Agresiones en terapia

05/11/2018

Lucrecia García-Atance Villalonga

En psicoterapia humanista integrativa trabajamos con nuestros pacientes desde el amor y la estructura, estos dos componentes son esenciales para tratar bien a nuestros pacientes. De hecho, trabajamos con un contrato terapéutico en el que una de las normas es la de “No violencia”.

¿Para qué trabajamos con la “No violencia”?

Cuando hablamos de “No violencia” nos estamos refiriendo a una definición básica que le da una protección y seguridad al proceso terapéutico muy importante.

“No hacer nada que te haga daño a ti mismo, a los demás o nada (ningún material que no esté destinado a eso)”

Trabajar con esta norma aporta respeto hacía uno mismo, los demás y la sala en la que trabajamos. Es una norma esencial cuando trabajamos a nivel emocional, ya que hay emociones muy intensas que necesitan mucho permiso a par que mucha estructura, como es el caso de la rabia. Yo les explico a mis pacientes cuando firmamos el contrato que esta norma no significa que no se pueda enfadar, ni que no pueda haber malentendidos. ¡Por supuesto que se puede enfadar y pueden surgir malentendidos! La cuestión está en expresarlo y atravesarlos de una manera adecuada, liberadora y protectora.

Esta norma nos sirve a los terapeutas humanistas integrativos para cuidar al paciente y cuidarnos a nosotros mismos de las agresiones. Las agresiones son acciones, comportamientos y expresiones que hacen daño. Cuando en un proceso terapéutico el terapeuta y el paciente se hacen daño intencionadamente o no, puede romperse la confianza y según el nivel de la agresión se puede reparar o no. La relación terapéutica es nuestra base de trabajo es el pilar fundamental de nuestro quehacer terapéutico y cuidarlo es nuestra prioridad, por este motivo y con el objetivo de cuidar el proceso utilizamos y ponemos esta norma.

¿Qué es una agresión en terapia?

Las agresiones en terapia son muy variadas y por eso me voy a centrar en las agresiones que podemos recibir por parte de nuestros pacientes.

LA IMPORTANCIA DE NUESTRA CONTRATRANSFERENCIA PARA IDENTIFICAR UNA AGRESIÓN

Antes de explicarlas quiero resaltar que para poder identificar una agresión es clave nuestra contratransferencia. Observar qué sentimos y cómo nos sentimos con ciertos comportamientos de nuestros pacientes, ya que está fuente de información nos puede señalar si nos están agrediendo o no (habiendo explorado si se repite algo de nuestra historia personal, si toca alguna de nuestras heridas emocionales etc.).

AGRESIONES EN TERAPIA

Las agresiones pueden ser directas y activas. Es decir, agresiones que son fácilmente reconocibles, cómo insultos, agresiones físicas, desvalorizaciones sobre el proceso, hacia el terapeuta o hacia si mismo. Este tipo de agresiones necesitan límites claros y consecuencias coherentes y explorar si la agresión es intencionada o es inconsciente por parte del paciente.

Por otro lado, las agresiones pueden indirectas, sutiles, pasivas y por ende a veces difíciles de reconocer, porque muchas veces dependen del contexto. El hecho de llegar tarde o de no ir a la sesión fijada puede ser una agresión por parte del paciente, según su historia puede estar demostrando desprecio o desvalorización (no siempre que sucede esto es una agresión, puede serlo según el contexto). Saltarse los límites que pone el terapeuta puede ser una agresión también. Según la historia del paciente y su problemática, el terapeuta puede decidir que no puede haber una comunicación entre sesión y sesión exceptuando una emergencia. Si el paciente aún así le llama repetidas veces puede (y no me canso de repetirlo según el contexto) ser comprendido como una persecución. Hacer comentarios despreciativos de una intervención por parte del terapeuta puede ser vivido como una agresión. En el caso de estas agresiones es importante escuchar nuestra contratransferencia y ver que pasa si “me siento agredido”.

Estas agresiones pueden ser intencionadas o inconscientes por parte del paciente por eso como terapeutas, una vez velada nuestra seguridad y protección, podemos explorar para qué agreden nuestros pacientes ¿Buscan alejarnos porque les tratamos bien y eso les saca de su guion de vida o zona de confort? ¿Están expresando su enfado y no saben hacerlo de otra manera? ¿Se quieren vengar, nos quieren castigar por algo que hemos hecho? Analizar la función de las agresiones es muy importante para psico educar a nuestros pacientes y para resolver ese conflicto relacional y/o interno con nuestra figura como terapeutas.

Por experiencia personal y profesional doy fe de que darle espacio a la necesidad que hay detrás de la agresión puede ser muy sanador y reparador para el paciente. Siempre y cuando la agresión haya parado.

UN COMPROMISO MUTUO

Tanto en mi terapia personal como con mis pacientes yo tengo un compromiso que es el siguiente:

Como terapeuta mi compromiso es tratar bien a mi paciente y lo mejor que sepa, con la intención puesta en su bienestar, respetando la estructura y en este caso concreto la norma de “no violencia”.

Como paciente mi compromiso es respetar esas normas y tratar con respeto a mi terapeuta.

Por lo tanto, además de explorar la función de la agresión también es importante recordar, reforzar y reestructurar el proceso terapéutico con este compromiso.

 

Para finalizar quiero decir que este artículo lo escribo basándome en mi experiencia personal y profesional y qué manejar las agresiones en terapia es algo complejo y requiere muchísima estructura que posiblemente varíe según el enfoque desde el que cada terapeuta trabaje.

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