus últimos meses de vida, que fueron bastante más de los esperados y le permitieron morir con una paz y armonía a su alrededor que no creía posible. Su ex-esposa y su compañera pudieron encontrarse sin resentimientos. Varios del Grupo de Chiloé lo siguieron visitando y fue capaz de aceptar y disfrutar, hasta de la compañía de un joven homosexual, lo que parecía imposible meses antes. J amplió su mirada del mundo de un modo increíble. No sabemos, ni siquiera podemos pensar, cual habría sido la evolución del cáncer de J si desde que apareció en los pulmones hubiéramos seguido explorando por este camino.

Lo que nos aparece como obvio es que esta mirada puede ir junto con toda la exploración que la Medicina Alopática puede hacer y es más, desde esa mirada, podemos a veces mandar a una persona a una revisión que se ha negado a realizar.

Jamás tuvimos un modo tan rápido de crear conciencia de Enfermedad, cómo se denominaba el hecho de tener que conseguir que un paciente se diera cuenta de lo inadecuado de su conducta, o lo neurótico de su proceder.

Es notable la mirada de asombro que he visto en muchas mujeres u hombres al presenciar un ‘trabajo’ que su pareja está realizando con algún órgano que se ha ‘quejado’ de algo. De pronto ahí aparecen todos los rasgos de carácter que favorecerían la convivencia. Y curiosamente cambia la dinámica familiar. Ya nadie se enoja o se queja p.e. de lo ‘arbitrario’ de su padre cuando prohíbe o da normas estrictas, le recuerdan lo bueno que es para sus pulmones ser flexibles y aceptantes.

Desde una profunda y verdadera conexión con aquella parte de nosotros, que nos mostró como éramos capaces de pelear con rostros mismos y de no aceptar aspectos propios, podemos empezar un verdadero rescate de nuestra persona.

Es posible que muchas veces necesitemos que alguien – con experiencia – nos ayude, nos guié, por lo menos durante el inicio. Esta ayuda no es sólo para los cambios caracterológicos que se muestran. Más de una vez la relación ha sido inversa -desde lo comprendido, en un varadero encuentro de un órgano con una persona – ésta se ha dado cuenta de la extrema necesidad de que un especialista la atendiera.

Cuando P. llegó directamente desde Nueva York a nuestro centro en Chiloé, venía mandada por uno de nuestros colaboradores, una de esas personas que alguna vez se beneficiaron de este enfoque.

Él nos llamó y nos dijo: yo creo que P. necesita ‘trabajar’ con su corazón. Ella contó que había tenido o tenía una «Valvulopatia reumática». Que estaba en control en U.S.A.

La hicimos ‘hablar’ con su corazón, fue un diálogo inolvidable: en un lado P. era exigente y en extremo exitista, ella no podía fallar. Él, el corazón era el que le había dado problemas desde siempre y últimamente no le permitía esfuerzos mínimos.

Cuando hacía el amor casi la amenazaba de muerte y ella creía ‘saber’ que era lo que trataba de decirle, lo había comprendido en su análisis. Y con ese ‘saber’ quería manejar la situación.

Cuando me puse yo en el lugar del corazón y me describí como era inicialmente y como la lesión de mis válvulas había venido de afuera y pese a todo había cumplido, hasta en su embarazo, P. fue capaz de sentir respeto y aceptó su real situación y su extrema necesidad de ayuda. Ella en el sitio del corazón se dio cuenta de cosas esenciales que siempre se había negado.

Sí, el corazón entrega la sangre a todos lados, pero él no la fabrica: él la recibe. Él tampoco la oxigena, tiene que ser capaz de recibirla para poder entregarla.

Los reproches que ella le hacía al corazón mostraban una situación en extremo comprometida. El corazón se quejaba y la obligaba a detenerse con cualquier esfuerzo. Ya el cambio de un asiento a otro en el diálogo que estaba teniendo, la alteraba. A todas luces el corazón de P. no estaba siendo capaz de permitirle una vida normal.

Cuando le dije que tenia que irse de inmediato a Santiago y hablé con una cardióloga amiga para que se ocupara de todo y que no se preocupara de no tener seguro de Salud en Chile, porque su amigo me avisó que él se encargaría. Ella, por supuesto, quería negarse a recibir nada.

