La metáfora del camino: una propuesta alternativa de libertad.

05/03/2018

RESUMEN

El tratamiento psicológico en prisión en la actualidad es insuficiente para abordar las necesidades de las personas que están privadas de libertad. Desde la Psicoterapia humanista integrativa se propone introducir un programa terapéutico para darle una visión más profunda y alternativa: el programa del Camino de Santiago. Actividades terapéuticas en el exterior, aprovechar la espiritualidad, la psicoterapia del guion de vida y el duelo terapéutico nos ayudará a promover cambios emocionales a otro nivel en personas privadas de libertad.

ABSTRACT

The psychological treatment is currently incomplete to approach the needs of people who are deprived of liberty. Humanistic Integrative Psychotherapy proposes a program to give a deeper an alternative sight in therms of that, Santiago´s road program. This program encourages overall the emotional changes. It’s based on connecting therapeutic activities to the outside world. It also goes through the spirituality and the life script psychoterapy. Finally, the therapeutic grieving will help to promote emotional changes in another level to people who are deprived of liberty. Palabras clave/ key words: Espiritualidad, Guion de vida, Duelo, Camino de Santiago/ Spirituality, life Script, Grieving, Santiago´s road

INTRODUCCIÓN

La primera vez que realice el Camino de Santiago fue en el año 2015 como psicólogo del Centro Penitenciario de Palma de Mallorca. En aquel año, me propusieron acompañar a varios internos durante una larga semana de convivencia para realizar el Camino(112km) junto con la ONG Pastoral Penitenciaria.

En un principio, me asaltaban muchas dudas. La experiencia de riesgo que suponía, renunciar a la intimidad personal o el desgaste físico que esperaba me hacía dudar de aquella decisión. Pero poco a poco la experiencia me fue atrapando y comencé a sentir aquella energía especial que tiene el Camino y que es tan poco descriptible. Sentí esa particular conexión con la naturaleza; descubrí como el silencio de alguno de sus parajes es la llave que abre la puerta de algunas de nuestras reflexiones más íntimas. Aquellas reflexiones que siempre están ahí pero que el día a día las oscurece en el “sobrevivir cotidiano”.

A lo largo de ese Camino, pude experimentar como se oxigenaban mis pensamientos y mis emociones y como mi percepción se hacía más aguda. Estaba en conexión plena con el presente más inmediato, con todo lo que me rodeaba y con todo lo que en ese momento por mí pasaba. Para mí fue un antes y un después darme cuenta y contactar con todo aquello que ocurría dentro y fuera de mí. Todo ello me ayudó a ser consciente de ese aprendizaje, de su espiritualidad y todo lo que ese lugar me transmitía. Me encontraba ante una experiencia de plenitud personal. Muchos de los internos que me acompañaban sentían muchas de las sensaciones que a mí me ocurrían. Sentían sentimientos de liberación, de plenitud y referían sentir aquella libertad tan añorada que les permitía quitarse aquel disfraz de rebelde. Sus recuerdos, sus emociones, eran muy auténticas y así las transmitían. La elección y el desarrollo del Master en Psicoterapia Humanista Integrativa viene principalmente motivada por esta primera experiencia con internos de la prisión haciendo el Camino de Santiago. Sentí la necesidad de descubrir el potencial de este tipo de experiencia y conocer aquellos fenómenos que ocurrían en mí para crear una experiencia terapéutica que desarrollará toda aquella filosofía que el Camino implica. El master y mi terapia me ha permitido desarrollarme en diferentes niveles para poder entender y transmitir todo lo que aquella experiencia genero en mí. A nivel personal he podido vivenciar un contacto auténtico y profundo con mi terapeuta. El hecho de sentirme acompañado y aceptado a este nivel me ha permitido ser consciente de aquellas heridas y asuntos pendientes que se reproducen en mi presente.

Despertar esa conciencia sobre mí mismo y contactar con el presente más inmediato me ha ayudado a conocerme mucho más y a poder vivir con más plenitud mi día a día. El aprendizaje personal de poder despedirme de muchas de aquellas personas, vínculos, decisiones, y partes de mí que bloqueaban el contacto auténtico con el presente ha sido una de las mayores vivencias durante este año y medio. Todo ello, ha resonado en mi pero también en mi faceta laboral que tanto me apasiona y que, por eso, intento plasmarlo con los pacientes que trabajo. Durante este año, escuché aquella necesidad de formación y conocimiento personal para promover una experiencia innovadora desde el modelo Humanista Integrativo. Este año he tenido la gran opportunidad de empezar a desarrollarlo para vivir la experiencia transformadora que ofrece el Camino de Santiago con mis pacientes. Desde mis “entrañas” nació y desarrollé todo esto que a continuación escribo.

¿PSICOTERAPIA EN PRISIÓN?

Constitucionalmente, viene definido que las penas privativas de libertad deben de estar orientadas a la reinserción social. Pero en la actualidad, estamos muy lejos de conseguir este objetivo. Podemos justificar que la sociedad no está preparada para abordar la reinserción como fin esencial de la penas, pero nuestras políticas tampoco saben sensibilizarnos para que estemos preparados para ello. Si hay algo que saco en claro de mi experiencia en prisión, es que el castigo en su máxima expresión tiene poco calaje en el reaprendizaje de la persona. Los efectos de la prisionización son devastadores para el ser humano.