Le dije: dale esta oportunidad a tu corazón, no es para ti. Él nunca se ha negado a recibir y nació sabiendo que lo que recibe tiene que entregarlo. Ahora todo el proceso de dar y recibir esta alterado en él, tú lo escuchaste. El nació sano y sabiendo cumplir con su función. Algo que vino de afuera lo enfermó (me refería a la enfermedad reumática a la que se le atribuía su Valvulopatia) ¿Por qu´´e no aceptar que algo de afuera lo ayude a volver a ser lo que es?

Ella fue operada de urgencia, tenía una insuficiencia cardíaca aguda; sus válvulas no habrían soportado el viaje de vuelta.

Con esta persona me di cuenta de un modo definitivo lo fantástico de la escucha que tenemos para cualquier órgano o parte de nuestro cuerpo: veinte veces nos podían haber dicho lo mismo: «tu no sabes pedir» o » te cuesta aceptar» etc. y jamás esa frase, dicha por otro, habría modificado nuestra conducta. De pronto entendemos algo esencial: no se puede dar lo que no se tiene. El corazón necesita recibir la sangre, no sólo para alimentarse a sí mismo sino también para distribuirla y entregarla a todos los demás. El sabe recibir y dar…..

Me gustaría saber si siguió trabajando en un darse cuenta de este proceso de dar y recibir que tan genialmente hace nuestro corazón.

En esta mirada que nosotros pretendemos no estar buscando causas, simplemente saber que esta pasando y cómo ocurre ‘eso’ que está pasando, cada vez facilitamos más las cosas y nos orientamos por cualquier palabra o decir del que tenemos al frente.

Como de lo que se trata es que demostremos este enfoque y que lo hagamos posible para quien quiera incorporarlo frente a las personas que por uno u otro motivo se acercan para saber más de sí, o aquejadas por alguna molestia, relatare otra experiencia con el corazón y absolutamente opuesta a esta. Tendría que calificarla en un ‘trabajo preventivo’.

En mi última pasada por Bs. As. no quería trabajar, hacer más Laboratorios, ni dar entrevistas. Sólo acepté ver a personas conocida y/o que habían venido a este Centro.

En esta mirada que nosotros pretendemos no estar buscando causas, simplemente saber que esta pasando y como ocurre ‘eso’ que esta pasando, cada vez facilitamos mas las cosas y nos orientamos por cualquier palabra o decir del que tenemos al frente.

El marido de una colega, a quien conocí en Chiloé y con quien quedé con una muy cálida amistad quería tener una entrevista conmigo y como eso no fue posible, asistió a una reunión que me habían programado para charlar sobre el Enfoque holístico de la Enfermedad.

En las primeras dos y media horas de que disponíamos ese día pregunté a cada uno de los asistentes cuál era la expectativa de trabajo que traían, o mejor dicho qué los había hecho asistir. Este colega, es un hombre de 68 años, bien llevados, asistió a una reunión que me habían programado para charlar sobre el Enfoque holístico de la Enfermedad y, delgado, algo pálido y tenso dijo que a él le habían pasado una sucesión de hechos sorprendentes: para empezar había tenido un cuadro que el pensó en el primer momento que se trataba de un Infarto y que resultó ser la Vesícula Biliar que le estallo. Fue operado sin complicaciones y después de esto tuvo que viajar a Guatemala y poco antes de llegar el avión estuvo a punto de caer en una feroz tormenta. Llegando a Guatemala le tocó estar en un terremoto de proporciones inusuales, más para él, que jamás había vivido ni un temblor. Al volver a Argentina su hermano falleció de un Infarto. Ahora tenía que volver a Guatemala y el día antes de esta sesión había fallecido un amigo… En pocos días más tenía que viajar de nuevo a Guatemala. Se lo veía controlado y algo tenso, pero dijo estar bien, a él no le había ocurrido nada. Otro médico, Pablo, que había viajado a Montevideo, donde yo hice un Taller de tres días sobre este mismo tema, dijo haber vuelto con una lumbalgia muy grande y que había tenido que hacer un gran esfuerzo por asistir a esta reunión.

Cuando todos terminaron de hablar, yo dije que para empezar era obvio que había que hacer algo para ver que pasaba con Pablo. Le propuse ‘trabajar’ con su columna. Fue un ‘trabajo’ corto y claro. Pablo entendió el ‘mensaje’ y experimentó bastante alivio.