El ingreso en prisión conlleva un estresor que determina y marca muchas de las vidas de las personas que ingresan a cumplir una condena. Se trata de un punto de inflexión; un impasse que conlleva un desapego forzado de la sociedad, de su familia y de su vida. En primer lugar, el ingreso en una institución así supone un golpe fuerte y traumático que repercute en su estado anímico y genera mucha indefensión, intranquilidad y desesperanza. Es un momento complicado y delicado porque conlleva la aceptación forzosa de que tu libertad se ha perdido. Después de esos primeros días donde todos los resortes se tambalean, comienza la aceptación más profunda de que gran parte de tu libertad está condicionada a unas normas y a criterios de otras personas. Muchas de sus necesidades, de sus apetencias, de su bienestar más básico está condicionado a un sistema que determina qué puedes y no puedes hacer, qué debes y qué no debes hacer. En este proceso, la privación de los sentidos ( pérdida de la visión a largo distancia, los ruidos constantes de las cancelas que generan pérdidas auditivas, el gusto por la misma comida cada semana, etc…), las relaciones tóxicas e interesadas o el miedo más profundo y humano a sufrir e incluso a morir va desestructurando cada vez más el equilibrio personal. Una vez roto ese equilibrio personal, comienza una estrategia de supervivencia que conlleva la más auténtica despersonalización: la alienación personal. Sus valores, parte de su identidad, su capacidad de elección, su libre albedrío queda anulado pasando a ser controlado por la institución y generando una adaptación sumisa ante las normas y ante los criterios de las personas que les controlan. Continuamente se niega el contacto con el exterior y se crea una “ burbuja” donde impera otra ley, otras normas y otros valores.

El castigo y el aislamiento de la sociedad parece ser la panacea para evitar la reincidencia. El tratamiento penitenciario se enmarca en esta realidad. Los cambios que se generan en la personalidad del interno están asentados sobre esa pérdida de identidad personal y el nulo contacto con el exterior. Esto conlleva que cambios personales no tengan referencia real y sean escasamente generalizables.

A su vez, a través de mi experiencia, he podido observar la escasa profundidad terapéutica que existe en los programas de tratamiento que llevamos a cabo. El enfoque cognitivo-conductual es el modelo que, a mi modo de ver, es necesario para dotar de herramientas y de “control” cognitivo pero hasta día de hoy no llega a ser suficiente. Las historias de las personas que están cumpliendo prisión están llenas de heridas profundas y en ocasiones sin cicatrizar. Guiones de vida trágicos grabados a fuego en su inconsciente, sobreviviendo con el dolor emocional de sus carencias afectivas y personales donde muchos utilizan el consumo de drogas como un anestésico general. Muchos de mis pacientes en prisión suelen traer problemáticas tan enraizadas que son difícilmente cambiables sin un cambio emocional profundo.

Suelen ser pacientes con estructuras límite, muchos antisociales, donde el establecimiento de vínculo terapéutico es complicado. Complicado, en primer lugar, por la tendencia a la manipulación, a los juegos de poder y por la contratransferencia que genera. En segundo lugar, por la influencia de la subcultura carcelaria, que enmarca las relaciones entre profesionales y pacientes en un entorno de hostilidad, desconfianza y donde los vínculos están viciados. La subcultura de la prisión, establece que haya esas relaciones de desigualdad, de control y en ocasiones de manipulación. Es fácil caer en juegos psicológicos que refuerzan continuamente las dinámicas de su personalidad y esto genera que sea una de las principales resistencias en el mundo de prisión.

UNA PROPUESTA DIFERENTE. EL PROGRAMA “LA METÁFORA DEL CAMINO”

Ante esta realidad se propone incorporar actividades enmarcadas en algo diferente a lo actual. Se hace necesario humanizar el vínculo, la psicoterapia y las actividades terapéuticas en prisión que den lugar a crear vivencias y experiencias que promuevan un cambio emocional a otro nivel. Enmarcar estas experiencias en la naturaleza, la libertad y el acompañamiento para establecer un vínculo sano donde prime el aprecio, el respeto, y la honestidad con las personas que cumplen condena. Semánticamente implica una diferencia muy sustancial: cambiar la palabra interno por la palabra paciente. Desde ahí nace esta propuesta.

En primer lugar conectar la psicoterapia y los programas de tratamiento con el exterior. La mayoría de las psicoterapias humanistas dan especial importancia al espacio y al lugar donde se llevan a cabo las sesiones para dar dar preferencia a lo experiencial frente a lo informativo. El Camino de Santiago pretende ser la “cristalización” de esa experiencia, que llevará a los pacientes a sellar simbólicamente un cambio importante para ellos mismos La experiencia del Camino de Santiago se llevará a cabo con cinco pacientes que cumplen condena en el Centro Penitenciario. Se trata de personas con una estructura límite-antisocial y con fechas próximas a su salida en libertad(al menos dos años). Se valorará una adecuada aptitud psicofísica, delitos que no comporten una gran alarma social y criterios de buena conducta.

El programa en sí tiene una duración variable en función de las necesidades de los pacientes. No obstante, la duración de la salida a Galicia será de 7 días donde se intensificará la intervención y el acompañamiento en la fase de duelo terapéutico. Se propone que todos los usuarios del programa lleven a cabo un seguimiento terapéutico con sesiones de Psicoterapia Humanista Integrativa antes, durante y después de la salida para poder abrir y cerrar los procesos adecuadamente.

Experiencia Cumbre Como Marco Terapéutico.

Durante mi experiencia en el Camino, uno de mis pacientes así lo relataba: “ Siento el sonido de muchos pies caminando, siento una energía que me transporta y me planteo cuántas almas han transitado por aquí y eso me llena de energía, me da paz y tranquilidad, me hace sentir como si mi ser se hubiera llenado de algo” .

Según Hortal (2016) existen varias investigaciones que afirman que se han detectado corrientes telúricas( electricidad de baja frecuencia) bajo tierra, así como corrientes de agua subterránea durante el Camino. Al parecer, y según estas investigaciones, este tipo de corrientes hace que aumente las vibraciones y hace que nos afecte a las personas de un modo u otro. Muchos de los peregrinos relatan esa “ magia especial” como una sensación agradable. Además, a medida que se avanza por el Camino, nos estamos dirigiendo hacia el sol.

Este aspecto, también promueve un movimiento de energía en el ser humano que afecta a sus emociones. Hortal (2016) recoge en su libro ir caminando continuamente nos hace mantener un contacto ininterrumpido con la tierra, y por tanto, con esas corrientes energéticas. Al parecer, esta conexión energética potencia nuestra sensibilidad a estímulos más sutiles y, en consecuencia, debilita en cierta manera nuestra relación habitualmente adictiva a los estímulos densos. Estos estímulos densos, son aquellos pertenecientes al mundo terrenal y de la forma: objetos materiales, preocupaciones cotidianas[…](p.22)

El Camino puede ser una metáfora de la vida. Nos invita a retarnos, no sólo en la longitud del camino sino en la experiencia interna que nos ofrece. No sólo nos reta a tolerar la soledad del peregrino, el dolor físico, la nostalgia, la ansiedad y la angustia sino que también nos enseña a valorar lo básico y lo innecesario de “cargar” una mochila. Nos enseña a desapegarnos de un pueblo, de un albergue, de una cama, de una ducha todo aquello que parece necesario el día de la llegada se convierte en pasajero el día de la partida. Tiene una filosofía espiritual implícita con un clima de reflexión y de introspección. Encontramos diferentes tipos de personalidades en prisión con diferentes necesidades pero en todas ellas, existe una que actúa como denominador común. Hablamos de la espiritualidad.

El ser humano tiene una tendencia natural a la transcendencia. No importa el nivel de desarrollo educativo, personal, laboral, si estamos en un nivel social u otro. La espiritualidad, el cuestionamiento de lo material, de lo mundano y de nuestra propia existencia es una necesidad del ser humano. Maslow(1972), uno de los padres del movimiento de la psicología humanista, desarrolló el esquema de ordenar múltiples necesidades del hombre. En esa pirámide reconoció la necesidad espiritual como una necesidad de culminación, por encima de las necesidades psicológicas, sociales y primarias. En mi opinión quien recorre el camino, se abre a percibir su necesidad de espiritualidad. Entendiendo esta como una profunda conexión con la experiencia y con lo más inmediato que nos rodea. Alimentar la mente con silencio, con naturaleza y con introspección nos hace más transcendentes y nos lleva a relativizar los apegos. No sólo apego a lo material, sino a nuestra identidad, a nuestras emociones y a nuestras relaciones. Nos ayuda a crear un estado de “gravedad cero” en nuestro interior que nos permite observarnos mejor. Para poder conseguir este estado es necesario educar a la mente.

“Darse cuenta “ de lo que nos rodea. Vaciarla para poder despertar nuestros sentidos y saber calmar nuestra tensión interior para conectarnos directamente con el mundo y con la experiencia que nos ofrece. El autor Maslow (1972) describe este tipo de experiencias como propias del conocimiento del ser y habla de la experiencia cumbre en aquellas experiencias donde la persona se siente en “funcionamiento pleno” . Lo describe así: “ La persona, en las experiencias cumbre, se siente más integrada, (unificada, todo global, de una sola pieza) que en otros momentos[…]luchando menos contra sí mismo menos dividida entre un yo experimentador y un yo observador, más definida, organizada más armónicamente y con mayor eficacia, funcionando todas sus partes con perfecta conexión mutua, más sinérgica, con menos fricciones internas[…] pueden tener y de hecho tienen efectos terapéuticos en el sentido estricto de hacer desaparecer los síntomas[…] hacen desaparecer los síntomas neuróticos de forma definitiva, puede cambiar el concepto que de sí misma tiene la persona, en un sentido saludable[…]” ( p173) El autor señala en su libro Religiones, valores y experiencias cumbre(1964), que este tipo de experiencias por lo general siempre han caído bajo el epígrafe de lo religioso y en el pasado, ha sido siempre percibido como algo exclusivamente enmarcado en la religión. En muchos de nosotros, la necesidad espiritual ha estado alimentada por religiones organizadas que se han apoderado de esta necesidad a través de experiencias de fe o místicas. Estas religiones, de alguna manera, han dado respuesta a nuestras cuestiones más existenciales. Maslow(1972), redefine la autorrealización y la necesidad espiritual no como una experiencia de “todo o nada” a la cual pueden llegar unos pocos iluminados, sino como una experiencia que puede acontecer en cualquier periodo de la vida de una persona cualquiera y que pueden ser momentáneas o pasajeras. El autor señala como el funcionamiento cognitivo en estas experiencias se centra en lo que denomina “ la cognición del ser”:

1. La atención durante la cognición proporcionada en estas experiencias cumbres se fija total y exclusivamente en el objeto percibido. Es decir tiene lugar una experiencia visual, auditiva o sensorial más completa de lo que se hace habitualmente. Es una atención plena, consciente que sitúa al organismo en un funcionamiento pleno.

2. Forma y fondo dejan de estar tan diferenciados. Existe una percepción de ver las cosas igualmente importantes en lugar de jerarquizarlas

3. Tiende a percibir los objetos externos, el mundo y los individuos como más distantes de las preocupaciones mundanas. Nos tornamos más desprendidos y somos más capaces de percibir la naturaleza tal cual es.