Al terminar este ‘trabajo’ con Pablo el colega que había contado todo lo anterior me dijo si no podría ‘trabajar’ con su vesícula. Le dije que sería posible ya que en Gestalt ‘trabajamos’ y hacemos frecuentemente ‘despedidas’ con personas fallecidas y aunque ya no tenía su vesícula eso era posible. Me quedé un momento mirándolo y le dije: «En este viaje yo he venido muy rebelde y con la decisión de no hacer sino aquello que a mí me surge y no se por qué pero yo prefería trabajar con su corazón. El aceptó de inmediato.

Pasó al frente y ocupo la silla vacía. Le dije que en ella pusiera a su corazón, que ocupara ese asiento y le dijera a X como era él.

Se empezó a describir como corazón y lo hizo con gran compromiso, pero lo que decía de él, siendo ese corazón era increíble, más aún tratándose de un médico, que se supone sabe cómo es y cómo funciona el corazón. Describió bien la forma y dijo que era de músculo, pero después de eso todo era un largo quejido y reproches a X que lo hacía trabajar sin descanso, que estaba agotado. Describía unos cordones que se retorcían en su interior comprimidos y casi sin poder soportar la exigencia que X le hacía.

Antes que continuara más esta pavorosa descripción lo cambié de sitio, él sería X y yo sería su corazón.

Empecé por decirle que nunca me había sentido más denigrado y desconocido, que yo era un corazón que nací con él y siempre supe que me tocaría trabajar mientras estuviéramos vivos, que yo había nacido bien hecho para lo que tenía que hacer, que trabajaba en la misma proporción que descansaba y que sin bien es cierto, que aún cuando el dormía yo seguía latiendo mi ritmo era más lento y por lo tanto mis períodos de reposo más largos.

Le hablé de mi capacidad de seguir mi propio ritmo y de la maravilla que eran mis fibras que desde siempre habían sabido que tenían un límite, que estaba alerta a lo que me pedían de todos partes y lo que me pedían era que enviara sangre con mayor o menor prontitud y que afortunadamente la sangre me llegaba y yo sólo tenía que distribuirla a todos los órganos, incluso a mí mismo y por eso me eran tan importante que mis tiempos de reposo fueran igual a los de trabajo, porque mis arterias se llenaban mejor cuando yo (corazón)estaba relajado.

En un momento le dije que yo nunca me había quejado de mi trabajo y tampoco podía jactarme de lo que hacía ya que estaba tan bien hecho para cumplir mi función que el trabajo se me hacia fácil.

Al preguntarle a X si él se parecía a mí se dio cuenta que el vivía sintiendo que hacía más de lo que podía, Yo como corazón le pregunté con toda ingenuidad: ¿Cómo es hacer más de lo que se puede? Si lo hacés, será que puedes, yo como corazón me apuro mucho a veces, pero hasta donde puedo, ¿Tú no tienes límite en lo que puedes?

Contestó que no y que siempre se exigía trabajar en exceso.

Si nos ponemos en lo que realmente puede ser el discurso de un órgano, comprendemos el absurdo de aquello de ‘trabajar mas de lo que puedo’, Podríamos decir: ‘más de lo que quiero’ y eso sería aceptable, y con ello podríamos darnos cuenta que el exceso de trabajo esta recargado con la no aceptación del mismo.

Cambié nuevamente de lugar con X ahora él era el corazón y fue claro que había escuchado. Él era ahora un corazón tranquilo, contento y orgulloso de su trabajo y al mismo tiempo humilde y con la absoluta certeza de que sabía lo que tenía que hacer y estaba magistralmente diseñado para cumplir su papel.

Yo, ahora en el rol de X le pregunte al corazón si no creía necesario que le hiciera un chequeo antes de viajar y el (X) en el lugar del corazón me contestó con un rotundo No.

Después volvimos a cambiar y X, completamente relajado y sonriente me dijo- a mí que estaba de corazón- «pero, ¿Tu podrías avisarme cuando te vas a parar»?

Vi la sonrisa dibujada en el resto del Grupo. Le contesté: ¿Quién tendría que avisarle a quién? Yo te puedo avisar si algo me pasa, pero saber hasta cuando estoy programado para latir no lo sé, ni me interesa, ¿Tu lo sabes? El también se sonrió. Lo hice cambiar de asiento una vez más, porque obviamente él, como corazón, era más sabio y menos expectante.

De alguna manera todo el Grupo estaba con la sensación que este trabajo con X lo había protegido y evitado un posible infarto.