Uno de mis pacientes J.C comenzó el Camino con una actitud de rebelde, con poca implicación, en ocasiones burlándose de los profesionales. Pero poco a poco parece que la experiencia fue calando en él y su actitud fue cambiando. Obviamos que era profundamente religioso, y cuando llegamos a la Catedral, buscó un momento de soledad. De forma espontánea, dirigió toda su atención a la Catedral, fijándose en todos los detalles, absorbido por la experiencia acudió a mi lado y comenzó a llorar. Algo en ese momento resonó en él. Su emoción era muy auténtica, era de un gozo auténtico. Le agradecí profundamente que compartiera esa experiencia y preguntado después me dijo que significó muchísimo para él. Describió el brillo del altar, el olor del incienso todo penetraba en sus sentidos. Le hizo sentir algo especial.

Atención y Conciencia Plena.

La experiencia del Camino de Santiago es una experiencia cumbre que nos sitúa en las coordenadas del presente, del aquí y ahora. Existen múltiples beneficios contrastados de situarnos en el presente y desarrollar esa conciencia plena. Esta conexión profunda con lo que está sucediendo nos ayuda a desarrollar un interés equilibrado por lo que acontece y abrir muchos más canales de percepción con el mundo y con nosotros mismos. Así mismo, situarnos en el presente y trabajar con esos aspectos es algo muy característico de las psicoterapias humanistas y que, como veremos más adelante, la experiencia presente es lo que centra el trabajo psicoterapéutico y donde emerge muchas vivencias pasadas.

La experiencia que se vive en el camino es una experiencia muy espiritual. El entrenamiento en técnicas básicas de conciencia plena ayudará a focalizar y potenciar más esa experiencia. No creo que estas técnicas tenga soluciones para problemas psicológicos, ni en ningún momento sea un sustituto para la terapia pero en nuestro caso nos ayudará a enmarcar más la experiencia terapéutica y educar la mente a ser receptiva a nuestras emociones y pensamientos.

Nos ayudará a trabajar en el presente y a darnos cuenta de aquello que acontece en el aquí y ahora. El objetivo principal de esta dos técnicas básicas es desarrollar un estado de atención plena hacia nosotros mismos y hacia el mundo que nos rodea de forma que alimente la experiencia y la cognición del ser ( Maslow, 1964). Ayudaremos a los pacientes en dos técnicas, una que dirija la atención y la conciencia hacia nuestro interior y otra hacia el exterior.

1. Pausa de respiración de 3 minutos. Técnica básica de Mindfullnes Recurso para afrontar estados emocionales intensos así como desarrollar más percepción sobre nosotros mismos: Se lleva a cabo en 3 pasos. Pausarnos en medio del Camino, en soledad, y tomar conciencia de esa experiencia interior con actitud contemplativa sin etiquetar o juzgar nada. Conectar con nuestras sensaciones y focalizar la atención en nuestra respiración. Fijarnos en la sensación del aire y lo que recorre. Posteriormente, ampliar la atención a cualquier sensación corporal, permitiéndole estar y sin luchar contra ellas. Manteniendo la conexión con la respiración.

2. Escuchar lo que nos rodea. A través de esta técnica se trata de conectar con el presente más inmediato. Según Stevens (1976) “es increíble cuanto uno puede llegar a comprender de su existencia con el solo hecho de prestar atención a ella y darse cuenta más profundamente de sus propias vivencias”. Este autor, propone experimentos terapéuticos que se enmarca dentro de la psicología de la Gestalt y que engloba varios tipos de darnos cuenta: Exterior, del interior y de la fantasía. El objetivo de esta técnica es ponerse en relación con el exterior. Contactar con todo lo que nos rodea y permitir que aquello con lo que contactamos se comunique con nosotros, nos hable de cómo se encuentra y cúal es la relación con nosotros. Ambas técnicas, se llevarán a cabo antes de la salida a Santiago pero se potenciará su aplicación durante las etapas del Camino. Posteriormente se recogerán las diferentes experiencias en las sesiones grupales tras la finalización de las etapas diarias.

INTERVENCIÓN PSICOTERAPEÚTICA

Vínculo Terapéutico

Para establecer el vínculo terapéutico será necesario mostrarnos abiertos, auténticos y empáticos. En este tipo de pacientes es necesario tener en cuenta que una de sus primeras transacciones suele ser el intento de manipular, intentado seducir al otro o arrinconar al terapeuta. Esto suele generar una contratransferencia que nos hace engancharnos por todo lo que genera en el terapeuta. Es importante, saber poner límites y tomar una actitud nutritiva con ellos.

El desarrollo afectivo y social de muchos de mis pacientes suele darse en entornos poco favorecedores y que condicionan en gran parte el estilo de crianza y el apego con sus figuras de referencia. Con padres ausentes, algunos de ellos toxicómanos, violentos que impide el desarrollo del niño en un ambiente protector y de confianza. Esta tipo de apego infantil genera muchas heridas y adaptaciones necesarias para sobrevivir en un mundo hostil que en su adulto va generando conductas en ocasiones desadaptadas. Muchos de ellos, arrastran signos evidentes de traumatización en épocas muy tempranas con experiencias de abuso o agresión así como de abandono por parte de sus padres. Según Erskine (1997), un acontecimiento traumático no es en sí mismo lo que crea las cicatrices sino que es ese mismo acontecimiento no curado a través de la relación.