Si fuéramos psicoanalistas y hubiéramos registrado todo el discurso previo de X cuando se presentó podríamos haber llegado a una interpretación que tenía que ver con su miedo a morir (!) y con su corazón. Una analista Lacaniana que estaba en el Grupo hizo sus deducciones desde que X mencionó la palabra Guatemala.

Sí, lo hemos dicho muchas veces: ‘por todos los caminos se llaga a Roma’ pero que maravilla tener Mapas que muestran caminos y poder elegir el más corto, si tenemos realmente ganas de llegar a Roma cuando aún tenemos energías y tiempo para ver lo que hay a nuestro alrededor y desde ahí mirar el panorama de modo mas amplio.

Un buen analista puede – la mayoría de las veces – llegar a una situación donde una Gestalt patológica se configuró y si la relación transferencial lo permite, esta vez podría ‘cerrarse’ la gestalt de una manera más normal o menos traumática.

Es imposible hacer comparaciones de ‘casos’ o situaciones, aun cuando la queja sea la misma y estemos en una situación extremadamente parecida. Las personas son diferentes y es la mínima diferencia la que determina el camino a seguir.

Si yo comparo P.D. el tiempo y el trabajo que le significó a una eminente psicoanalista conseguir que un paciente se pusiera en contacto con la emoción reprimida desde su infancia y el valor que esto pudo tener en la ‘cura’, con la rapidez que se obtuvo ‘lo mismo’ en un caso muy similar con técnicas gestálticas, cometo un terrible error. Una queja idéntica en dos hombres de la misma edad, de la misma contextura, de biografías muy similares, del mismo estrato social. Incluso en dos gemelos; no nos asegura que haya un modo idéntico de abordarlo para permitirle ponerse en contacto con partes o emociones de si mismo no aceptadas o reprimidas.

¿Habría podido Jim, el paciente de Joyce McDougal (pag.152.»Teatros del Cuerpo») salir a ‘trabajar’ en un Grupo que llevaba dos horas de iniciado como lo hizo X? ¿Habría podido llorar ante otra mujer, si no se hubiera producido la relación (transferencial) adecuada en los últimos dos años? Esto es imposible de saber o siquiera de imaginar.

Lo que sí nos queda claro, que el miedo frente a amenazas de muerte, como son las que nos dan los síntomas graves o las Enfermedades o a veces el terror de ser abandonados por alguien a quien amamos o creemos amar, nos hace tan desamparados y urgidos de ayuda que podemos aceptar cualquier propuesta de ayuda. Esta es la situación que no podemos soslayar haciendo o diciendo cualquier cosa en presencia de alguien que podría escuchar un mensaje verdadero.

El éxito y la claridad de los mensajes que pueden hacerse presentes en estos trabajos de ‘encuentro’ de la persona con el órgano afectado tienen que ver con el verdadero poder de la Transferencia.

La relación de una persona con cualquier parte de ella misma está inscripta en una básica relación narcisística, no vulnerada por ningún desarrollo neurótico posible y posterior, al fascinante descubrimiento de un cuerpo que nos pertenece y donde cada descubrimiento de sus posibilidades fue inscripto en un ámbito de un profundo contacto con lo ‘otro’ que nos define, nos separa y nos Junta – con.

Adriana Schnake

Adriana Schnake

FUENTES:

  • Chiozza y Green, “Diálogos psicoanalíticos sobre psicosomática”, Ed.Alianza Bs. As. 1992- “Cuerpo Afecto y lenguaje”, Ed.Alianza Bs. As. 1998
  • Courel, Raúl, “La Cuestión Psicosomática” Manantial, Bs. As., 1996.- De Caso, Pedro, “Gestalt una terapia de autenticidad”, Ed. Kairós, Barcelona, 2003
  • Damasio, Antonio, “Sentir lo que sucede”, Ed. Andrés Bello, Stgo. de Chile, 2000- Dossey, Larry, “Tiempo espacio y medicina”, Ed. Ed. Kairós, Barcelona, 1986.
  • Perls, Fritz, “Yo, Hambre y Agresión”, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1969- Perls, Fritz, “Dentro y Fuera del Tarro de la Basura”,Ed. 4 Vientos, Stgo de Chile, 1974
  • Schnake, Adriana “Diálogos del Cuerpo” Ed.4 Vientos, Stgo. de Chile, 1995
  • “La voz del Síntoma”, Ed. 4 Vientos, Stgo de Chile, 2000
  • Szyniak, David «Discursos del Cuerpo» Lugar Edith. Basas.1998.

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