Es decir, una experiencia de maltrato, es sólo la experiencia. Lo que verdaderamente hace daño es la ausencia de una relación sana después de una experiencia así. Estas vivencias, y la relaciones donde se han dado, han sido poco reparadoras e incluso muy “ retraumatizadoras” con experiencias de abandono o inconsistencia. De ahí la importancia de establecer una relación terapeútica constante y protectora que le aporte otro modelo interno de relación en el apego y sirva para sanar aspectos relacionales. Guion de Vida en Pacientes Antisociales Desde la óptica del análisis transaccional, el sistema de su personalidad viene principalmente marcado por el desarrollo a través de muchas de esas experiencias. Siguiendo el modelo de Gimeno Bayón(2013), la personalidad antisocial funciona desde un estado del adulto potente y deshumanizado, con una ausencia del padre crítico interno (ausencia de autocrítica) y con un estado del niño déspota y tiránico. Carece de un niño adaptado sumiso y tiene muy desarrollado el pequeño profesor que es el aspecto de su personalidad que le ha permitido vivir. El sistema emocional que van configurando responde principalmente a la prohibición de sentir. Desarrollando principalmente el impulsor “ se fuerte” a través del cual el niño va desarrollando esas creencias de que “ los sentimientos son peligrosos” o “ Tengo que preocuparme por mí mismo” “ Me tendré que defender a mí mismo de los otros que son hostiles” . Muchos de ellos se permiten vivir las emociones que les hacen sentir fuertes y que, a su vez, son parasitarias como el triunfo, la saña, la rabia, el odio, el sadismo, los celos o el sarcasmo.

Todos estos aspectos vienen enmarcados en el guión de vida. El guión de vida es el plan de vida inconsciente trazado en base a decisiones tempranas, que refuerza y mantiene su entorno más inmediato. Mis pacientes no son conscientes de que gran parte de su realidad, de algún modo, ha sido y es elegida por ellos. Ignoran, que la realidad con la que perciben el mundo no deja de ser unas gafas autoimpuestas con la que a través su posición vital, su marco de referencia y sus descuentos observan, sienten y actúan en su dia a dia. La mayoría de los guiones de las personas que están en prisión tiene un contenido trágico. Claude Steiner(1974) hace alusión a los guiones de contenido trágicos aludiendo que: Los guiones trágicos son explosivos y con frecuencia terminan mal; las personas que tie nen guiones trágicos deciden vivir dramáticamente, matar a alguien o estar tan deprimido que alguien tendrá que prestarles atención, o bien deciden que institucioens tales como hospitales, prisiones o centros psiquiatricos de día se ocupen de ellos ( pp142 ). Este contenido del guion viene marcado por las decisiones tempranas en la infancia. Estas experiencias tempranas de relación, en muchas ocasiones traumáticas, van marcando unas influencias que condicionarán las decisiones en su guión de vida.

La decisión del guion, es una decisión temprana que el niño toma con sus recursos limitados. Es una decisión personal, pero que el niño toma bajo una amenaza existencial. Los mandatos más comunes que encuentro en ellos son “ No sientas” “ No pienses “ No estes bien” o el más destructivo “ No existas”. Este último mandato está presente en aquellos que ha sido abusados tanto física o mentalmente o en aquellos en los que la existencia del niño genera dolor o discordia entre sus padres. Los que reciben este mandato pueden seguirlo incondicionalmente y llegar a una muerte prematura o suicidio o bien toman una decisión de manera alternativa pero con el mismo contenido. Suelen ser comportamientos autodestructivos, impulsivos o comportamientos de riesgo de muerte casi inminente como pueden ser una sobredosis de droga, volviéndose loco o comportamientos que le lleven a un final trágico como puede ser una larga condena en prisión.

Uno de mis pacientes Juan, relata como de pequeño tiene grabadas las palizas que su padre borracho le daba a el, a su hermana y a su madre. Su madre escapó dejandole a el y a su hermana a cargo de sus abuelos. Desde entonces solo tiene relación telefónica con su madre y no saben de la existencia de su padre. Actualmente Juan está en prisión por delitos de robo asociados a la fuerte drogodependencia que sufre. Relata vaios intentos de suicidio a través de sobredosis. Es uno de los ejemplos donde el mandato no existas ha guiado gran parte de las decisiones que tomó. Otro aspecto a destacar en el contenido del guion son las atribuciones. Mensajes que suelen ser verbales e indica lo que el niño tiene que hacer y no hacer y que provienen de figuras parentales. Por lo tanto, también limitan la libertad de elegir. Estos mensajes suelen ser directos o indirectos. Atribuciones como “ sé como tu padre” “ nunca lo conseguiras” contienen un poder significativo como mensajes de guion .

Algunos casos de las personas que acaban en prisión vienen a cumplir con sus familiares. Suelen ser auténticos clanes. Padre, hijo, tíos, sobrinos, se juntan en muchas ocasiones cumpliendo condena. Las atribuciones funcionan como etiquetas que se reparten entre los miembros de la familia “ Se como tu padre y acaba en prisión, “drógate como yo lo hago”. La mayoría de ellos, desde ese guion de vida, han ido forjando una identidad con mucho poder personal en ellos. Sus necesidades personales, estrategias de superviviencia, su entorno y las relaciones que establecen van reforzando y dando el poder necesario para motivar y dirigir las decisiones que toman en su vida. Esta identidad, no deja de ser una parte de ellos que motiva gran parte de sus comportamientos delincuenciales.

Estos son la punta del iceberg que sobresale y que viene motivada por muchas de las decisiones de guion que hemos descrito. Por una parte un niño libre negativo que evita sentirse responsable, que es hedonista y cortoplacista o un niño rebelde negativo, una adaptación a través de la cual recibe caricias por esa transgresión de las normas. Y por otra parte, el contenido de mandatos, atribuciones, modelado, contramandatos e impulsores así como un sistema parasitario que mantiene y refuerza todo su guión.

Los pacientes seleccionados en el taller están contactando progresivamente con el exterior y tienen la fecha de libertad próxima. Durante su estancia en prisión, han desarrollado trabajos, se han adaptados a las normas, han recuperado a muchos de sus familiares, han dejado de consumir drogas e incluso algunos se han sacado los estudios básicos. Tienen la sensación de haberse salido definitivamente del guion. Algo bastante común y que en muchas ocasiones reviven. Es el proceso de guion “Casi” o “Una y otra vez” cuando parece que van a lograr rehabilitarse o recuperarse aparece un “contratiempo” que frustra e impide alcanzar ese objetivo. Este proceso se repite en muchas ocasiones en el exterior. Dejan el consumo, dejan de delinquir, se adaptan a una vida socialmente aceptable con su trabajo, con una relación de pareja y en un contratiempo se deshace todo.

Ayudarles a descubrir eso autosabotajes y ver que confirman en ellos es un paso clave para ayudarles a salirse de su guion. El estrés de retornar a libertad, puede facilitar entrar en el guion si no son conscientes de ello y no tiene recursos para amortiguarlo. El ingreso en prisión es una buena ocasión para que se encienda el motor de cambio ya que permite y facilita cuestionar ese modo de vida. Permite tomar distancia y que la perspectiva sobre ellos mismos cambie. Siguiendo la terapia de guion, dentro del proceso terapéutico es necesario que el paciente tome consciencia de sus juegos, de cómo entra en el guion y del sufrimiento que provoca a sí mismo y a los demás.

En un primer lugar, a través de la psicoterapia individual, es necesario llegar a la concienciación de ese guion. Desarrollar esa conciencia es el paso clave para darse cuenta de los beneficios que se obtiene con esa identidad. Hemos observado que la población penitenciaria tiene características diferenciadoras de la población que acude a este tipo de terapia. El pensamiento suele ser más concreto y con menos capacidad de hacer asociaciones más abstractas. Existe, a su vez, poca educación emocional y esto genera que sean más limitados en sus posibilidades de autoconocimiento. Para no renunciar a este tipo de terapia, hemos intentado hacer un esfuerzo por adaptarlo. Hemos recurrido a apoyarnos en la lectura de un cuento que puede ejemplificar de forma didáctica lo que significa un guion de vida. A través de la lectura del cuento “ El Caballero de la Armadura Oxidada” hemos intentado facilitar el autoconocimiento del propio guion. Este cuento psicoeducativo que narra el camino de transformación de un Caballero, famoso por su gran armadura, pero de la cual le es imposible despojarse. Él se siente orgulloso por su armadura y por sus batallas inventadas pero se encuentra atrapado el ella y le lleva a perder el contacto con los demás. Su armadura impide tocar, observar a su mujer, a su hijo e incluso les hace daño físico con ella. Tras la amenaza de perder a su mujer y a su familia, y al no poder despojarse de ella, decide transitar el sendero por el cual buscará su verdad. Recorrerá tres castillos: el castillo del silencio, del conocimiento y de la voluntad. Durante ese Camino, irá despojándose de la armadura a través de conectar con su yo real y derramar lágrimas de auténtico sentimiento.

Este cuento tiene mucha simbología relacionada con el guion de vida y facilita mucho su comprensión. Además, me pareció muy adecuado porque la historia del sendero de la verdad y de su tránsito es un paralelismo con el Camino de Santiago que es muy aprovechable en las sesiones de terapia. Muchos de mis pacientes se resisten a salir del guion y renunciar a esa identidad porque le genera angustia y no sienten protección para hacerlo. Se sienten perdidos y sin rumbo. Debido a las carencias afectivas que tienen, muchos sienten una necesidad de pertenencia a esa “mascara” porque le proporciona aceptación y pertenencia a algo; a su entorno, a su familia y a su sitio en la calle. Es un guion que continuamente se refuerza porque se sienten seguros y aceptados.

Por ello, es importantísimo en terapia dotar de recursos que le ofrezcan alternativas a su guion. Potenciar su adulto para analizar la realidad objetiva, sin contaminaciones y darles permiso para ser ellos mismos y renunciar así, a muchas cargas que soportan desde hace mucho tiempo. Duelo Terapéutico. Se propone que esta parte sea la más vivencial del programa y en la que pretendemos que se la actividad a desarrollar durante la salida en el Camino. A través de autoconocimiento de su propio guion, se pretende hacer una despedida simbólica de aquella identidad o parte de ellos mismos que les trajo a prisión. Esta parte encerrará símbolos, mensajes, experiencias, adicciones, sentimientos, personas… todo aquello que simboliza esa “máscara” y que tiene tanto poder sobre ellos. Gran parte de esa identidad está muy enraizada en su guion personal y por tanto será necesario un abordaje terapéutico más intensivo El duelo se realiza apoyándonos en distintas técnicas o recursos. Es importante señalar que según Zurita y Chías (2014) “…cuando queremos realizar el duelo de relación entre una persona y una parte de nosotros mismos, es imprescindible proceder a una identificación lo más completa posible de esa parte, buscaremos símbolos que lo representen “(p119).

Por ello, para el duelo que nos ocupa y teniendo en cuenta las limitaciones nos apoyaremos en una de sus fotos de entrada a prisión. Es la primera foto que se toma nada más ingresar. Será un símbolo muy significativo para identificar esa parte de la cual nos queremos despedir. Para iniciarnos en este trabajo de identificar muy bien esa parte les pedimos a los pacientes que realicen una autobiografía de esa parte de ellos. Les preguntamos que elaboren bien esas vivencias, recuerdos, forma de ser y de comportarse, personas, sentimientos todo aquello que relacionen con esa parte y que haya tenido especial significado para ellos. Un paciente identificó muy bien partes de su guion a través del cuento y de su autobiografía. Identificaba como esa parte no toleraba la soledad ni el aburrimiento y necesitaba beber mucho alcohol para olvidar el dolor de sentirse solo y vacío. No toleraba no tener a nadie con quien estar cada minuto de su vida. El alcohol le protegía de esa soledad. “Cuando yo bebía me sentía bien conmigo mismo, me sentía acompañado. Era como mi armadura. Me protegía, me hacía sentir seguro, me pasaba igual que el caballero, no veía a la gente de mi alrededor. Robaba dinero a mi madre y a mis hermanos sin darme cuenta del daño que eso les hacía. Perdieron la confianza en mí. Ellos se alejaban de mí porque no podían verme colocado todo el día y porque descubrieron que les robaba. Creía que tenía el derecho de hacer eso y ellos tenían la obligación de dejármelo hacer. Todavía no me explico como pude llegar a hacer eso… Mi padre hacía lo mismo que he hecho yo”.
Según el modelo de Zurita y Chías(2014) el duelo se divide en varias etapas y fases:

Etapa cognitiva: Comenzamos a elaborar la pérdida de manera cognitiva a través de las etapas como la negación y la racionalización. Esta etapa se realizó a través del cuaderno del duelo, para identificar y focalizar bien esa parte de la cúal se despedían. Se adaptó para clarificar bien a qué parte nos dirigíamos. En este caso identificar qué representaba esa parte en ellos ha sido muy significativo. Otro paciente identificó a su parte delincuente y la identificó con el nombre de “golfo”. Actualmente lleva ese tatuaje en la espalda. El golfo tenía mucho orgullo de ser quién era. Era el más rápido robando en tiendas y la gente con la que delinquía se lo reconocía. Pero golfo no paraba de drogarse y alcoholizarse. No sabía que eso le traería la ruina. A día de hoy acepta que ese reconocimiento no era más que una excusa para seguir haciendo lo que hacía. Incluso reconoce que ninguno de esos colegas ha estado junto a él en estos 7 años que lleva preso. El verbalizaba que se sentía orgulloso de pertenecer a esa gente porque tapaba la tristeza de no tener a nadie de mi familia que me quisiera”.

Etapa emocional: Representa la conexión con las emociones de la pérdida: la Rabia, el miedo, la tristeza y la aceptación emocional. El camino nos aporta muchos recursos para realizar diferentes técnicas de expresión emocional que en prisión es prácticamente imposible de hacer. Entre las técnicas emocionales disponibles elegimos entre:

1. Expresión de la rabia.

a)El ejercicio físico que supone andar es una expresión light de la rabia

b) Pintar la suela de las zapatillas antes de la etapa de cada día con el objeto de la rabia c) Gritar es espacios abiertos con la protección necesaria

2. Expresión de la tristeza.

Es una emoción poco permitida a este nivel pero suele enmascararse con la rabia o incluso con agresividad. Es uno de los circuitos típicos y muy enraizados en el guion de vida. La tristeza vivida como una emoción de la pérdida se experimenta a través de la rabia. Por eso, una vez expresada esa rabia suele aparecer una tristeza auténtica. Es importante validarles esa emoción y acompañarles con permiso y protección a expresarla.

3. Expresión del miedo.

Principalmente el miedo al cambio y la angustia de renunciar a esa parte de ellos mismos que les protege. Para la expresión de esta emoción me ha parecido apropiado realizar un Trabajo simbólico. El objetico de esta dinámica es que el paciente contacte con su necesidad real de abandonar esa parte de él mismo y darles el poder para afrontar ese miedo al cambio. Se trata de un trabajo simbólico con corazas. Se lleva a cabo de la siguiente manera: Identificamos la armadura o la coraza con una mochila pequeña que la situaremos delante del cuerpo. La Llenamos con piedras envueltas con los mensajes, los símbolos o experiencias que puede representar esa armadura. Se propone realizar una etapa con esta “armadura” para tomar conciencia simbólicamente del peso real de muchas de nuestras decisiones. Se le acompaña durante la etapa de ese día hasta que el paciente decida soltar esa mochila. Puede ser gradual decidiendo voluntariamente vaciarla o de forma completa. En este caso, se hace hincapié en no vaciar la mochila si no está presente el terapeuta para reconfortar y reforzar esa decisión.

El ejercicio de poder viene de la propia voluntad de vaciar ese peso que estorba. Su propia voluntad de tirar aquella piedra todo lo lejos que uno quiere, conectando ese acto de liberación de la energía con el poder personal de la decisión de abandonarlo.

4. Aceptación emocional.

Una vez que se va finalizando esa fase de descarga emocional, acompañamos al paciente a que despida de esa parte. A través de una carta donde pueda expresar todo lo que ha significado para él y la necesidad de despedirse cerrando una etapa de su vida.

5. Etapa de cierre.

Es la etapa del perdón, de la gratitud y de los nuevos apegos. En esta etapa pedimos que identifiquen el perdón como una expresión sana de la renuncia a esa parte para poder agradecer todo aquello positivo que nos aportó. Posteriormente, diseñamos una experiencia grupal donde a través de una hoguera quemamos la foto de la entrada en prisión y la carta. Se trata de decir adiós de forma simbólica a esa parte de ellos mismos con todas las cuentas pendientes saldadas. A pesar de que esta dinámica es una experiencia positiva y de cierre, la psicoterapia debe extenderse en el tiempo para facilitar la redecisión y apoyar el establecimiento de una nueva identidad. Esta parte se abordará de manera individual tras la finalización de la salida al Camino de Santiago y su posterior regreso a prisión. Para llevar a cabo esta parte, es clave que el paciente disfrute de permisos de salida para potenciar las estrategias y validar las redecisiones trabajas en terapia.

RESULTADOS

En primer lugar he encontrado muy positivo humanizar el vínculo con mis pacientes. En ocasiones, en un ambiente institucional como este es complicado mostrarse auténtico y abierto. Enfocar las relaciones desde ese punto ha sido positivamente recibido por mis pacientes y por la experiencia.

No obstante, aspectos como la confianza y la honestidad en ocasiones no circulan en doble sentido. Creo que esto en este entorno es complicado de trabajar y dificulta la psicoterapia a un nivel emocional profundo. Desarrollar una actividad con estas características es increíblemente positivo. La experiencia descrita tanto por funcionarios como por los pacientes es altamente positiva. Describen una experiencia singular, especial y que les lleva a crear vínculos muy positivos( en prisión es complicadísimo).

A su vez, el aspecto de la autonomía personal, de tratarles como peregrinos, y mostrarles un ensayo de libertad favorece que muchas de las resistencias que tienen intramuros desaparezcan. No obstante no deja de ser una “ libertad vigilada” y esto conlleva que la sensación de libertad y de autonomía no sea tan auténtica. Dotar de trascendencia, de espiritualidad, de reflexión e introspección ha sido muy satisfactorio. Romper esas barreras subculturales que dificultan hablar de sentimientos, de espiritualidad, de sensaciones creo que es un éxito de por sí. Las técnicas básicas de conciencia plena han resultado ser de fácil aplicación y han ayudado mucho a potenciar su reflexión personal. Se han mostrado receptivos, incluso más perceptivos de lo habitual y eso lo considero, dadas las características de vida que tiene habitualmente, un gran avance.

Por otra parte, enganchar con muchos de ellos en actividades que implican cierta actividad mental, rutinas, hábitos hace que algunos esquiven hacerlo. Basta con ofrecerles unos “deberes” para que su niño rebelde se los salte. Los trabajos sobre el guion de vida han sido positivos pero me he encontrado con ciertas limitaciones. Por una parte, creo que durante las sesiones de psicoterapia individual se llegan a cierta autoconciencia pero nos encontramos con cierta limitación. Analizar ciertos aspectos de su vida a través de conceptos del análisis transaccional en ocasiones se les hace complicado. A través del cuento se ha llegado a cierta conciencia de sus decisiones, atribuciones, experiencias traumáticas, relacionando muy bien el motivo de muchas de sus conductas. Además parte de esa identidad sobre la que se despiden lo hacen sobre una identidad de consumidor ya que la parte delincuencial viene asociada de forma funcional al consumo. Roban para consumir. Pero he encontrado grandes beneficios en esta herramienta ya que les permite darles un significado a porqué son así y para qué son así. Esto y ponerles la responsabilidad de cambiar aquellas decisiones infantiles que arrastran es un avance que desde el enfoque cognitivo-conductual no llegan a conocer.

Respecto al duelo terapéutico ha sido una de las mejores herramientas que he podido utilizar en este medio. La prisión no deja de ser un proceso de duelo y dotar de esa simbología a los procesos de pérdida, de aceptación, de renuncia o de perdón ha sido un recurso clave. El proceso de duelo que realizamos en Santiago fue precioso. Ellos identificaron muy bien esa parte. La elección de la foto y realizar el cuaderno de duelo les aportó una visión muy significativa para ellos. Identificaron muchos símbolos, pusieron nombres de la calle con los que se identificaban: el golfo, el gemelillo, el chino todos esos nombres tenían mucho que decir y que curiosamente muy pocos de ellos lo utilizan en prisión. Hay mucha historia de su guion personal escondido tras esos nombres. Despedirnos de esa parte fue un ritual magnífico. Por limitaciones técnicas, muchas de las técnicas de expresión emocional no se pudieron llevar a cabo del todo, pero será un aspecto a mejorar para el siguiente. El ritual de despedida fue un momento transcendental donde todos quemaron esa foto justo antes de entrar en Santiago. Ellos se reconfortaron, se abrazaron y nos abrazamos sellando ese cambio personal. Fue una sensación indescriptible.

CONCLUSIÓN

El tratamiento penitenciario ha ido evolucionando en estos últimos años de forma positiva. No obstante, por muchos condicionantes políticos, económicos y sociales nos encontramos en un periodo de estancamiento. Los modelos de tratamiento están limitados por su rigidez, por su escasa implicación y por estar asentados sobre una profunda restricción de la libertad tanto física como personal. Dotar el tratamiento penitenciario con un enfoque humanista integrativo, tratando a pacientes en lugar de internos, puede y debe ser un avance por la reinserción social.

Nuestros pacientes arrastran unas heridas muy profundas marcados por muchos traumas y una problemática muy marcada a nivel relacional. Humanizar el tratamiento penitenciario significa dar el valor a la libertad, al conocimiento, a la responsabilidad y al potencial humano. Este aspecto en la psicoterapia es una ventana abierta a través de la cual podemos lograr cambios emocionales a otro nivel y conseguir curar a nuestros pacientes. Esta propuesta propone cambiar un entorno hostil por un entorno espiritual y libre. Propone cerrar heridas, resolver conflictos y decir adiós. Trabajar con personas desde el amor, desde la aceptación y desde la confianza. Propone hacer frente a los prejuicios y al nihilismo social con dignidad, potencial humano, movilización y esperanza En la definición del prefijo RE- constan dos definiciones. Por una parte se utiliza para la formación de verbos que indiquen el significado de “volver a” pero a su vez, también lo utilizamos para reforzar o añadir valor o énfasis a unas cualidades que contiene la palabra de por sí. Propongo unir cualitativamente ambos significados en RE-ACTIVACIÓN, RE-EDUCACIÓN, RE-DECISIÓN y porque no RE-INSERCIÓN

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